Cárteles se reacomodan
JUAN VELEDÍAZ, reportero.
JUAN VELEDÍAZ, reportero.
El Universal (www.eluniversal.com.mx) Viernes 26 de septiembre de 2008;
El mapa del narco se entendía en líneas claras hasta diciembre pasado, hasta que los realineamientos y las alianzas volátiles cambiaron todo. Porque lo que parecía imposible, que líderes del cártel del Golfo y de Sinaloa se unieran, es un hecho desde principios de este año, según informes del gobierno federal a los que EL UNIVERSAL tuvo acceso.
Apoyados por Heriberto Lazcano y Los Zetas, los Carrillo Fuentes y los hermanos Beltrán Leyva se han unido para disputar Sinaloa y defender ciudad Juárez ante el embate del grupo que encabezan Joaquín El Chapo Guzmán, Ismael El Mayo Zambada e Ignacio Nacho Coronel Villarreal, quienes llegaron a un acuerdo para unirse con su antiguo adversario, Jorge Costilla Sánchez El Coss, líder del cártel de Golfo, peleado con Lazcano.
En este reacomodo los Carrillo tuvieron hace unos meses una nueva defección cuando Juan José Esparragoza, primogénito de El Azul de quien lleva el mismo nombre, se alió con El Chapo, El Mayo y Nacho Coronel, íntimos de su padre. Ambos grupos —en los que hay compadrazgos, bodas y bautizos de por medio— se desangran en Culiacán y Ciudad Juárez y, de acuerdo a los informes, van por Tijuana.
El antecedente data de abril pasado, cuando 13 cadáveres quedaron regados por una céntrica avenida de ésta ciudad, luego de que se le atribuyera a Teodoro García Simental El Teo una rebelión en el interior del cártel de Tijuana contra el líder en funciones, Fernando Sánchez Arellano, El Ingeniero, sobrino de los Arellano Félix.
De acuerdo a los informes, El Teo está apoyado por El Chapo y El Mayo para hacerse con el control de Tijuana, mientras El Ingeniero es respaldado por los Carrillo y los Beltrán Leyva asociados con Lazcano y Los Zetas
De traiciones y lealtades
La primera ruptura ocurrió a inicios de los años 90, cuando las balas que mataron en Tijuana a Armando El Rayo López activaron una disputa entre los principales capos de Sinaloa en contra de los hermanos Arellano Félix, en la que en menos de tres años hubo desde coches bomba hasta un cardenal ejecutado.
Un segundo capítulo entre sinaloenses comenzó en septiembre de 2004, tres años después de que El Chapo Guzmán se fugara del penal de Puente Grande, Jalisco, cuando le atribuyeron la autoría intelectual de la muerte de Rodolfo Carrillo Fuentes y su esposa, ataque que significó la ruptura con sus antiguos socios de Navolato.
Una tercera parte, que sepultó a la llamada Federación, inició en diciembre de 2007, cuando El Chapo rechazó el acercamiento para negociar que había tenido Arturo Beltrán Leyva, entonces responsable de seguridad del grupo, con Heriberto Lazcano, líder de Los Zetas.
En 2002 el Ejército detuvo a Osiel Cárdenas Guillén, capo del cártel del Golfo, y el liderazgo recayó en su hermano Ezequiel Tony Tormenta, quien meses más tarde fue desconocido por El Coss y Lazcano. Ese año, Benjamín Arellano Félix también fue capturado y el control del cártel de Tijuana lo asumió Ricardo García hasta 2005, cuando cayó preso; entonces, el mando quedó en Sánchez Arellano.
En el cártel del Golfo las diferencias llevaron a una ruptura entre El Coss con Tony y Lazcano, de acuerdo con versiones de fuentes en el gobierno federal. En esta fragmentación de la organización de Tamaulipas, Los Zetas y su líder rompieron con Tony y comenzaron a operar por su cuenta como banda armada financiada con secuestros, extorsiones y cobro de derecho de tránsito en estados del noreste y sureste.
En esta fase de Los Zetas, el gobierno les atribuye el secuestro del capo oaxaqueño Pedro Díaz Parada; su incursión en Centroamérica, para traficar coca, y su acercamiento con Arturo Beltrán Leyva.
Este acercamiento lo usó El Chapo Guzmán para romper con los Beltrán Leyva y mandar un mensaje con la detención en enero pasado de Alfredo El Mochomo, captura que Arturo atribuyó a una filtración del Chapo y El Mayo Zambada.
