¡No ataquen al mensajero!
Antes fue el Debate de Sinaloa y El Mañana, entre otros.
Atacan instalaciones de Televisa Monterrey
Con armas de grueso calibre y granadas, un comando armado -al parecer 5 hombres encapuchados- atacó ayer las instalaciones de Televisa Monterrey.
Los hechos se registraron en el estacionamiento de la televisora; de acuerdo con empleados que cubren el horario nocturno, primero se escucharon las ráfagas de armas de grueso calibre y segundos después la detonación de una granada. La explosión tuvo lugar donde camarógrafos y personal de carpintería estacionan sus vehículos.
Con armas de grueso calibre y granadas, un comando armado -al parecer 5 hombres encapuchados- atacó ayer las instalaciones de Televisa Monterrey.
Los hechos se registraron en el estacionamiento de la televisora; de acuerdo con empleados que cubren el horario nocturno, primero se escucharon las ráfagas de armas de grueso calibre y segundos después la detonación de una granada. La explosión tuvo lugar donde camarógrafos y personal de carpintería estacionan sus vehículos.
Empleados de la televisora aseguraron que los presuntos pistoleros iban encapuchados y viajaban en un auto rojo, del cual no se especificó marca ni modelo.Precisaron que uno de los sicarios bajó del vehículo y colocó el mensaje en la defensa de un VW y luego disparó contra el edificio. El mensaje dice: “dejen de transmitir nada más a nosotros también transmitan a los narco mandatarios, esto es un aviso”.
El director de Noticias de la televisora regiomontana, Francisco Cobos, confirmó que fue a las 20:35 horas cuando un comando de dos camiones con encapuchados disparó contra las intalaciones. “Eso nos refirieron los testigos y personal de vigilancia que estaba por ahí”.
Cobos informó a los medio de comunicación que el portón tiene por lo menos 12 impactos de bala y que en el área de camarógrafos quedó un boquete, en el que estalló la granada de fragmentación. “Hizo explosión en una zona donde no había nadie y tampoco del otro lado del portón.”
Cobos informó a los medio de comunicación que el portón tiene por lo menos 12 impactos de bala y que en el área de camarógrafos quedó un boquete, en el que estalló la granada de fragmentación. “Hizo explosión en una zona donde no había nadie y tampoco del otro lado del portón.”
"Entendemos muy bien el mensaje que nos ha dejado la delincuencia organizada. Yo creo que seguimos haciendo nuestro trabajo de la manera más eficiente posible, pero con las precauciones que este tipo de mensajes nos dejan."Señores de la delincuencia organizada, quisiera decirles que no queremos nada contra ustedes. Somos comunicadores, somos periodistas, nos dedicamos a informar, y tanto yo como mis compañeros no queremos estar en medio de esas balas que hoy hicieron impacto en nuestra empresa", dijo Cobos en su transmisión.
Trascendieron versiones de que el ataque se debió a que los noticieros de esta empresa no informaron que ayer aparecieron mantas en Monterrey en las que se criticaba al Gobernador Natividad González Parás.
Joaquín López Dóriga, en la apertura del noticiero que él conduce, condenó el ataque y expresó su indignación por el hecho y su apoyo a los trabajadores de la televisora.
“Esta noche todos, pero absolutamente todos los que trabajamos en Televisa, condenamos el atentado, el acto de violencia, la intimidación, el intento de acallarnos, de acallar la libertad de expresión que no es sólo de los periodistas, es de todos los mexicanos.
“Esta noche, indignados, rechazamos la violenta agresión y expresamos nuestra solidaridad personal y profesional a todos y cada uno de nuestros compañeros de Televisa Monterrey. Y a todos quienes en Monterrey siguen esas transmisiones todos los días desde hace 50 años.
“Esta noche, a unos y a otros, a todos, a todos les decimos que no están solos, no, los acompañamos en su indignación y condena por el atentado. Y para las autoridades, el llamado, más que llamado, el emplazamiento, más que emplazamiento, la exigencia a que investiguen, aclaren, detengan y castiguen a los responsables de este atentado en un México, en un México que no queremos así”, concluyó
Joaquín López Dóriga, en la apertura del noticiero que él conduce, condenó el ataque y expresó su indignación por el hecho y su apoyo a los trabajadores de la televisora.
“Esta noche todos, pero absolutamente todos los que trabajamos en Televisa, condenamos el atentado, el acto de violencia, la intimidación, el intento de acallarnos, de acallar la libertad de expresión que no es sólo de los periodistas, es de todos los mexicanos.
