Nueva York, EU, 21
SEP
Muy
buenas noches.
Y
quiero agradecer, en primer lugar, al Consejo del Atlántico esta muy honrosa
invitación y, sobre todo, este reconocimiento que se ha formulado, no al mérito
de un hombre, no al Presidente de México, sino al mérito y al esfuerzo de toda
una Nación; de sus componentes, de sus partes, que decidieron impulsar cambios
y transformación para México, y a la que habré de referirme de manera muy breve
en un momento más.
Quiero
agradecer también, además, que el Consejo del Atlántico esté volteando a ver a
otras regiones del mundo dentro de su análisis y dentro de las políticas que
desde aquí se formulan para mejorar el mundo, y que ahora estén prestando
especial atención a América Latina y a México.
Quiero
agradecerle a un gran amigo de México, a Chris Dodd, la amable presentación que
hiciera sobre mi persona, y a quien es un gran amigo de México y ha sido
condecorado con la Orden Mexicana del Águila Azteca, el máximo reconocimiento
que el Gobierno de México otorga a un extranjero por sus méritos y por su apoyo
a nuestro país.
Muchas
gracias, Chris, por esta presentación.
Quiero
felicitar ampliamente a todos los galardonados esta noche, a quienes por
distintos méritos, por trayectoria, han recibido este reconocimiento del
Consejo del Atlántico.
Particularmente
a un gran amigo de México, como lo son todos. Pero quiero referirme
particularmente a Shimon Peres, quien hace apenas algunos meses estuvo de
visita en nuestro país, y reafirmamos los lazos de amistad que tenemos para con
quien, sin duda, es un líder global: Shimon Peres.
Y
a todos los galardonados, todo mi reconocimiento y aprecio desde México.
Déjenme
ser muy breve en esta cena que se ha extendido, pero son tantos los méritos y
reconocimientos a los cuales referirse, y sobre todo quienes me han antecedido
en compartir este escenario.
Yo
vengo a decirles que México es un país que asume plenamente la responsabilidad
global que tiene, y que desde hace dos años, cuando asumí la presidencia de la
República, decidimos emprender un cambio profundo que nos permitiera cambiar y
mover las entrañas de nuestro país para lograr mayor desarrollo social, para
generar mayor crecimiento económico de manera sostenida y de manera
sustentable.
Somos
una Nación que es parte de la región Latinoamericana. Se siente en México
nuestro orgullo latinoamericano, pero también nos sentimos miembros de la
región Norteamericana.
Y
compartimos una vecindad con América del Norte, amplia e intensa, más de lo que
muchos suponen.
En
tres mil kilómetros de frontera, esta frontera se ha convertido en la más
ocupada y en la que tiene el mayor número de cruces legales todos los días.
La
más ocupada del mundo: un millón de cruces diarios. Que tiene un comercio entre
ambas naciones, que es igual al de un millón de dólares por minuto; que el
comercio que hacemos entre ambos países es tan intenso que para México el
destino de Norteamérica es, sin duda, el más importante. Somos el tercer socio
comercial más importante de los Estados Unidos.
Y
lo que Estados Unidos vende a nuestro país, en suma, es en monto mayor a lo que
le vende a todos los países que son miembros de esta denominación de BRIC’s.
Esa
es la importancia que tiene México para Estados Unidos, y ésta es la relación
que México guarda con Estados Unidos; una relación intensa, una relación
cercana, multitemática, y en la que estamos haciendo camino para ampliar
realmente los horizontes de crecimiento, de competitividad, de productividad
para toda la región de Norteamérica.
Precisamente
pensando en este objetivo, en el cómo transformarnos para no quedarnos atrás
frente a los cambios que en muchos otros lugares del mundo y regiones habían
venido ocurriendo, México se decidió a cambiar.
Y
lo hizo a partir de reconocer lo que hemos construido entre todos los
mexicanos.
Somos
un país plural, diverso, en el que conviven distintas expresiones que tienen
naturales diferencias.
Somos
un país con una gran estabilidad política, que desde hace 80 años, ocho
décadas, hemos tenido transiciones estables, cada seis años, y que a partir de
ello decidimos construir, entre las distintas expresiones políticas y el
Gobierno que encabezo, una transformación.
Y
firmamos, al segundo día de haber asumido la Presidencia de la República, lo
que llamamos el Pacto por México, que fue la voluntad comprometida de distintas
expresiones con naturales, insisto, diferencias, para cambiar y para generar
reformas estructurales que posibilitarán que México tuviera una transformación
de fondo.
Y
eso es lo que ha ocurrido.
Hoy,
tenemos andamiaje jurídico. Reformas que están orientados a ampliar los derechos
de los mexicanos; a fortalecer nuestras instituciones democráticas, que ahora
posibilitarán la creación de gobiernos de coalición; y reformas que se hicieron
para acelerar nuestro crecimiento económico.
Una
Reforma Hacendaria, que no siempre resulta la más popular, pero que, sin duda,
fortalece la capacidad del Estado para atender las demandas sociales.
Una
Reforma Financiera; en Telecomunicaciones, para ampliar la competencia en este
sector.
Y
una Reforma Energética para permitir, sin perder la propiedad del Estado sobre
la riqueza de los hidrocarburos, permitir la participación del sector privado.
Y
eso, sin duda, nos abre un camino, nos deja ver un horizonte en el que México
habrá de moverse a un mayor dinamismo, de manera más acelerada, y lograr
mejores condiciones para los mexicanos. Al tiempo, insisto, que México asume su
responsabilidad con el mundo entero.
Hemos
emprendido ajustes y reformas para contener el cambio climático. Nos sumamos a
las causas humanitarias de la humanidad, y nos consideramos amigos de todos los
países del mundo, buscando siempre los motivos para generar armonía, y ser
constructivos y positivos en todas las relaciones que hacemos con el mundo.
Eso
que aquí he descrito de manera muy sintetizada, es lo que México ha hecho en
los últimos 20 meses, o en los últimos 21 meses ya.
Es
lo que decidió hacer, precisamente, a partir de ver un mundo a veces
convulsionado en unas partes, con crisis económicas en otras.
Y
sin pasar por una crisis o sin pasar por un momento de urgencia o de
emergencia, decidimos actuar y ponernos de acuerdo.
Deseamos
que esto que México ha hecho sirva a las experiencias que resulten positivas y
constructivas en otros escenarios.
México
se resolvió a cambiar, a emprender reformas de fondo. Y ahora estamos en ese
proceso que tomará su tiempo, para instrumentar y lograr que estas reformas
generen los beneficios, a partir de su implementación, para todos los
mexicanos.
Por
eso, reitero mi agradecimiento al Consejo del Atlántico por voltear a ver a
México, por voltear a ver a América Latina, por reconocer que es una región del
mundo que está cambiando, que dejó de ser esa región a veces envuelta en crisis
económicas, en asonadas militares o en problemas políticos. Hoy es una región
que está cambiando.
Y
México quiere estar al frente de este cambio. Se ha decidido a cambiar.
Y
este reconocimiento que gentilmente hoy me entregan, lo recibo con el orgullo
de ser mexicano, en mi carácter de Presidente de la República, pero en mérito y
reconocimiento a toda una Nación, la de México, que se ha decidido a cambiar y
a construirse un mejor futuro.
Muchísimas
gracias.
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