24 jul 2015

La peor crisis, en un día sin gobierno

La peor crisis, en un día sin gobierno/ÁLVARO DELGADO
Proceso # 2020, 18 de julio de 2015
Fue en un día sin gobierno, mientras Peña Nieto y Osorio Chong volaban a Francia (violando éste la ley porque no debe salir del país en ausencia del mandatario) junto con otros 10 secretarios de Estado, cuando se fugó El Chapo Guzmán. Ante ello, el presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Justicia Penal, José Antonio Ortega Sánchez, manifestó a Proceso que se ha desatado la peor crisis política del actual gobierno y que los “responsables políticos” de la fuga –Osorio, Ímaz y Rubido– deben renunciar cuanto antes. A su vez, el diputado electo Manuel Clouthier asevera que el presidente de la República ya no manda en ninguna esfera porque el crimen organizado está infiltrado en las estructuras del poder al más alto nivel.
Por más de 24 horas, entre el sábado 11 y el domingo 12 de julio, México no tuvo mando de gobierno en el territorio nacional: El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, se fue a Francia a la vez que el presidente Enrique Peña Nieto, y en ese vacío de poder se fugó Joaquín El Chapo Guzmán.
–Es la primera ocasión –dijo Osorio a manera de excusa.
Aseguró que es el único ministro del Interior del mundo que no hace viajes internacionales, pero ahora confesó haber violado el mandato legal por abandonar el país en ausencia del presidente: “Por ley me quedo cuando él no está”.

 Este es sólo un episodio más del desbarajuste político y de seguridad que exhibió la fuga de El Chapo –“acción insólita”, la llamó con involuntaria fascinación Osorio Chong–, y que tiene al gobierno de Peña sumido en la peor crisis del sexenio, entre pleitos palaciegos, evasión de responsabilidades y escarnio mundial.
 Al igual que en los escándalos de la Casa Blanca de Las Lomas, la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y las ejecuciones militares en Tlatlaya, emerge  alta la corrupción del gobierno de Peña en la fuga del capo, el sábado 11, del penal de alta seguridad del Altiplano.
 “La infiltración del crimen organizado en las estructuras del poder es al más alto nivel en este país. Por eso el presidente no manda en ninguna esfera, porque los que mandan son otros”, asevera Manuel Clouthier, el único diputado federal independiente electo, quien cree que El Chapo está en Sinaloa, donde él vive.
 “Que vengan a buscarlo –dice a Proceso vía telefónica desde Culiacán–. Lo más probable es que está en Sinaloa. Es su terruño. Los animales son territoriales y la parte más animal del ser humano también es territorial. ¡No hay que andarlo buscando en Afganistán, caray!
 Las indagatorias de la Interpol en 199 países, el despliegue de 10 mil policías federales en México, la impresión de 100 mil folletos con la foto del narcotraficante y el ofrecimiento de 60 millones de pesos de recompensa para capturarlo son inútiles. “¡Todas estas medidas son irrisorias, pura parafernalia, siguen creyendo que los mexicanos somos tontos!”, exclama.
 Hijo del candidato presidencial del Partido Acción Nacional (PAN) en 1988 –de quien lleva su nombre–; conocedor del fenómeno del narco en su estado, en el país y en el ámbito internacional, Clouthier va a fondo: “La realidad es que si no hay una lucha contra la corrupción –que le da sustento institucional a las organizaciones criminales–, no es posible hacer nada. Y esto ya quedó evidenciado”.

La infiltración criminal en las estructuras del poder incluye a gobernadores, procuradores, jueces, jefes policiacos, militares, dirigentes de partidos. “Esto ya no aguanta. El combate debe ser a la corrupción, a la narcopolítica y al lavado de dinero. Estas tres cosas no se están haciendo en México”.

–¿Y cree aún que Peña lo haga en los próximos tres años?

–Mi padre decía que si el pícaro supiera las ventajas de ser honrado, sería honrado por picardía. Espero que el gobierno de Peña Nieto, ya en la debacle en que éste se encuentra (es imposible llegar más bajo en el nivel de credibilidad y popularidad), entienda que, si no lo quiere hacer por convicción, mínimo lo haga por conveniencia.

Hacia una crisis peor

En esta evaluación coincide el presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Justicia Penal, José Antonio Ortega Sánchez,quien expresa que Peña Nieto no tuvo nunca como prioridad el combate a las organizaciones criminales, pero que ahora su prioridad política debe ser recomponer el país y optar por la paz.

“Las estrategias política y de seguridad han fracasado, y hoy estamos en la mayor crisis política de este sexenio”, enfatiza el experto, y urge a que, además de la investigación sobre las complicidades en la fuga de El Chapo, haya responsables políticos que renuncien.

