16 ago 2015

Beltrones, beneficiario de la crisis?

La 'reinvención' de Beltrones/Martha Martínez
Revista R de Reforma, 16 de agosto de 2015
PERFIL. Una serie de polémicas marca la biografía de Manlio Fabio Beltrones. Su carrera está a punto de dar un nuevo giro, con su llegada a la dirigencia del PRI y la posibilidad de perfilarse como candidato presidencial
Con una trayectoria de más de cuatro décadas, no exenta de polémicas, Manlio Fabio Beltrones es la apuesta de Enrique Peña Nieto para dirigir al PRI.
En opinión de especialistas, Beltrones es el beneficiario de la crisis de Peña Nieto, que si bien perfiló, en un discurso pronunciado en julio, a un PRI renovado y capaz de liderar el combate frontal a la corrupción, optó por un hombre de la vieja guardia para asegurar el futuro.
 Operador político "implacable", según un cable de la Embajada de Estados Unidos en México filtrado por Wikileaks en 2011; discípulo del ex titular de la Dirección Federal de Seguridad, Fernando Gutiérrez Barrios -acusado de ser uno de los principales represores de los gobiernos priistas- y cercano al hermano incómodo, Raúl Salinas de Gortari, Beltrones tendrá, entre sus primeros retos, coordinar las elecciones más complejas de todo el sexenio: las de 2016, en donde estarán en juego 12 gubernaturas.
 Es mencionado como uno de los priistas que podría buscar la candidatura presidencial en 2018 y, aunque el sonorense ha omitido pronunciarse sobre el tema, sus acciones como presidente del PRI estarán ligadas a sus posibles aspiraciones presidenciales.
Beneficiario de la crisis

Para el politólogo Agustín Basave (hoy legislador externo del PRD), la designación de Beltrones al frente del tricolor es una muestra de la debilidad de Peña Nieto, derivada de la fragilidad de la economía, la inseguridad, sus escándalos de corrupción -como el de la Casa Blanca-, la fuga por segunda ocasión de Joaquín El Chapo Guzmán y el aumento de dos millones de pobres en el país.
 "Yo creo que lo puso ahí porque no tiene capacidad de enfrentar otro desafío más teniendo a un político taimado como Beltrones afuera, operando en su contra. Dicen que no hay nada más peligroso que un político desempleado y Beltrones estaba a punto de concluir como diputado federal y coordinador de la fracción parlamentaria del PRI", indica.
 Amigo y colaborador del extinto Luis Donaldo Colosio, señala que, a pesar del intento del tricolor de simular un proceso de elección interna, la del sonorense es una designación directa de Peña Nieto.
 Basave, quien tomará posesión como diputado federal externo por el PRD en septiembre próximo, considera a Beltrones un operador político capaz de ganar elecciones -c omo acaba de hacerlo en Sonora con Claudia Pavlovich-, pero afirma que la decisión de colocarlo en la dirigencia nacional del tricolor es peligrosa para Peña Nieto, pues limita su control sobre el partido y sobre la designación de su sucesor.

"Salvo que quiera que Beltrones sea su candidato presidencial, pero lo dudo, es muy peligroso, porque Beltrones tendrá un margen de maniobra amplio, puede hacer muchísimas cosas para preparar su candidatura presidencial desde ahí, en su relación, sus negociaciones con gobernadores, con líderes regionales, con diputados, con senadores", advierte.

El politólogo no duda que, durante los primeros años al frente del partido, el ex coordinador del tricolor en San Lázaro promueva un acercamiento con Peña Nieto; pero esto podría cambiar conforme se acerque el 2018.

