Columna Juegos de Poder/Leo Zuckermann
Excelsior, 15/07/2008;
Mi respuesta a la Amedi
La prohibición constitucional para que las personas contraten espacios de radio y televisión a fin de hablar de partidos o candidatos limita la libertad de expresión, viola la libertad de asociación y atropella un principio de igualdad ciudadana. Esta es la convicción de 15 ciudadanos que demandamos un amparo en contra de dicha prohibición. Además, nos parece que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) debe revisar si es posible cambiar la Constitución para limitar los derechos humanos. El viernes, la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi) entregó una carta, firmada por mucha gente respetable, a la SCJN, en la que cuestiona el amparo que interpusimos. A continuación expreso mis puntos de vista sobre esta carta. Son a título personal. No representan, de ninguna forma, la postura de los otros 14 ciudadanos con los que comparto la demanda de amparo.
1. La prohibición de contratar spots de radio y televisión a cualquier ciudadano, en aras de la equidad electoral, es una mala solución porque perjudica a todas las minorías, no sólo la empresarial. Resulta absurdo que, con el afán de cuidar la equidad en las contiendas entre partidos, se genere una inequidad entre los partidos y la sociedad. Sólo los partidos podrán hablar de política en spots de radio y televisión. La sociedad deberá callarse en estos espacios. El argumento completo de por qué es una mala solución, que sólo fortalece a la partidocracia, puede encontrarse en mi artículo de Excélsior del 7 de julio pasado.
2. Es verdad que la prohibición ya existía antes en el Cofipe, pero no por eso deja de ser absurda. Un error no puede justificarse porque ya existía en el pasado. Además, la diferencia es que la prohibición estaba contenida en una ley secundaria sujeta a declararse inconstitucional por violar el artículo sexto de la Carta Magna. Pero ahora la prohibición fue subida a la Constitución donde un artículo (el 41) contradice a otro (el sexto).
3. También resulta absurdo decir que hay que prohibir la compra de spots porque la gran mayoría de los mexicanos no tiene “para pagar las tarifas de los medios de alcance nacional”. Bajo ese mismo argumento habría que prohibir la venta de Mercedes Benz porque sólo una minoría selecta puede adquirirlos. Además, como ha demostrado Héctor Aguilar Camín, en materia de radio y televisión no todos son Mercedes Benz: los anuncios en las radiodifusoras locales son baratos y, sin embargo, también se prohibió su adquisición.
4. La Amedi justifica limitar la libertad de expresión por “valores positivos” como la equidad en una contienda electoral. ¿Y quién define cuáles son estos “valores positivos”? ¿Tres partidos que dejan fuera de la competencia política al resto de la población? ¿No tenemos los ciudadanos el derecho a objetar esta decisión que restringe nuestra libertad de expresión? Ningún ciudadano podrá criticar o apoyar a partidos o candidatos en spots de radio y televisión, pero sí en medios impresos o en internet. ¿Acaso el “valor positivo” no aplica en estos medios? ¿Dónde comienza y dónde termina la censura?
5. Concuerdo con la Amedi, y así lo he escrito, en que la violencia a los periodistas y la concentración de los medios de comunicación en pocas manos limita la libertad de expresión. Pero estos son otros dos temas que nada tienen que ver con nuestro amparo. Ojalá llegue el día en que los partidos, que son los que gobiernan (y que tanto defiende la Amedi), solucionen ambos problemas.
6. Con gusto estoy dispuesto a debatir el tema de nuestro amparo en público. Yo no controlo, sin embargo, los espacios de las televisoras. Si la Amedi consigue alguno, pues bienvenido. Lo que sí puedo hacer, y haré, es invitar a algunos de los que firmaron la carta al espacio radiofónico que conduzco. En Imagen Electoral debatiremos el tema con la pluralidad que caracteriza a este espacio.
La prohibición constitucional para que las personas contraten espacios de radio y televisión a fin de hablar de partidos o candidatos limita la libertad de expresión, viola la libertad de asociación y atropella un principio de igualdad ciudadana. Esta es la convicción de 15 ciudadanos que demandamos un amparo en contra de dicha prohibición. Además, nos parece que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) debe revisar si es posible cambiar la Constitución para limitar los derechos humanos. El viernes, la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi) entregó una carta, firmada por mucha gente respetable, a la SCJN, en la que cuestiona el amparo que interpusimos. A continuación expreso mis puntos de vista sobre esta carta. Son a título personal. No representan, de ninguna forma, la postura de los otros 14 ciudadanos con los que comparto la demanda de amparo.
1. La prohibición de contratar spots de radio y televisión a cualquier ciudadano, en aras de la equidad electoral, es una mala solución porque perjudica a todas las minorías, no sólo la empresarial. Resulta absurdo que, con el afán de cuidar la equidad en las contiendas entre partidos, se genere una inequidad entre los partidos y la sociedad. Sólo los partidos podrán hablar de política en spots de radio y televisión. La sociedad deberá callarse en estos espacios. El argumento completo de por qué es una mala solución, que sólo fortalece a la partidocracia, puede encontrarse en mi artículo de Excélsior del 7 de julio pasado.
2. Es verdad que la prohibición ya existía antes en el Cofipe, pero no por eso deja de ser absurda. Un error no puede justificarse porque ya existía en el pasado. Además, la diferencia es que la prohibición estaba contenida en una ley secundaria sujeta a declararse inconstitucional por violar el artículo sexto de la Carta Magna. Pero ahora la prohibición fue subida a la Constitución donde un artículo (el 41) contradice a otro (el sexto).
3. También resulta absurdo decir que hay que prohibir la compra de spots porque la gran mayoría de los mexicanos no tiene “para pagar las tarifas de los medios de alcance nacional”. Bajo ese mismo argumento habría que prohibir la venta de Mercedes Benz porque sólo una minoría selecta puede adquirirlos. Además, como ha demostrado Héctor Aguilar Camín, en materia de radio y televisión no todos son Mercedes Benz: los anuncios en las radiodifusoras locales son baratos y, sin embargo, también se prohibió su adquisición.
4. La Amedi justifica limitar la libertad de expresión por “valores positivos” como la equidad en una contienda electoral. ¿Y quién define cuáles son estos “valores positivos”? ¿Tres partidos que dejan fuera de la competencia política al resto de la población? ¿No tenemos los ciudadanos el derecho a objetar esta decisión que restringe nuestra libertad de expresión? Ningún ciudadano podrá criticar o apoyar a partidos o candidatos en spots de radio y televisión, pero sí en medios impresos o en internet. ¿Acaso el “valor positivo” no aplica en estos medios? ¿Dónde comienza y dónde termina la censura?
5. Concuerdo con la Amedi, y así lo he escrito, en que la violencia a los periodistas y la concentración de los medios de comunicación en pocas manos limita la libertad de expresión. Pero estos son otros dos temas que nada tienen que ver con nuestro amparo. Ojalá llegue el día en que los partidos, que son los que gobiernan (y que tanto defiende la Amedi), solucionen ambos problemas.
6. Con gusto estoy dispuesto a debatir el tema de nuestro amparo en público. Yo no controlo, sin embargo, los espacios de las televisoras. Si la Amedi consigue alguno, pues bienvenido. Lo que sí puedo hacer, y haré, es invitar a algunos de los que firmaron la carta al espacio radiofónico que conduzco. En Imagen Electoral debatiremos el tema con la pluralidad que caracteriza a este espacio.
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