Revista
Proceso
# 2081, 18 de septiembre de 2016...
Las fortunas
mexiquenses del peñanietismo/ARTURO RODRÍGUEZ GARCÍA
No
se podrá acusar al presidente de la República de no generar riqueza en su
sexenio, aunque sólo sea por el compacto grupo de empresarios del Estado de
México que durante su administración han acumulado fabulosas fortunas con base
en contratos federales. Un recuento de las obras del Plan Nacional de
Infraestructura, las asignaciones de contratos y sus costos, revela que el
presupuesto se ha derramado generosamente en las empresas de ocho paisanos y
amigos de Enrique Peña Nieto.
En
menos de cuatro años, ocho empresarios del Estado de México diversificaron sus
negocios a prácticamente todas las áreas en que el gobierno asigna contratos.
Contra la lógica empresarial, cuya tendencia mundial es hacia la
especialización, este grupo “invierte” lo mismo en obra pública que en la venta
de desayunos escolares, en el sector energético y en guarderías subrogadas.
Sus
dominios ya son nacionales: operan carreteras y puertos, poseen líneas de
autobuses, camiones de carga y aviones; tienen medios de comunicación y
hospitales públicos. Alguno es dueño de un banco y de hoteles de gran turismo
en playas, mientras otro opera telefonía y tiene gaseras, pero ambos coinciden
en prestar servicios a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Como
contratistas, esos mexiquenses participan de los proyectos de infraestructura y
de los programas emblemáticos del gobierno de Enrique Peña Nieto. En este
sexenio al menos dos de ellos lograron figurar entre los más ricos de México,
según los cálculos de la revista Forbes, cuyos datos son los siguientes:
Carlos
Hank Rhon y su familia ocupan el número 15 del país: tiene una fortuna personal
de 2 mil 100 millones de dólares y al menos 32 empresas. Su hijo Carlos Hank
González, fiel a la antigua fórmula que se atribuye a su abuelo homónimo, “un
político pobre es un pobre político”, heredó el segundo apellido del ya
fallecido magnate regiomontano Roberto González Barrera y preside el Grupo
Financiero Banorte.
A
su vez, David Peñaloza Alanís es el número 25, con mil 500 millones de dólares
y alrededor de 30 empresas heredadas en vida por su padre, David Peñaloza
Sandoval.
Ellos
forman el mencionado grupo de exitosos mexiquenses, junto con Juan Armando
Hinojosa Cantú (al menos 11 empresas), Roberto Alcántara Rojas (13), los
hermanos Luis Ernesto y Anuar Maccise Uribe (29), Alfredo Miguel Afif
(alrededor de 10), Carlos Peralta Quintero (27) y Roberto San Román (padre e
hijo, con al menos ocho compañías).
La
mayoría de estos hombres de negocios son identificados con el Grupo Atlacomulco
y su cercanía con Peña Nieto es por demás conocida. Tres de ellos incluso
estuvieron implicados en los escándalos que deterioraron la imagen
presidencial: Hinojosa por la llamada Casa Blanca, San Román por la casa de
Ixtapan de la Sal y Miguel por las oficinas de transición.
Los
miembros de esta casta de acaudalados se relacionan entre sí y con políticos,
fieles a la tónica de ese grupo de poder mexiquense. Por ejemplo, el año pasado
Alcántara se convirtió en cuñado del exgobernador de Oaxaca José Murat, padre
de Alejandro, actual mandatario electo de esa entidad.
Luis
Ernesto Maccise se casó con Laura Barrera Fortoul (secretaria de Turismo en el
gobierno estatal de Peña Nieto y exdiputada del PRI), hija de Heberto Barrera
Velázquez, un veterano político cuyo cargo más reciente fue en el Consejo
Estatal de Infraestructura y Desarrollo Social, en la administración de Eruviel
Ávila. En el actual gobierno mexiquense es secretario del Trabajo Javier García
Bejos, sobrino de Alfredo Miguel Afif.
En
cuanto a Juan Armando Hinojosa, fue consuegro del exgobernador veracruzano
Fidel Herrera, cónsul en Barcelona. En la boda de sus hijos, Javier Duarte,
gobernador de Veracruz, fungió como testigo y Peña Nieto como invitado de
honor. Este último es compadre de Roberto San Román Dunne, quien apadrinó a su
hija Paulina Peña Pretelini.
