- Revista
Proceso
No. 1996, 31 de enero de 2015
Es
sólo una hipótesis/PATRICIA
DÁVILA
Pese
a la aparente contundencia, la “verdad histórica” del procurador Jesús Murillo
Karam es sólo una hipótesis, sostiene el abogado Vidulfo Rosales Sierra, pues
basa sus argumentos en un peritaje que sólo realizó la PGR y además carece de
lo fundamental: hasta ahora no se sabe dónde están los restos de los 43
normalistas de Ayotzinapa desparecidos la madrugada del 27 de septiembre. En su
urgencia por cerrar el caso, el funcionario no sólo rompió el diálogo con los
familiares de las víctimas, también intensificó la presencia policiaca y
militar en Guerrero y endureció su política.
Ante
el temor de que la protesta social crezca por la falta de claridad en el caso
Ayotzinapa, el titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús
Murillo Karam, se apresuró a dar las “conclusiones” del proceso jurídico.
Dijo
que tenía la “verdad histórica” de lo ocurrido a los 43 normalistas de
Ayotzinapa desaparecidos en Iguala la noche del 26 de septiembre. Fueron
secuestrados, asesinados, incinerados y luego arrojados al río San Juan, expuso
el funcionario, a pesar de la “fragilidad” de la investigación oficial.
Antes
de hacer esa declaración, Murillo Karam rompió el diálogo y los acuerdos
pactados por el presidente Enrique Peña Nieto el pasado 30 de octubre en Los
Pinos con las familias de los normalistas.
Vidulfo
Rosales Sierra, abogado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña
Tlachinollan y asesor de padres de los estudiantes se muestra contrariado:
“Tres meses después se rompe el diálogo… El gobierno fijó una postura política
al anunciar el cierre del caso acompañado de una concentración policiaca y
militar en el estado de Guerrero; ya no le importó el dolor que esta decisión
pueda causar a las víctimas.
“La
mecánica de nuestros diálogos la rompió el procurador Murillo Karam el pasado
27 de enero, cuando difundió el video Desaparición de estudiantes de la Normal
Rural de Ayotzinapa, que muestra la reconstrucción de los hechos, en el que uno
de los indiciados –vestido con pantalón de mezclilla y playera negra– describe
un momento en que empiezan a interrogar a los estudiantes en el basurero de
Cocula.”
En
una imagen se observa cuando apartan a uno de los estudiantes llamado Jorge
Luis González Parral, El Flaquito, y lo hincan. Él comenta a sus captores: “Yo
voy a decir (todo), no me hagan nada”. Durante el interrogatorio señala que uno
de sus compañeros –Bernardo Flores Alcaraz, El Cochiloco– tuvo la culpa de que
estuvieran ahí, pues era el encargado del contingente estudiantil, junto con
Miguel Ángel Hernández Martínez, El Patilludo.
Dudoso
dictamen científico
El
7 de noviembre, en una conferencia de prensa la PGR presentó una versión
editada del video, pues se omitieron las escenas que involucran al Flaquito, al
Patilludo, al Cochiloco y al director de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos,
José Luis Hernández Rivera, quien presuntamente organizaba las marchas.
Pero
el 27 de enero Murillo Karam, además de exhibir la versión completa, habló de
certeza en la investigación por la confesión de Felipe Rodríguez Salgado, El
Cepillo, jefe de sicarios de Guerreros Unidos, capturado el 15 de enero.
Él,
según el procurador, “narró paso a paso los acontecimientos de esa noche (la
del 26 de septiembre en Iguala) a partir de que le fueron entregados los
estudiantes; él dio la orden a Patricio Reyes Landa, El Pato, de terminar con
la vida de todos (los 43 normalistas)”.
Murillo
Karam insistió en que las declaraciones de los detenidos fueron confirmadas por
los elementos materiales, dictámenes científicos, pruebas periciales,
testimonios y confesiones “que dejan clara la dimensión y la profundidad de la
investigación, dándonos la posibilidad y la certeza legal de que los
normalistas fueron muertos en las circunstancias descritas”.
Habló
también de dictámenes químicos, biológicos, fotográficos y balísticos
practicados los últimos cuatro meses y avalados por peritos de la PGR y los
integrantes del equipo argentino; también mencionó los estudios de
antropología, análisis de voz, asuntos fiscales, criminalística, contabilidad,
psicología, retratos hablados, traducción, tránsito terrestre, valuación,
ingeniería, arquitectura, incendios, medicina forense, topografía, audio,
video, dactiloscopia y genética, todos ellos incluidos en el expediente.
