I
Encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco rompe los esquemas
ACIPrensa/ Angela Ambrogetti
La
primera carta encíclica escrita íntegramente por el Papa Francisco, Laudato Si’
sobre la creación, rompe los esquemas de este tipo de documento pastoral que
hace parte del magisterio del Santo Padre.
Laudato
si’ no es solamente un acto magisterial sobre la doctrina social, es el
nacimiento de un nuevo género literario dentro de los documentos pontificios.
Normalmente, durante la época moderna, los pontífices han añadido en las
encíclicas temas doctrinales que marcaban el magisterio.
Pero
Laudato Si’ no es un texto doctrinal, sino más bien una carta pastoral basada
en el método clásico latinoamericano del ver, juzgar, y actuar. El texto se
divide en seis capítulos, y en tres partes. Y el mismo Papa Francisco lo
explica en los primeros párrafos, después de invitar a los lectores a admirar
la maravilla de la creación como aquella que San Francisco consideraba el único
camino hacia una ecología integrada.
“En
primer lugar –escribe el Papa–, haré un breve recorrido por distintos aspectos
de la actual crisis ecológica, con el fin de asumir los mejores frutos de la
investigación científica actualmente disponible, dejarnos interpelar por ella
en profundidad y dar una base concreta al itinerario ético y espiritual como se
indica a continuación. A partir de esa mirada, retomaré algunas razones que se
desprenden de la tradición judío-cristiana, a fin de procurar una mayor
coherencia en nuestro compromiso con el ambiente”.
“Luego
intentaré llegar a las raíces de la actual situación, de manera que no miremos
sólo los síntomas sino también las causas más profundas. Así podremos proponer
una ecología que, entre sus distintas dimensiones, incorpore el lugar peculiar
del ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea”.
“A
la luz de esa reflexión quisiera avanzar en algunas líneas amplias de diálogo y
de acción que involucren tanto a cada uno de nosotros como a la política
internacional. Finalmente, puesto que estoy convencido de que todo cambio
necesita motivaciones y un camino educativo, propondré algunas líneas de
maduración humana inspiradas en el tesoro de la experiencia espiritual
cristiana”, añade.
No
hay mejor síntesis. El objetivo del Papa es dar material a la gente que es
consciente de la necesidad de la conversión interior, del cambio de vida de
cada persona en el mundo.
De
ahí que el Papa eligiera citar no solo a los Padres y las Escrituras, sino
también a las conferencias episcopales y algunos pensadores modernos como
Romano Guardini. Por eso el Papa hace espacio al pensamiento del Patriarca
Bartolomé e incluso un maestro espiritual islámico.
Es
el mismo método de la Evangelii Gaudium, pero es cierto que una exhortación
apostólica tiene otro valor magisterial respecto a la encíclica. Precisamente
en Evangelii Gaudium el Papa deja entender que a las conferencias les fuera
dada también la potestad doctrinal, que no tienen.
El
último documento pontificio sobre esta materia es Apostolos Suos, del Papa San
Juan Pablo II, y además está la exhortación apostólica post sinodal Pastores
gregis sobre el papel de los obispos.
Pero
el Papa Francisco parece querer ir más allá. En este sentido, la encíclica del
Papa parece querer ser más que un manual, un texto de uso para la catequesis y
en los contextos políticos e internacionales, parece querer combatir los
lobbies y las potencias.
Las
indicaciones prácticas en torno al texto pontificio son un cambio radical de
estilo. Medios de transporte públicos, aire acondicionado y reciclaje del
cartón parecen a primera vista no ser demasiado importantes en el texto
magisterial. Pero para el Papa Francisco son el objetivo mismo del texto. Un
objetivo principalmente pastoral, tal y como la exhortación a rezar antes de
cada comida.
La
pastoral es la idea central de la ecología integrada, que une el cuidado de la
tierra y del hombre.
Pero
no todo es acción para el Papa. En el texto se insertan todos los temas
clásicos de la “ecología humana” ampliando las competencias.
Además
la encíclica, como todas las encíclicas de los últimos decenios, está dirigida
a todos los hombres de buena voluntad, aunque en lugar de explicarlo en el
título, el Papa prefiere explicarlo en el texto.
También
es práctica la idea de dos oraciones creadas para ser usadas por los creyentes
de todas las religiones, y otra para los cristianos en particular.
Este
es el “método Bergoglio”, con muchas descripciones dramáticas de la realidad
que al final dejan pensar que la fe cristiana es una invitación a la alegría:
“¡Caminamos cantando! Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este
planeta no nos quiten la alegría de la esperanza
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