Exclusiva:
Testigo revela ejecuciones en el Estado de México
Una
testigo dice a Esquire que el ejército ejecutó a 21 presuntos delincuentes en
Tlatlaya, Estado de México.
Por
Pablo Ferri Tórtola para Esquire México | Fecha: 19/09/14,`'
El
pasado 30 de junio elementos del ejército mexicano mataron a 22 presuntos
delincuentes —21 hombres y una mujer menor de edad— en una bodega ubicada a un
kilómetro de la comunidad rural de San Pedro Limón, en el municipio de
Tlatlaya, Estado de México, casi en el límite con Guerrero. La versión oficial,
emitida ese mismo día por la Secretaria de la Defensa Nacional (Sedena), dice
que los delincuentes atacaron primero a los militares que patrullaban la zona,
que hubo un enfrentamiento entre ambos bandos y que los miembros del ejército
mataron a todos. Incluso el Gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila,
dijo el 1 de julio que “el ejército en legítima defensa abatió a los
delincuentes”. Ahora, dos meses más tarde, Julia —su nombre no es el real—,
testigo presencial del suceso entrevistada por Esquire, dice que fueron los
soldados quienes dispararon primero y que los presuntos delincuentes
respondieron, que sólo uno de los jóvenes murió en el enfrentamiento y que los
demás se rindieron. En las horas siguientes, afirma Julia, los soldados
interrogaron a los 21 supervivientes y luego los mataron:
“Ellos
(los soldados) decían que se rindieran y los muchachos decían que les
perdonaran la vida. Entonces (los soldados) dijeron ‘¿no que muy machitos,
hijos de su puta madre? ¿No que muy machitos?’. Así les decían los militares
cuando ellos salieron (de la bodega). Todos salieron. Se rindieron,
definitivamente se rindieron. (…) Entonces les preguntaban cómo se llamaban y
los herían, no los mataban. Yo decía que no lo hicieran, que no lo hicieran, y
ellos decían que ‘esos perros no merecen vivir’. (…) Luego los paraban así en
hilera y los mataban. (…) Estaba un lamento muy grande en la bodega, se
escuchaban los quejidos”.
En
su comunicado del 30 de junio, la Sedena informó que en el suceso se
decomisaron 38 armas —25 largas y 13 cortas, además de una granada de
fragmentación— y se liberaron a tres mujeres secuestradas. Una de ellas, aunque
sus nombres no han sido dados a conocer por las autoridades, era Julia. No
obstante, ella afirma que no estaba secuestrada. Sólo un soldado resultó
herido, dijo la Sedena.
El
enfrentamiento previo dejó al menos dos heridos, dice Julia, quien pidió
mantener su nombre en secreto por temor a represalias. Eran una muchacha y un
muchacho. El comunicado de la Sedena no informa sobre ningún presunto
delincuente herido en la refriega, sólo que todos murieron en el intercambio de
disparos. La joven era Erika Gómez González, de 15 años, quien recibió un
balazo en la pierna y quedó tirada en el suelo, de acuerdo con Julia. La
testigo afirma que minutos más tarde los soldados la remataron: “La mataron ahí
mismo y también al muchacho que estaba al lado de ella. A él lo pararon de este
lado y lo mataron, después se pusieron los guantes y lo volvieron a acomodar
como estaba. Se pusieron guantes para agarrarlo. Lo pararon y lo mataron. Con
ella hicieron lo mismo. A ella no la pararon porque no podía caminar”.
Cuando
le hirieron en la pierna, continúa Julia, Erika cayó boca abajo. La testigo
dice que trató de ayudarla pero los militares se lo impidieron. En vez de eso
la voltearon y le dispararon en el pecho, según Julia; luego se pusieron unos
guantes y la dejaron boca abajo, como estaba antes de rematarla.
