Revista
Proceso # 2030, 27 de septiembre de 2015
El Altiplano, a
punto de estallar/ANABEL HERNÁNDEZ
Luego
del escape del capo sinaloense, el penal de El Altiplano entró en el caos. Las
autoridades aparentemente quisieron vengarse de la afrenta, pero con los
internos: a mediados de este mes los despojaron de sus televisores y relojes,
artículos a los que tienen derecho. La medida inexplicable creó un ambiente de
rebelión y motivó la interposición el viernes 25 de cientos de amparos de los
presos, en medio de una huelga de hambre que hasta el cierre de esta edición
seguía creciendo.
El
viernes 18, desde las 05:00 hasta pasadas las 23:00 horas, en el Centro Federal
de Readaptación Social (Cefereso) número 1, El Altiplano, en Almoloya, Estado
de México, policías federales y custodios irrumpieron en las celdas de todos
los módulos y despojaron a los reclusos de televisores y relojes.
Violentamente, en algunos casos.
El
operativo lo confirman amparos interpuestos por cerca de 400 presos de ese
penal de alta seguridad el viernes 25 en el Juzgado Tercero de Distrito de
Amparo del Segundo Circuito, con sede en Toluca, según pudo verificar este
semanario. Se calcula que en el centro penitenciario hay una población
aproximada de mil 200 internos.
Tras
el operativo comenzó una rebelión que se ha mantenido al menos hasta el viernes
25, sin que la Secretaría de Gobernación ni la Comisión Nacional de Seguridad
(CNS) comuniquen a la sociedad lo que ha ocurrido dentro del penal en la última
semana.
En
el amparo interpuesto, uno de los quejosos afirma que su reloj y una televisión
le fueron quitados sin ninguna explicación: “Es el caso que el día viernes
dieciocho de septiembre del año en curso, siendo aproximadamente entre las
veintidós y veintidós treinta horas, me encontraba en mi estancia viendo mi
televisión hoy confiscada, cuando personal de seguridad de guardia y custodia
entraron a mi celda y sin decirme nada desconectaron mi televisión y el
eliminador y me arrebataron mis audífonos con los que escuchaba dicha
televisión (…)
“Les
pregunté en ese instante que por qué razón me los estaban quitando y me dijeron
que les diera el reloj, por lo que yo insistí en preguntar que por qué razón, y
en ese momento tomaron de la fuerza mi mano y me despojaron de mi reloj y lo
único que me contestaron es que por indicaciones del nuevo titular del centro
penitenciario y del órgano administrativo es que a partir de ese día ya no
contaríamos con las cosas despojadas, refiriéndose a todos los internos,
llevándose, insisto, mi televisión, el eliminador, audífonos y el reloj de
mano”, señaló.
Proceso
también pudo confirmar en distintas fuentes que hasta el viernes 25 había una
huelga de hambre a la cual ya se habían sumado al menos 500 internos. Se afirma
que algunos presos no han comido en los últimos cinco días; al menos uno de
ellos ha sufrido desmayos.
El
ayuno fue iniciado el viernes 18 por internos del módulo uno, a donde fueron
transferidos los presos de alta peligrosidad del área de Tratamientos
Especiales. Entre los presos de esa área están Héctor Beltrán Leyva, exlíder
del Cártel de los Beltrán Leyva; Servando Gómez Martínez, La Tuta, líder de Los
Caballeros Templarios; Édgar Valdés Villarreal, La Barbie; Mario Cárdenas
Guillén y Arturo Martínez Herrera, del Cártel del Golfo; José Bernabé Brizuela
Meraz, La Vaca, operador del Cártel de Juárez; y Omar Treviño Morales, Z-42,
líder de Los Zetas.
Presuntamente
son ellos quienes encabezan el ayuno que a lo largo de la semana se extendió a
prácticamente todos los módulos.
Se
afirma que la situación en el penal empeoró cuando fueron internados, el mismo
viernes 18, el exdirector de El Altiplano Valentín Cárdenas y otros 11
exfuncionarios del penal, acusados de haber participado en la fuga del líder
del Cártel de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán, el 11 de julio pasado, con la
presunta complicidad de policías federales y agentes del Centro de
Investigación y Seguridad Nacional y personal del Órgano Administrativo
Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social (OADPRS).
El
lunes 21 Proceso solicitó formalmente a la CNS información sobre el número de
internos en huelga de hambre, cuántos relojes y televisores se confiscaron en
el operativo y qué medidas ha tomado el gobierno federal para mantener el
control del penal. La última información proporcionada a la reportera, el
viernes 25, es que se estaban recabando los datos solicitados; en ningún
momento se le dijo que la situación no existía.
El
sábado 19 Renato Sales, titular de la CNS, visitó El Altiplano. El lunes 28
minimizó los hechos y dijo que se trató de la molestia de algunos internos del
módulo 1, pero que era una situación superada. De acuerdo con testimonios
recabados, la situación empeoró durante la semana.
Además
de la reciente fuga de Guzmán Loera a principios de julio, hubo otro incidente
grave en el penal. El lunes 7 fue encontrado muerto en su celda el zeta
Sigifredo Nájera Talamantes, El Canicón. El gobierno federal aseguró que el
fallecimiento se debió a una sobredosis de droga, cuando se supone que en el
penal de máxima seguridad existen todos los filtros para que esas sustancias no
ingresen.
