Columna Itinerario Político/ Ricardo Alemán
Publicado en El Universal (www.wluniversal.com.mx), 10 de noviembre de 2008;
Publicado en El Universal (www.wluniversal.com.mx), 10 de noviembre de 2008;
Piensan que fue atentado
Lo dejan ver en Los Pinos, en el PAN, en clan familiar de los Mouriño…
Regaño presidencial por las peleas, las intrigas, el ‘fuego amigo’…<
Si no lo dicen públicamente, pareciera que en la casa presidencial, en el PAN y el patriarca de los Mouriño, piensan que fue un atentado.
No lo dicen con claridad, pero lo insinúan en el discurso. ¿Qué saben en Los Pinos, en el PAN, en la familia Mouriño —que no sabemos los mortales—, y que los hace asociar la muerte de Mouriño con el narcotráfico?
¿Qué saben, como para que el presidente Calderón se haya negado a hablar de un accidente —en los dos primeros discursos sobre el tema—; para que en carta pública el padre de Juan Camilo hable de “derrotarlos”, de que con la muerte de su hijo no deben cambiar el rumbo del gobierno, y para que Germán Martínez advierta que el PAN “no va a pactar con delincuentes”? ¿Qué olfatean que no nos han dicho?
Y no, no es ni “una filtración palaciega” —como imaginan los que por edad han olvidado el arte del reporteo—, ni se trata de una lectura fuera de contexto. La conclusión está en la discursiva de Germán Martínez en la carta personal y hecha pública de Manuel Carlos Mouriño Atanes, padre del desaparecido Juan Camilo Mouriño y, por si hiciera falta, en los dos primeros discursos del presidente Felipe Calderón.
Ayer, en la sede nacional del PAN —y antes del duro regaño del Presidente a la dirigencia del partido—, Germán Martínez dio forma a un discurso presentado como carta personal a Mouriño. Dijo, entre mucho más:
“Por la memoria de Juan Camilo Mouriño, no vamos a permitir que el narcotráfico y las drogas lleguen a nuestros niños… por tu memoria limpia y valiente, el PAN no va a pactar con delincuentes, por eso te prometo que sin flaquezas ni desmayos, sin miedo y sin vacilaciones, los panistas estaremos al lado del presidente Calderón… porque son más dolorosos los males por la cobardía que una muerte inesperada en plenitud de su vigor y participando de una esperanza común… nunca te dobló el miedo ni a ti ni a tu inseparable amigo Arcadio”.
¿Qué quiso decir el líder nacional del PAN? ¿A poco no es cierto que se crea una asociación nada casual entre la “guerra” del gobierno contra el narcotráfico y la muerte de Mouriño? El jefe del PAN no lo dice, pero lo insinúa —y peor aún—, lo refleja en su discurso.
Ayer se hizo pública una carta personal de Manuel Carlos Mouriño Atanes, en la que reflexiona sobre la muerte de su hijo, su desempeño en el gobierno y el futuro. Una parte del texto dice así:
“Iván, tu accidente no puede cambiar el rumbo de las cosas. El accidente nos tiene que quedar claro, que la lucha tuya y de las autoridades tiene que continuar con tanta o más fuerza que hasta ahora. Convencidos de que los vamos a derrotar, que hay un ejército ciudadano detrás de todos nosotros, del Presidente, de las cámaras, de los partidos, de las autoridades y de las instituciones, que nos empujan con fuerza.
“Que sabemos que en la dificultad está el empuje de miles de ciudadanos que han dicho basta. Que cada vez somos más y más decididos. Que los vamos a acorralar, empujar al precipicio y que, con su derrota, podamos sonreír y decirles a todos los que lucharon por los mismos ideales MISIÓN CUMPLIDA. Podéis descansar en paz”. Hasta aquí la cita.
¿A qué cambio de rumbo se refiere el padre de Mouriño? ¿A bajar la guardia frente al narco? ¿A quién está convencido que derrotará el gobierno, según el padre del secretario de Gobernación? ¿Acaso habla del narco? ¿A quién van a “acorralar” sociedad y gobierno? ¿A quién van a “empujar al precipicio”, para que con esa derrota se haga realidad el “MISIÓN CUMPLIDA”. ¿Acaso será al crimen organizado y el narcotráfico? Piensan en la eventualidad de un atentado. Pero no lo dicen.
En el hangar presidencial y en el homenaje en el Campo Marte, el presidente Calderón habló de la tragedia de Juan Camilo Mouriño, pero nunca la reconoció claramente como un accidente. Calderón también piensa en un atentado, aunque no lo dice con claridad. Y bueno, hasta el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, al hablar sobre el tema y enviar condolencias al gobierno de México, asoció la tragedia con la guerra que se libra contra el narcotráfico. Y es que en el contexto de una guerra contra el narco, un hecho como ése no deja mucho margen para las fallas mecánicas o humanas. El imaginario colectivo se queda en atentado.
EN EL CAMINO
¿Y quién acusará recibo del regaño presidencial? ¿Se refería a Germán Martínez? ¿A los que desataron el fuego amigo contra Mouriño? ¿A los que pelean por el cargo en Gobernación? Se acordará Calderón que Fox lanzó un regaño igual que movió su renuncia al gabinete? Al tiempo.
