Al término de la comida que le ofrecieron The
Economic Club of New York con actores financieros
SR.
WILLIAN C. DUDLEY (Interpretación al Español):
Hay
unas preguntas. Bill Rhodes está aquí con ustedes, antes a cargo de este Club
Económico y antiguo asesor de Citi Group; y Terrence Checki está aquí, con
nosotros, también, Vicepresidente Ejecutivo del Banco de la Reserva Federal de
Nueva York, como sabe, Bill y Terrence, ambos, tienen una vasta experiencia con
México.
Primero
usted, señor Secretario. Terry.
-SR.
TERRENCE J. CHECKI (Interpretación al Español): Señor Presidente, estamos
hablando de temas un poco difíciles, y quisiera yo formular la pregunta de
inmigración y movilización alrededor de la frontera.
Sabemos
que hay una parálisis en Washington alrededor de este tema y que su gestión ha
estado trabajando con estados individuales.
Tendría
la gentileza de decirnos algo sobre sus esfuerzos con Arizona, California,
Texas.
Y
también hay una segunda parte de esta pregunta. Todos estamos familiarizados
con el flujo de migrantes de Centroamérica hacia Estados Unidos, también esto
debe de poner gran tensión en México.
También
me gustaría escuchar algunas palabras al respecto.
La respuesta de EPN: Con respecto a la primera pregunta, México ha expresado de
manera reiterada y así lo ha hecho mi Gobierno, la gran simpatía que tiene por
la iniciativa tomada en Estados Unidos para emprender una reforma migratoria.
Con
absoluto respeto a la soberanía de este país, México se mostró y sigue teniendo
una gran simpatía por este proyecto, que parte de un reconocimiento y justicia
a quienes, siendo parte ya de esa comunidad norteamericana, contribuyen al
crecimiento y al desarrollo de esta nación.
Y
por eso respaldamos ampliamente este proyecto desde nuestro espacio,
entendiendo que es un tema de la política interior de los Estados Unidos, pero
que para ella tenemos una gran simpatía y deseamos que los escollos que se han
presentado en la ruta para aprobar una reforma migratoria, se salven; y cuanto
más pronto y posible se alcance y materialice esta reforma, que, insisto, me
parece en un sentido de la más mínima justicia que debiera haber para quienes
ya siendo parte de esta comunidad, están en una condición irregular en cuanto a
su estancia en los Estados Unidos.
Con
respecto a los migrantes, y especialmente niños no acompañados que han venido
cruzando por el territorio nacional, hemos establecido una mayor coordinación
con los gobiernos de los países de Centroamérica, particularmente de Guatemala,
Honduras y El Salvador, para establecer mecanismos de mayor control en la
frontera Sur de nuestro país, que nos permitan darle una mayor atención y
certeza para quienes cruzan la frontera por distintas razones.
Y
que tengamos, insisto, un mayor control. Establecimos una política para definir
distintos puestos de control dentro de la frontera Sur hasta el Istmo de
Tehuantepec, donde están los últimos espacios de control.
Y
no por ello dejamos de reconocer que no obstante todos estos puestos de
control, estos mecanismos de orden que en coordinación con los gobiernos
centroamericanos hemos establecido, llegan a la frontera Norte de México y a la
frontera Sur de los Estados Unidos, un grupo de migrantes y especialmente
menores, que logran alcanzar y que bajo distintas razones o por distintos
motivos o por desinformación, apelan a tener legal estancia en este país.
México,
lo que ha hecho para con los niños no acompañados, es una política de mayor
atención. Nuestro Instituto Nacional de Migración tiene especialistas y
profesionistas dedicados para dar la atención específica a los niños migrantes
no acompañados.
Se
ha establecido todo un sistema de albergues que están a cargo de los sistemas
DIF. El DIF es una entidad pública de nuestro país de orden Federal y de orden
estatal, que junto con ellos estamos construyendo albergues para darle la
atención específica a los menores no acompañados y de establecer mecanismos
para llevarlos hasta sus lugares de origen. Pero en tanto eso ocurre,
prestarles toda la ayuda alimenticia, médica y de apoyo para quienes están en
este tránsito.
Me
parece que, y ésta es la posición que tiene México sobre ese tema, que no puede
culparse a los menores en estos intentos por llegar a un mejor escenario y una
mejor condición. No podemos atribuir a niñas o a niños el que esto lo hagan por
gusto o simplemente en una acción dolosa o de manera premeditada.
Es,
a veces, empujados por la desinformación, por el abuso que algunas
organizaciones criminales tienen, desinforman y llevan o alientan el que
menores puedan cruzar, con la promesa de que tendrán un mejor escenario y un
mejor entorno donde vivir.
Por
eso, me parece que la actitud del Gobierno debe ser de responsabilidad frente a
este fenómeno, de atención y no de criminalización y menos para quienes son
menores.
Hay
que darles todo el apoyo, toda la atención, la ayuda legal que merecen, que
necesitan, porque al final de cuentas, son niñas y niños que se encuentran
frente a la orfandad.
A
veces sólo miramos este fenómeno en la óptica de un Gobierno que ve el fenómeno
y hay que tener un mínimo de empatía, de verlos o de querer entender el
fenómeno en la visión que puede tener una niña o un niño, que está alentada por
encontrar un escenario o un entorno donde poder crecer y desarrollarse, y de
reconocer las penurias y los pasos difíciles que tiene que seguir para alcanzar
su objetivo de llegar a donde se le ha prometido un mejor futuro.
Yo
creo que esa es la responsabilidad que los gobiernos debemos asumir y México
está haciendo su propia tarea en este propósito.
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