26 jul 2015

La fuga: hubo muchas señales previas

Revista Proceso # 2021, 25 de julio de 2015..’’
La fuga: hubo muchas señales previas/JORGE CARRASCO A. Y VENERANDA MENDOZA
Muy poco antes de la fuga del Chapo Guzmán hubo varios indicios de que algo se estaba fraguando, pero a nadie pareció importarle. No sólo unas ­inusuales obras de la Conagua pasaron excesivamente cerca de la prisión –pretexto para desconectar los sensores de movimiento– sino que pocas horas previas al escape y a 37 kilómetros del penal, policías mexiquenses detuvieron a tres hombres que confesaron ser parte del Cártel de Sinaloa, con la misión de improvisar una pista de aterrizaje.
En los días y horas previos a la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán de la cárcel de máxima seguridad del Altiplano, en las inmediaciones de esa prisión hubo intenso movimiento de trabajadores y hasta detenciones de hombres armados. Pero para las fuerzas e instancias federales encargadas de la vigilancia del penal, y para las autoridades del Estado de México, se trató de meros hechos rutinarios.
La tarde del viernes 10, un día antes de la fuga del capo sinaloense, efectivos de la Comisión Estatal de Seguridad (CES) detuvieron a tres personas que se identificaron como miembros del Cártel de Sinaloa. Iban fuertemente armados y admitieron haber estado preparando y vigilando una pista clandestina, en una comunidad localizada a media hora del penal.
Los detenidos se identificaron como José Ramón García, de 18 años; Carlos Tovar Amparo, de 40, y José Antonio González, El Pony, de 54 y señalado como jefe del grupo. Los policías de la CES no sabían qué hacer con ellos. Ninguna autoridad se los recibía, según informes de la propia corporación.

El Ministerio Público estatal de la Subprocuraduría de Atlacomulco no se quiso hacer cargo. Puesto que traían armas de alto poder, fueron entregados a la delegación de la Procuraduría General de la República (PGR) en el Estado de México, pero sólo hasta el día siguiente. Sin embargo, para ésta se trataba de simples “raterillos”. Proceso solicitó a esa instancia federal información sobre la situación judicial de los detenidos, sin obtener respuesta.
La detención ocurrió en la comunidad de Mavoro, del municipio de Jocotitlán, sobre la carretera Toluca-Atlacomulco, a 37 kilómetros del penal del Altiplano, a unos 30 minutos en automóvil.
Los efectivos de la CES realizaban recorridos coordinados de vigilancia en los límites de Ixtlahuaca, Atlacomulco y Jocotitlán, cuando recibieron un reporte del Centro de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo. Vecinos habían denunciado la presencia de hombres armados en un camino de terracería de Mavoro.
Cuando llegaron, los policías encontraron a los tres hombres a bordo de dos vehículos: un Chevrolet Aveo plateado, con placas G78-ADA, y un Dodge Vision color vino, con placas G77-ADA. Según el reporte policial, las dos matrículas pertenecen al Distrito Federal. Pero en el padrón vehicular de la capital del país, ésas no existen.
Los ocupantes arrancaron sus ­vehículos, de “modelo reciente”, e intentaron huir, detalló la corporación en el comunicado 380/2015 emitido a las 15:58 horas del sábado 11, una vez que el Ministerio Público local aceptó recibir a los detenidos. El informe policial se conoció cinco horas antes de la fuga del líder del cártel de Sinaloa.
El reporte de la CES refiere que a los detenidos les fueron incautadas dos armas largas M-16, calibre 5.56 mm, con lanzagranadas adaptados y cargadores abastecidos, uno con 29 y otro con 30 cartuchos útiles. También llevaban siete granadas, dos chalecos tácticos y 22 cargadores con 609 cartuchos calibre 2.23 mm.
El comunicado apenas agrega que los detenidos fueron remitidos a la Fiscalía Especializada para Delincuencia Organizada de la PGR, en Toluca, donde se les abrió la carpeta de investigación 443650730001115 por los delitos de portación, tráfico y acopio de armas prohibidas.
Confesos
Sin embargo, la CES omitió información asentada en los partes oficiales –que conoció este semanario–: los detenidos se asumieron como integrantes del Cártel de Sinaloa y revelaron que su encomienda era preparar y resguardar una pista improvisada para el aterrizaje de una avioneta.
