Palabras
del Presidente Enrique Peña Nieto,
durante la celebración del Día del Abogado, que tuvo lugar en el Salón Adolfo
López Mateos de la Residencia Oficial
Abogadas
y abogados:
Muy
buenas tardes a todas y a todos ustedes.
Me
da mucho gusto saludarles.
Quiero
saludar al señor Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados.
Al
señor Ministro Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Al
señor Gobernador, Presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores.
Y
a todos los integrantes de este presídium, quienes encabezan, presiden y son
parte de órganos autónomos del Estado mexicano; a sus integrantes.
A
las y los legisladores mexicanos, abogadas y abogados que están entre nosotros.
A
muy distinguidos miembros de la abogacía, tanto en el ámbito público como en el
ámbito privado.
A
integrantes de barras, de colegios y de asociaciones de abogados.
Quiero
saludar al Presidente del Comité Rector de la Institución del Día del Abogado y
a quien ha hablado, a don Miguel Alemán, en nombre precisamente de este comité.
Felicitar
ampliamente a quienes el día de hoy, han sido reconocidos por su trabajo a lo
largo de muchos años en el desempeño de la abogacía en distintos ámbitos.
A
todas y a todos, les saludo con respeto
y con afecto.
Señores
representantes de los medios de comunicación:
En
primer lugar, quiero agradecerles el que me permitan, de forma anticipada, poder celebrar con ustedes
el Día del Abogado.
Desde
este espacio, limitado por el tamaño y por su dimensión, pero sin duda un
espacio que nos recuerda al Presidente de la República que instauró
precisamente la celebración del Día del Abogado, Adolfo López Mateos.
Desde
aquí, poder reconocer y felicitar, aunque sea de forma anticipada, a todas y a
todos los abogados de México; a quienes desde el ejercicio de esta profesión y
en distintos ámbitos, contribuyen al desarrollo de nuestro país.
A
los abogados se les reconoce y se les felicita, al igual que a todas las demás
profesiones, todos los días.
Y
siendo el 12 de julio el Día del Abogado, por razones que personalmente me
impedirán haber estado con ustedes ese día, en razón de la Visita de Estado que
habré de realizar a Francia, acepten, y agradezco que así sea, el que pueda,
desde hoy, felicitar ampliamente y reconocer a todas y a todos los abogados de
México.
Felicidades,
desde el día de hoy.
Desde
la antigüedad, las leyes han hecho posible la convivencia en sociedad. Han
determinado la evolución del Estado y han regulado las relaciones e
intercambios entre personas, empresas y naciones.
El
Derecho ha sido un pacto cívico de pertenencia y unión al interior de
prácticamente todas las sociedades modernas, pero sus alcances son aún mayores,
el derecho es el mejor instrumento para transformar una Nación democrática con
estabilidad y con certidumbre.
De
ahí, la importancia y el privilegio de conmemorar con ustedes el Día del
Abogado.
Siendo
su función de enorme trascendencia social, no quise dejar de reunirme este año
con las mujeres y hombres de leyes de México.
Afirmaba
Napoleón Bonaparte, y lo cito, porque precisamente, es por la visita de Estado
a Francia, que no podré estar justamente en el día del Abogado con ustedes, que
su verdadera gloria no sería haber ganado 40 batallas, lo que no se sumaría, lo
que viviría por siempre, sería su Código Civil.
Y
por esta razón, agradezco esta disposición para adelantar este importante
encuentro con mis colegas.
Este
acto es una oportunidad para renovar nuestro compromiso individual y como
gremio, con la legalidad y la justicia de nuestro país.
Desde
que es una Nación libre, soberana e independiente, México ha encontrado en el
Derecho, un sólido cimiento para su organización y funcionamiento
institucional.
Nuestro
orden jurídico también ha sido un valioso instrumento para reconocer y proteger
los derechos y libertades de cada mexicano.
Cada
proceso de transformación, cada etapa de nuestra evolución nacional ha estado
acompañada de relevantes modificaciones a la Constitución y a las leyes que nos
rigen.
El
Derecho, no sólo se ha adecuado a la dinámica social, también ha sido generador
de profundos cambios en nuestra sociedad.