Estos
barones mexiquenses poseen, juntos, más de 145 empresas, a través de las cuales
acumulan concesiones de transporte, extracción de agua, producción de
electricidad, permisos aduaneros y de importación (incluso de residuos
peligrosos), usufructúan playas y son proveedores del gobierno en muchos
rubros.
Los
negocios del sexenio
La
supremacía de los empresarios mexiquenses en los contratos gubernamentales es
tan innegable como el fracaso de la administración peñanietista en su ambicioso
Programa Nacional de Infraestructura (PNI). De las 10 obras más caras
proyectadas por Peña Nieto en comunicaciones y transportes, dos fueron
canceladas, una sigue en suspenso y cuatro están pendientes. Las tres que se
hallan en construcción cuentan con la participación del mencionado grupo.
Los
proyectos cancelados son el Tren México-Querétaro y el Tren Transpeninsular
Mérida-Punta Venado.
De
las obras que ya están en construcción, destaca el Tren México-Toluca, de la
que toma parte la constructora La Peninsular, de Carlos Hank Rhon. También
participa de la ampliación del Puerto de Altamira, en parte concesionado a
Pinfra mediante su filial Infraestructura Portuaria Mexicana, de David
Peñaloza.
La
otra obra costosa, un viaducto en Veracruz, fue asignada a la trasnacional
española OHL, inmersa en escándalos de corrupción en México y en el extranjero
y cuya relación con la citada élite ha sido ampliamente documentada por este
semanario.
La
mañana del 23 de abril de 2014, el presidente Peña Nieto presentó su PNI,
ambicioso plan que incluía los “compromisos” que firmó en su campaña
presidencial: 743 obras, de las cuales 222 correspondían al sector
comunicaciones y transportes.
A
cuatro años de gobierno, sólo hay 63 obras concluidas, es decir la tercera
parte de lo que se comprometió Peña ante notario. Cerca de la mitad empezaron a
construirse en el sexenio anterior, según comprobó el reportero al hacer una
revisión de los avances del PNI en la plataforma Datos Abiertos.
Transcurridos
dos tercios de su administración, el mandatario sólo ha podido realizar 35
obras originales de su gobierno, de las 222 programadas en el sector: menos de
la sexta parte.
Con
todo, los potentados del Estado de México no dejan ir obra ni programa
emblemático. En uno de los proyectos de construcción más relevantes del
sexenio, el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM),
participa La Peninsular Compañía Constructora, subsidiaria del Grupo Hermes, de
Hank Rhon. Y también Tracotamsa, una firma de prosperidad reciente cuyo dueño
es primo de Juan Armando Hinojosa Cantú, además de Hycsa, consorcio integrado
por priistas tabasqueños asociados con La Peninsular (Proceso 2047).
El
proyecto hidráulico más importante del PNI es el acueducto Monterrey VI, que
incluía a Hinojosa Cantú. El viernes 16 fue cancelado por el gobernador de
Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón.
Al
revisar el PNI aparecen dos columnas con los costos, llamativos por elevados,
pero cuya descripción general indica que corresponden a inversiones privadas
facilitadas por el gobierno. Por ejemplo, en el sector Turismo, la inversión
más costosa (102 mil millones de pesos) es el proyecto número 499, “Obras de
iniciativa privada”, es decir, hoteles y atracciones.
Entre
los primeros proyectos de este tipo en el sexenio destaca el hotel Secrets
Playa Mujeres, en Quintana Roo, cuya primera piedra fue colocada por la
entonces secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, y Carlos Hank Rhon, el
inversionista.
Entre
las obras de mayor costo del PNI se enlista con el número 69, con 507 mil
millones de pesos, la “inversión privada en telecomunicaciones”. Nuevamente se
trata de una obra que no es del gobierno sino facilitada por éste a los
inversionistas privados. En ese rubro participa desde 2013 VPN de México, de
Carlos Peralta, quien obtuvo dos concesiones para servicios de telefonía e
internet por 20 años.