Según
la PGR, hay 99 detenidos por el caso Ayotzinapa. Además se tomó declaración a
386 personas, se realizaron dos reconstrucciones de hechos, 16 cateos en los
que se encontraron indicios y elementos de prueba, 39 confesiones, 87 peritajes
y 153 inspecciones ministeriales integradas en 85 tomos y 13 anexos.
Otra
prueba es la certificación del Instituto Innsbruck, que identificó el ADN del
normalista Alexander Mora Venancio; además se ubicó en el basurero de Cocula a
El Cochiloco, El Flaquito y El Patilludo, tres de los estudiantes señalados por
los detenidos como integrantes de Los Rojos, rivales del grupo criminal
Guerreros Unidos, según los relatos incluidos en el video, expuso Murillo
Karam.
Y
concluyó: “Esta es la verdad histórica de los hechos, basada en las pruebas
aportadas por la ciencia, como se muestra en el expediente”.
Las
preguntas
Tras
conocer la “verdad histórica” del procurador Murillo Karam, los padres de los
normalistas desaparecidos organizaron una conferencia de prensa en el Centro de
Derechos Humanos Miguel Agustín Pro para expresar su inconformidad.
Ahí
expusieron: “Repudiaron que contrario a los compromisos firmados por Peña
Nieto, el gobierno priorice informar los avances del caso a los medios de
comunicación antes que a las víctimas, situación que se acentuó en las últimas
semanas. Además, las autoridades incumplieron con la entrega de copias de todas
las actuaciones de los expedientes”.
Y
enumeraron 10 puntos en los que argumentan por qué la investigación sobre la
desaparición forzada de los jóvenes de Ayotzinapa no debe cerrarse.
–¿Qué
es una verdad histórica? –se le pregunta a Vidulfo Rosales.
–En
derecho hay dos verdades: la verdad formal, la que se deduce de un hecho
conocido y de un hecho que aún no se conoce, y la histórica, que resulta del
conjunto de pruebas y hechos como la verdad última, indubitable.
–¿La
versión de PGR es una verdad histórica?
–En
lo absoluto. No es una verdad absoluta ni histórica porque falta el elemento
fundamental para determinar que los hechos esgrimidos estén corroborados. Ellos
están diciendo que en el basurero de Cocula –de acuerdo a declaraciones de
cuatro imputados– nuestros compañeros fueron asesinados e incinerados.
“Esa
es sólo una hipótesis, importante, sin duda, que da un indicio. Pero para que
alcance el grado de verdad histórica necesita estar plenamente acreditada. La
acreditación de la PGR, además de declaraciones, sólo tiene peritajes químicos
y biológicos para ver el grado de calcinación del suelo, plantas, piedras,
según los cuales presuntamente hubo una exposición de calor y de fuego.
“Hasta
ahí vamos bien; pero falta la prueba contundente para que alcance el grado de
certeza jurídica: la prueba genética del ADN. Si no la tenemos, es difícil
hablar (de ‘verdad histórica’).
“Por
otro lado, organismos internacionales han señalado que en México los peritajes
del Ministerio Público se construyen a modo, no hay objetividad, sobre todo en
un caso tan politizado como el presente, en el que hay un interés deliberado y
una intención política de cerrarlo.”
Rosales
Sierra insiste: los peritajes presentados por Murillo Karam fueron elaborados
sólo por peritos de la PGR. La dependencia no permitió que los peritos
argentinos colaboraran.
Si
las autoridades quieren transparentar esta investigación, es necesario que los
peritajes sean realizados también por el equipo argentino, cuyos integrantes
sólo elaboraron el peritaje de genética identificativa para determinar cuáles
de los restos óseos encontrados en el basurero de Cocula se enviaron a
Innsbruck.
Lo
que falta investigar
Para
alcanzar la verdad histórica, agrega Rosales, deben cumplimentarse las
detenciones de otras personas claves como El Cabo Gil, lugarteniente de
Sidronio Casarrubias Salgado, líder de Guerreros Unidos, y de Felipe Flores y
Jesús Valladares, exsecretario de Seguridad Pública de Iguala y subsecretario,
respectivamente.
Es
factible que cuando declaren, cambie el curso de la hipótesis que la PGR
presenta como verdad histórica. También es necesario que el caso sea procesado
por desaparición forzada, no por secuestro; pero sobre todo, deben esperarse
los resultados de las pruebas que envíen los investigadores de Innsbruck, comenta.
Tampoco
hay certeza, indica, de que los militares no participaron en la desaparición de
los estudiantes. Además, la investigación sobre su implicación en Iguala no
quedó cerrada; hay dos elementos probatorios contundentes que lo vinculan.
