Sinaloa para principiantes
Columna El Asalto a la Razon/ Carlos Marín
Columna El Asalto a la Razon/ Carlos Marín
Milenio Diario, Jueves, 17 Julio, 2008;
Este Asalto… debiera publicarse bajo el nombre de quien escribió este ilustrador texto desde la dirección electrónica pazparasinaloa:
Soy orgullosamente sinaloense, un joven que apenas termina su carrera. Una persona honesta y trabajadora y como yo hay muchas en nuestro estado que se ocupa en una tienda de abarrotes, es enfermera o maestro, agricultor, cerrajero, albañil, carpintero, ama de casa o zapatero que nada tienen que ver con el narcotráfico. Y somos la inmensa mayoría.
En Sinaloa en una guerra de la que no podemos escapar. El terror y el miedo nos acompaña todos los días y hoy en día, a plena luz matan.
Hace algunos días, a unos kilómetros de Guamúchil, en una comunidad rural, llegaron a la casa de un hombre para que les vendiera un poco de gasolina y por temor, flojera o lo que usted guste, no se levantó a atenderlos. A la tarde siguiente llegaron los tipos, preguntaron por el que vendía gasolina, y se lo llevaron para, a escasos kilómetros, tirarlo muerto.
Ése es el poder que maneja mi estado. Y así vivimos.
La madrugada del domingo asesinaron a jóvenes adolescentes del coro de una iglesia; jóvenes que terminaban de festejar unos quince años y paseaban en una de las principales calles de Guamúchil, y fueron acribillados a sangre fría. No debían nada, no hacían daño a nadie, no tenían que morir. Hoy sus padres claman por sus hijos, que sólo salieron a pasear. La base de la policía ministerial está a cuatro cuadras del lugar donde fueron asesinados; la municipal a siete y el cuartel del Ejército a un kilómetro. Tardaron dos horas, dos horas en llegar al lugar de los hechos.
Aquí, desafortunadamente, los mandos policiacos funcionan como casas funerarias: sólo van a recoger cadáveres y no previenen, no evitan, no solucionan nada.
Necesitamos, sí, que rueden cabezas, pero de políticos y funcionarios que no hacen nada. Necesitamos que sean removidos.
Tiene que ser escuchada nuestra voz, pero tenemos miedo a hablar y gritar este terror que sentimos, esta impotencia.
En el DF, por la muerte lamentable de unos jóvenes (caso New’s Divine), se fueron el procurador, el director de Seguridad y el jefe delegacional. En Sinaloa, hoy asesinan a ocho, mañana a once y se baten récords y mas récords de asesinatos.
Por favor, volteen a vernos. Comenten y comenten sobre lo que vivimos; hagan presión publica; olviden por tres o cuatro días que si la pregunta que hizo Cárdenas es ambigua o no entorno a la reforma petrolera; que si a Espino se le suelta la lengua; que si a Beltrones el Cisen lo espía.
En esta guerra muere gente todos los días pero somos ignorados, o al menos eso sentimos.
Si voltean a ver lo que estamos viviendo, estoy completamente seguro que su ayuda servirá para evitar la muerte de muchos inocentes.
Por favor haga la diferencia, y de antemano mil gracias...
Sinceramente, de nada.cmarin@milenio.com
Soy orgullosamente sinaloense, un joven que apenas termina su carrera. Una persona honesta y trabajadora y como yo hay muchas en nuestro estado que se ocupa en una tienda de abarrotes, es enfermera o maestro, agricultor, cerrajero, albañil, carpintero, ama de casa o zapatero que nada tienen que ver con el narcotráfico. Y somos la inmensa mayoría.
En Sinaloa en una guerra de la que no podemos escapar. El terror y el miedo nos acompaña todos los días y hoy en día, a plena luz matan.
Hace algunos días, a unos kilómetros de Guamúchil, en una comunidad rural, llegaron a la casa de un hombre para que les vendiera un poco de gasolina y por temor, flojera o lo que usted guste, no se levantó a atenderlos. A la tarde siguiente llegaron los tipos, preguntaron por el que vendía gasolina, y se lo llevaron para, a escasos kilómetros, tirarlo muerto.
Ése es el poder que maneja mi estado. Y así vivimos.
La madrugada del domingo asesinaron a jóvenes adolescentes del coro de una iglesia; jóvenes que terminaban de festejar unos quince años y paseaban en una de las principales calles de Guamúchil, y fueron acribillados a sangre fría. No debían nada, no hacían daño a nadie, no tenían que morir. Hoy sus padres claman por sus hijos, que sólo salieron a pasear. La base de la policía ministerial está a cuatro cuadras del lugar donde fueron asesinados; la municipal a siete y el cuartel del Ejército a un kilómetro. Tardaron dos horas, dos horas en llegar al lugar de los hechos.
Aquí, desafortunadamente, los mandos policiacos funcionan como casas funerarias: sólo van a recoger cadáveres y no previenen, no evitan, no solucionan nada.
Necesitamos, sí, que rueden cabezas, pero de políticos y funcionarios que no hacen nada. Necesitamos que sean removidos.
Tiene que ser escuchada nuestra voz, pero tenemos miedo a hablar y gritar este terror que sentimos, esta impotencia.
En el DF, por la muerte lamentable de unos jóvenes (caso New’s Divine), se fueron el procurador, el director de Seguridad y el jefe delegacional. En Sinaloa, hoy asesinan a ocho, mañana a once y se baten récords y mas récords de asesinatos.
Por favor, volteen a vernos. Comenten y comenten sobre lo que vivimos; hagan presión publica; olviden por tres o cuatro días que si la pregunta que hizo Cárdenas es ambigua o no entorno a la reforma petrolera; que si a Espino se le suelta la lengua; que si a Beltrones el Cisen lo espía.
En esta guerra muere gente todos los días pero somos ignorados, o al menos eso sentimos.
Si voltean a ver lo que estamos viviendo, estoy completamente seguro que su ayuda servirá para evitar la muerte de muchos inocentes.
Por favor haga la diferencia, y de antemano mil gracias...
Sinceramente, de nada.cmarin@milenio.com
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