Un
polvorín
Familiares
de internos narran a Proceso que al menos hasta el viernes 25 el ambiente
interno en el penal era muy tenso y que algunos reclusos temían que la
situación se saliera de control. Cuentan que el domingo 20 en el módulo 2 hubo
quema de colchones. El miércoles 23, dice uno de los entrevistados, mientras
hablaba por teléfono con un interno –llamada familiar, a la cual se tiene
derecho– se escuchaban de fondo ruidos de golpes contra las rejas y gritos e
insultos de los presos.
El
actual director de El Altiplano es Jaime Fernández López, nombrado tras la
destitución de Cárdenas después de la fuga de Guzmán. Fuentes internas del
penal señalan que él comenzó negociaciones con los internos del módulo 1, a
quienes pidió que no se amotinen; les prometió que en cuanto un juez conceda el
amparo para que uno de los reclusos recupere su televisor y su reloj, de
inmediato permitirá que el resto de ellos vuelva a tener esos artículos.
Según
la información recabada, el operativo del viernes 18 tenía la finalidad de
buscar drogas y explosivos en las celdas; en vez de eso, despojaron a los
internos de televisores de siete pulgadas y relojes de plástico, artículos
autorizados por el Consejo Técnico.
El
abogado José Luis Cobián, quien representa a algunos de los internos, explica
en entrevista que los televisores y relojes quitados a los presos fueron en
cada caso autorizados por el Consejo Técnico Interdisciplinario del Cefereso,
que depende del OADPRS.
“No
es ilegal tenerlos, fue autorizado y no hay una ley que lo prohíba, por lo que
la acción (de quitarlos) fue arbitraria y afecta la seguridad jurídica y
garantía de audiencia de todos los internos”, señala. Antes del operativo,
cerca de 80% de los internos de El Altiplano tenían televisores o relojes.
El
televisor autorizado por el Consejo Técnico Interdisciplinario debe ser de
siete pulgadas, pantalla plana y sin bocinas; los internos sólo pueden usarlos
con audífonos. A diferencia del resto de los presos, Guzmán Loera tenía en su
celda, ilegalmente, un televisor con bocinas y cuyo volumen incluso estaba muy
alto el día de su fuga, se afirma en el expediente judicial abierto sobre la
evasión (Proceso 2022).
A
los únicos relojes de pulso a los que se supone tienen derecho los internos
deben ser negros, de plástico y sin ninguna pieza de metal en su exterior. Al
igual que los televisores, son adquiridos por los familiares y entregados en el
área de resguardo del penal, de donde luego son repartidos según la
autorización de los directivos del Cefereso.
Cobián
explica que un interno tarda entre seis o siete meses en tener acceso a esos
beneficios, luego de que pasan por el Centro de Observación y Clasificación y
los asignan a un módulo.
“Las
autoridades del penal erróneamente lo catalogan como un estímulo, no como un
derecho”, afirma Cobián. “Lo toman como un premio otorgado por buen
comportamiento y por colaborar con las autoridades penitenciarias. Pero es un
derecho constitucional.”
Tras
la fuga de Guzmán, supuestamente ocurrida por un túnel que daba a la regadera
de la celda número 20, el área de Tratamientos Especiales –para los presos de
mayor peligrosidad– está en remodelación. Desde hace más de un mes todos los
internos de esa área fueron cambiados, temporalmente, al módulo 1, en el centro
de la prisión.
En
julio de 2014 Guzmán Loera, Valdés Villarreal y otros internos realizaron una
huelga de hambre (Proceso 1968) argumentando presuntas violaciones a sus
derechos. Pero también se dijo entonces que durante la organización del ayuno,
El Chapo logró vulnerar a la red de custodios.
El
amparo
El
amparo masivo presentado el viernes 25 va contra el director general del penal,
Fernández López, el OADPRS y el director de seguridad y titular del área de custodia
y guarda, cuyo nombre no se señala.
Uno
de los agraviados refiere que llegó al complejo carcelario en 2001 y desde
entonces “siempre he tenido el derecho a la televisión de la marca Insignia de
siete pulgadas de la cual tiene grabado el número de expediente del suscrito
(1088), eliminador para su adaptación, los audífonos para conectarlo a dicha
televisión para poder escuchar y mi reloj, objetos que son adquiridos por
nuestros recursos y depositados por nuestros familiares, cumpliendo con las características
impuestas por el mismo centro penitenciario”.
Describió
que pasa entre 21 y 23 horas encerrado en su celda “sin hacer nada,
completamente solo, por lo que para distraerme y conocer del mundo exterior lo
es por conducto de las noticias; por lo que me es necesario el aparato de
comunicación que me fue quitado por los responsables, así como para saber la
hora, pues en dicho lugar no veo la luz del sol, y si no tengo mi reloj, pierdo
la noción del tiempo”.
Se
argumenta que con la medida se violan los artículos 1, 17, 18, 19, 21 y 22 de
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
En
los amparos se solicitó al juzgado enviar un actuario a El Altiplano para la
ratificación de la queja “y se dé fe del lugar en donde me encuentro viviendo,
describiéndose a detalle la estancia y las condiciones del patio”.
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