El
certificado de defunción de Erika, al que Esquire tuvo acceso y del que posee
una fotografía, indica que el motivo de la muerte fue “un impacto de bala en la
cavidad torácica”. Uno de los médicos que vio el cadáver entre que llegó al
Servicio Médico Forense (SEMEFO) de Toluca, el lunes 30 de junio, y fue
enterrada en su pueblo el viernes siguiente, dijo a Esquire que la bala perforó
el corazón y un pulmón de Erika y que fue “un tiro de gracia”. El médico pidió
que su nombre no aparezca publicado por temor a represalias. Esquire también
tiene en su poder fotografías del cadáver de la menor de edad donde se ve que
tiene al menos dos agujeros ocasionados por disparo de arma de fuego en el
tórax.
El
director de la organización de derechos humanos Human Rights Watch para las
Américas, José Miguel Vivanco, pidió hace tres semanas que se esclarecieran los
hechos ocurridos en Tlatlaya y se considerasen “adecuadamente las evidencias
que señalan que militares habrían actuado de manera irregular”. El Centro de
Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez y la Comisión Mexicana de Defensa y
Promoción de los Derechos Humanos pidieron transparencia en las
investigaciones.
El
8 de julio un reportaje de la agencia informativa estadounidense The Associated
Press planteó dudas sobre que todos los presuntos delincuentes hubiesen muerto
durante el enfrentamiento con el ejército y señaló que la fachada de la bodega
solo presentaba agujeros de entrada de seis disparos. “Tampoco había señales de
un tiroteo continúo dentro del edificio, (se veían) pocas marcas de bala y
ningún casquillo”, decía la nota. Igualmente indicaba que en las paredes, por
dentro, había cinco marcas que seguían el mismo patrón: uno o dos agujeros de
bala cercanos rodeados por una salpicadura de sangre, “aparentando que algunos
de los muertos estaban de pie contra la pared y recibieron uno o dos disparos a
la altura del pecho”.
El
15 de julio la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM)
emitió un comunicado en el que afirmaba lo siguiente: “No existieron disparos a
corta distancia; el intercambio de disparos fue proporcional; de acuerdo a la
trayectoria de los proyectiles y la posición en que fueron hallados los
cuerpos, [no existe] indicio alguno sobre una posible ejecución”. La PGJEM
reveló además que había practicado una prueba de balística según la cual los 22
fallecidos habían efectuado disparos. Consultado por Esquire sobre la versión
de la testigo, el departamento de prensa de la PGJEM informó que la
Procuraduría General de la República (PGR) se hizo cargo de la investigación “a
los pocos días del suceso” y que por ello no pueden realizar declaraciones al
respecto.
El
departamento de prensa de la PGR dijo a Esquire que esta es una investigación
que está abierta y en la que se continúa obteniendo información, sin que hasta
el momento se haya encontrado evidencia de lo que se señala. La Sedena no ha
contestado a las múltiples llamadas telefónicas y correos electrónicos por
parte de Esquire.
***
Erika
Gómez González (en la imagen), la menor de edad que murió en la bodega, era vecina de Arcelia,
un municipio de la Tierra Caliente de Guerrero con 32,181 habitantes, según el
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Vivía con su mamá en
casa de su abuela materna y cursaba tercero de secundaria en la Escuela Técnica
Industrial número 134. Arcelia y Tlatlaya son municipios vecinos. Una carretera
bacheada cruza de Guerrero al Estado de México y pasa a pocos metros de la
bodega donde tuvo lugar el suceso, a un kilómetro de la comunidad de San Pedro
Limón. Es una zona aislada. Del Distrito Federal a Arcelia son seis horas de
autobús. La ciudad más cercana, Iguala, también en Guerrero, apenas cuenta con
120,000 habitantes.
Vecinos
de la zona que pidieron que no se revelara su identidad explican que Arcelia es
bastión del cartel de La Familia, igual que Tlatlaya. Dicen que Johnny Hurtado,
alias el Señor Pescado, es quien lidera la organización en la zona después de
la aprensión de José María Chávez, alias El Pony, el pasado 2 de julio en
Guanajuato.