Uno,
los testimonios de los normalistas sobrevivientes. Ellos afirman que la noche
del 26 de septiembre fueron sacados de un hospital por soldados, quienes los
agredieron y les quitaron identificaciones; otro, la afirmación del policía
Salvador Bravo Bárcena, quien expuso que el 27 Batallón de Infantería sabía
cómo operaba Guerreros Unidos y aludió a los vínculos que tenían sus
integrantes con la policía de Cocula y de Iguala. Las autoridades, dijo, no
hicieron nada. Esos elementos están en la averiguación previa y deben
investigarse.
“Debemos
esperar los resultados de Innsbruck, porque lo que tenemos es el ADN de
Alexander Mora. Para alcanzar el grado de verdad, necesitamos acreditar
plenamente que los compañeros fueron asesinados y calcinados en el basurero de
Cocula, reitera el abogado.
–Murillo
presentó las imágenes de El Cochiloco, El Patilludo y El Flaquito, quienes
fueron plenamente identificados por los autores materiales como estudiantes de
Ayotzinapa que presuntamente fueron asesinados e incinerados en el basurero de
Cocula –le comenta la reportera.
–Sí,
pero lo que dice Murillo Karam se sustenta en cuatro imputaciones. Para darles
certeza se requieren más pruebas.
“Los
imputados hacen esa declaración para decir que ellos interrogan a José Luis
González Parral, El Flaquito, y a su hermano Dorian. Durante el interrogatorio
ambos lloran y dicen que no saben nada, que quien sabe es El Cochiloco, porque
él iba al mando del contingente de normalistas.
Sin
embargo se confunden y en lugar de decir que también iba con ellos Cutberto
Ramos, El Comander, aseguran que era El Patilludo. Incluso en la foto en la
que, según la PGR, aparece El Patilludo,
en realidad es El Comander.
Y
cuando los sicarios de Guerreros Unidos interrogan al Cochiloco, él contesta que secuestran camiones porque hacen
marchas y boteos para recabar dinero. Luego le preguntan por el director de la
Normal Raúl Isidro Burgos y él responde que está enterado de eso.
–En
el video que la PGR mostró el 7 de noviembre no aparecen los tres estudiantes
mencionados y en la conferencia del 27 de enero sí. ¿Es omisión o la PGR
administra la información? –se le pregunta a Rosales Sierra.
–Tuvimos
un acuerdo con la PGR para que no mencionaran sus nombres y así evitar afectar
a sus padres.
–¿Qué
cambió para que la PGR mostrara el video completo?
–Estamos
arribando a un nuevo tipo de relación. Hay una decisión política de cerrar el
caso, animada por intereses ajenos a la justicia y al dolor de las víctimas.
Hay una decisión de la PGR de cerrar el caso. La verdad histórica es que los 43
normalistas están muertos.
“El
objetivo es disminuir la protesta social, desinflar el movimiento social, quitarle
ese centro simbólico porque hoy el epicentro en México está en los 43
desaparecidos. Si ya no existen, no hay movimiento.
“Me
preguntaste, ¿qué cambió? Bueno, hoy hay una ruptura. El 7 de noviembre, cuando
se presentó el otro video, había un diálogo; en esa ocasión hubo un pacto para
evitar afectar a los padres de los normalistas desaparecidos.”
De
acuerdo con el abogado en noviembre se omitió esa parte del video porque las
declaraciones de los indiciados no eran concluyentes; no están robustecidas con
otros medios de prueba. Por lo tanto, no alcanzaban el grado de verdad.
Hoy
a la PGR “ya no le interesa lo que sientan las víctimas, el dolor que pueda
causarles el video. Hay más un interés político de cierre, por eso pasan el
video tal cual”, insiste.
Además
el mismo 27 de enero la PGR citó a declarar a José Luis Hernández Rivera,
director de la Normal Raúl Isidro Burgos, quien hasta el viernes no se había
presentado. Asimismo algunos estudiantes de esa institución fueron detenidos
por la Policía Federal cuando intentaban tomar la caseta de cobro de la
Autopista del Sol en Palo Blanco. Los jóvenes fueron liberados el día 28.
El
29 de enero, en entrevista, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong, justificó el envió de fuerzas federales a Guerrero. Su argumento fue que
el gobierno no permitirá que personas ajenas al movimiento de los 43
desaparecidos “dañaran” las instituciones. Y el 30 de enero, el funcionario
negó que el gobierno haya “endurecido” sus
acciones contra quienes protestan por la desaparición de los 43
normalistas. “Es simplemente asumir la responsabilidad que nos toca como
gobierno”, expuso.
Rosales
asegura que el último diálogo se realizó el 13 de enero. Y remata: Las pláticas
se rompieron cuando el gobierno federal decidió cerrar el caso e intensificó la
presencia policiaca y militar en Guerrero.
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