Retrato hablado: Manlio Fabio Beltrones, el muchacho al que “parieron
político”/Andrés Becerril
Excelsior, 16 de agosto de 2015..
Parado en el home del corchibol –una adaptación sonorense
del beisbol, con dos bases y un home– un niño al que otros animan “¡Manlio pégale!”
aprieta los dientes, entrecierra los ojos y blande el palo de escoba con el que
trata de conectar la pelota de corcho, que la misma palomilla de las calles de
Sinaloa y 6 de Abril, en el centro de Ciudad Obregón, fabricó tallando a
hurtadillas aquella corteza sobre los mosquiteros de la casa de la abuela de
Manlio.
En el grupo de esos niños estaban los hermanos mayores de Manlio Fabio
Beltrones Rivera, Alcides y Orestes. Los tres se veían distintos a todos los
demás morrillos, recuerda un amigo de la infancia de los Beltrones que jugó con
ellos corchibol a principios de la década de los sesenta.
Y es que doña Beatriz, la mamá de los hermanos de nombres griegos y
romanos, se esmeraba para que siempre anduvieran bien vestidos y mejor
peinados, aunque terminaran todos choquilosos después de tanto correr.
El recuerdo que se tiene de Manlio Fabio es de un niño activo, travieso,
que siempre quería jugar con los más grandes que él, que además del remedo de
beisbol, se divertían con catotas (canicas), trompos, baleros, saltando el
burro castigado o lanzando el tacón, una suerte de tiro al blanco hacia una
moneda tirada en el piso que se tenía que hacer avanzar.
A Ciudad Obregón llegó la familia Beltrones a vivir, luego de estar en
Villa Juárez, donde Manlio Fabio Beltrones Rivera nació hace prácticamente 63
años, el 30 de agosto de 1952, cuando todavía el lugar era conocido como
colonia Irrigación. Villa Juárez surgió en 1957, a partir de una colonia
agrícola fundada en 1951, y en la recta final de la administración de Manlio
Fabio Beltrones (1991-1997) como gobernador de Sonora, se convirtió en el
municipio de Benito Juárez.
En Obregón fue donde Beltrones Rivera, al amparo y la férrea guía de su
madre y de su abuela Elena, creció. En esa ciudad fundada en honor del
expresidente de México, el general Álvaro Obregón, Beltrones cursó, en escuelas
públicas, la primaria y la secundaria. Fue a la escuela Cajeme, en la calle de
Chihuahua, frente a la casa de su abuela Elena.
También en ese mismo barrio del centro de Obregón, municipio de Cajeme, la
familia Beltrones iba a la Iglesia de Dios, en las calles de Zaragoza y
República de Chile.
Tanto la madre de Manlio Fabio Beltrones como su abuela eran fieles de
aquella iglesia evangélica fundada en 1930 por la hermana María W. Atkinson. En
su libro La vida y la política, que Beltrones Rivera presentó en 2011, siendo
senador de la República y contendiente a la candidatura presidencial, reveló
esa faceta de doña Beatriz y doña Elena.
“Crecí con la influencia de dos mujeres extraordinarias: Mi madre Beatriz y
mi abuela Elena. Los principios que me inculcaron, y su ejemplo, su amor, sus
consejos, su fuerza y su caridad cristiana y su valor, aún son referentes en mi
vida…”
Aquel contemporáneo de Manlio Fabio, que junto con su familia también iba a
la misma iglesia que los Beltrones, recuerda con claridad que él, Manlio y sus
hermanos participaban en las festividades de Navidad en una especie de
pastorela, que entre los evangélicos llaman cuadros y en los que los niños se
disfrazaban de pastorcitos de ovejas.
El 29 de enero de 1957, cuando Manlio Fabio tenía cuatro años y medio fue
el paje en el matrimonio de Consuelo Santacruz y Rubén Barraza, que se efectúo
precisamente en la Iglesia de Dios.
Fue en aquellos años de los juegos callejeros en Obregón, dice su colega de
corchibol, cuando Manlio Fabio empezó a forjar el carácter que años después lo
marcaría en su quehacer político: firme, tenaz, competitivo. Cuenta aquel amigo
y vecino en la infancia que Beltrones se esmeraba para ganar siempre, ya fuera
en el corchibol o en las catotas (canicas), pero que cuando no lo hacía, y le
marcaba out en el corchibol, o lo ponía pelas en las canicas, la muina aparecía
a flor de piel, hasta que llegaba doña Beatriz y lo llamaba al orden.
Leerle a la abuela
Para Manlio Fabio no todo era juego. Tuvo la tarea, según él mismo lo ha
dicho, de leerle el periódico a su abuela “quien había perdido un ojo cortando
leña en Cananea”. De esa manera fue como Beltrones, siendo un niño de primaria
se interesó por hechos de carácter político.
Para 1962, cuando Faustino Félix Serna, despuntaba como político en el
estado de Sonora, entonces era candidato a la alcaldía de Cajeme, la familia de
Beltrones Rivera y Manlio, que entonces era un niño de diez años, estuvieron en
uno de los actos proselitistas del priista.
En aquel mitin, Beltrones supo que el señor trepado en un templete se
dedicaba a la política; y que el fin de ésta era ayudar a la gente. Manlio
Fabio desde entonces fue construyendo la idea de convertirse en político.
“Pensé que yo también podría ayudar a los demás si participaba en política.
Ahí fue cuando decidí lo que haría con mi vida. La política es mi vida. Recibí,
con mi abuela mis primeras lecciones sobre la naturaleza del ser humano y
despertó en mí el interés de estar informado sobre cuestiones sociales y
políticas”, escribió en La vida y la política.