En
los pueblos y las comunidades que figuran en los 130 kilómetros que separan
Iguala de Arcelia —San Miguel Totolapan, Apaxtla, Teloloapan, Tonalapa— el
enfrentamiento entre grupos delincuenciales y de estos con las fuerzas de
seguridad es constante. El pasado 7 de agosto las autoridades encontraron el
cuerpo sin vida de un policía ministerial en Teloloapan y cuatro cuerpos más en
una fosa en San Miguel Totolapan. En abril un marino y dos sicarios murieron en
un enfrentamiento en Apaxtla, y en junio ocurrió lo de Tlatlaya.
En
abril del año pasado las procuradurías de ocho estados del centro del país,
entre ellos Guerrero y el Estado de México, firmaron un acuerdo con la
Procuraduría General de la República (PGR) para hacer frente a la delincuencia.
El Escudo Centro aúna esfuerzos desde entonces para “prevenir el delito” y
“realizar operativos conjuntos”. Igualmente, en abril de 2014 el Estado de
México puso en marcha el Operativo de Seguridad Mexiquense para frenar la
delincuencia.
***
Declaraciones
de vecinos de la zona recogidas por Esquire y aparecidas en otros medios desde
el suceso de Tlatlaya difieren sobre el motivo que condujo a los 22 a la
bodega. Julia —que fue liberada por las autoridades tras interrogarla— dice que
llegó allí el 29 de junio a eso de las diez de la noche. Venía de Arcelia, a 38
kilómetros de la bodega. La mujer explicó a Esquire la razón de que acudiera a
aquel sitio; sin embargo, difundirla la pondría en riesgo. Dice que dentro
había dos carros blancos, cruzados, y que luego llegó otro. No recuerda el
color del tercer vehículo. Fuera llovía. Julia piensa que quizá se refugiaron
allí del agua.
Cuando
llegó, Julia vio a Erika Gómez González, la menor de edad muerta en estos
hechos, vestida con “un pantalón negro y una sudaderita negrita”. Como “a las
tres de la mañana”, según Julia, uno de los presuntos delincuentes que había
salido de la bodega volvió corriendo porque había visto un grupo de soldados.
Los militares alumbraron el galpón con un reflector, empezaron a disparar y
exigieron a los otros que se rindieran. Los de dentro respondieron con disparos
y se escondieron entre los coches. En una de las ráfagas murió el primer
muchacho dentro de la bodega, de acuerdo con Julia. Después hirieron a Erika y
a otro muchacho. Julia afirma que todos los presuntos delincuentes eran muy
jóvenes. The Associated Press recogió declaraciones de empleados del SEMEFO del
Estado de México que dicen que la mayoría de los muertos tenían entre 16 y 24
años.
La
Sedena informó en su comunicado que después del enfrentamiento los soldados
liberaron a tres mujeres secuestradas. Julia constata que dentro de la bodega
había dos mujeres además de ella. Dice que ya estaban allí cuando ella llegó y
que ambas eran de Arcelia. Ella niega haber sido secuestrada. Durante el enfrentamiento
los muchachos pensaron en simular el secuestro de las dos mujeres y de dos de
ellos. Julia recuerda que los muchachos ataron a las mujeres a fin de simular
el secuestro y que ellas empezaron a gritar “no nos maten, no nos maten,
estamos secuestradas”. Finalmente el grupo se rindió. Durante el
enfrentamiento, Julia se escondió en uno de los carros.
La
Sedena dijo que el enfrentamiento empezó a las 5:30 de la mañana del lunes.
Julia dice que empezó como a las 3:00 de la mañana y que duró unos treinta
minutos. La rendición habría tomado media hora más. En las siguientes dos
horas, calcula Julia, los soldados mataron a 19. Cuando ya estaba amaneciendo
—como a las 7:00 de la mañana, dice Julia— mataron a los dos hombres que habían
fingido el secuestro. Las mujeres fueron detenidas, al igual que Julia.