Los tres indicaron que ya habían rellenado algunos baches y aplanado el terreno para la pista, y señalizado con cal la brecha. También tenían el encargo de comprar chalecos antibalas y cascos mineros de la marca Truper.
Según el parte, los policías informaron que estos sujetos pidieron a los pobladores apagar sus celulares y no asustarse, pues sólo estaban en espera del aterrizaje de una avioneta y después se irían.
En su declaración ante la PGR, los detenidos dijeron tener su domicilio en Nayarit, desde donde salieron a Guadalajara. Luego a Querétaro y de ahí a Atlacomulco.
En ese municipio mexiquense estuvieron tres días. Se hospedaron en el hotel El Dorado. Fueron a una agencia de automóviles de Ciudad Satélite, en Naucalpan, para adquirir las dos unidades que les fueron decomisadas.
Los policías que detuvieron a los tres hombres fueron removidos del sector. No fueron los únicos cambios en la CES. El domingo 5, seis días antes de la fuga del Chapo, el gobernador mexiquense Eruviel Ávila designó como su titular a Eduardo Valiente Hernández, excoordinador de la PF en el Estado de México. Éste reemplazó a Damián Canales Mena, hombre cercano al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Tras el escape de Guzmán, Osorio designó a Canales director de la División de Inteligencia de la PF en sustitución de Ramón Pequeño.
Aunque no se ha aclarado si salió de la institución, Pequeño era uno de los hombres de Genaro García Luna, con responsabilidad en la seguridad del país, junto con el actual titular de la Comisión Nacional de Seguridad, Monte Alejandro Rubido García (Proceso 2020).
Atlacomulco y Jocotitlán, que durante tres días fueron base de operaciones de los detenidos, son municipios en los cuales miembros de la clase política mexiquense, que ahora están en el gobierno federal, tiene raíces familiares y propiedades.
La coartada del Cutzamala
La prolongada operación de cuadrillas de trabajadores de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en los alrededores del penal del Altiplano, e incluso cerca de los muros carcelarios, tampoco fueron motivo de alerta por parte de los autoridades encargadas de la vigilancia de la instalación carcelaria.
A tres metros de la barda perimetral, paralela a uno de los muros laterales del Altiplano, los trabajos de ampliación de la línea 2 del Sistema Cutzamala se convirtieron en el pretexto ideal para que las autoridades penitenciarias desconectaran los sensores de movimiento que presuntamente evitaron que se notara la construcción del túnel por el cual huyó El Chapo.
Durante meses, los 700 trabajadores que en ellas participan crearon las condiciones propicias –ruidos, movimientos de maquinaria e inquilinos desconocidos– que no merecieron vigilancia especial por parte de las autoridades.
Las obras comenzaron en octubre de 2014, a poco más de siete meses del ingreso de Guzmán Loera al Altiplano.
La Conagua anunció el cambio de siete tubos de la Línea 2 y el reforzamiento de otros 17, en el tramo que va del tanque Santa Isabel al Túnel Analco San José, entre los municipios de Almoloya de Juárez y Atlacomulco. Las obras continúan.
Apenas el fin de semana anterior a la evasión, entre el viernes 3 y el lunes 5, la Conagua realizó otra obra, el mantenimiento preventivo de 25 tubos del sistema de las líneas 1 y 2.
Para esos días, la dependencia anunció la reducción, en 10%, del caudal de agua potable al Valle de México, por “trabajos especiales de mantenimiento en los acueductos del Sistema Cutzamala, con el fin de reequiparlos y renovarlos para preservar la confiabilidad en su operación”.
Las tareas fueron encabezadas por el Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México. Su director general, Fernando González Cáñez, explicó que más de 830 personas laboraron durante 45 horas en 15 distintos frentes para renovar la tubería.
Para el mantenimiento se emplearon 43 máquinas pesadas, entre grúas, excavadoras y retroexcavadoras. También 286 unidades de equipo menor: bombas, plantas de soldar, generadores, compactadoras, equipo de oxicorte, bombas para el lanzado de concreto, compresores y martillos demoledores. Además se utilizaron 126 vehículos entre camiones plataforma, pickups, camiones cisterna y ambulancias.
