Una
parrilla hizo que el Papa Francisco se sintiera en Argentina/
Nota de María Ximena Rondón
Papa Francisco e Ismael Alba - pollos a la parrilla / Credito : Facebook
Restaurante Buenos Aires
NUEVA
YORK, 29 Sep. 15 / 02:10 pm (ACI).- Durante su estadía en la Gran Manzana, el
Papa Francisco tuvo la oportunidad de sentirse nuevamente en su tierra,
Argentina, cuando el viernes 25 fue agasajado con la sazón de unos compatriotas
suyos, quienes con cariño y esmero le brindaron un pollo con limón a la
parrilla.
Sobre
la elección de los platos, Ismael explicó que el Pontífice es un hombre muy sencillo
y que “no le podés dar una langosta. El Papa es argentino. Ahora que él que
vive en Italia puede comer pastas ahí si quiere, no las va a comer en Nueva
York”. Por ello, decidieron
cocinarle
al estilo de su tierra.
Para
averiguar los gustos culinarios del Santo Padre, Ismael conversó con la
secretaria de la curia de Argentina. “Es una persona simple. Él come lo que
come todo el mundo” indicó.
“Cocinarle
al Papa Francisco me produjo una sensación muy linda”, dijo Alba. Para preparar
este plato colocaron la parrilla en patio y “la que cocinó fue mi suegra María
de Marco, cocinera de corazón, junto con Jorge Hernández. Pusimos el pollo en
la parrilla a fuego
lento
y alto para que quedara crocante. Demoró en cocerse cerca de unas dos horas y
media”.
El
pollo no fue el único detalle argentino que disfrutó el Papa. Ismael llevó unas
empanadas de carne picada, un bocadillo típico del país, y unas siete cajas de
vino argentino de cepa Malbec. “No eran vinos de 2.000 dólares sino que todos
eran vinos ricos y buenos. Él me lo
agradeció”,
comentó a ACI Prensa.
Por
otro lado, Ismael indicó que él no busca “ser famoso por haberle cocinado al
Papa. Mi madre me decía: ‘Haz el bien y no mires a quién’. A mí me gusta ayudar
a la gente”.
“Le
quise dar una alegría al Santo Padre. La misión de toda la gente que estaba
involucrada en esto era hacer que el Papa sea feliz con una comida argentina,
auténtica y simple… Para mí fue como tocar el cielo con las manos”.
El
Pontífice fue atendido por tres monjas y miembros del Opus Dei. Al terminar el
almuerzo las religiosas le comentaron a Alba que los comensales “no habían
dejado nada en el plato y que al Papa le había gustado la comida”. Además
comentó que al día siguiente fueron las monjas a cenar a su restaurante.
Ismael
Alba contó a ACI Prensa que cuando uno está en la presencia del Papa “lo
quieres abrazar y que te dé la bendición…Te emocionas cuando lo ves”.
También
refirió que ambos tuvieron un encuentro “muy chistoso. Lo abracé y le puse la
mano por el hombro. Uno de los de seguridad me empezó a sacar la mano del
hombro. Entonces yo le dije al Santo Padre: ‘Uy, perdón su Santidad’. El me
respondió: ‘Dejála, no te preocupes, el
Papa
no muerde’”.
Ismael
habló con el Pontífice cerca de 20 minutos. “Le agradecí lo que hizo por los
latinos, lo inmigrantes, le di tres cartas de unos amigos que tenían hijitos
enfermos, que se las llevó y me dijo que las iba a leer; y le agradecí lo que
ha hecho por Cuba. Él solo se reía”, comentó.
Además,
señaló que el Santo Padre le regaló unos rosarios para su suegra, para su
esposa, para Jorge y para él. “El Papa es una persona muy buena. La verdad que
es muy especial. Espero que Dios le dé mucha salud y que lo tengamos mucho
tiempo”, expresó.
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