Diversificación
ventajosa
Los
negocios de la élite mexiquense no sólo están en el PNI. Carlos Peralta, con su
empresa JP IUSA, le vendió a la Secretaría de Educación Pública tabletas
electrónicas por mil 809 millones de pesos en abril de 2015, pues los nuevos
planes educativos incluyen esa herramienta.
En
septiembre de 2014, Publicidad y Artículos Creativos, la imprenta de Hinojosa
Cantú, obtuvo 1.8 millones por fabricar lonas con promoción de la reforma
educativa. También es beneficiario de la operación del hospital de Alta
Especialidad de Zumpango y remodeló el hangar presidencial por mil millones de
pesos, una obra cuya utilidad será de corta vida, pues será sustituida cuando
entre en operación el NAICM.
La
dinastía San Román también ha incursionado en la construcción de dos hospitales
en el Estado de México. Ahora lo hace en carreteras, sin menoscabo de los pagos
del gobierno por los paseos de la burocracia de la Lotería Nacional y el Fondo
de Cultura Económica, que van a su Parque Acuático Ixtapan.
La
burocracia y los bienes muebles e inmuebles del gobierno también son buen
negocio. El Grupo Financiero Interacciones, de Hank Rhon, ha vendido seguros
por el orden de mil 200 millones al gobierno de Peña Nieto.
IUSA
y subsidiarias, de Carlos Peralta, acumula en ventas transparentes 2 mil 787
millones de pesos en 382 contratos desde 2013 a la fecha, ya sea por medidores
de consumo eléctrico de la CFE, por cuchillas o por otras refacciones
eléctricas.
En
aviación, Eolo Plus, de Hinojosa Cantú, de ser prácticamente inexistente se
convirtió en un proveedor relevante, pues quintuplicó sus contratos federales
hasta sumar 67 millones de pesos en los primeros dos años del peñanietismo,
como documentó este semanario mediante solicitudes de acceso a la información
pública (Proceso 2005).
El
principal contratista en el sector energético es Alfredo Miguel, otro de los
mexiquenses consentidos. Aunque enfrentó problemas judiciales en el sexenio de
Vicente Fox, con Peña Nieto consiguió contratos que a principios de este año
sumaban alrededor de 770 millones de dólares, principalmente con Pemex, según
documentó la reportera Peniley Ramírez, de Univisión.
De
la familia Miguel era la casa rentada a Peña Nieto para los trabajos de su
equipo de transición cuando era presidente electo.
El
sector energético es asimismo una fuente de ingresos multimillonarios para
otros señores mexiquenses. Carlos Hank Rhon posee también el Grupo Transportes,
que agrupa seis subsidiarias que dan a Pemex servicio de transporte terrestre.
Peralta
incluso incursiona en negocios modestos, por ejemplo en las guarderías
subrogadas del IMSS. Una de las razones sociales que integran su conglomerado
es Convivencia y Educación Infantil Pastejé, a la que el IMSS contrató a un
costo de 2 mil 500 pesos mensuales por niño, sin que se especifique a cuántos
atiende.
Placer
y negocios
Como
el presidente Peña Nieto, y a veces con él, la mayoría de los ocho zares
mexiquenses del dinero juegan golf. A diferencia de los millonarios que se
inscriben en un exclusivo club, ellos poseen los propios: Hank tiene uno en
Playa Mujeres y Alfredo Miguel uno en Idaho, Estados Unidos.
San
Román, heredero del apodo El señor de los balnearios que ostentó su patriarca a
mediados del siglo XX, posee el exclusivo Club de Golf Ixtapan, donde la
empresa Zona Uno construye las mansiones de otros potentados mexiquenses y las
comercializa Inmobiliaria Ixtapan, también de San Román. Uno de los vecinos es
Peña Nieto.
Al
Club de Golf Ixtapan la Comisión Nacional del Agua le ha renovado al menos en
dos ocasiones un permiso que ampara la extracción anual de 903 mil metros
cúbicos del líquido. Ese volumen podría satisfacer casi la demanda de Chetumal,
Quintana Roo, o abastecer con creces Atlacomulco.