Los reportes atribuyen a la acción gubernamental la división surgida en el interior de La Familia, antiguos aliados del Golfo, quienes quedaron en cuatro facciones, dos en Apatzingán aliadas con Los Zetas; una en Tepalcatepec y otra en Morelia aliadas con El Chapo y Nacho Coronel.
Apoyados por Heriberto Lazcano y Los Zetas, los Carrillo Fuentes y los hermanos Beltrán Leyva se han unido para disputar Sinaloa y defender ciudad Juárez ante el embate del grupo que encabezan Joaquín El Chapo Guzmán, Ismael El Mayo Zambada e Ignacio Nacho Coronel Villarreal, quienes llegaron a un acuerdo para unirse con su antiguo adversario, Jorge Costilla Sánchez El Coss, líder del cártel de Golfo, peleado con Lazcano.
En este reacomodo los Carrillo tuvieron hace unos meses una nueva defección cuando Juan José Esparragoza, primogénito de El Azul de quien lleva el mismo nombre, se alió con El Chapo, El Mayo y Nacho Coronel, íntimos de su padre. Ambos grupos —en los que hay compadrazgos, bodas y bautizos de por medio— se desangran en Culiacán y Ciudad Juárez y, de acuerdo a los informes, van por Tijuana.
El antecedente data de abril pasado, cuando 13 cadáveres quedaron regados por una céntrica avenida de ésta ciudad, luego de que se le atribuyera a Teodoro García Simental El Teo una rebelión en el interior del cártel de Tijuana contra el líder en funciones, Fernando Sánchez Arellano, El Ingeniero, sobrino de los Arellano Félix.
De acuerdo a los informes, El Teo está apoyado por El Chapo y El Mayo para hacerse con el control de Tijuana, mientras El Ingeniero es respaldado por los Carrillo y los Beltrán Leyva asociados con Lazcano y Los Zetas
De traiciones y lealtades
La primera ruptura ocurrió a inicios de los años 90, cuando las balas que mataron en Tijuana a Armando El Rayo López activaron una disputa entre los principales capos de Sinaloa en contra de los hermanos Arellano Félix, en la que en menos de tres años hubo desde coches bomba hasta un cardenal ejecutado.
Un segundo capítulo entre sinaloenses comenzó en septiembre de 2004, tres años después de que El Chapo Guzmán se fugara del penal de Puente Grande, Jalisco, cuando le atribuyeron la autoría intelectual de la muerte de Rodolfo Carrillo Fuentes y su esposa, ataque que significó la ruptura con sus antiguos socios de Navolato.
Una tercera parte, que sepultó a la llamada Federación, inició en diciembre de 2007, cuando El Chapo rechazó el acercamiento para negociar que había tenido Arturo Beltrán Leyva, entonces responsable de seguridad del grupo, con Heriberto Lazcano, líder de Los Zetas.
En 2002 el Ejército detuvo a Osiel Cárdenas Guillén, capo del cártel del Golfo, y el liderazgo recayó en su hermano Ezequiel Tony Tormenta, quien meses más tarde fue desconocido por El Coss y Lazcano. Ese año, Benjamín Arellano Félix también fue capturado y el control del cártel de Tijuana lo asumió Ricardo García hasta 2005, cuando cayó preso; entonces, el mando quedó en Sánchez Arellano.
En el cártel del Golfo las diferencias llevaron a una ruptura entre El Coss con Tony y Lazcano, de acuerdo con versiones de fuentes en el gobierno federal. En esta fragmentación de la organización de Tamaulipas, Los Zetas y su líder rompieron con Tony y comenzaron a operar por su cuenta como banda armada financiada con secuestros, extorsiones y cobro de derecho de tránsito en estados del noreste y sureste.
En esta fase de Los Zetas, el gobierno les atribuye el secuestro del capo oaxaqueño Pedro Díaz Parada; su incursión en Centroamérica, para traficar coca, y su acercamiento con Arturo Beltrán Leyva.
Este acercamiento lo usó El Chapo Guzmán para romper con los Beltrán Leyva y mandar un mensaje con la detención en enero pasado de Alfredo El Mochomo, captura que Arturo atribuyó a una filtración del Chapo y El Mayo Zambada.
Los reportes atribuyen a la acción gubernamental la división surgida en el interior de La Familia, antiguos aliados del Golfo, quienes quedaron en cuatro facciones, dos en Apatzingán aliadas con Los Zetas; una en Tepalcatepec y otra en Morelia aliadas con El Chapo y Nacho Coronel.
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