Una
Iglesia cubana emancipada espera al Papa con esperanza
La
Habana, preparativos para la visita del Papa(©Reuters)
Ortega
aprecia la disminución de las sanciones estadounidenses. Y Frei Betto, que
entrevistó a Fidel Castro en 1977, habla de un Pontífice revolucionario
Nota de IACOPO
SCARAMUZZI
Algunas
lluvias sorpresivas no detienen a los obreros que preparan todo para la misa
del próximo domingo en la Plaza de la Revolución. La Habana se prepara para la
llegada de Papa Francisco. Y la enorme área dedicada a José Martí (1853-1895),
periodista y poeta que fue de los primeros en dar vida por la independencia de
la isla frente a la corona española, está inundada por una alegre música
litúrgica, que se escucha desde los altavoces, mientras no se detienen los
trabajos para acabar el simple palco sobre el que estará el primer Pontífice
latinoamericano de la historia.
En la plaza se aprecia también, en fierro, el
rostro de otro argentino, que también hablaba de «ternura», como Jorge Mario
Bergoglio. Se trata de la imagen de Ernesto «Che» Guevara (con la frase «Hasta
la victoria siempre»), y, a pocos metros de distancia, también está la imagen
de Camilo Cienfuegos, otro de los protagonistas de la revolución comunista, que
se encuentra frente al memorial de José Martí. Las banderas cubanas bailan al
lado de las banderas blanco amarillo del
Estado de la Ciudad del Vaticano. En uno de los edificios que la rodean hay una
imagen gigantesca de Jesucristo con los brazos abiertos: «Vengan a mí». Frente
a ella, una foto en la que están Francisco y la madre Teresa de Calcuta, con la
frase «Misionero de la misericordia», que es el lema de la visita papal. No hay
huella de esa época de relaciones conflictivas entre la iglesia de Cuba y el
régimen castrista.
Para
el gobierno cubano es muy importante esta visita del Papa (tras los viajes de
Juan Pablo II, en 1998, y de Benedicto XVI, de 2013), que jugó un papel clave
en el «deshielo» entre la isla caribeña y Estados Unidos. La televisión pública
habla desde hace varios días sobre el evento; el periódico oficial, el «Granma»
(titulado en recuerdo de la nave en la que viajaron Fidel Castro y sus
compañeros desde México hasta Cuba para comenzar la revolución) abre su edición
con la foto del Papa. El periódico incluye la biografía del Pontífice argentino
y, más abajo, con menor espacio, la noticia de que Barak Obama recibió al nuevo
embajador cubano para la presentación de sus cartas credenciales. El «Papa de
los pobres», escribe «Granma» en la edición dedicada a la visita; el Papa que
habla del «pueblo de Dios» será recibido con «hospitalidad, afecto y respeto»
por el pueblo cubano, cuya revolución, acota el diario, coincide (en voluntad
general gestión real) «con la reivindicación de los más humildes, sin
eufemismos ni excepciones».
Son
muchas las expectativas, además de los temores, que hay en la Iglesia cubana
por el cambio en las relaciones con los Estados Unidos. El mismo Ortega, figura
clave en el «deshielo», además de uno de los electores del Cónclave que eligió
a Bergoglio en 2013 (fue él quien publicó en el sitio de la diócesis los
apuntes del arzobispo de Buenos Aires durante las Congregaciones generales
antes de la elección), escribió un artículo publicado por «L’Osservatore
Romano»: «La emigración de los más jóvenes y la baja natalidad hacen que la
población de Cuba esté disminuyendo y envejeciendo rápidamente, y esto nos
preocupa; pero tenemos también otras preocupaciones por el momento», escribió.
«Frente al nuevo camino que parece abrirse ahora al pueblo cubano, con sus
riesgos y sus beneficios, nuestra gente, la mayor parte creyente, debe dirigir
su mirada a Dios y poner el propio futuro en las manos de Jesús misericordioso.
El Papa la invitará a hacer esto. En esto consiste la esperanza. Francisco
vendrá a sembrar esperanza entre nosotros, la cual no es más que confiar en la
acción de Dios misericordioso, que nos ayudará en un próximo futuro a superar
los riesgos y a descubrir, incluso con Su ayuda, que los beneficios podrán ser
mayores que los riesgos del nuevo camino que parece abrirse ante nosotros, si
somos capaces de dar espacio a Dios en nuestra vida».
El
arzobispo de Santiago de Cuba y Presidente de la Conferencia Episcopal, mons.
Dionisio García Ibáñez, expresó, por su parte la esperanza de que «esta visita
se inserte en la vida cotidiana, alimente y apoye nuestro camino, nos ayude a
continuar nuestra obra evangelizadora y misionera. Es por ello que el papa
celebrará una misa en el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre. Es la
‘casa’ de todos los cubanos, y será la primera vez que un Papa celebre allí.
Participarán en la misa, y este es un aspecto significativo, representantes de
las pequeñas comunidades que, sin contar con una Iglesia, nacieron de la
evangelización y de la misión: son expresión de una nueva manera de ser Iglesia
en la Cuba de hoy. La fe se celebra, efectivamente, en las casas y la comunidad
crece alrededor de estas piedras vivas, que son sus miembros, los bautizados».
Los jesuitas de la Iglesia de Reina, por su parte, se preparan a una «posible»
visita del Papa, aunque todavía no haya sido anunciada oficialmente.
En
la Sala de Prensa de La Habana, de la que se ocupa el gobierno cubano, el
dominico brasileño Frei Betto, que entrevistó a Fidel Castro en un famoso libro
(«Fidel y la religión», de 1977), habla con alegría de la visita de un Papa que
está haciendo «una verdadera revolución en la Iglesia católica», encarnando la
«opción por los pobres y la defensa de los derechos humanos», y capaz de
denunciar la degradación «socio-ambiental», con la encíclica «Laudato si’». En
la famosa entrevista, recordó Frei Betto, preguntó si la relación entre la
revolución y el cristianismo era conflictiva, de indiferencia o de
colaboración. El líder máximo respondió que tenía que haber colaboración.
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