El Universal, 10/11/2008;
APUNTES
EN MÁS de un sector quedó mal sabor de boca por el escaso reconocimiento a la memoria de José Luis Santiago Vasconcelos, el ex fiscal antidrogas mexicano cuya trayectoria fue más reconocida en el extranjero que aquí. Nunca se aclararon las versiones de un conflicto con el procurador Eduardo Medina Mora, que lo llevó a salir de esa dependencia, en condiciones inseguras aun para su vida. Fue abierto el arropamiento que le extendió el Ejército, al grado de recibir sus restos para ser velados en compañía de su familia.
EN MÁS de un sector quedó mal sabor de boca por el escaso reconocimiento a la memoria de José Luis Santiago Vasconcelos, el ex fiscal antidrogas mexicano cuya trayectoria fue más reconocida en el extranjero que aquí. Nunca se aclararon las versiones de un conflicto con el procurador Eduardo Medina Mora, que lo llevó a salir de esa dependencia, en condiciones inseguras aun para su vida. Fue abierto el arropamiento que le extendió el Ejército, al grado de recibir sus restos para ser velados en compañía de su familia.
***
Nuevo proyecto/Macario Schettino
El Universal, 10 de noviembre de 2008
La caída del avión de la Secretaría de Gobernación el martes pasado es una tragedia. Personal, para los deudos de quienes fallecieron en el evento, tanto quienes sólo pasaban por el lugar como quienes venían en la nave, y aunque menor, para quienes resultaron heridos o dañados en su patrimonio.
Pero es también una tragedia para el gobierno del presidente Calderón. Lo es no sólo porque fallecen el secretario de Gobernación y el responsable de la implementación de la reforma de seguridad, sino porque ambos hombres representaban más que sus puestos. Santiago Vasconcelos había dedicado buena parte de su vida a la lucha contra el crimen organizado, como es normal, con éxitos y errores. Pero era un personaje central en esta guerra que el país debe ganar.
Debe ser claro que la pérdida mayor, para el gobierno, es la muerte de Juan Camilo Mouriño. Más que el puesto que ocupaba, como decía, representaba diversos papeles en los que no puede ser sustituido fácilmente: líder del equipo cercano, amigo personal, proyecto. No hay, a la vista, quien pueda cubrir estos roles simultáneamente.
Lo que esto significa es que el gobierno del presidente Calderón tendrá que cambiar profundamente para funcionar los próximos cuatro años. Lo hecho hasta ahora, bueno o malo, ha terminado y no puede prolongarse. Lo que se tendrá que hacer será un gobierno muy diferente, con nuevo equipo y con nuevo proyecto. Con la vista puesta en grandes retos que muy rara vez llegan juntos: nuevo presidente en Estados Unidos, recesión, posible cambio de rumbo internacional, elección intermedia, transición inacabada.
En este proceso, el nombramiento en Gobernación es importante, pero no tanto como sostiene el imaginario popular. La secretaría es la sombra de lo que fue en los tiempos del antiguo régimen. De hecho, es buena muestra de lo incompleto del proceso de cambio en México. Gobernación ya no gobierna, ni vigila, apenas actúa como correa de transmisión con el Congreso, y eso dependiendo del titular.
Reitero en lo que he insistido tantas veces: no hemos logrado construir un sistema de reglas que nos permitan funcionar adecuadamente, y por lo tanto dependemos mucho de las personas. No está de más recordar que no tenemos reglas para la sustitución del presidente de la República, y la tragedia nos recuerda que nadie es eterno.
Con todas las dificultades que se ven hacia delante, es necesario que México avance hacia la institucionalización de un régimen democrático, liberal y seriamente capitalista. Seguir jugando a la restauración de la Revolución, a la demagogia, al populismo, nos llevará por este camino de inercia y deterioro en que estamos. Éste es el proyecto, me parece, cómo y con quiénes, está por definirse.
www.macario.com.mx
Profesor de Humanidades del ITESM-CCM
La caída del avión de la Secretaría de Gobernación el martes pasado es una tragedia. Personal, para los deudos de quienes fallecieron en el evento, tanto quienes sólo pasaban por el lugar como quienes venían en la nave, y aunque menor, para quienes resultaron heridos o dañados en su patrimonio.
Pero es también una tragedia para el gobierno del presidente Calderón. Lo es no sólo porque fallecen el secretario de Gobernación y el responsable de la implementación de la reforma de seguridad, sino porque ambos hombres representaban más que sus puestos. Santiago Vasconcelos había dedicado buena parte de su vida a la lucha contra el crimen organizado, como es normal, con éxitos y errores. Pero era un personaje central en esta guerra que el país debe ganar.
Debe ser claro que la pérdida mayor, para el gobierno, es la muerte de Juan Camilo Mouriño. Más que el puesto que ocupaba, como decía, representaba diversos papeles en los que no puede ser sustituido fácilmente: líder del equipo cercano, amigo personal, proyecto. No hay, a la vista, quien pueda cubrir estos roles simultáneamente.
Lo que esto significa es que el gobierno del presidente Calderón tendrá que cambiar profundamente para funcionar los próximos cuatro años. Lo hecho hasta ahora, bueno o malo, ha terminado y no puede prolongarse. Lo que se tendrá que hacer será un gobierno muy diferente, con nuevo equipo y con nuevo proyecto. Con la vista puesta en grandes retos que muy rara vez llegan juntos: nuevo presidente en Estados Unidos, recesión, posible cambio de rumbo internacional, elección intermedia, transición inacabada.
En este proceso, el nombramiento en Gobernación es importante, pero no tanto como sostiene el imaginario popular. La secretaría es la sombra de lo que fue en los tiempos del antiguo régimen. De hecho, es buena muestra de lo incompleto del proceso de cambio en México. Gobernación ya no gobierna, ni vigila, apenas actúa como correa de transmisión con el Congreso, y eso dependiendo del titular.
Reitero en lo que he insistido tantas veces: no hemos logrado construir un sistema de reglas que nos permitan funcionar adecuadamente, y por lo tanto dependemos mucho de las personas. No está de más recordar que no tenemos reglas para la sustitución del presidente de la República, y la tragedia nos recuerda que nadie es eterno.
Con todas las dificultades que se ven hacia delante, es necesario que México avance hacia la institucionalización de un régimen democrático, liberal y seriamente capitalista. Seguir jugando a la restauración de la Revolución, a la demagogia, al populismo, nos llevará por este camino de inercia y deterioro en que estamos. Éste es el proyecto, me parece, cómo y con quiénes, está por definirse.
www.macario.com.mx
Profesor de Humanidades del ITESM-CCM
No hay comentarios.:
Publicar un comentario