10 nov 2008

Ausencias de Fox, Espino y Creel

El homenaje con una carta y tres ausencias
Nota de Jorge Octavio Ochoa

El Universal Lunes 10 de noviembre de 2008;
El ánimo fúnebre campea en el recinto. Germán Martínez —líder del PAN—, con la voz quebrada, leyó una carta póstuma que intentó inyectar ánimo, pero sólo ahondó la incertidumbre.
“Por tu memoria (…) no vamos a permitir que el narcotráfico y la droga lleguen a nuestros niños. Por tu memoria limpia y valiente, el PAN no va a pactar con delincuentes”.
Es el homenaje póstumo del PAN a Juan
Camilo Mouriño, a seis días del avionazo.
Rompe el mediodía del domingo. Flores blancas empavesan el retrato de Mouriño. Se ve un rostro sonriente, de ojos claros, todavía joven, que sobresale en el escenario. En el otro costado, también rodeado de flores, la imagen de Arcadio Echeverría Lanz, su colaborador.
Ambos cuadros flanquean el presídium, en el que aguardan el padre y la esposa de Juan Camilo Mouriño, Iván, como le decían.
Más de un centenar de agentes del Estado Mayor Presidencial custodian el edificio y los alrededores. Es la sede nacional del PAN. Ahí está todo el gabinete, toda la dirigencia nacional panista; diputados, senadores, gobernadores, consejeros nacionales.
Pero se nota más la ausencia de Vicente Fox, Manuel Espino y Santiago Creel. Nadie sabe por qué no vinieron o si no los invitaron. “¡Ni falta que hacen!”, dice uno del primer círculo de Germán Martínez, que pide reservar el anonimato. Es el postrer homenaje, la despedida. A las 12:00 suenan, de pronto, las notas del himno. La concurrencia panista se levanta como resorte, esperan al Presidente de la República. Falsa alarma, sólo prueban sonido.
Manuel Mouriño Atanes, padre de Juan Camilo, menea la cabeza, como reproche. Parece que últimamente toda la logística anda mal. A las 12:05 en punto, el Presidente entra al recinto. Un silencio pesado inunda la sala. Las luces de las cámaras platinan el ambiente, proyectan sombras fugaces de don Manuel Mouriño Atanes y Felipe Calderón fundidos en un abrazo. Calderón y María de los Ángeles Escalante, esposa de Juan Camilo, en otro largo abrazo.
Un aplauso de dos minutos trata de disipar el ánimo pesado que existe, a casi una semana del desastre. Cecilia Romero recuerda, con escalofrío, los últimos minutos en que vio vivos a los pasajeros de esa aeronave. Platica: “En realidad yo no estuve a unos segundos de subir al avión. Yo me despedí del secretario Mouriño al término del evento al que nos acompañó en San Luis Potosí (…) No me subí al avión porque no estaba programado que me subiera”, dice lacónica.
En su discurso, Calderón intenta cambiar el tono pesimista, infundir fuerza, inspirar confianza a los panistas, pero termina por regañarlos. Les pide dejar atrás la mohína, las mezquindades, la ambición y la envidia que los atrapan en “pleitos” y “ruindades”.
Les pide terminar con actitudes “que nos alejan de los ciudadanos y además nos hacen perder elecciones”. Recordó al Iván de aquellos tiempos, “cuando Campeche era, en términos políticos, todavía una tierra inhóspita, terriblemente autoritaria”.
Recordó el secuestro del que fue objeto Juan Camilo y reveló las confidencias de éste, cuando le había dicho que “una de las cosas que más coraje le daba cuando estaba en cautiverio, es que se iba a ir y no iba a dejar nada suyo”. Por tanto, les pide convertir su legado en forma de conducta. Ni él ni Germán Martínez tienen empacho en llamarlo “el arquitecto del triunfo panista en el 2006”.
En primera fila, el publicista español Antonio Solá, el de la llamada guerra sucia en la campaña presidencial del 2006, creador del eslogan “Un peligro para México” aparece ahí, entre los panistas, sin ser panista.
***
Consideran que fue un accidente
Ulises Beltrán
Publicao en Excelsior, (www.exonline.com.mx), 10/11/2008;
La población califica como oportuna la información del gobierno federal sobreel avionazo, según encuesta BGC, Ulises Beltrán y Asociados
De acuerdo con la encuesta telefónica nacional BGC-Excélsior, levantada el 6 de noviembre, la ciudadanía califica como oportuna y cuidadosa la información que hasta ahora han proporcionado las autoridades sobre las investigaciones en torno del accidente aéreo en el que fallecieron Mouriño Terrazo y otras 13 personas.
Así, los mexicanos con teléfono en su vivienda recibieron con tristeza (45%, tabla 1) la noticia del percance aéreo, ocurrido el martes pasado en la Ciudad de México, mientras sólo 8% de los encuestados respondió que les había causado una sensación de inseguridad.
Además, el trabajo de Juan Camilo Mouriño como titular de la Secretaria de Gobernación, cargo para el que fue designado a mediados de enero pasado, deja una impresión positiva, y 63% califica esa labor como buena o muy buena.
La mayoría de la población (51%, tabla 4) piensa que el desplome del avión fue un accidente, es decir, una opinión similar a la que se manifestó cuando murió el secretario de Seguridad Pública, Ramón Martín Huerta, en un accidente en un helicóptero hace tres años.
Sólo un tercio cree que se trató de un atentado (36%), y como suele suceder en este tipo de acontecimientos, quienes lo consideran así se sustentan más en suposiciones que en indicios o pruebas.
Las personas que se inclinan por la versión del atentado, asumen principalmente que se trataría de una respuesta a la lucha del gobierno federal contra el narcotráfico, aunque casi todos (87%, tabla 5) reconocen que no han visto o escuchado de evidencias que demuestren que efectivamente así ocurrió.
Probablemente, la mayor aceptación de las versiones sobre un accidente se deba a que la información oficial ha sido fluida a los ojos de la opinión pública. Y es que 72% (tabla 3) cree que la información ha sido oportuna, en tanto 74% piensa que ha sido cuidadosa.
De hecho, la mayoría (62%, tabla 6) de la población con teléfono dice haber visto las imágenes de radar que se han transmitido sobre la trayectoria del avión accidentado y sabe (65%) que especialistas de Estados Unidos e Inglaterra participan en las indagaciones.
También un segmento importante (44%) ha escuchado las grabaciones difundidas por las autoridades sobre las comunicaciones de la torre de control antes del desplome de la aeronave, así como las explicaciones al respecto (49%) del secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez.
No obstante, la avidez de la población por conocer las causas de este tipo de tragedias lleva a posturas más encontradas sobre la suficiencia y transparencia de la información proporcionada hasta ahora.
En cualquier caso, la gente tiene opiniones divididas sobre la posibilidad de que el gobierno federal esclarezca las causas del avionazo (muy/bastante seguro de que lo logre se ubica en 46%; poco/nada seguro, en 48 popr ciento).
Pero la tragedia no genera una sensación de que hay debilitamiento gubernamental ante lo que pasa en el país. Por el contrario, ha disminuido el porcentaje de quienes creen que las cosas se salen de control respecto de meses anteriores (pasa de 51% a 46% de octubre a noviembre, tabla 2).

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