Columna Archivos del poder/Martín Moreno
Noé, el chofer, Mendieta y los procuradores
Los acontecimientos de los últimos días: secuestros, asesinatos, renuncias sorprendentes en la PGR, negociadores profesionales y la pobreza de resultados en las procuradurías, tanto federal como capitalina, han estado rodeados de historias que deben ser consideradas como puntos clave de la tragedia que, acerca de la criminalidad, está viviendo México.
Un titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), que renuncia sospechosamente, en medio de una serie de detenciones hasta hoy encubiertas. Un chofer que estaba drogado cuando el automóvil que conducía fue interceptado con la finalidad de secuestrar a su joven patrón. Un jefe de Gobierno del DF que recomienda a “negociadores” para intentar rescatar a secuestrados, en vez de confiar en sus cuerpos de seguridad.
Dos procuradores que muestran frivolidad e insensibilidad en sus actuaciones.
Noé Ramírez Mandujano. El hasta haca algunos días poderoso titular de la SIEDO fue obligado a renunciar en circunstancias misteriosas y, hasta ahora, ocultas a la opinión publica. Resulta que, el 30 de julio pasado, el mismo día en que Ramírez Mandujano presentó su dimisión, fueron detenidos, al mediodía, tanto Jorge Colorado, jefe del equipo especial conocido como Los Gafes, así como algunos de sus subordinados: Fernando Rivera, Roberto García y Milton García.
La orden de arraigarlos salió directamente de la oficina del secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna. Tanto Colorado como sus colaboradores fueron, en primera instancia, interrogados en el tercer piso de la PGR y, posteriormente, conducidos hasta el Centro de Operaciones de la Policía Federal, en Iztapalapa, donde permanecen arraigados. ¿Por qué fueron detenidos y por qué no se ha informado de su arraigo? No se sabe. Pero lo cierto es que, horas después de su detención, Ramírez Mandujano fue obligado a presentar su renuncia.
¿Qué cuenta pendiente tiene Ramírez Mandujano? Basta recordar lo que escribimos en estos Archivos el 27 de septiembre del año pasado: “Al escritorio del despacho presidencial ha llegado un informe preocupante: varios millones de dólares fueron robados de la fortuna original incautada de la residencia, en Lomas de Chapultepec, de Zenli Ye Gon, justo en el momento en el que se realizaba el operativo. En el reporte aparece el nombre de un personaje clave que sabe qué ocurrió con ese dinero: Noé Ramírez Mandujano, subprocurador de la SIEDO. “Se conoce que, de la cifra originalmente reportada —205 millones de dólares—, hacen falta entre diez y 15 millones de dólares. Y de ello ya está enterado el Presidente de la República”.
Hasta aquí la mención sobre Ramírez Mandujano. Y la pregunta, ahora: ¿por qué no se investigó absolutamente nada sobre este faltante de dinero? Esta versión no nos ha sido refutada por ninguna autoridad.
Jorge Palma Lemus. 4 de junio. El chofer de la familia Martí, según las investigaciones, tomó una ruta diferente de la que acostumbraba para llevar a Fernando Martí a la escuela. Acompañados del escolta Christian Salmones Flores fueron secuestrados.
Fernando y Palma Lemus aparecieron muertos. Christian sobrevivió. Pero en el cadáver del chofer se encontraron altas dosis de cocaína. Es decir: Palma Lemus iba drogado en el momento en el que a Martí lo secuestraron. En los círculos policiacos se comenta que se inhala cocaína para darse valor. ¿Por qué lo hizo entonces el chofer de Fernando Martí? Aún se ignora.
Ebrard y Mendieta. Angustiado por el secuestro de su ser querido, el padre de familia tocó varias puertas hasta llegar a la oficina del jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard. Pidió ayuda. Ebrard se limitó a aconsejarle: “Busca a Ernesto Mendieta…” ¿Y quién es Mendieta? Es conocido en el medio policiaco como “negociador de secuestros” y quien fue, entre otros muchos casos, encargado de mediar con los secuestradores de Fernando Martí y recomendó a los padres del menor no dar aviso a las autoridades. Mendieta fue director del Instituto de la Policía Judicial Federal y asesor del equipo de transición del entonces presidente electo Fox. Es el “negociador de secuestros” más conocido en el medio policiaco. Y Ebrard, en vez de confiar en los cuerpos de seguridad pública a su cargo y ordenarles resolver cualquier secuestro, se limita a recomendar al “negociador”. Así estarán las cosas de mal en la policía capitalina, que ni el jefe de Gobierno confía en ella. ¿Qué tal?
Medina-Mora y Mancera. El titular de la PGR ya supo, por fin, cómo atacar a la delincuencia: con proclamas públicas, como la divulgada por Notimex el viernes pasado. “Yo me sumo como ciudadano al hartazgo de la sociedad”, dice Medina-Mora. Si es así y él mismo ya puso el parámetro, pues que también actúe como ciudadano, viajando sin escoltas, en transporte público, corriendo los mismos riesgos que cualquiera, y que deje la PGR a quien no se sienta tan “ciudadano” y sí, en cambio, garantice una policía federal honesta, valiente y eficaz. Y del otro lado no se cantan mal las rancheras. Al procurador capitalino, Miguel Mancera, el reportero Fernando del Collado, de El Universal, le preguntó si le encargaría la seguridad de sus hijos a judiciales del DF. “¡Están cuidando a mis hijos!”, respondió Mancera.
Vaya cinismo. Que diga que los judiciales cuidan realmente a los hijos de los capitalinos, es escupirle en la cara a todos aquellos que han sido secuestrados y asesinados por elementos de la PGJDF. No tiene nombre.