“¿Y quién es el responsable de la seguridad nacional y de la seguridad de los penales? ¿Quiénes deben renunciar? Osorio Chong, Eugenio Ímaz, Monte Alejandro Rubido. Esas son las cabezas que deben rodar.”

No obstante, en la conferencia de prensa del lunes 13 –dos días después de la evasión del capo–, Osorio Chong descartó dejar el cargo –“los momentos de crisis no son para renunciar”–, como sí se propuso hacerlo en diciembre de 2014, en medio de la crisis de Ayotzinapa, Tlatlaya y la Casa Blanca, según filtró él mismo.

Para Ortega Sánchez, es inadmisible que se aplace la dimisión de Osorio, así como la del comisionado nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido, y la del director general del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), Eugenio Ímaz. “¡Tiene que ser ahora!”, apremia.

–¿Y si no renuncian?

–Este gobierno va a seguir dando traspiés y vamos acabar en una crisis mayor que las vividas al final de otros sexenios. ¡Todavía le faltan tres años, carajo! Y vea cómo se ha venido hundiendo.

–Y si se recaptura al Chapo, ¿tienen que renunciar?

–Sí. Mire, vi al secretario de Gobernación sobrado, hablando de las medidas de seguridad que hay en el penal y justificando que tenían todo controlado, que era impenetrable, defendiendo lo indefendible.

“El Chapo les devolvió la cachetada. ¿Qué dijo Peña cuando lo detuvieron? ‘Fue una operación sin un disparo, que costó mucho dinero, hecha con gran inteligencia’. Y a 14 meses, sin un solo disparo, con mucho dinero y con una gran inteligencia, se escapa –suelta Ortega la carcajada–. ¡Entonces tiene que haber responsables políticos, si el presidente quiere de alguna manera hacer algo por este país!”

Fox lo liberó, Calderón lo protegió

Cuando estalló la crisis de la Casa Blanca, en noviembre del año pasado, Peña Nieto iba de visita a China. Ahora que se fugó El Chapo, iba rumbo a Francia, con un numeroso séquito de 159 invitados –todo pagado con dinero público–, incluidos 11 de los 17 secretarios de Estado, entre ellos los de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, y de Marina, Vidal Soberón.

Al despegar el avión oficial de Peña Nieto del aeropuerto capitalino, a las 17:25 horas del sábado 11, Osorio Chong ya iba, en vuelo por separado, hacia Francia, y dos horas y media después, a las 20:52 horas, El Chapo huyó del penal del Altiplano.

El secretario de Gobernación arribó a París sólo para regresar de inmediato a México –adonde llegó la tarde-noche del domingo, más de un día después de que Peña abandonó el territorio nacional–, ya que a él, por ley, le correspondía quedarse a cargo del gobierno de México.

“El país nunca quedó sólo en materia de seguridad. Aquí estaba la procuradora general de la República. Estaba el comisionado de Seguridad, estaba el subsecretario, y regresamos inmediatamente”, se defendió Osorio en la conferencia de prensa del lunes 13.

Justamente flanqueado por la procuradora Arely Gómez y el subsecretario de Gobierno, Luis Miranda Nava –compadre de Calderón–, el funcionario detalló la fuga del capo y, como es característico en él, cantinfleando respondió numerosas preguntas de 10 reporteros.

Fue enfático en que el penal de alta seguridad del Altiplano es una fortaleza impenetrable, certificado mundialmente, y señaló que si El Chapo se fugó de éste, podría haberse evadido de otros de las mismas características. “(Fue) una acción insólita que rompe todo este paradigma de protocolos de seguridad de cualquier cárcel del mundo”.

A Clouthier le genera risa la involuntaria fascinación de Osorio Chong por la capacidad de Guzmán: “¡Nomás faltó que dijera que están a punto de darle la certificación, porque se fugó!”.

Lo que no es gracioso es que, como Osorio lo advirtió desde noviembre de 2006, el crimen organizado sigue siendo la amenaza mayor a la democracia. Y más allá de si Osorio Chong y otros altos funcionarios renuncian o no, el combate frontal ante ese fenómeno es impostergable.

“Lo que necesitamos es pedir responsables, y lo que necesita el país es que se acabe con la impunidad. Aquí es evidente que hay gente infiltrada y tiene que haber responsables”, prosigue Clouthier.

–¿Qué prevé si no lo recapturan?, y si lo recapturan, ¿sirve para algo?

  –Todos aspiramos a que los delincuentes estén en la cárcel, y más si se fugan. Pero yo lo veo muy difícil, porque ya no sabes qué es cierto, qué es mentira, qué es real, si es discurso, parafernalia…

A Ortega Sánchez también le causa hilaridad la postura de Osorio Chong y le indigna la procuradora: “La PGR sigue cansada. El cargo le quedó grande a Arely. En la conferencia de prensa, con cara de petulante, no supo ni leer”.