Conscientes
de ello, desde el inicio de esta Administración, convoqué a los mexicanos a
transformar nuestra Nación, a partir de nuestras instituciones democráticas,
con reformas de fondo a nuestro marco jurídico.
En
este gran objetivo fue necesario poner al día nuestra ley fundamental y
materializar en leyes las ideas y proyectos de cambio que requería el país
desde hace ya varias décadas.
En
democracia, junto con los Poderes Legislativo y Judicial, hemos logrado
concretar 12 reformas estructurales para actualizar nuestro andamiaje
institucional y reorientar el destino de nuestro país.
De
hecho, en lo que va de esta Administración se han aprobado, o hemos entre todos
aprobado, 90 reformas a 51 artículos constitucionales. Detrás de cada una de
ellas hay un gran trabajo técnico y político, que merece todo nuestro
reconocimiento.
Son
cambios que amplían los derechos de los mexicanos, que fortalecen nuestro
régimen institucional y que impulsan el desarrollo de nuestra economía.
Con
la puesta en acción de estas reformas, no sólo se vislumbra un mejor futuro,
sino que ya se está transformando nuestro país para bien, el presente de
nuestra Nación.
Permítanme
compartirles sólo un ejemplo, el de la Reforma en Telecomunicaciones, que ya
está dando importantes resultados.
Con
este cambio estructural se eliminó, por ejemplo, el cobro de larga distancia
nacional; los precios al consumidor por larga distancia internacional han caído
más de 40 por ciento, y los de telefonía móvil han disminuido 15 por ciento.
El
uso de Banda Ancha inalámbrica, es decir, el Internet móvil de alta velocidad,
prácticamente ha duplicado el número de usuarios. Hoy, hay prácticamente 44
suscriptores por cada 100 habitantes; hace apenas dos años sólo había 22.
Además,
gracias, también, en este sector, a una mayor competencia están llegando
inversiones muy importantes, relevantes a nuestro país.
Tan
sólo, déjenme referir la de una empresa, como AT&T, que habrá de invertir,
está invirtiendo ya y habrá de invertir de aquí al 2018, siete mil 300 millones
de dólares, más de 116 mil millones de pesos, que van a generar más empleos y a
mejorar los servicios de telecomunicaciones.
Todos
estos avances están siendo reconocidos a nivel internacional.
En
sólo un año, de 2014 a 2015, México ha escalado 10 lugares en el Índice de
Disposición a la Conectividad que elabora el Foro Económico Mundial.
Estos
son ejemplos puntuales de cómo las reformas ya están mejorando la realidad
nacional.
Además,
los beneficios serán cada vez mayores y, por eso, estamos trabajando con esmero
para que todas y cada una de las reformas se instrumenten en los tiempos que
prevé la ley.
Estoy
seguro de que en este propósito, el de llevar estos cambios jurídicos a la vida
cotidiana de los mexicanos, México contará con el talento, conocimiento y
determinación de las y los abogados de México.
Estimados
colegas:
La
profesión es el espacio que cada uno elige desde la juventud, no sólo para
desarrollarse individualmente, sino para contribuir a la construcción de un
mejor país.
En
México, en este México que está emergiendo, a partir de su transformación,
requiere de una mística renovada en el ejercicio profesional del derecho.
Hoy,
nuestro país necesita de abogados que estén al día y a la vanguardia, que no
sólo conozcan los nuevos contenidos legales de las reformas, sino que sean
plenamente conscientes de los nuevos paradigmas que se están generando.
Desde
la cátedra, las empresas, los despachos o desde el servicio público, las y los
abogados de México, deben estar preparados para ser protagonistas de los
cambios que está viviendo nuestro país.
En
temas laborales, fiscales, de competencia económica, finanzas, energía y
telecomunicaciones, lo mismo que en materia electoral, penal, de amparo o
transparencia, los abogados tienen nuevas oportunidades para ampliar el
ejercicio de su profesión.
Estoy
convencido de que éste es un tiempo de grandes retos, pero también de amplios
horizontes para la realización profesional de las y los abogados de México.
Nuestro
país tiene, en sus mujeres y hombres de leyes, a ciudadanos comprometidos con
el desarrollo de México; tiene en sus abogadas y abogados un valioso activo en
favor de la ley y la justicia.
Felicidades
a las y los abogados de nuestro país.
Muchas
gracias.
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