Columna Sólo
para Iniciados/Juan Bustillos
Impacto Diario, 7 de septioembre de 2015
Un
topo en Los Pinos
No
imagino al Presidente Peña Nieto enviando notas a periodistas, o haciendo
llamadas telefónicas, para confiarles sus movimientos, conversaciones o
adelantarles lo que piensa hacer\
Si
es norma impuesta por el Estado Mayor que nadie puede ingresar al despacho
presidencial o a la sala en la que se reúne, en privado, Enrique Peña Nieto con
su gabinete, para evitar que los invitados se distraigan con llamadas o en el
chat, o que tomen fotografías para subirlas al tuit o graben las palabras del
anfitrión, el general Roberto Miranda, ahora, deberá idear nuevas formas para
evitar la filtración de lo que piensa o sueñe su jefe.
No
imagino al Presidente Peña Nieto enviando notas a periodistas, o haciendo
llamadas telefónicas, para confiarles sus movimientos, conversaciones o
adelantarles lo que piensa hacer; de hecho, no es sabido que reciba reporteros
o marque sus teléfonos, aunque siempre es posible que alguien goce de
privilegios o haya logrado burlar el cerco de lo que fue la Triada, ese grupo
monolítico convertido ahora en duopolio que lo asfixió hasta el exilio de
Aurelio Nuño en la oficina que fue de Emilio Chuayffet.
Es
cierto, no concibo al Presidente manejando columnas políticas desde la soledad
de su despacho; no lo hacía cuando David López aún no era expulsado, por la
Triada, a la Cámara de Diputados para encontrarse con la novedad de que su
otrora hermano, su paisano Heriberto Galindo, no le concede derecho a
disputarle la candidatura a gobernador de Sinaloa.
Pero
resulta que, si no todas, cosas o palabras importantes que ocurren entre las 4
paredes de la oficina presidencial llegan, sistemáticamente, a las columnas
políticas.
Inauguramos
el año con la revelación de Ciro Gómez Leyva sobre la navideña oferta de Miguel
Osorio Chong al Presidente de disponer, si lo consideraba pertinente, de su
puesto de Secretario de Gobernación. El mandatario preguntó a su amigo el ex
gobernador de Hidalgo de cuál había fumado, le dio un abrazo, deseo Feliz
Navidad y ordenó descansar unos días sin descuidar la casa.
Ciro,
que había salido de Milenio, inauguró su estancia en El Universal con esa información
privilegiada, regalo del Presidente o de un obsequioso.
El
asunto ya se olvidó, pero la conclusión fue que la filtración no tuvo su origen
en el mandatario, sino en el secretario de Gobernación, que lo hizo a través
propio o de su oficial mayor, José Montes Márquez, o el director del Cisen,
Eugenio Imaz.
Pero
más allá de la generosidad con el periodista amigo, la percepción fue que
Osorio Chong exhibió a sus compañeros de gabinete, pues, que se sepa, ningún
otro hizo lo que él, aunque, a decir verdad, por ahí se publicó que enterado
del desplante de su colega, el de Hacienda, Luis Videgaray, se apresuró a no
quedarse atrás.
El
asunto no tendría mayor relevancia si, en los últimos días, las filtraciones de
Los Pinos no se hubiesen multiplicado.
Que
al explicar el cambio de Sedesol a Sedatu, el Presidente habría dicho a Rosario
Robles que se verán en el 2018. No se explica si la cita es para despedirse por
la culminación del sexenio o para entregarle la banda presidencial; desde
luego, no es referencia a la posibilidad de que vaya al Gobierno del DF porque
la ley le impide repetir en el puesto.
Hay
más: Cuenta Roberto Rock que en los movimientos de su gabinete, Peña Nieto
rompió su proclividad a no confiar ni siquiera sus planes y que compartió lo
que pensaba hacer “con una sola y parcial excepción… informó a Luis Videgaray
las nuevas tareas que tendrían los 2 personajes más cercanos al secretario de
Hacienda, José Antonio Meade y Aurelio Nuño”.
Más
aún, pese a que Videgaray fue “conminado a guardar el tema en extrema
secrecía”, es posible que se hubiese ido de la boca en una gira, en Matamoros,
en la que participaron Meade y Gerardo Ruiz Esparza.
Con
ganas de especular ¿por qué Videgaray se iría de la lengua con Meade? ¿Para
mostrarle su importancia como confidente del Presidente (algo que, por cierto,
todos hemos comprado) o venderle el favor para que el nuevo secretario de Desarrollo
Social lo deba a él y no a Peña Nieto?
Más
aún, la lista íntegra de los cambios circuló en tuit mucho antes de que el
Presidente los anunciara.
El
año anterior, en una reunión de gabinete, Peña Nieto llamó la atención al
entonces secretario de Agricultura, Enrique Martínez y Martínez; al día
siguiente, el asunto ya era tema de columna.
Raymundo
Riva Palacio escribió el 24 de noviembre que en una reunión de gabinete del 21,
el Presidente excluyó a Osorio Chong y Videgaray de responsabilidad de lo que
ocurría en el país; en cambio, preguntó que para qué necesitaba un secretario
de Agricultura si él tenía que hacer su trabajo.
Los
casos citados han ocurrido en recintos bajo control de quienes cuidan al
Presidente, sin embargo, la información fluye como coladera. ¿Quién la filtra?
¿Peña Nieto o los interesados en hacerse grandes o minar a sus colegas?
El
general Miranda debe identificar al topo en Los Pinos.
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