Militan 150 extranjeros en las FARC: Colombia
El gobierno identificó a 500 “turistas” que visitaron las bases de la guerrilla.
Publicado en Milenio Diario, 19/03/2008;
El gobierno identificó a 500 “turistas” que visitaron las bases de la guerrilla.
Publicado en Milenio Diario, 19/03/2008;
Digo Osorno, enviado, Bogotá, Colombia.
El Café Leyenda está a tope. Decenas de parroquianos elevan el murmullo. Afuera del lugar no cesan los peatones de una de las avenidas más bulliciosas de toda la ciudad. Dos soldados con uniformes impecables y cargando sus fusiles resguardan los alrededores. La pared frente a ellos dice: “A acabar, acabar, con el gobierno paramilitar”.
La bienvenida a este Café Leyenda, ubicado a unas calles del Palacio de Nariño, donde despacha el presidente Álvaro Uribe, tiene una pinta más escueta con graffiti negro, que solamente dice: “FARC-EP”. En el negocio de al lado, en cambio, hay loas en color rojo al jefe guerrillero asesinado apenas el pasado 1 de marzo: “¡Raúl Reyes vive!”
Hace unos días pasó por aquí una marcha contra el gobierno colombiano. En muros y ventanas de lugares públicos y privados quedaron ecos del malestar de algunos sectores contra el actual gobierno de derecha, y también de las simpatías de estos sectores de izquierda hacia la guerrilla colombiana.
Los ecos siguen ahí días después, conviviendo entre los consumidores de la zona comercial y los militares que juntan los brazos ante el leve frío de la tarde. Ecos de la guerrilla y soldados, parece que ya están habituados a ser parte del paisaje de esta ciudad capital.
Por la radio local, al mediodía, algunos programas transmiten reportes de sus periodistas enviados a zonas rurales indígenas donde se libran enfrentamientos entre milicias farianas y miembros del Ejército. Algunos bogotanos escuchan el transmisor como si oyeran un partido de futbol, nada más que en lugar de goles, travesaños y árbitros, los locutores hablan de rifles, balas y muertos.
En el Café Leyenda, el funcionario de la Policía Nacional colombiana con el que he quedado de verme me da una larga entrevista sobre el caso de los mexicanos fallecidos Juan González del Castillo, Soren Ulises Avilés, Natalia Velásquez, Fernando Franco y la sobreviviente Lucía Morett, que estaban en el campamento guerrillero atacado por el Ejército de este país.
“Aquí hemos tenido padeciendo desde hace mucho tiempo a los turistas de la guerrilla”, dice con voz de lamento.
La bienvenida a este Café Leyenda, ubicado a unas calles del Palacio de Nariño, donde despacha el presidente Álvaro Uribe, tiene una pinta más escueta con graffiti negro, que solamente dice: “FARC-EP”. En el negocio de al lado, en cambio, hay loas en color rojo al jefe guerrillero asesinado apenas el pasado 1 de marzo: “¡Raúl Reyes vive!”
Hace unos días pasó por aquí una marcha contra el gobierno colombiano. En muros y ventanas de lugares públicos y privados quedaron ecos del malestar de algunos sectores contra el actual gobierno de derecha, y también de las simpatías de estos sectores de izquierda hacia la guerrilla colombiana.
Los ecos siguen ahí días después, conviviendo entre los consumidores de la zona comercial y los militares que juntan los brazos ante el leve frío de la tarde. Ecos de la guerrilla y soldados, parece que ya están habituados a ser parte del paisaje de esta ciudad capital.
Por la radio local, al mediodía, algunos programas transmiten reportes de sus periodistas enviados a zonas rurales indígenas donde se libran enfrentamientos entre milicias farianas y miembros del Ejército. Algunos bogotanos escuchan el transmisor como si oyeran un partido de futbol, nada más que en lugar de goles, travesaños y árbitros, los locutores hablan de rifles, balas y muertos.
En el Café Leyenda, el funcionario de la Policía Nacional colombiana con el que he quedado de verme me da una larga entrevista sobre el caso de los mexicanos fallecidos Juan González del Castillo, Soren Ulises Avilés, Natalia Velásquez, Fernando Franco y la sobreviviente Lucía Morett, que estaban en el campamento guerrillero atacado por el Ejército de este país.
“Aquí hemos tenido padeciendo desde hace mucho tiempo a los turistas de la guerrilla”, dice con voz de lamento.
De acuerdo con sus cálculos en ocho años por lo menos 500 extranjeros han visitado campamentos guerrilleros como muestra de solidaridad con las FARC.
Y según estas mismas estimaciones, 150 extranjeros han decidido de plano cargar un fusil al lado de las FARC o del Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo grupo guerrillero en importancia del país, el cual ya sostiene negociaciones de paz con la administración actual.
Las fuerzas armadas colombianas dicen contar con esta información a través de registros de migración, operativos militares, portales de internet y confesiones de guerrilleros desertores. O bien cuando recogen cadáveres en campos de enfrentamiento, como en el caso del argentino Federico José Bruno, quien el 4 de septiembre de 1998 murió a manos del Ejército colombiano, cuando se encontraba haciendo fotografías al lado de guerrilleros del ELN.
