De la columna Razones de Jorge Fernández Menéndez
Publicada en Excelsior, 12/08/2008;
"Otros cambios fueron lo que se dieron en la PGR, donde dejó la Subprocuraduría Jurídica y de Asuntos Internacionales José Luis Santiago Vasconcelos, un funcionario con una larga y muy eficiente trayectoria en la Procuraduría y quizá quien más y mejor trabajó en el ámbito de la lucha contra las drogas, durante años. La salida de José Luis se entiende precisamente por el tiempo que pasó en esa responsabilidad que, de alguna manera, se prolongaba, aun cuando fuera informalmente, en el que era su actual cargo. Se ha dicho que va a tener un nuevo puesto en el gobierno federal. Ojalá así sea, porque Santiago Vasconcelos es un hombre que conoce como pocos los ámbitos de procuración de justicia, el crimen organizado y la relación con las instituciones de seguridad de otros países, sobre todo Estados Unidos. Y debe ser protegido por ello.
Pero también es verdad que se deben revitalizar las distintas instancias en este ámbito. Y a partir de todo lo ocurrido durante los últimos días, parece existir la decisión presidencial de otorgarle, un mucho mayor protagonismo que el que tenía hasta ahora, al procurador Eduardo Medina-Mora, incluida la posibilidad de que reestructure su equipo. Si fuera así, sería una decisión correcta, primero porque Medina-Mora es uno de los hombres que sabe y hace política en el equipo gubernamental y, segundo, porque si bien muchas de las iniciativas presentadas al inicio del sexenio, para modificar los esquemas de seguridad, sobre todo policiales, son en términos generales acertadas, lo cierto es que incluso con las reformas que se aprobaron en meses pasados, no todo fue admitido y quedaron muchos vacíos: hoy debe quedar claro qué cosas son atribución de la Procuraduría y qué de la Secretaría de Seguridad Pública.
Hace ya tiempo decíamos que la política es la que debe regir la seguridad y, si el diseño político institucional tiene vacíos o fallas, incluso las mejores técnicas al respecto terminarán reflejando esas insuficiencias. Al Presidente y a muchos de sus funcionarios les gustan las metáforas futbolísticas. Y, hasta ahora, no se ha podido penetrar a la defensa rival jugando sólo por el centro. Con esta nueva posición en el campo de Medina-Mora, se busca abrir el juego por las bandas, mientras que Ruiz Mateos sería algo así como un lateral, que juega en la defensa, pero tiene muchas responsabilidades ofensivas. Claro, cuando se juega así, uno se arriesga a los contragolpes.
Pero también es verdad que se deben revitalizar las distintas instancias en este ámbito. Y a partir de todo lo ocurrido durante los últimos días, parece existir la decisión presidencial de otorgarle, un mucho mayor protagonismo que el que tenía hasta ahora, al procurador Eduardo Medina-Mora, incluida la posibilidad de que reestructure su equipo. Si fuera así, sería una decisión correcta, primero porque Medina-Mora es uno de los hombres que sabe y hace política en el equipo gubernamental y, segundo, porque si bien muchas de las iniciativas presentadas al inicio del sexenio, para modificar los esquemas de seguridad, sobre todo policiales, son en términos generales acertadas, lo cierto es que incluso con las reformas que se aprobaron en meses pasados, no todo fue admitido y quedaron muchos vacíos: hoy debe quedar claro qué cosas son atribución de la Procuraduría y qué de la Secretaría de Seguridad Pública.
Hace ya tiempo decíamos que la política es la que debe regir la seguridad y, si el diseño político institucional tiene vacíos o fallas, incluso las mejores técnicas al respecto terminarán reflejando esas insuficiencias. Al Presidente y a muchos de sus funcionarios les gustan las metáforas futbolísticas. Y, hasta ahora, no se ha podido penetrar a la defensa rival jugando sólo por el centro. Con esta nueva posición en el campo de Medina-Mora, se busca abrir el juego por las bandas, mientras que Ruiz Mateos sería algo así como un lateral, que juega en la defensa, pero tiene muchas responsabilidades ofensivas. Claro, cuando se juega así, uno se arriesga a los contragolpes.
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