De acuerdo con la información de Conagua, participaron técnicos especializados y trabajadores de la industria de la construcción. Pero también, efectivos de la Secretaría de la Defensa, PF y Seguridad Pública del Estado de México para garantizar la vigilancia. Ninguna de esas instancias reportó circunstancias extrañas alrededor del penal en los días previos a la fuga.
La PGR indaga la suspensión de los sensores de movimiento después de que los presos se quejaron por el ruido de los trabajos, sobre todo en las noches. Las faenas de la Conagua, según filtraciones de las declaraciones de las autoridades del penal ante la PGR, activaban con frecuencia las alarmas de monitoreo, lo que ponía en falsa alerta al personal.
Los empleados del Altiplano valoraron como mínimo el riesgo de desconectar los sensores, pues permanecían activas las demás medidas de seguridad: cámaras, equipos de microfonía y detección de armas y drogas.
Los sensores de movimiento permiten detectar cualquier daño en paredes o excavaciones, pero estaban apagados el sábado 11, cuando se concretó el escape, y aun desde semanas atrás, con lo que al parecer se facilitaron los trabajos para llevar el túnel hasta la celda 20, del pasillo 2, del área de Tratamientos Especiales.
La tubería del Cutzamala se introdujo en el costado derecho. En tanto, la regadera de Guzmán Loera estaba del lado izquierdo, al doblar la parte trasera del inmueble.
Detenidos y liberados
El presidente de la Comisión de Seguridad Pública del Congreso mexiquense, Octavio Martínez, consideró que la fuga del Chapo “no se puede entender sin la participación del Estado (de México)”. Las autoridades están obligadas a explicar “por qué el trazo de las obras se desvió al Altiplano”, aseguró el diputado el miércoles 22 afuera de la casa de gobierno de Ecatepec.
El perredista incluso llevó un camión de tierra y lo vació frente al inmueble, con la intención de demostrar que era imposible ignorar las toneladas de material que se extrajeron para hacer el túnel.
Por territorio, el municipio de Almoloya de Juárez es el cuarto más extenso de la entidad, con 483 mil 800 kilómetros cuadrados. La mayoría de los terrenos de la comunidad de Santa Juana, donde se asientan el penal y la casa en obra negra en la que desemboca el túnel, se encuentran sin urbanizar, por lo que el territorio para planear la ampliación de la Línea 2 del Cutzamala es vasto.
 La PGR además indaga a los contratistas que han participado en las obras de los penales de máxima seguridad del Altiplano, Puente Grande y Matamoros, debido a que los planos son similares.
 A la fecha la PGR no ha informado sobre alguna indagatoria en torno a la Conagua. Requerida por Proceso, la dependencia señaló que toda la comunicación oficial en torno a los trabajos del Altiplano la daría a conocer la Secretaría de Gobernación.
 La PGR tiene ahora sólo a tres personas detenidas por la fuga del Chapo Guzmán. El viernes 17, seis días después de la huida, consignó a siete personas, logrando la orden de aprehensión en su contra y su reclusión en el Centro Federal de Readaptación Social número 12, en Ocampo, Guanajuato.
 Pero el viernes 24, el Juzgado Tercero de Distrito con sede en Guanajuato, ordenó la liberación de cuatro y mantuvo a tres en prisión, al acreditarles el delito de evasión. Se trata del encargado del centro de control (monitores) y dos custodios.
 Del primero, el juez dijo que fue incongruente en sus declaraciones, corroboradas con otros datos de prueba; además, hubo dilación en su actuación. Según el juez, esta persona “intencionalmente favoreció la evasión”.
 Respecto a los dos custodios, los consideró probables responsables porque “no contestaron el teléfono del módulo penitenciario; al no existir justificación, se estimó que favorecieron la evasión”.
 Según el juez, sobre los cuatro liberados, dos funcionarios del Centro de Investigación y Seguridad Nacional y dos del centro penitenciario “no existían datos que justifiquen su formal procesamiento”.
 El juez concluyó que la forma de fuga del Chapo indica que le fueron proporcionados datos estratégicos y logísticos de la penitenciaría, y que la construcción de un túnel altamente sofisticado en un centro penitenciario de máxima seguridad, permitía afirmar que los funcionarios públicos propiciaron y favorecieron al evasor, según reportó la madrugada del viernes 24 el Consejo de la Judicatura Federal. 

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