17 may 2015

Propone no dejar solos al juez Silva y a Carmen, carta en Proceso

Revista Proceso No. 2011, a 16 de mayo de 2015
Propone no dejar solos al juez Silva García y a Carmen Aristegui
LA REDACCIÓN
PALABRA DE LECTOR
Señor director:
La plausible determinación del juez Fernando Silva García de conceder la suspensión definitiva en el juicio de amparo 672/2015, promovido por Carmen Aristegui, dignifica en su debida proporción el cuestionable prestigio y credibilidad que para gran parte de la sociedad tiene el Poder Judicial.
En tanto que la voluntad de Carmen Aristegui de hacer valer sus derechos confirma lo dicho por el expresidente de Uruguay José Mujica: “La única lucha que se pierde es la que se abandona”.
Por lo que toca al juicio referido, aún no ha terminado en el aspecto principal. Sin embargo, hasta este punto del proceso se puede decir que el juez Octavo de Distrito en Materia Administrativa en el DF, Fernando Silva García, ha cumplido cabalmente con el muchas veces argumentado ideal del general José María Morelos y Pavón: “Que todo aquel que se queje con justicia tenga un tribunal que lo escuche, lo ampare y lo defienda contra el fuerte y el arbitrario”.         

Muy probablemente el juez Silva García se ha visto sujeto a las presiones de los más importantes y conservadores poderes reales y fácticos de este país. Sin embargo, se aprecia su conocimiento, valor, justicia y sensibilidad. Por lo tanto, la sociedad que aspira a tener un México democrático debe felicitar, difundir y apoyar lo dictado por él.
Más aún cuando la nueva legislación prevé la procedencia del juicio de amparo frente a particulares cuando éstos actúan en funciones de derecho público (o sea, aunque esos particulares no sean autoridades formales), situación que antes de 2011 era imposible. La reforma constitucional de ese año incluso cambió el nombre del Capítulo I, quedando de la siguiente forma: “De los derechos humanos y sus garantías”.
Una importante forma de apoyar al juez Silva García sería el que múltiples ONG, académicos, universidades, colegios de abogados, etcétera, presentaran un amicus curiae (amigo de la corte o amigo del tribunal), recurso en el que terceros ajenos al juicio en curso ofrecen respetuosa y voluntariamente su opinión sobre los puntos de derecho expresados por el juzgador para colaborar en su debida proporción con la justa resolución del juicio de amparo.
La modesta propuesta está hecha. No dejemos solo al juez Fernando Silva García ni tampoco a Carmen Aristegui.
Atentamente
Manuel Guerrero Ramos

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