12 ene 2009

Vict(terror)ismo

Victim(TERROR)ismo/Andrés Montero Gómez
Publicado en El Correo, 10 de enero de 2009:
Tawfiq al Tirawi fue director de los servicios de inteligencia de la Autoridad Palestina en Cisjordania a comienzos de la década del 2000. Es decir, algo así como jefe de inteligencia de Fatah, el partido fundado por Yasir Arafat. De momento, decir Autoridad Palestina y Fatah es nombrar conceptos equivalentes. Tirawi era jefe de inteligencia palestino cuando estalló la Segunda Intifada, convergencia estratégica en donde aparentemente todas las facciones palestinas se unieron ante Israel. Actualmente Tawfiq al Tirawi es asesor de seguridad de Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
Desde que Hamas ganara las elecciones palestinas, le fuera denegado gobernar y tuviera que asaltar el poder en Gaza, es difícil establecer si son los israelíes los más interesados en desalojarlos del gobierno de más de un millón y medio de palestinos o es la propia ANP. O los egipcios, que llevan años intentando equilibrar el efecto contagio recíproco entre los islamistas palestinos y quienes han sido su inspiración intelectual, los Hermanos Musulmanes originarios de su propio territorio. A tenor de la nueva fase de confrontación bélica entre Hamas e Israel que ha inaugurado 2009, Tawfiq al Tirawi ha afirmado que sin unidad no habrá tercera Intifada y también que el problema palestino es Hamas. A la ANP le vendría bien que Hamas fuera debilitada hasta tal punto que su (potentísima socialmente) implantación sobre Gaza se viera comprometida.
Es complejo de explicar, sin caer en sesgos o simplificaciones, cuál es la situación de gobierno en Palestina. Hamas triunfó sobre Fatah en las elecciones legislativas de 2006. Tanto unos como otros son organizaciones insurgentes que han utilizado y continúan empleando el terrorismo contra Israel a través de una diversidad de grupos. Fatah y la ANP han sido reconocidos por los mediadores internacionales, así como por Israel. Casi los mismos actores internacionales han expresado, de manera directa o indirecta, su fastidio porque Hamas venciera en unas elecciones con votación popular que les otorga un gobierno legítimo. Hamas está en todas las listas de organizaciones terroristas… y además gobierna la mitad de Palestina. La ANP y Hamas se han hecho mutuamente la limpieza étnica en Cisjordania y Gaza, han enfrentado a tiros a sus fuerzas de seguridad, se han apresado mutuamente, boicoteado y zaherido interna y externamente. Representan dos maneras distintas de entender a Israel y de comprender el conflicto en Oriente Medio.
Fatah es un movimiento nacionalista laico arraigado en la territorialidad, que reconoce a Israel como ocupante hostil pero también como vecino posible. El gobierno palestino de Cisjordania es el heredero de todas las negociaciones con Israel y de la capacidad personalizada en Arafat de aglutinar una idea de causa común palestina. Fatah es también, en Palestina, sinómino de corrupción, endogamia y oligarquía. Por su parte, Hamas es la exportación del islamismo suní para ser instrumentado como amalgama ideológica de la frustración de décadas de miseria palestina. Hamas ha combinado el adoctrinamiento religioso con su acción social de sostenimiento de familias desposeídas en Palestina, apostando al mismo tiempo con determinación por la violencia (casi siempre terrorista) sin concesiones contra Israel. Hamas simboliza el odio contra lo judío y, por su identidad islamista, canaliza todo el victimismo internacional construido alrededor del mito de lo occidental contra lo musulmán, tan bien aprovechado por las diversas concentraciones yihadistas en el mundo. En el victimario colectivo islamista, Palestina es uno de los profanados lugares y Hamas el contracruzado en resistencia permanente.