Julia
dice que estuvo retenida una semana, primero en dependencias de la PGJEM en
Toluca y luego en el Distrito Federal, en las instalaciones de la
Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada
(SEIDO), después de que la PGR atrajera la investigación. La testigo afirma que
desde que salió de la bodega el lunes por la mañana hasta que la liberaron el
domingo siguiente, funcionarios de la Marina, la PGJEM y la SEIDO la coaccionaron
para que dijera que los muertos eran delincuentes. Julia añade que le hicieron
firmar muchos documentos y no le dieron copia de ninguno, que durante los tres
primeros días no le dieron de comer y que, incluso, mientras estaba en las
instalaciones de la PGJEM en Toluca, la fotografiaron junto a las armas
incautadas en la bodega.
Cuando
finalmente la soltaron y pudo volver a Arcelia, algunos de los muertos
descansaban ya bajo tierra. Otros aún aguardaban en el SEMEFO de Toluca a que
sus familiares fueran a buscarlos.
∞∞∞
PGR
investigará versión de testigo de Tlatlaya
“Tendremos
que investigar cada uno de esos datos”, dijo el titular de Gobernación sobre
testimonio publicado por Esquire.
Por
@esquirelat | Fecha: 19/09/14
El
secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, dijo este viernes 19 de
septiembre que la Procuraduría General de la República (PGR) deberá investigar
la versión de “Julia”, la testigo entrevistada por Esquire México, sobre lo
ocurrido en una bodega del municipio de Tlatlaya, Estado de México, donde el 30
de junio pasado murieron 22 presuntos delincuentes en un enfrentamiento con el
ejército mexicano.
“Sí,
por supuesto ya [leyó el reportaje de Esquire]; sin duda tendremos que
investigar cada uno de estos datos”, dijo Osorio Chong al periodista Ciro Gómez
Leyva en el noticiario matutino de Radio Fórmula. “(…) La PGR seguramente habrá
de investigar para aclarar y para transparentar cualquier tipo de información,
así que lo que sí puedo decirte es que lo que tenga que hacer la PGR y los
datos que tenga en su mano los habrá de investigar sin ningún problema”,
agregó.
El
miércoles 17 de septiembre, Esquire dio a conocer el testimonio de “Julia” —su
nombre verdadero no se revela por temor a represalias— quien dijo que los
elementos de ejército dispararon primero y que los presuntos delincuentes
respondieron, que sólo uno de los jóvenes murió en el enfrentamiento y que los
demás se rindieron. En las horas siguientes, afirmó Julia, los soldados
interrogaron a los 21 supervivientes y luego los mataron. Entre ellos había una
menor de edad, Erika Gómez González, de 15 años.
Esta
versión contradice la de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), emitida
el mismo 30 de junio, según la cual los delincuentes atacaron primero a los
militares que patrullaban la zona, quienes respondieron el fuego y mataron a
todos. En su comunicado, la Sedena informó que en el suceso se decomisaron 38
armas —25 largas y 13 cortas, además de una granada de fragmentación— y se
liberaron a tres mujeres secuestradas. Una de ellas, aunque sus nombres no han
sido dados a conocer por las autoridades, era Julia. No obstante, ella afirma
que no estaba secuestrada. Sólo un soldado resultó herido, dijo la Sedena.
El
15 de julio la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM)
emitió un comunicado en el que afirmaba lo siguiente: “No existieron disparos a
corta distancia; el intercambio de disparos fue proporcional; de acuerdo a la
trayectoria de los proyectiles y la posición en que fueron hallados los
cuerpos, [no existe] indicio alguno sobre una posible ejecución”. La PGJEM
reveló además que había practicado una prueba de balística según la cual los 22
fallecidos habían efectuado disparos. Consultado por Esquire sobre la versión
de la testigo, el departamento de prensa de la PGJEM informó que la
Procuraduría General de la República (PGR) se hizo cargo de la investigación “a
los pocos días del suceso” y que por ello no pueden realizar declaraciones al
respecto.
El
departamento de prensa de la PGR dijo a Esquire que esta es una investigación
que está abierta y en la que se continúa obteniendo información, sin que hasta
el momento se haya encontrado evidencia de lo que señala “Julia”. La Sedena no
ha contestado a las múltiples llamadas telefónicas y correos electrónicos por
parte de Esquire.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario