Mario
Rivera (El Cuini): Repaso histórico
de la izquierda/Judith Amador Tello.
- “Se equivocaron muchos, le dieron la bendición al PRD. ¡Y mire qué criaturita, un monstruito ¿no? –remata al tiempo que suelta una estruendosa carcajada.
Revista
Proceso No 2019, 2015-05-02
A
sus 87 años sigue pensando lo mismo de siempre, por fidelidad y congruencia,
según el análisis que hace de la realidad a partir de su ideología comunista.
La suya es una voz contra el autoritarismo, de ahí que sostenga que un hecho
como Ayotzinapa no se habría producido con una izquierda dividida. El mundo ha
cambiado, dice este hombre polifacético al hacer un recorrido intelectual por
el siglo XX, y el comunismo tiene futuro si la clase obrera se agrupa en un
solo partido.
El poeta,
ensayista y narrador Mario Rivera Ortiz (Guadalajara, 1927), militante del
desaparecido Partido Comunista Mexicano (PCM), publicó en su página de Facebook
la promesa del entonces candidato a la presidencia, Enrique Peña Nieto, de
trabajar por el desarrollo económico como algo fundamental para el país.
Le
concedía el beneficio de la duda. Hasta se dijo:
“Si lo logra, enhorabuena.”
Hoy
la situación es diferente y sabe cuál es la piedra en el zapato del gobernante,
por lo cual advierte:
“Si Peña Nieto no resuelve totalmente y hasta
el fondo el asunto de Ayotzinapa, él mismo se va a descalificar. Tiene la
oportunidad de hacerlo porque sabe perfectamente quiénes son los responsables,
no los achichincles como José Luis Abarca y su mujer, ¡no, no, no!, los
verdaderos responsables de esta tragedia. Él puede, si no lo hace, la historia
no lo absolverá.”
Médico cirujano
egresado de la Universidad de Guadalajara, ex preso político en Lecumberri por
el “delito de Disolución Social”, especialista en neumología y cirugía
de tórax, y autor de varios libros, entre ellos Columnas contra cordones:
primero de mayo de 1952, El secuestro de José Guadalupe Zuno y Tenamaxtli,
Rivera Ortiz mantiene su militancia de izquierda desde hace más de setenta
años. Se incorporó al Frente de Estudiantes Socialistas (FES) de esa ciudad
desde que ingresó a la secundaria.
En
su casa-consultorio de Tlalpan, el neumólogo habla en entrevista con Proceso de
la izquierda actual en México, pone los puntos sobre las íes al recordar las causas
de la desaparición del Partido Comunista de México, evoca el triunfo de la
revolución cubana –de la cual formó parte– y celebra el reciente acercamiento
entre Cuba y Estados Unidos.
Conocido
como El Cuini por varios de sus
camaradas, pues él mismo tomó ese nombre de la tradicional canción cubana “El
Cuini tiene bandera” , que da título a uno de sus libros, Rivera explica
brevemente por qué pese a haber elegido ser médico, la mayoría de sus libros
son de temas políticos y sociales.
Rememora
que desde la secundaria se manifestó su “yo político” y por ello ingresó junto
con su hermano gemelo Ignacio al FES, que era “una organización revolucionaria
de izquierda cardenista”. En la preparatoria se afilió a la Juventud Comunista
y participaba en sus movimientos, realizados “siembre bajo la efigie de Julio
Antonio Mella (1903-1929)”, el lider cubano asesinado en una calle de la Ciudad
de México.
Ocupó
varios cargos dentro de la FES hasta llegar a ser presidente, en un clima donde
–evoca– había una lucha feroz contra los comunistas. Incluso fue representante
de la FES Occidente en el Tercer Festival Mundial de la Juventud, realizado en
agosto de 1951, en Berlín, Alemania.
Heredó
el espíritu político de su madre Josefina Ortiz Mariotte, militante del Partido
Comunista, maestra y directora del Hospicio Cabañas.
Lenin
vive
Rivera
Ortiz ingresó al PCM en 1947 y posteriormente, cuando volvió del encuentro en
Berlín, asumió la secretaría general de la Juventud Comunista y lo encarcelaron
en la crujía “H”, en el legendario Palacio Negro de Lecumberri, por el “delito
de Disolución Social”, derogado después del movimiento estudiantil de 1968.
El
motivo fue su participación en la manifestación del Día del Trabajo en 1952.
Cuenta la historia en el libro Columnas contra cordones: 1o de mayo de 1952.
Ese día, dice en la entrevista, el PCM organizó, como siempre, una columna para
participar y comenzó a formarse en la calle Ángela Peralta, a un costado del
Palacio de Bellas Artes (PBA).
Había
diversos sindicatos, como el de los trabajadores del hierro, asociaciones
civiles, el Partido Obrero Campesino, y miembros de la Juventud Comunista. No
terminaban de formarse, recuerda, cuando del PBA salió una columna de Dorados
(grupo de represión) integrada por policías y militares armados, que atacaron a
los manifestantes. Las propias autoridades de Bellas Artes (dirigido entonces
por el músico Carlos Chávez), permitieron que el palacio funcionara como
cuartel, “fueron cómplices”, deplora Rivera Ortiz.
La
represión fue brutal, con un saldo de varios heridos y el estudiante del
Instituto Politécnico Nacional, Luis Morales Jiménez, muerto por el teniente de
Guardias Presidenciales Alfredo Portes Tagle, quien “le metió dos tiros en el
abdomen a este compañero”.
Recuerda
que los dirigentes del PCM dieron orden de retirada, pero él –como líder de la
Juventud– dio la contraorden para avanzar hacia Palacio Nacional. Tras la
refriega, Rivera Ortiz fue aprehendido y encarcelado.
Al
salir pidió permiso al PCM para ir a Guadalajara a presentar su tesis y
concluir así su carrera. Se graduó como médico cirujano en agosto de 1954, y si
bien ha ejercido y continuó sus estudios para ser neumólogo, ya no pudo dejar
la militancia política.
Sin
embargo sí tomó distancia de quienes fueron sus compañeros de partido y
decidieron su desaparición. Recuerda que en junio de 2013, el historiador
Enrique Semo publicó en estas páginas (Proceso, 1909) un artículo sobre el
asunto en el cual afirma que “la decisión de la disolución del PCM en 1981 fue
unánime desde la dirección hasta el último militante”.
Rivera
responde a Semo que eso es “falso”, pues “muchos miembros del partido estuvimos
en contra” y lo expresaron en un documento publicado en la revista Por esto!.
“Ha
habido contrainformación, se nos aplastó, pero nunca nos rendimos, y yo creo
que ahora, después de Ayotzinapa, ya no hay duda de quién tenía razón.”
–¿Por
qué?
–¡Porque
ahí está el PRD (Partido de la Revolución Democrática) envuelto! Y el PRD es
criatura de la fracción liquidadora del partido, es hija de ellos. (Si bien al
disolverse el PCM se creó el Partido Socialista Unificado de México y
posteriormente el PRD).
–¿Por
qué consideraban importante que siguiera existiendo el PCM?
–Porque
nosotros somos leninistas, creemos que la clase obrera debe tener un solo
partido y no pluralizar. Es decir, no caben todos, caben los comunistas. Ya lo
había dicho Lenin: No cualquier huelguista puede ser miembro del partido.
Refiere
que hubo una lucha reflejada en una serie de documentos publicados por Manuel
Marcué Pardiñas en la revisa Política, y lamenta que el propio Fidel Castro se
declarara en una entrevista en favor de la desaparición del PCM, al igual que
Enrico Berlinguer, secretario general del Partido Comunista Italiano
(1972-1984).
“Se
equivocaron muchos, le dieron la bendición al PRD. ¡Y mire qué criaturita, un
monstruito ¿no? –remata al tiempo que suelta una estruendosa carcajada.
–Era
un fenómeno mundial ¿verdad?, cuando las reformas y luego desaparición de la
Unión Soviética.
–¡Justamente!
Era una corriente mundial de revisionismo que se cobijó con el antiestalinismo.
El antiestalinismo fue su gran capote para disfrazarse y actuaron como
liquidadores, en la Unión Soviética y aquí. Pero nosotros seguimos tirando duro
por eso hice este librito (dice mientras muestra el ejemplar titulado El
fracaso de la Revolución Democrática, de 2000).
–¿Cuál
considera que es la diferencia entre la izquierda de partidos como el PRD y el
comunismo?
–La
diferencia es un abismo insondable, porque en medio está el oportunismo, el
oportunismo en todos los aspectos: Teóricos y políticos. Y ahí está el
resultado. Se llama Ayotzinapa.
Se
le comenta que ha habido una tendencia a considerar a todas las izquierdas como
una sola y se ve en la caída de la URSS un fracaso del marxismo. Explica que el
PCM actuó en algunos momentos como un partido marxista-leninista, aunque no
tuvo continuidad. En ese sentido establece que, por ejemplo, hubo una
diferencia abismal entre Mella y Valentín Campa:
“Campa
era un cardenista nato, pero no un comunista y otros también como Arnoldo
Martínez Verdugo, el padre de la tesis del pluralismo, no en balde lo han
homenajeado tanto en las cámaras de diputados y de senadores, es un personaje
en el recinto de las cámaras, es respetado”, dice con ironía.
Rivera
dice que la guerra del comunismo ha sido larga pero “la vamos a ganar” porque
el mundo ha cambiado y las masas han podido ver con claridad el significado de
las reformas en la URSS, el resultado de la política de alianzas de los
excomunistas y ya no tan fácilmente les creen aunque hablen de democracia,
entonces “la clase trabajadora va a descubrir por sí misma nuevamente el camino
leninista”.
No
será igual que en el siglo pasado pero en esencia será el camino leninista.
Baste ver, agrega, lo que sucede en países como Ucrania, donde vuelve a
levantarse la bandera roja, y “no es casual que los fascistas del bando
contrario estén demoliendo las estatuas de Lenin”.
Ayotzinapa,
la prueba
En
el mismo sentido dice que esa línea política “plural” tenía que hacer crisis en
México, “romperse por dentro”. Y no es casual lo ocurrido en Ayotzinapa,
Guerrero:
“Ayotzinapa
demuestra que los partidos de la pequeña burguesía no pueden dirigir una
revolución, pueden participar y deben participar, no me asustan las alianzas
con esos partidos, pero sí estoy convencido de que como dirigentes ¡ni al baño!
Porque nos conducen ahí, a Ayotzinapa.
“Indefectiblemente
van a caer ahí. Y se renuevan y se renuevan, ahora son PRD, luego los amorosos,
etcétera. Pero esa clase no puede dirigir nada, ya pasó su época.”
–Usted
hace una distinción entre Arnoldo Martínez Verdugo y el comunismo. Lo llama
cardenista, pero en su juventud usted también se unió a las fuerzas de
izquierda cardenistas.
–Nosotros
éramos cardenistas ¡claro! Estábamos con el gobierno de Cárdenas y lo apoyamos
en la expropiación petrolera pero no nos quedamos en eso, éramos socialistas y
cuando hubo que romper con Cárdenas rompimos. ¿Cuándo rompimos con Cárdenas?
Cuando Cárdenas se reúne con Gustavo Díaz Ordaz en Río Cupatitzio, Michoacán, y
se dieron un abrazote. Ahí don Lázaro entregó las banderas del Movimiento de
Liberación Nacional (que reunía a las izquierdas). ¡Y hasta ahí!
Y
remarca:
“Nunca
confundimos cardenismo con socialismo. Como sí lo hicieron Campa y socios.”
–Ahora
que Peña Nieto hizo las llamadas reformas estructurales, especialmente la
energética, hubo añoranza por el cardenismo. La izquierda veía en la propiedad
nacional del petróleo el último bastión… un comunista como usted, ¿también lo
ve así?
–Yo
creo que don Lázaro cumplió con metas nacionales muy importantes de la
burguesía mexicana revolucionaria, fue un honesto dirigente burgués, pero de
socialismo nada.
Y
respecto a Peña Nieto comenta que en su Facebook publicó su promesa de que
trabajaría por el desarrollo económico. Ahora debe resolver “hasta el fondo” el
asunto de Ayotzinapa, “tiene la oportunidad, si no lo hace, la historia no lo
absolverá”.