El joven argentino de 27 años pretendía hacer un documental sobre la guerrilla. Era un cineasta que pasó casi un año viviendo en las periferias de Bogotá, antes de que su proyecto fuera aceptado por el grupo insurgente. Ya estando metido en la selva, escribió a quien sería su camarógrafo: “Pronto vendrás para acá, este país es un infierno pero me siento como en el cielo… estoy trabajando mucho, no sólo en fotografía, sino en computación y cartografía”.
Precisamente son los argentinos quienes en mayor medida se incorporan a la guerrilla de este país que tiene más de 40 años de existencia y una presencia importante en diversas regiones. De acuerdo con el gobierno colombiano, el jefe de la columna Teófilo Forero, la más importante de las FARC, es de origen argentino.
De guerrilleros de México en Colombia casi no hay reportes. “Venezuela, Cuba, Ecuador, Perú, Bolivia y Paraguay son los países de donde vienen la mayoría”, dice el funcionario, quien agrega que también de Holanda, Dinamarca, Irlanda, Suecia, República Escandinava y hasta algunos de China.
Apenas el año pasado, después de una operación militar contra las FARC, el Ejército colombiano encontró los diarios de Tanja Nijmeijer, una joven nacida en Holanda que se incorporó a la guerrilla desde 2002 y que ahí se encuentra hasta la fecha.
“Muchos son ingenuos, aventureros, les han metido en la cabeza por internet que la Colombia de hoy es similar a la Nicaragua de Somoza, a El Salvador de la Junta Siniestra, al Haití de los Duvalier, al Paraguay del Monarca de los Brutos, a la Argentina de los asesinos gobiernos militares. ¡Nada más falso!”, exclama.
La tarde sigue en el Café Leyenda. En las mesas de al lado, la gente ya está hablando sobre viajar a la costa de Cali para los días de vacaciones por la Semana Santa o de acudir por la noche a alguna de las funciones que hay en la cartelera de Bogotá por la Muestra Iberoamericana de Teatro.
La leyenda “FARC- EP” sigue dándole la bienvenida a los parroquianos que van ingresando.
Diego Enrique Osorno/ enviado, Bogotá
Y según estas mismas estimaciones, 150 extranjeros han decidido de plano cargar un fusil al lado de las FARC o del Ejército de Liberación Nacional (ELN), el segundo grupo guerrillero en importancia del país, el cual ya sostiene negociaciones de paz con la administración actual.
Las fuerzas armadas colombianas dicen contar con esta información a través de registros de migración, operativos militares, portales de internet y confesiones de guerrilleros desertores. O bien cuando recogen cadáveres en campos de enfrentamiento, como en el caso del argentino Federico José Bruno, quien el 4 de septiembre de 1998 murió a manos del Ejército colombiano, cuando se encontraba haciendo fotografías al lado de guerrilleros del ELN.
El joven argentino de 27 años pretendía hacer un documental sobre la guerrilla. Era un cineasta que pasó casi un año viviendo en las periferias de Bogotá, antes de que su proyecto fuera aceptado por el grupo insurgente. Ya estando metido en la selva, escribió a quien sería su camarógrafo: “Pronto vendrás para acá, este país es un infierno pero me siento como en el cielo… estoy trabajando mucho, no sólo en fotografía, sino en computación y cartografía”.
Precisamente son los argentinos quienes en mayor medida se incorporan a la guerrilla de este país que tiene más de 40 años de existencia y una presencia importante en diversas regiones. De acuerdo con el gobierno colombiano, el jefe de la columna Teófilo Forero, la más importante de las FARC, es de origen argentino.
De guerrilleros de México en Colombia casi no hay reportes. “Venezuela, Cuba, Ecuador, Perú, Bolivia y Paraguay son los países de donde vienen la mayoría”, dice el funcionario, quien agrega que también de Holanda, Dinamarca, Irlanda, Suecia, República Escandinava y hasta algunos de China.
Apenas el año pasado, después de una operación militar contra las FARC, el Ejército colombiano encontró los diarios de Tanja Nijmeijer, una joven nacida en Holanda que se incorporó a la guerrilla desde 2002 y que ahí se encuentra hasta la fecha.
“Muchos son ingenuos, aventureros, les han metido en la cabeza por internet que la Colombia de hoy es similar a la Nicaragua de Somoza, a El Salvador de la Junta Siniestra, al Haití de los Duvalier, al Paraguay del Monarca de los Brutos, a la Argentina de los asesinos gobiernos militares. ¡Nada más falso!”, exclama.
La tarde sigue en el Café Leyenda. En las mesas de al lado, la gente ya está hablando sobre viajar a la costa de Cali para los días de vacaciones por la Semana Santa o de acudir por la noche a alguna de las funciones que hay en la cartelera de Bogotá por la Muestra Iberoamericana de Teatro.
La leyenda “FARC- EP” sigue dándole la bienvenida a los parroquianos que van ingresando.
Diego Enrique Osorno/ enviado, Bogotá
No hay comentarios.:
Publicar un comentario