Palabras del Secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, durante la inauguración del Coloquio Internacional contra la Trata de Personas, realizada en las instalaciones de la Cancillería.
México, D. F., a 15 de abril de 2010 | Discurso
Muy buenos días, don Antonio Acosta, Julián, Rocío;
Invitados especiales, académicos, diplomáticos;
Mina, bienvenida a México; señora, ¿cómo está?
Hoy nos convoca un esfuerzo más en una lucha importante que el Occidente ha venido dando, desde que volvió la conciencia a su propia capacidad de violencia y autodestrucción en las guerras mundiales.
Una campaña que entra al corazón profundo de la democracia, que sólo puede construirse sobre el reconocimiento de lo humano, que es una calidad y cualidad que compartimos todos.
En los últimos 70 años el Occidente, poniéndose adelante de la Historia Universal, se plantea aquellas causas concretas que amenazan la conciencia humana y la ponen al borde de la violencia y la destrucción.
No podemos olvidar que fue el horror constatado en las lógicas de exterminio de la Segunda Guerra Mundial, lo que movió la conciencia universal a generar a tiempo y de modo antídotos contra la violencia que vive implícita en una sociedad moderna.
En su análisis contra la tiranía, Hannah Arendt nos enseña que las locuras del extermino fueron realizadas y administradas por gente como cada uno de nosotros, que no tenían una composición orgánica o cerebral distinta.
Que cuando las condiciones culturales y las condiciones políticas y sociales hacen proclive un discurso de la cosificación del otro, la violencia se centra y el hombre acucia su instinto a la supervivencia y asume que su espacio sólo puede protegido a costa del espacio del otro.
Esta lógica de la locura, esta lógica del egoísmo, esta lógica de la autodestrucción debe ser denunciada y desterrada.
Hoy vivimos un mundo en el cual el primer acto de honradez para evitar el deterioro es nombrar a la violencia; es designarla con palabras concretas.
La denigración de un ser humano menor de edad que es puesto frente a una cámara para estimular los apetitos de otros, es violencia.
La utilización de un niño o de un joven en condiciones de esclavitud es violencia.
El secuestro de migrantes por bandas de organizaciones criminales, para capturarlas y pedir su rescate a sus familias en los Estados Unidos es violencia.
El sometimiento de la dignidad de adolescentes para prestarse como objetos de placer es violencia.
Y cuando dejamos y permitimos que la violencia se dé de manera natural en la sociedad, todos entramos en riesgo.
Cuando el temor es una potencia más fuerte que la solidaridad por el otro, todos vamos quedando secuestrados por un discurso del miedo y de la violencia.
Por eso tiene que ser ésta una campaña de corazón, porque ahí está la esperanza y ahí se ha construido la esperanza de lo humano en las últimas décadas.
No es posible volver la mirada hacia otra parte; no es honrado volver la mirada hacia otra parte; no es inteligente volver la mirada hacia otra parte.
Ésta es una campaña que exige de nosotros tomar conciencia de la violencia implícita en nuestros sistemas económicos, sociales y políticos y la urgencia que desde el gobierno, en su calidad de monopolio de la fuerza legal para proteger a las gentes, y desde la sociedad, en su capacidad de construir cultura del respeto a lo humano, se construyan los antídotos frente a esa violencia.
La violencia no la genera una autoridad que responde frente al violento para proteger al no violento; la violencia la genera la indolencia, la hipocresía; la violencia la genera el silencio.
Así pues, que sea esta una Campaña de Corazón que nos conecte a unos con otros y que nos obligue a rescatar los espacios de dignidad de niñas, niños, mujeres y hombres.
Que nos permita ensanchar el espacio de nuestras propias libertades en el ejercicio de nuestras responsabilidades.
Que no pasemos por este mundo indiferentes a lo que más importa y conviene a la vida.
Ya dejamos atrás los discursos ideológicos qué tanto Estado y qué tanto mercado. Hoy en el centro del debate de la conciencia universal está la vida humana: ¿Cómo podemos y debemos vivir la vida todos nosotros?
Y vivir una vida sin violencia es un acto de amor y responsabilidad a la que todos debemos estar convocados.
Al gobierno le toca hacer su parte, generar las políticas públicas que, por un lado, generen contención y sanción a quien atenta contra la libertad y las dignidades.
A las sociedades nacionales e internacionales no sólo colaborar en este esfuerzo; exigirlo, fortalecerlo, demandarlo, reclamarlo.
Porque cuando están abusando y explotando a un menor están explotando y abusando a nuestros hijos. Si no hacemos nada sólo es cuestión de tiempo.
Porque cuando están abusando o explotando por razones laborales o por razone hedonistas a una vida humana, entramos en el riesgo de ser esclavizados de la misma manera.
Por ello el Gobierno de México asume como razón fundamental apoyar, promover y ser espacio de plataforma de esta campaña; porque enarbola y representa lo que creen aquéllos que estamos en el gobierno, para tratar de cambiar las cosas y superar las dificultades.
Porque es un discurso en el que reconocemos lo que creemos; porque es una estrategia que comprende la urgencia con la que actuamos.
Porque está construido sobre la esperanza de que todos, todos, podemos superar estas condiciones y construir un mundo mejor; porque está cimentado en lo más alto de los valores que como seres humanos vamos construyendo aquí y ahora en la historia.
Así pues, cuenten con nosotros, porque nosotros contamos con ustedes.
México es parte del mundo, desea ser parte del mundo y como parte del mundo desea mejorar al mundo.
Y esto está perfectamente enmarcado en esa visión de la vida, de la alegría, de la esperanza que tenemos que consolidar en este país y que tenemos que consolidar en este mundo.
Por ello, por un mundo sin violencia y sin indignidad, siendo prácticamente las 10 y media de la mañana de este jueves 15 de abril del año 2010, es un honor y un placer para mí declarar formalmente inaugurado el Coloquio Internacional contra la Trata de Personas, en el marco de la Campaña Corazón Azul México.
Muchas gracias, enhorabuena y que su trabajo genere bienes para todos.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
17 abr 2010
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