Columna La historia en breve por Ciro Gómez Leyva/Mouriño bailó al compás de López Obrador;
Publicado en Milenio Diario, 29/02/2008;
Hay reglas no escritas en la política contemporánea. Una, procura no salir a defenderte de una acusación. Otra, perogrullesca: si sales a defenderte, defiéndete. Y otra: si no tienes nada qué decir, no hables.
Juan Camilo Mouriño pareció romper ayer una, la otra y la otra. Andrés Manuel López Obrador entregó a los legisladores del PRD un dossier con supuestas pruebas de cómo en 2002 y 2003, siendo ya funcionario público, el hoy secretario de Gobernación hizo buenos negocios con las empresas familiares.
El Universal difundió los documentos y Mouriño los rebatió de inmediato. Es decir, esa circunstancia hizo que rompiera la primera regla: salió a defenderse.
Pero, además, no se defendió. Ante una acusación concreta, Mouriño hizo un autoelogio de su carrera política, exaltó el tesón de su padre, detalló que las empresas familiares llevan dos décadas de darle servicio a Pemex y que a él la administración pública más bien le representa dolores de cabeza. Pero no respondió la pregunta esencial: ¿siendo presidente de la Comisión de Energía en la Cámara de Diputados y, luego, asesor de la Secretaría de Energía, firmó como apoderado de los negocios de la familia Mouriño contratos de transporte de gasolina, aceites, lubricantes?
Creo que no tenía nada que decir y habló. ¿Se presionó, se enojó, le pidieron que lo hiciera? Este no es un caso para la Secretaría de la Función Pública. Es un asunto para saber si el hombre al que, todo así parece indicarlo, el presidente Calderón le asignó la batalla política de la reforma de Pemex tiene las manos limpias.
Mouriño, por lo pronto, hizo lo que López Obrador quería: se metió en un debate sobre corrupción en el rubro de la energía.
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