"Quizá hasta 2017 va a ser muy disciplinado con el Presidente y sí lo va a buscar y le va a preguntar, va a estar cerca y no se va a ir por la libre, hasta cierto punto y hasta cierto tiempo", sostiene.
Pasado oscuro
El 25 de julio, durante el evento Unidad para continuar con la transformación de México, Peña Nieto perfiló a un PRI renovado, capaz de regresar a las universidades, de despertar el entusiasmo de los jóvenes y de darle valor y prestigio a la política con acciones concretas a favor de la transparencia, la rendición de cuentas y el combate a la corrupción.
La sola descripción dejaba fuera a Beltrones, hasta entonces el único priista que había levantado la mano para suceder a César Camacho. Con 63 años de edad, 47 de los cuales ha militado en el PRI, Beltrones no coincide con la frescura descrita por Peña Nieto.
Además, acumula una trayectoria política de claroscuros. Es reconocido como un operador político eficaz, cuenta con una amplia experiencia en materia administrativa y política, fue pieza clave en el llamado "ciclo reformador" impulsado por Peña Nieto y ha sabido mantenerse vigente incluso cuando el PRI perdió la Presidencia de la República.
Pero, en el contraste, es considerado un político implacable con sus enemigos. A lo largo de su trayectoria ha sido acusado de cometer actos de corrupción, de tener vínculos con el narcotráfico, de utilizar el espionaje contra sus adversarios y de proteger a sus hermanos, también involucrados en episodios de corrupción.
Impulsado por Antonio Zorrilla Pérez, un priista hidalguense y su maestro de matemáticas en la Escuela Nacional de Economía de la UNAM, a sus 23 años Beltrones se convirtió en secretario particular de Fernando Gutiérrez Barrios (realmente fue su aistente), entonces subsecretario de Gobernación y quien a la postre se convertiría en su mentor.
Ex titular de la Dirección Federal de Seguridad y considerado uno de los principales represores de los gobiernos priistas, en 1982 lo impulsó como diputado federal; desde esa posición, Beltrones comenzó a construir su carrera política.
En 1985, al concluir el periodo legislativo, Gutiérrez Barrios lo convirtió en presidente del PRI en su natal Sonora. Ya en ese cargo, Beltrones logró colarse en el grupo cercano de Carlos Salinas de Gortari, quien como secretario de Programación y Presupuesto era el precandidato natural a la Presidencia.
Beltrones aprovechó su cercanía con Salinas para convertirse en senador en 1988. Con apenas unos meses en el cargo, volvió al cobijo de su mentor, entonces secretario de Gobernación, quien lo designó subsecretario de Gobierno, Desarrollo Político y Derechos Humanos. Su paso por ese cargo derivó en lo que se convertiría en el primer escándalo de su trayectoria.
 En el libro Los suspirantes 2012 (compilado por Jorge Zepeda Patterson), Miguel Ángel Granados Chapa escribe: "Cuando años después fue detenido y procesado Raúl Salinas de Gortari y se descubrió que poseía varios pasaportes emitidos a nombres diferentes, se encontró que uno de ellos, y consta en autos, había sido expedido por recomendación de Beltrones, de quien era amigo".
 El episodio no afectó el ascenso político de Beltrones; por el contrario, en 1991, apoyado de nuevo por Gutiérrez Barrios, se convirtió en gobernador de su natal Sonora.
 Sus escándalos
 Como gobernador, puso énfasis en la realización de obras publicas, en la modernización del marco legal local y en el desarrollo de alternativas económicas para el estado, pero también fue acusado de espiar a sus adversarios, de aumentar la deuda local y de encubrir a su hermano en actos de corrupción.
En 1993, tras participar en la balacera en la que murió el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, en Guadalajara, los hermanos Arellano Félix se embarcaron en el aeropuerto tapatío con destino a Tijuana. Roberto Alcides, hermano de Beltrones y entonces director del aeropuerto de la ciudad fronteriza, fue acusado de proteger a los narcotraficantes. El señalamiento no tuvo consecuencia alguna para el mayor de los Beltrones.
Un año después, tras el asesinato de Luis Donaldo Colosio y a petición de Carlos Salinas, el sonorense fue el primero en interrogar a Mario Aburto. Se le atribuye el haberlo pedido "prestado" a la PGR e interrogarlo con "métodos violentos". De ese episodio surgió el rumor de que la persona regresada a los separos no era Aburto.
En su libro Señal de Alerta. Advertencia de una regresión política, Manuel Espino, quien fue enviado a Sonora en 1997 por Felipe Calderón para contener la intromisión de Beltrones en el PAN local, acusa al priista de ser un espía político.
"En algunas ocasiones, recibimos llamadas a nuestros teléfonos celulares y escuchamos algunas conversaciones que habíamos tenido nosotros mismos con antelación. Era obvio que lo hacía para hacernos sentir 'espiados'", relata.
 Ese mismo año, Beltrones enfrentaría señalamientos que lo marcarían para siempre. El periódico The New York Times publicó un reportaje elaborado a partir de un informe de inteligencia de la DEA, en el que se le acusaba a él y al gobernador de Morelos, Jorge Carrillo Olea, de emplear a la policía estatal para proteger cargamentos de droga de Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos, el narcotraficante más importante en ese momento.