Así pues, el gobierno palestino está dividido entre el nacionalismo laico de Fatah en Cisjordania y el nacionalismo islamista de Hamas en Gaza. En medio de esos dos territorios desconectados, el Estado de Israel. La ANP es plenamente consciente de que la solución de un Estado Palestino no va a llegar con la mitad del eventual territorio de la nueva nación en manos islamistas. Nunca, pero aún menos desde el 11-S y desde que la cuarta guerra mundial haya sido declarada por EEUU con el yihadismo como enemigo global. Era cuestión de tiempo que Israel atacara Gaza. Lo único que necesitaba era una ecuación estratégica concreta. La ruptura de la tregua surrealista que mantenía con Hamas, la proximidad electoral en Tel Aviv y la revitalización negociadora que a Oriente Medio llegará con Obama componen una ecuación estratégica ideal para un Estado hebreo todavía resentido del fracaso de su campaña de 2006 en el Líbano contra otro movimiento islamista, Hezbollah. En 2006, por tanto, Hamas gana las elecciones en Palestina y Hezbollah derrota a Israel en el Líbano. Lo mejor que le podría pasar a Israel en 2009 es desalojar a Hamas de Gaza, promover la negociación con ANP e impulsar un Estado en Palestina de manera que, al final, Hamas sea un problema terrorista interno para Fatah. Parafraseando al mencionado Tawfiq al Tirawi, “el problema de Palestina es Hamas”.
Al otro extremo del Mediterráneo y aproximadamente a mediados de 2008, tanto un editorial en el periódico Gara como posteriormente un comunicado de ETA acusaban al PNV de querer extinguir a la izquierda abertzale para impulsar un nuevo pacto autonómico con el Partido Socialista de Euskadi. Con Batasuna y sus marcas ilegalizas y con la materialización de los acuerdos entre Eusko Askartasuna y Aralar, que simbólicamente se presentan como quienes recogen la bandera caída del abertzalismo de izquierdas, de repente en los focos del teatro político de Euskadi queda iluminado el PNV como el actor de la moderación nacionalista. Puede parecer paradójico a estas alturas contemplar al PNV de Lizarra o del plan Ibarretxe como un referente de moderación; pero Lizarra ya tiene diez años, el plan soberanista no acaba de salir y en la genética del PNV, igual que le ocurre al Fatah palestino, está por encima de todo continuar gobernando. El ejercicio de gobierno para el PNV es cumplir con una especie de misión mítica inmanente a la historia de Euskadi.
De tal manera, por la correlación de fuerzas políticas vascas en esta coyuntura concreta, el PNV está perdiendo perfil diferencial ante el electorado al tiempo que arrastra el obvio desgaste de legislaturas de gobierno. En el ideario de la progresión autonomista es superado por el PSE y en el ideario del avance soberanista puede ser amenazado, ya veremos, por una fórmula abertzale entre EA y Aralar, a la que no se le atribuía mucha vida en su bautismo pero que realmente ocupa un espacio político muy claro, bien definido y con masa de votantes. La nueva izquierda abertzale.
ETA se engendró en las juventudes del PNV cuando una serie de sus integrantes creyeron que el partido jeltzale estaba siendo demasiado moderado con la dictadura franquista. Los delirantes comunicados de la banda terrorista vuelven a mostrar esa percepción, como si por ellos no hubiera pasado el tiempo. De nuevo el paralelo recurrente del entreguismo del PNV, en esta ocasión a los socialistas, con ese improperio de la traición a la causa de Euskal Herria. Obviamente, tal realidad prefabricada y culpabilizadora sólo tiene sentido en el argumentario terrorista, pero es cierto que a ETA le sirve como palabrería de revestimiento en sus asesinatos. Los últimos atentados etarras están apuntando a las inmediaciones del PNV, después de que, nuevamente, las bases terroristas no se pongan de acuerdo en las últimas reflexiones asamblearias del conglomerado de ETA sobre la manera más eficiente de dirigir la violencia conta el nacionalismo gobernante vasco.
Ni el PNV es Fatah, ni ETA Hamas ni mucho menos Euskadi tiene el menor parecido con Palestina. Sin embargo, entre ambos mundos existe un paralelo que nos deja una enseñanza para el año que comienza. La violencia siempre tiene que ver con el poder. La denominada causa palestina al final no ha demostrado ser tan importante para sus defensores como asegurarse el protagonismo y la dirección en el momento de implementarla. En la causa del independentismo vasco, una banda terrorista lleva cuatro décadas retorciendo la realidad para justificar la profesión del asesinato, por encima de izquierdas abertzales y viabilidades soberanistas. Fatah en Palestina puede aprovechar a Israel para desbancar a Hamas… ¿sería una ilusorio que la ecuación estratégica que conforma la nueva izquierda abertzale, por un lado, y una alianza PSE-PNV, por otro, en combinación con una política antiterrorista basada en la ley, desbancara a ETA de Euskadi?.

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