Llega al PRI
En 1968, seis años después de aquel acto de campaña de Félix Serna –que
entre 1967 y 1973 fue gobernador de Sonora–, Beltrones se sumó al PRI, dentro
del Movimiento de la Juventud Revolucionaria.
Cuarenta y siete años después de haber llegado al PRI, Beltrones coronará
una carrera de toda una vida como priista, al inscribirse mañana lunes como
candidato de unidad para convertirse en el primer sonorense en ser presidente
del PRI, después de 23 años, cuando su amigo Luis Donaldo Colosio fue líder
priista entre 1988 y 1992.
En las mismas calles de los juegos infantiles, fue donde Manlio Fabio
Beltrones empezó una incipiente carrera empresarial. Vendió aguas frescas. “…es
algo cultural el buscar ser de provecho desde pequeños y ayudar en las tareas
cotidianas de la vida familiar”, escribió; también recuerda haber hecho
“distintas faenas y la hacía de pagador en los campos de algodón de mis tíos”.
Con los años, Beltrones prosperó en los negocios. Tuvo una lavandería y una
tintorería, cuando se estableció en la Ciudad de México y era estudiante de
economía en la UNAM.
Haber estudiado en la UNAM vinculó a Beltrones con el servicio público. En
esos años universitarios, la Secretaría de Gobernación convocó, vía la escuela,
a jóvenes capaces de hacer una investigación económica de las distintas
regiones de México. En el Palacio de Cobián Beltrones Rivera fincó su carrera
política.
En su texto La vida y la política, cuenta sus inicios en la administración
pública federal. “En 1975 cuando tenía 23 años, comencé en el servicio público,
en la oficina del subsecretario de Gobernación, don Fernando Gutiérrez Barrios.
De él aprendí el valor de la información para prevenir y resolver los problemas
que se presentan. Me enseñó a trabajar con disciplina y lealtad. Con él aprendí
que en la política y en la vida se vale la estrategia, pero no la mentira y que
cuando se compromete la palabra, simplemente hay que cumplirla. La lealtad
tiene siempre un corazón tranquilo”.
En 1979, cuando Beltrones era secretario particular de Gutiérrez Barrios se
casó con otra mujer fundamental en su vida: Silvia Sánchez. A la sicóloga
Sánchez, Manlio Fabio le llama cariñosamente “Bruja” cuando habla con ella por
teléfono.
Del matrimonio Beltrones-Sánchez, que lleva 36 años, nació Sylvana, orgullo
del próximo presidente del PRI. Sylvana Beltrones, que también está en la
política, está casada con el senador Pablo Escudero, con quien tiene dos hijas,
Sylvana y Roberta.
Ambas niñas, dicen quienes han visto cómo aquel hombretón abraza a las
pequeñas con tanta ternura, son la debilidad, la criptonita del sonorense.
Salvo un periodo de cinco años, entre 1997 cuando terminó su mandato como
gobernador y dos años después de la primera alternancia, en 2002, que Beltrones
estuvo dedicado a sus negocios particulares, desde 1975 siempre ha estado en la
política.
La reaparición de Beltrones en la vida política fue en 2002, como líder de
la CNOP, primero. Luego se convirtió en diputado federal en la elección
intermedia de la administración de Vicente Fox, en 2003. En la elección federal
de 2006, cuando Felipe Calderón fue presidente de México, fue senador de la
República y presidente de ese cuerpo legislativo.
En San Lázaro
Beltrones fue testigo directo de la atropellada ceremonia de toma de
posesión de Calderón; pero también fue un posibilitador de que no se rompiera
el orden constitucional, que estaba amenazado por Andrés Manuel López Obrador y
el PRD, convenciendo a los priistas de llenar el quórum en la sesión del
Congreso General.
En 2011, Beltrones fue el único priista que quiso competir por la
candidatura presidencial que Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de
México, llevaba construyendo meses atrás.
Éste es uno de los momentos de la vida y la política en que uno tiene que
decidir entre aspirar a ser una figura importante o un hombre útil (…) No habrá
fractura en el PRI. No podemos permitirnos la división. Sé que puedo continuar
mi lucha por las reformas desde cualquier trinchera política”, escribió el
senador Beltrones en una carta abierta, el 22 de noviembre de 2011, para hacer
a un lado su aspiración presidencial.
Del Senado regresó a San Lázaro, donde se convirtió en el líder de la
bancada priista que sacó adelante las doce reformas propuestas por el
presidente Enrique Peña Nieto.
En la elección de medio término de la administración de Peña Nieto, de este
año, Beltrones condujo a la senadora Claudia Pavlovich al palacio de gobierno
que él ocupó en Sonora hace más de 24 años.
Con la recuperación de la tierra de Plutarco Elías Calles, fundador del
PRI, que estuvo en manos del PAN los últimos seis años, los bonos de Beltrones
crecieron. El próximo 20 de agosto, rendirá protesta como el presidente número
49 del PRI, y de forma natural vuelve a ser parte del menú de aspirantes
presidenciales para 2018.
Dice el hombre de aquella palomilla de niños que jugaba corchibol en las
calles de Sinaloa y 6 de Abril en Ciudad Obregón, que la trayectoria política
de Beltrones y las expectativas que ha levantado le trae a la mente la frase
que el exgobernador de Sonora Faustino Félix Serna, que murió hace 29 años,
dijo un día sobre Manlio Fabio Beltrones Rivera: “A este muchacho lo parieron
político”.
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