“Esta noche, indignados, rechazamos la violenta agresión y expresamos nuestra solidaridad personal y profesional a todos y cada uno de nuestros compañeros de Televisa Monterrey. Y a todos quienes en Monterrey siguen esas transmisiones todos los días desde hace 50 años.
“Esta noche, a unos y a otros, a todos, a todos les decimos que no están solos, no, los acompañamos en su indignación y condena por el atentado. Y para las autoridades, el llamado, más que llamado, el emplazamiento, más que emplazamiento, la exigencia a que investiguen, aclaren, detengan y castiguen a los responsables de este atentado en un México, en un México que no queremos así”, concluyó
En tanto, la delegación de la PGR encabezará las investigaciones sobre el cobarde ataque a- AP: PGR/NL/ESC/033/D/2009- la televisora.
Agentes federales lograron obtener algunas declaraciones de testigos presenciales en las que se destaca la presencia de un grupo de aproximadamente cinco hombres, encapuchados, quienes iniciaron la agresión con armas de alto poder de fuego.
Este es el primer atentado contra un medio de comunicación en Nuevo León. Aunque, la madrugada del 12 de octubre del 2008, un hombre que no fue identificado disparó contra las oficinas del consulado de EE UU.
***
¡Por supuesto que no es un ataque terrorista!, como dice Pablo Hiriart.
Y aunque no comparto su opinión, recomiendo su columna.
Columna Vida nacional/Pablo Hiriart
Excélsior, 7 de enero de 2009;
Todos somos Televisa
El título de esta columna puede causar cólicos a más de un colega, y seguramente tendrán sus razones, pero lo ocurrido anoche en Monterrey fue contra todos los medios de comunicación.
Fue contra todos los comunicadores del país.
Y fue, también, contra el gobierno.
Un grupo de pistoleros disparó ráfagas contra la sede de la televisora e hizo estallar una granada en el estacionamiento, en el área de camarógrafos.
Afortunadamente nadie padeció heridas, pero eso no fue porque los gatilleros fallaran en su ataque, sino porque se trataba de mandar un mensaje a todos los medios de comunicación.
El mensaje es que los medios, por poderosos e influyentes que sean, no están a salvo de la violencia del narcotráfico.
Si los agresores quieren los balean, les ponen granadas. Por ahora, donde no hay nadie. Si no entienden el mensaje, no es difícil imaginar lo que va a ocurrir.
Lo primero que hay que mencionar es que el Estado tiene la obligación de garantizar la libertad de expresión en el país.
Y garantizarla es dar seguridad a los medios y a los comunicadores para que puedan informar libremente sin que les pase nada.
Esa tarea del Estado es indispensable, no sólo como un deber en cualquier democracia o en cualquier país que aspira a llamarse civilizado, sino que es doblemente importante en México, donde se lleva a cabo una batida frontal contra el narcotráfico.
Las ráfagas contra Televisa Monterrey fueron un ataque terrorista.
Terrorista, porque uno de los objetivos del hecho fue atemorizar a los comunicadores y medios de comunicación del país, para que presionen al gobierno a cambiar la estrategia de lucha contra el narcotráfico.
Ya lo habían intentado el pasado 15 de septiembre en la plaza de Morelia, cuando hicieron estallar un par de granadas entre la multitud que festejaba la ceremonia del Grito de Independencia.
Sin embargo, lejos de atemorizar a la población, lo que hubo fue un cierre de filas en torno a las instituciones nacionales y condena unánime contra el terrorismo en nuestra patria.
No nos equivoquemos: estas acciones de los grupos armados no son una señal de fortaleza, sino de desesperación.
Van perdiendo.
Llegarán a más, como en Colombia.
Allá también atacaron medios de comunicación, mataron a inocentes, volaron autobuses con personas adentro, y realizaron más actos de sangre para aterrorizar a la población con el objetivo de que la sociedad presionara al gobierno a retractarse con las extradiciones de narcotraficantes a Estados Unidos.
Aquí se le han dado golpes durísimos al narcotráfico.
Les han quitado a informantes a los que les pagaban medio millón de dólares al mes.
Toda una estructura del narco en el gobierno ha comenzado a desmantelarse.
Eso no es poca cosa.
Otra parte del mensaje dejado por los atacantes de Monterrey, fue que la televisora “también transmita de narcomandatarios”.
Otra vez Colombia.
Pablo Escobar Gaviria metió al narco a muchos políticos, a los cuales luego exhibió, cuando no le pudieron cumplir.