Se
le comenta que Proceso ha publicado investigaciones que hablan de que tanto
en el
caso de Ayotzinapa como en el de Tlatlaya, todo apunta a la
participación del ejército. Rivera habla en su libro Columnas contra cordones
de la participación de miembros del ejército en la represión de aquel 1 de
mayo. En 1968 también participó el ejército. La pregunta es entonces:
–¿Cómo
podría Peña Nieto resolver el caso de Ayotzinapa? ¿Tendría que enfrentarse con
el ejército (y es su comandante supremo)?
–¡Pues
hay que meterle mano, no hay de otra! No hay otra manera, ahí hay varios
generales señalados con nombre.
Menciona
que también La Jornada ha publicado los nombres y denunciado cómo sucedieron
los hechos de Ayotzinapa. Rivera Ortiz fue colaborador del diario en temas
médicos pero dejaron de publicarlo sin más.
Triunfo
de Cuba
Como
médico fue un entusiasta colaborador de la triunfante revolución cubana
encabezada por Fidel Castro. Junto con su esposa y sus pequeños hijos viajó a
la isla en 1962, donde fue jefe del servicio de cirugía de tórax del Hospital
Julio Trigo, en el Ministerio de Salud Pública de Cuba, hasta 1966.
Se
le pide su opinión sobre el momento actual en el que se han restablecido las
relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, el médico y comunista de
87 años de edad responde con firmeza:
“Pues
mire, si Estados Unidos respeta normas de trato honesto y civilizado ¡perfecto,
qué bueno! Creo que es un gran triunfo de Cuba, la diplomacia cubana les asestó
un golpe con guante blanco, difícil que se levanten, ¿eh?
En
opinión suya en la etapa actual de construcción del socialismo, los comunistas
de cualquier parte del mundo (cubanos, rusos, mexicanos) deben trabajar con
otros sectores sociales, no necesariamente iguales a ellos, como la pequeña o
gran burguesía. Si bien pueden traicionar al movimiento, entonces se les deberá
combatir. Es un principio dual de cooperación y lucha simultánea: Cooperación
en lo que se está de acuerdo, lucha en las diferencias.
“Lucha
sin cuartel, sin concesiones, pues ya vemos lo que pasa cuando hay concesiones,
en la misma Unión Soviética mire lo que pasó. Lenin escribió mucho sobre esto
que llama el periodo especial, la NEP (Nueva Política Económica) en la Unión
Soviética. Habló de las alianzas, de la cooperación con los diferentes, porque
el socialismo naciente no puede resolverlo todo, será hasta el triunfo definitivo
total, absoluto y universal cuando se haga, mientras son compañeros de viaje.”
Retoma:
“Veo
contento lo de Cuba, feliz, porque es un gran triunfo del pueblo cubano, del
gobierno revolucionario de Fidel y de todos los trabajadores del mundo, así lo
veo. Pueden pasar muchas cosas, depende de ambos pero no obstante, lo dicho,
dicho.”
–¿Esta
nueva relación entre Cuba y Estados Unidos, puede verse como un avance del
socialismo a nivel mundial?
–¡Se
puede ver como un avance del socialismo a nivel mundial! Porque la nueva
relación entre Cuba y los Estados Unidos significa una derrota de la política
ultraderechista de los gobiernos de Reagan, de Nixon, de Kennedy, de Obama, de
todos. Aunque Obama ahora está admitiendo esta relación, eso no hay que
desconocérselo.
“Pero
vamos a ver hasta dónde llega Obama, yo creo que el capitalismo no tiene color,
Obama sí, pero el capitalismo no, el capitalismo es el capitalismo.”
En
la pasada Feria del Libro del Palacio de Minería, Rivera Ortiz presentó su
libro Cuentos de médicos, donde resume de manera lúdica e irónica “la política
de hostilidad y acosamiento” que usan las instituciones de seguridad social
como el IMSS y el ISSSTE para “aniquilar a los disidentes”.
La
literatura, dice el médico, fue su medio para denunciar el sistema que padeció
y que desconoció toda su experiencia en Cuba. Fue despedido del IMSS por
Gilberto Flores Izquierdo.
La
rebeldía cuesta, resume Rivera Ortiz, pero “nadie debe sufrir lo que sufrimos
ni en las instituciones de salud, ni en las de cultura, ni en las de bellas
artes, no debe existir esta política de autoritarismo”.
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