Los acontecimientos de los últimos días: secuestros, asesinatos, renuncias sorprendentes en la PGR, negociadores profesionales y la pobreza de resultados en las procuradurías, tanto federal como capitalina, han estado rodeados de historias que deben ser consideradas como puntos clave de la tragedia que, acerca de la criminalidad, está viviendo México.
Un titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), que renuncia sospechosamente, en medio de una serie de detenciones hasta hoy encubiertas. Un chofer que estaba drogado cuando el automóvil que conducía fue interceptado con la finalidad de secuestrar a su joven patrón. Un jefe de Gobierno del DF que recomienda a “negociadores” para intentar rescatar a secuestrados, en vez de confiar en sus cuerpos de seguridad.
Dos procuradores que muestran frivolidad e insensibilidad en sus actuaciones.
Noé Ramírez Mandujano. El hasta haca algunos días poderoso titular de la SIEDO fue obligado a renunciar en circunstancias misteriosas y, hasta ahora, ocultas a la opinión publica. Resulta que, el 30 de julio pasado, el mismo día en que Ramírez Mandujano presentó su dimisión, fueron detenidos, al mediodía, tanto Jorge Colorado, jefe del equipo especial conocido como Los Gafes, así como algunos de sus subordinados: Fernando Rivera, Roberto García y Milton García.
La orden de arraigarlos salió directamente de la oficina del secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna. Tanto Colorado como sus colaboradores fueron, en primera instancia, interrogados en el tercer piso de la PGR y, posteriormente, conducidos hasta el Centro de Operaciones de la Policía Federal, en Iztapalapa, donde permanecen arraigados. ¿Por qué fueron detenidos y por qué no se ha informado de su arraigo? No se sabe. Pero lo cierto es que, horas después de su detención, Ramírez Mandujano fue obligado a presentar su renuncia.
¿Qué cuenta pendiente tiene Ramírez Mandujano? Basta recordar lo que escribimos en estos Archivos el 27 de septiembre del año pasado: “Al escritorio del despacho presidencial ha llegado un informe preocupante: varios millones de dólares fueron robados de la fortuna original incautada de la residencia, en Lomas de Chapultepec, de Zenli Ye Gon, justo en el momento en el que se realizaba el operativo. En el reporte aparece el nombre de un personaje clave que sabe qué ocurrió con ese dinero: Noé Ramírez Mandujano, subprocurador de la SIEDO. “Se conoce que, de la cifra originalmente reportada —205 millones de dólares—, hacen falta entre diez y 15 millones de dólares. Y de ello ya está enterado el Presidente de la República”.
Hasta aquí la mención sobre Ramírez Mandujano. Y la pregunta, ahora: ¿por qué no se investigó absolutamente nada sobre este faltante de dinero? Esta versión no nos ha sido refutada por ninguna autoridad.
Jorge Palma Lemus. 4 de junio. El chofer de la familia Martí, según las investigaciones, tomó una ruta diferente de la que acostumbraba para llevar a Fernando Martí a la escuela. Acompañados del escolta Christian Salmones Flores fueron secuestrados.
Fernando y Palma Lemus aparecieron muertos. Christian sobrevivió. Pero en el cadáver del chofer se encontraron altas dosis de cocaína. Es decir: Palma Lemus iba drogado en el momento en el que a Martí lo secuestraron. En los círculos policiacos se comenta que se inhala cocaína para darse valor. ¿Por qué lo hizo entonces el chofer de Fernando Martí? Aún se ignora.
Ebrard y Mendieta. Angustiado por el secuestro de su ser querido, el padre de familia tocó varias puertas hasta llegar a la oficina del jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard. Pidió ayuda. Ebrard se limitó a aconsejarle: “Busca a Ernesto Mendieta…” ¿Y quién es Mendieta? Es conocido en el medio policiaco como “negociador de secuestros” y quien fue, entre otros muchos casos, encargado de mediar con los secuestradores de Fernando Martí y recomendó a los padres del menor no dar aviso a las autoridades. Mendieta fue director del Instituto de la Policía Judicial Federal y asesor del equipo de transición del entonces presidente electo Fox. Es el “negociador de secuestros” más conocido en el medio policiaco. Y Ebrard, en vez de confiar en los cuerpos de seguridad pública a su cargo y ordenarles resolver cualquier secuestro, se limita a recomendar al “negociador”. Así estarán las cosas de mal en la policía capitalina, que ni el jefe de Gobierno confía en ella. ¿Qué tal?
Medina-Mora y Mancera. El titular de la PGR ya supo, por fin, cómo atacar a la delincuencia: con proclamas públicas, como la divulgada por Notimex el viernes pasado. “Yo me sumo como ciudadano al hartazgo de la sociedad”, dice Medina-Mora. Si es así y él mismo ya puso el parámetro, pues que también actúe como ciudadano, viajando sin escoltas, en transporte público, corriendo los mismos riesgos que cualquiera, y que deje la PGR a quien no se sienta tan “ciudadano” y sí, en cambio, garantice una policía federal honesta, valiente y eficaz. Y del otro lado no se cantan mal las rancheras. Al procurador capitalino, Miguel Mancera, el reportero Fernando del Collado, de El Universal, le preguntó si le encargaría la seguridad de sus hijos a judiciales del DF. “¡Están cuidando a mis hijos!”, respondió Mancera.
Vaya cinismo. Que diga que los judiciales cuidan realmente a los hijos de los capitalinos, es escupirle en la cara a todos aquellos que han sido secuestrados y asesinados por elementos de la PGJDF. No tiene nombre.
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