Las
concesiones no permiten conocer con detalle cuánto ganan los mexiquenses, o
bien sólo cifras aproximadas. Roberto Alcántara –concesionario de transportes
de pasajeros como ETN y Ómnibus de México, además de la aerolínea Viva Aerobús–
consiguió en 2014 el servicio de telepeaje por 4 mil millones de pesos (Proceso
1974).
Carlos
Hank fue el primer concesionario de generación de electricidad en México
mediante su empresa AES Mérida III. Además de playas y concesiones de agua,
posee la autorización para operar su Grupo Financiero Interacciones que, a
través de sus divisiones, tiene como cliente principal al gobierno.
Peñaloza
Sandoval y su hijo David Peñaloza Alanís, quien lo sucede en los negocios desde
2013, no son originarios del Estado de México pero se enriquecieron en el
sexenio de Carlos Salinas a partir de las concesiones carreteras para Tribasa,
bajo el padrinazgo del entonces titular de la SCT, Andrés Caso Lombardo, y la
amistad del padre con el patriarca de los Hank. También estuvo en problemas legales
durante el foxismo, pero ahora tiene concesionadas 17 autopistas y el puerto de
Altamira.
IUSA,
del mencionado Peralta, tiene al menos 58 permisos diversos: desde aduanas
hasta el manejo de materiales peligrosos y prototipos normados, pero como su
hobby son los toros, posee la Ganadería Pastejé, con permiso de agua por 436
mil metros cúbicos anuales. Ubicada en Jocotitlán, Estado de México, ese solo
negocio consume lo mismo que la población total de ese municipio.
Inversionistas
en medios
Carlos
Peralta edita la revista 6 Toros 6 como una extensión de su pasatiempo
favorito. Sin embargo, para Roberto Alcántara el negocio es ser el principal
accionista del diario español El País.
Los
Maccise, cuya empresa madre es El Diario de Toluca, crecieron en plena crisis
de los medios impresos y colocaron su periódico Capital en 15 ciudades de la
República, adquirieron el control del diario Reporte Índigo y se quedaron con
la revista Cambio.
Las
30 empresas conocidas de los Maccise Uribe incluyen el Grupo Capital Radio, así
como las televisoras de paga Efekto Tv y Green Tv. De acuerdo con la base de
datos Comsoc, donde debe registrarse el gasto de publicidad oficial, sus medios
han recibido más de 200 millones de pesos en lo que va del sexenio. No obstante,
esta cifra es dudosa porque facturan con numerosas razones sociales.
“Transparencia”
de parapeto
La
transparencia no es real cuando de los señores mexiquenses se trata. Aun así,
con lo que reportan en Compranet y el Portal de Obligaciones de Transparencia
(POT) suman juntos más de 11 mil millones de pesos en contratos.
Si
se suman los presupuestos aprobados para 2016 en los ayuntamientos de
Guadalajara y Monterrey, no alcanzan la cifra transparente de contratos
obtenidos por los ocho empresarios mencionados.
Con
todo, esa cifra resulta apenas un estimado ínfimo al contrastarse con
información obtenida y corroborada a través de distintas fuentes. Por ejemplo,
a Hinojosa Cantú un grupo de diputados le comprobó que obtuvo 60 mil millones
en contratos tan sólo en los primeros dos años de gobierno (Proceso 2002).
La
dispersión de los datos abiertos del gobierno federal y la franca opacidad
complican el seguimiento de estos negocios. Algunos contratos que aparecen en
la plataforma Compranet no están en el POT, y hay otros que, a pesar de ser
públicos y de ejercicios fiscales cerrados, no aparecen en ninguna de las dos
bases de datos.
Los
propios magnates procuran la opacidad. El Grupo Financiero Interacciones de
Hank Rhon, que se especializa en ofrecer servicios al gobierno, litiga desde
abril de 2015 para evitar que se conozca a cuánto asciende la deuda y los
intereses que numerosos gobiernos estatales y municipales contrajeron en los
últimos años (Proceso 2049 y 2076).
Por
eso, entre todas las concesiones, la dispersión de los datos oficiales, las
múltiples razones sociales utilizadas y los litigios, los ingresos que acumulan
en este sexenio los señores mexiquenses son literalmente incalculables.
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