 El reportaje, que les valió el Premio Pulitzer a los periodistas Sam Dillon y Craig Pyes, tampoco tuvo consecuencias para el priista. Aunque interpuso una demanda ante la PGR por los delitos de difamación y calumnia, la dependencia determinó que no había delito que castigar.
 En octubre de 1997, poco antes de que concluyera su gobierno, Beltrones y Carrillo Olea fueron exonerados por la PGR. En un boletín de prensa, la dependencia señaló: "no se les puede declarar responsables de esos hechos".
 En 2007, luego de que el ex presidente Vicente Fox hiciera alusión al reportaje del New York Times, la PGR volvió a deslindar al sonorense de tener vínculos con el narcotráfico y, a través de una carta elaborada a petición del propio Beltrones, la dependencia informó que no existía "información de inteligencia de algún órgano auxiliar de procuración de justicia nacional o extranjero, en especial de la DEA, que lo relacione con alguna forma de actividades con el narcotráfico".
El 'nuevo' Beltrones
Tras concluir el cargo como gobernador, ya con Ernesto Zedillo en el poder y el antisalinismo promovido desde Los Pinos, Beltrones desapareció de la escena pública. En 1999, apoyó sin mucha visibilidad a Roberto Madrazo en su intención de ser candidato presidencial del PRI. Pero el triunfo de Francisco Labastida lo obligó a replegarse nuevamente.
En 2002, Madrazo ganó la dirigencia del PRI y, en 2003, Beltrones regresó a escena como diputado de la bancada priista en la LIX Legislatura, donde fue uno de los artífices del derrocamiento de Elba Esther Gordillo, que fue obligada a dejar la coordinación parlamentaria, la secretaría general del PRI y, a la postre, su militancia.
En 2006, Beltrones fue electo senador y coordinador del PRI en la Cámara alta. Y, en la Cámara de Diputados, la coordinación de los priistas cayó en Emilio Gamboa, su amigo incondicional.
Ambos se convirtieron en interlocutores obligados para el Presidente electo, Felipe Calderón.
 En el otoño de 2006, Beltrones fue quien le aseguró a Calderón que los legisladores del PRI estarían presentes en su toma de posesión, pese a las amenazas del PRD de impedirla.
 Granados Chapa, en Los suspirantes 2012, resume así la relación que tendrían ambos políticos a partir de dicho episodio: "Desde el comienzo del gobierno de Calderón, Beltrones se instituyó en una suerte de tutor del Presidente, al que apoya y reprende y corrige como se hace con un pupilo".
 Beltrones usó el Senado para reinventarse y reconfigurar el sistema político. Promovió desde el inicio una reforma del Estado que se tradujo en la polémica reforma política 2007-2008.
 Cerca de concluir su ciclo como senador, en 2011 Beltrones se enfrentó a Peña Nieto por la candidatura presidencial, pero terminó declinando sus aspiraciones en favor del mexiquense, y en 2012 apoyó su campaña.
 Su apuesta por la "unidad del partido" le valió convertirse en el coordinador de los diputados priistas en la primera legislatura del sexenio de Peña Nieto. Y, a su vez, Emilio Gamboa ocupó la coordinación de los senadores.
 Desde San Lázaro, Beltrones fue la pieza clave para operar las reformas estructurales del Pacto por México, lo que no sólo le valió reconocimientos del Presidente, sino de la oposición. El pasado miércoles, al concluir los trabajos de la LXIII Legislatura, los coordinadores de todos los partidos le reconocieron su capacidad de diálogo y negociación.
 2018... pero antes 2016
Como si necesitara hacer campaña, Beltrones recorrió los sectores del PRI, recopilando apoyos para registrarse en fórmula con Carolina Monroy del Mazo, priista mexiquense que podría ser la cuña de Peña Nieto en el próximo Comité Ejecutivo Nacional del tricolor.
Será la única fórmula, y se prevé que Beltrones asuma el cargo el 20 de agosto.
Desde ahora, los priistas y los analistas políticos lo ven como presidenciable, lo que despierta la sospecha de que, como hizo Madrazo en su periodo como dirigente (2002-2005), use el partido como trampolín a la candidatura.
Para Dulce María Sauri, ex presidenta nacional del PRI, Beltrones tendría que pronunciarse a la brevedad sobre el tema, pues de ello depende la estabilidad de lo que llama la "contienda interna más compleja de la historia reciente del PRI": la lucha por la candidatura presidencial en 2018.
"Manlio Fabio Beltrones conoce las consecuencias de aspirar a la candidatura desde la dirigencia. Lo vivió con Madrazo y, más atrás, cuando las expectativas de Javier García Paniagua terminaron en una gran frustración personal y una campaña presidencial que se inició con la renuncia de su dirigente nacional", rememora.
Para Sauri, Beltrones debería concentrarse en que el PRI recupere los votos que perdió en la pasada elección federal intermedia (1.1 millones respecto a 2009 y más de 3 millones respecto a 2012).
"Ganar con el 29 por ciento no es para vanagloriarse. El PRI perdió en importantes zonas urbanas y la simpatía de sectores de clase media que votaron en 2012 disminuyó significativamente", advierte la ex lidersa el PRI.
 Antes de pensar en 2018, sugiere Sauri, Beltrones deberá sortear el 2016.
 Si a la Presidencia de la República se arribara por escalafón, Beltrones tendría las mayores posibilidades".
 Miguel Á. Granados Chapa, Los suspirantes 2012

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