Riqueza
y desigualdad/ Walter Laqueur, consejero del Centro de Estudios Internacionales y Estratégicos de Washington.
Traducción: José María Puig de la Bellacasa.
La
Vanguardia |4 de noviembre de 2014
Las
listas de los más ricos del mundo se publican cada año en Estados Unidos. Los
expertos discuten si las de Bloomberg o Forbes son las más fiables. Las listas
nos dicen cuántas mujeres multimillonarias hay, quiénes son los más jóvenes y
los de mayor edad, además de todo tipo de informaciones interesantes. En
términos generales, tampoco ofrecen informaciones demasiado sensacionales pues
la presentación apenas ha variado en los últimos diez años. Encabeza las listas
el mexicano de origen libanés Carlos Slim Helu, cuyos ingresos disponibles se
elevan a 73.000 millones de dólares. Le siguen estadounidenses, Bill Gates y
Warren Buffet. Buffet obtuvo notable publicidad el año pasado pues sugirió que
los superricos deberían pagar más impuestos, lo que no le hizo precisamente muy
popular entre sus colegas multimillonarios. Gates, que hizo su fortuna en
Microsoft, adquirió fama como filántropo. El cambio más llamativo en la lista
ha sido el hecho de que Amancio Ortega ascendiera al número tres, desplazando a
Buffet.
Los medios de comunicación le han calificado de figura misteriosa
porque no concede entrevistas y hasta hace poco incluso ha sido difícil
fotografiarle. La procedencia de los más ricos presenta cierto interés. Estados
Unidos encabezaba la lista, en continuo crecimiento, con 442 multimillonarios,
seguido de países excomunistas: China, con 122 y Rusia, con 110. Si se añade
Hong Kong a China (165), el segundo lugar de este país parece garantizado,
incluso de manera aún más segura. Siguen Alemania (58), India (56) y, de forma
apenas sorprendente, Turquía (43).
El otro hecho señalado que se desprende del
examen de la lista es que los multimillonarios, con escasas excepciones, se han
mostrado muy renuentes a dedicarse a la política. Ahora bien, tal circunstancia
no es válida únicamente para los casos de Rusia y China, que parece que les
asusta por el triste destino de algunos colegas suyos a los que tontamente les
pasó por la cabeza abrigar convicciones o ambiciones y, por consiguiente, se
encontraron exiliados en Londres (si tuvieron suerte) o en el gulag. La falta
de influencia política parece también aplicarse a multimillonarios en
Occidente. Los hermanos estadounidenses Koch figuran en el puesto sexto de la
lista; creen firmemente en la política de derechas y han prestado considerable
apoyo financiero a los republicanos… sin efecto perceptible. Este año, las
listas fueron de especial interés porque han confirmado que la tendencia hacia
la desigualdad de los ingresos, que los economistas han estado señalando
durante las dos últimas décadas, continúa como antes. Hay varias formas de
medir la desigualdad (como el coeficiente de Gini y el índice de Palma), pero
todas ellas muestran que desde principios de los años setenta se ha dado una
tendencia mundial hacia la desigualdad, en menor medida en algunos países del
norte y este de Europa y en mayor medida en otros países. Sin embargo, podría
detectarse también en países relativamente igualitarios.
En
Europa, Francia, Bélgica y Hungría eran las excepciones, pero padecían otros
problemas económicos de gravedad. Las razones de la creciente desigualdad
pueden a veces observarse con claridad, pero en otras ocasiones esto no es así
en absoluto. Nos dicen que habrá consecuencias negativas de la desigualdad,
pero esto es precisamente lo que los expertos han pronosticado. Las víctimas de
la tendencia a la desigualdad han sido, sobre todo, las personas pertenecientes
a la clase media.
Entre
los países desarrollados, Estados Unidos figuraría en los últimos puestos de
una lista a tal efecto, aunque no ha sido siempre así. Pero, durante los
últimos veinte años, la tendencia ha sido cada vez más pronunciada, en parte
como consecuencia de la reducción del impuesto sobre la renta bajo el mandato
de George W. Bush. La desigualdad es acusada en Rusia: 110 multimillonarios
tienen alrededor del 35% de la riqueza de Rusia. En el medio rural en China,
150 millones de personas o más viven con menos de un dólar al día, mientras que
aumenta rápidamente el número de multimillonarios en Shanghai. Durante las
últimas semanas se han publicado varios libros sobre este proceso, incluidos
los de varios ganadores del premio Nobel (como Joseph Stiglitz y Robert Shiller
que recibieron el galardón en el 2013 y calificaron el problema de la
desigualdad tal vez como el más grave de nuestra época). Se publicarán más
estudios serios, sin duda. Los economistas, por supuesto, están preocupados por
las consecuencias económicas negativas ya que retrasa la recuperación de la
crisis global del 2008-2010. Sin embargo, hay que hablar también de
consecuencias políticas. La crisis económica de 1929 llevó a Hitler al poder.
Ahora no hay un Hitler en el horizonte, pero se observa todo tipo de gente que
proclama quimeras populistas en el plano político, lo que puede apartarnos de
la democracia. No hay soluciones fáciles. Vivimos en una era peligrosa y hay
que estar vigilante.
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