A un presidente de la república, Ernesto Samper, le metieron cocaína en el avión y desde entonces le quitaron la visa para entrar a Estados Unidos y lo retiraron de la política.
Si aquí hay mandatarios, algún precandidato a gobernador, o políticos en general que han tenido o tienen cercanía con el narco, deben estar temblando después de lo ocurrido anoche.
Los van a exhibir. O amagan con ello, para que sean esos políticos los que empujen para que el gobierno cambie su estrategia antinarco.
El hecho, sin embargo, es que el golpe duro fue contra las instalaciones de Televisa. Un medio de comunicación. El más fuerte del país.
El mensaje, pues, es contra todos los comunicadores de México.
Nos guste o no, en esta ocasión todos somos Televisa.
El título de esta columna puede causar cólicos a más de un colega, y seguramente tendrán sus razones, pero lo ocurrido anoche en Monterrey fue contra todos los medios de comunicación.
Fue contra todos los comunicadores del país.
Y fue, también, contra el gobierno.
Un grupo de pistoleros disparó ráfagas contra la sede de la televisora e hizo estallar una granada en el estacionamiento, en el área de camarógrafos.
Afortunadamente nadie padeció heridas, pero eso no fue porque los gatilleros fallaran en su ataque, sino porque se trataba de mandar un mensaje a todos los medios de comunicación.
El mensaje es que los medios, por poderosos e influyentes que sean, no están a salvo de la violencia del narcotráfico.
Si los agresores quieren los balean, les ponen granadas. Por ahora, donde no hay nadie. Si no entienden el mensaje, no es difícil imaginar lo que va a ocurrir.
Lo primero que hay que mencionar es que el Estado tiene la obligación de garantizar la libertad de expresión en el país.
Y garantizarla es dar seguridad a los medios y a los comunicadores para que puedan informar libremente sin que les pase nada.
Esa tarea del Estado es indispensable, no sólo como un deber en cualquier democracia o en cualquier país que aspira a llamarse civilizado, sino que es doblemente importante en México, donde se lleva a cabo una batida frontal contra el narcotráfico.
Las ráfagas contra Televisa Monterrey fueron un ataque terrorista.
Terrorista, porque uno de los objetivos del hecho fue atemorizar a los comunicadores y medios de comunicación del país, para que presionen al gobierno a cambiar la estrategia de lucha contra el narcotráfico.
Ya lo habían intentado el pasado 15 de septiembre en la plaza de Morelia, cuando hicieron estallar un par de granadas entre la multitud que festejaba la ceremonia del Grito de Independencia.
Sin embargo, lejos de atemorizar a la población, lo que hubo fue un cierre de filas en torno a las instituciones nacionales y condena unánime contra el terrorismo en nuestra patria.
No nos equivoquemos: estas acciones de los grupos armados no son una señal de fortaleza, sino de desesperación.
Van perdiendo.
Llegarán a más, como en Colombia.
Allá también atacaron medios de comunicación, mataron a inocentes, volaron autobuses con personas adentro, y realizaron más actos de sangre para aterrorizar a la población con el objetivo de que la sociedad presionara al gobierno a retractarse con las extradiciones de narcotraficantes a Estados Unidos.
Aquí se le han dado golpes durísimos al narcotráfico.
Les han quitado a informantes a los que les pagaban medio millón de dólares al mes.
Toda una estructura del narco en el gobierno ha comenzado a desmantelarse.
Eso no es poca cosa.
Otra parte del mensaje dejado por los atacantes de Monterrey, fue que la televisora “también transmita de narcomandatarios”.
Otra vez Colombia.
Pablo Escobar Gaviria metió al narco a muchos políticos, a los cuales luego exhibió, cuando no le pudieron cumplir.
A un presidente de la república, Ernesto Samper, le metieron cocaína en el avión y desde entonces le quitaron la visa para entrar a Estados Unidos y lo retiraron de la política.
Si aquí hay mandatarios, algún precandidato a gobernador, o políticos en general que han tenido o tienen cercanía con el narco, deben estar temblando después de lo ocurrido anoche.
Los van a exhibir. O amagan con ello, para que sean esos políticos los que empujen para que el gobierno cambie su estrategia antinarco.
El hecho, sin embargo, es que el golpe duro fue contra las instalaciones de Televisa. Un medio de comunicación. El más fuerte del país.
El mensaje, pues, es contra todos los comunicadores de México.
Nos guste o no, en esta ocasión todos somos Televisa.
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