Lo dejan ver en Los Pinos, en el PAN, en clan familiar de los Mouriño…
Regaño presidencial por las peleas, las intrigas, el ‘fuego amigo’…<
Si no lo dicen públicamente, pareciera que en la casa presidencial, en el PAN y el patriarca de los Mouriño, piensan que fue un atentado.
No lo dicen con claridad, pero lo insinúan en el discurso. ¿Qué saben en Los Pinos, en el PAN, en la familia Mouriño —que no sabemos los mortales—, y que los hace asociar la muerte de Mouriño con el narcotráfico?
¿Qué saben, como para que el presidente Calderón se haya negado a hablar de un accidente —en los dos primeros discursos sobre el tema—; para que en carta pública el padre de Juan Camilo hable de “derrotarlos”, de que con la muerte de su hijo no deben cambiar el rumbo del gobierno, y para que Germán Martínez advierta que el PAN “no va a pactar con delincuentes”? ¿Qué olfatean que no nos han dicho?
Y no, no es ni “una filtración palaciega” —como imaginan los que por edad han olvidado el arte del reporteo—, ni se trata de una lectura fuera de contexto. La conclusión está en la discursiva de Germán Martínez en la carta personal y hecha pública de Manuel Carlos Mouriño Atanes, padre del desaparecido Juan Camilo Mouriño y, por si hiciera falta, en los dos primeros discursos del presidente Felipe Calderón.
Ayer, en la sede nacional del PAN —y antes del duro regaño del Presidente a la dirigencia del partido—, Germán Martínez dio forma a un discurso presentado como carta personal a Mouriño. Dijo, entre mucho más:
“Por la memoria de Juan Camilo Mouriño, no vamos a permitir que el narcotráfico y las drogas lleguen a nuestros niños… por tu memoria limpia y valiente, el PAN no va a pactar con delincuentes, por eso te prometo que sin flaquezas ni desmayos, sin miedo y sin vacilaciones, los panistas estaremos al lado del presidente Calderón… porque son más dolorosos los males por la cobardía que una muerte inesperada en plenitud de su vigor y participando de una esperanza común… nunca te dobló el miedo ni a ti ni a tu inseparable amigo Arcadio”.
¿Qué quiso decir el líder nacional del PAN? ¿A poco no es cierto que se crea una asociación nada casual entre la “guerra” del gobierno contra el narcotráfico y la muerte de Mouriño? El jefe del PAN no lo dice, pero lo insinúa —y peor aún—, lo refleja en su discurso.
Ayer se hizo pública una carta personal de Manuel Carlos Mouriño Atanes, en la que reflexiona sobre la muerte de su hijo, su desempeño en el gobierno y el futuro. Una parte del texto dice así:
“Iván, tu accidente no puede cambiar el rumbo de las cosas. El accidente nos tiene que quedar claro, que la lucha tuya y de las autoridades tiene que continuar con tanta o más fuerza que hasta ahora. Convencidos de que los vamos a derrotar, que hay un ejército ciudadano detrás de todos nosotros, del Presidente, de las cámaras, de los partidos, de las autoridades y de las instituciones, que nos empujan con fuerza.
“Que sabemos que en la dificultad está el empuje de miles de ciudadanos que han dicho basta. Que cada vez somos más y más decididos. Que los vamos a acorralar, empujar al precipicio y que, con su derrota, podamos sonreír y decirles a todos los que lucharon por los mismos ideales MISIÓN CUMPLIDA. Podéis descansar en paz”. Hasta aquí la cita.
¿A qué cambio de rumbo se refiere el padre de Mouriño? ¿A bajar la guardia frente al narco? ¿A quién está convencido que derrotará el gobierno, según el padre del secretario de Gobernación? ¿Acaso habla del narco? ¿A quién van a “acorralar” sociedad y gobierno? ¿A quién van a “empujar al precipicio”, para que con esa derrota se haga realidad el “MISIÓN CUMPLIDA”. ¿Acaso será al crimen organizado y el narcotráfico? Piensan en la eventualidad de un atentado. Pero no lo dicen.
En el hangar presidencial y en el homenaje en el Campo Marte, el presidente Calderón habló de la tragedia de Juan Camilo Mouriño, pero nunca la reconoció claramente como un accidente. Calderón también piensa en un atentado, aunque no lo dice con claridad. Y bueno, hasta el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, al hablar sobre el tema y enviar condolencias al gobierno de México, asoció la tragedia con la guerra que se libra contra el narcotráfico. Y es que en el contexto de una guerra contra el narco, un hecho como ése no deja mucho margen para las fallas mecánicas o humanas. El imaginario colectivo se queda en atentado.
EN EL CAMINO
¿Y quién acusará recibo del regaño presidencial? ¿Se refería a Germán Martínez? ¿A los que desataron el fuego amigo contra Mouriño? ¿A los que pelean por el cargo en Gobernación? Se acordará Calderón que Fox lanzó un regaño igual que movió su renuncia al gabinete? Al tiempo.
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