Y es que esta fuga de El Chapo “es más grave” que la de 2001, porque en esa ocasión se le dejó libre por decisión de Vicente Fox. “Había necesidad de poner orden en  los grupos criminales, y le abrieron la puerta para que fuera a pacificar”.

También por eso, afirma, Calderón no capturó al capo, asesorado por Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública: “Por la corrupción de éste, le dieron protección institucional”.

Fue el propio Chapo quien reveló al general Mario Arturo Acosta Chaparro cómo salió del penal de Puente Grande cuando, en 2008, se entrevistó con él a petición de Calderón y de su secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño.

“El general me dio todos los detalles –refiere Ortega– de cómo Mouriño le encarga aclarar los granadazos de Morelia, y cuando resuelve el asunto le encargan que pacifique al país. Va a ver a cada grupo criminal, y cuando habla con El Chapo le dice:

–Oye, ¿cuánto te costó la fuga?

–La libertad no tiene precio.”

Y ante la insistencia del general, le revela:

“–Mi fuga se planeó desde que yo estaba en Almoloya, y el primer paso de la fuga fue cambiarme a Puente Grande.”

Por ello en ese penal de alta seguridad de Guadalajara el capo tenía todos los privilegios, como lo comprobó el propio Ortega Sánchez al interrogarlo, el 16 de marzo del 2000, como parte de la investigación del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo.

“La diligencia fue en una oficina contigua a la del director. Estuvimos sentados de frente. El Chapo nos ofreció refrescos, café, botana, porque tenía a todos los custodios y al director a su servicio. Y al preguntarle: ‘Oiga, ¿por qué estamos empezando la diligencia a las 11:00 de la noche, cuando estaba programada por el Ministerio Público a las 10:00 de la mañana’?

“Me respondió: ‘A ver, hoy tuve visita conyugal, después me fui a echar un vaporcito, y luego fui a tomarme una siestecita para atenderte como tú te mereces. ¿Te queda claro?’. ¡Claro que me quedó claro que el que mandaba ahí era él!”

El Chapo, “el jefe”

Inclusive relata que el reo manipuló al agente del Ministerio Público en esa diligencia, ya que al preguntarle con quién se entrevistaría en Puerto Vallarta el día del asesinato del cardenal, “abrió los ojos y le dijo al MP: ‘¿No que de eso no íbamos a hablar?’. Y el MP repuso: ‘Este cabrón te quiere chingar’. Y en ese momento se calló El Chapo, ya no quiso hablar. ¡Entonces controlaba al director, a los custodios y al MP. ¡Él era el jefe!”.

–¿Es falsa la versión oficial de que aquella vez se fugó en un carrito de lavandería?

–La versión oficial es un cuento de hadas para esconder la salida de El Chapo. El Chapo se fue por la puerta grande de ese penal, y un funcionario federal lo recibió al salir.

–¿Y ahora el túnel es también un montaje?

–No, es real, es real. Yo creo que por ahí se escapó, y no es el gobierno del presidente Peña el que abre la puerta. Es decir, no existe una decisión de Estado para hacerlo, como la hubo con Vicente Fox. Con Fox le franquearon la puerta para que fuera a pacificar, y con el fin de que hubiera un solo conducto, como antes se hacía, para tener el control; es decir, que a través de él fluyera todo.

De lo que no tiene duda Ortega Sánchez es de que la fuga no se entiende sin la corrupción, pero no sólo de los carceleros y los tres funcionarios cesados, sino “al más alto” nivel.

–¿Al secretario de Gobernación?

–No creo que sea a nivel del secretario, pero abajitito.

–¿Rubido?

–No sé si él. Hay que hacer una investigación. Pero llega muy arriba. Es muy capaz, pero el cargo le ha quedado grande. Su incapacidad es evidente, lo mismo (que pasa con) Eugenio y Osorio. Esos tres se deben ir de entrada para que la investigación profunda se pueda hacer y veamos hasta dónde llegó la corrupción.

Ortega Sánchez tampoco descarta a Manlio Fabio Beltrones para la Secretaría de Gobernación: “¡Ahorita lo que necesitamos es paz! Y conste que yo siempre lo manejé como Don Manlione, pero necesitamos algo así. No puede haber amigos del presidente con caras duras, malos modos y manotazos, pero peor que lleguen a improvisar”.

Rubrica: “Hay que llenar puestecitos que quedaron vacantes con los que se fueron de diputados, pero no es suficiente. Hoy la política del presidente Peña está devastada, es la mayor crisis política de su administración”.

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