Revista
Proceso
# 2024, 15 de agosto de 2015..
Graves
irregularidades y presunta tortura: CDHDF/GLORIA LETICIA DÍAZ
Para
la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, la procuraduría
capitalina ha incurrido en numerosas y graves irregularidades al investigar el
multihomicidio de la colonia Narvarte, donde una de las víctimas fue Rubén
Espinosa, colaborador de este semanario: ha actuado a base de prejuicios y
discriminación, presuntamente torturó al único detenido y, sobre todo, a
ciertos medios les ha filtrado información parcial o distorsionada para crear
la sensación de que las víctimas se “merecían” lo que les pasó. En entrevista
con Proceso, la titular de la CDHDF, Perla Gómez Gallardo, manifiesta su temor
de que el caso se siga desvirtuando y se pase por alto la línea de
investigación que conduce a la capital veracruzana.
Filtraciones
orientadas a descalificar a las víctimas, discriminación, omisiones en la
indagatoria y la presunción de maltratos o tortura al único procesado por el
multihomicidio de la colonia Narvarte –donde murió Rubén Espinosa, colaborador
de este semanario–, son algunas de las irregularidades cometidas por las
autoridades y que a dos semanas de los hechos destaca en entrevista la
presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF),
Perla Gómez Gallardo.
Ante
un caso escandaloso –en el cual además de un fotoperiodista, entre las víctimas
hay una activista de los derechos humanos, Nadia Vera, y otras tres mujeres,
Alejandra Negrete, Yesenia Quiroz y la colombiana Mile Virginia Martín, y donde
se señala la responsabilidad del gobernador de Veracruz, Javier Duarte– Gómez
Gallardo determinó abrir dos quejas: una por posibles violaciones al debido
proceso y otra por agravios a la libertad de expresión y a grupos vulnerables.
Tras
manifestarse contra las filtraciones a varios medios, entre ellos Televisa, en
violación a las medidas precautorias emitidas por la CDHDF el sábado 1, Gómez
Gallardo revela que peritos médicos analizan los dictámenes del Protocolo de
Estambul, aplicado a Daniel Pacheco Gutiérrez, procesado por feminicidio
agravado, homicidio calificado y robo en pandilla, a fin de determinar si en su
caso hubo maltrato o tortura.
Como
ocurrió con José Antonio Hernández, acusado de la muerte de la corresponsal de
Proceso en Veracruz, Regina Martínez, Pacheco alegó haber sido torturado por
los agentes que lo aprehendieron.
Aunque
ante la juez Hermelinda Silva se reservó el derecho a declarar cuando fue
consignado, el jueves 6, Pacheco decidió hablar de esos presuntos abusos el
viernes 7 y el sábado 8, cuando funcionarios de la Primera Visitaduría de la
CDHDF ingresaron al Reclusorio Oriente para tomar su declaración y aplicarle
las pruebas del Protocolo de Estambul.
En
la fotografía del indiciado, que las autoridades enviaron a los medios, en el
rostro del exconvicto –cumplió una condena de nueve años por violación y robo–
se aprecia un hematoma en el ojo izquierdo, que se ve entrecerrado por la
inflamación.
En
sus declaraciones ministeriales, filtradas a algunos medios, Pacheco se habría
abstenido de presentar una querella contra sus aprehensores y habría dicho que
los golpes que presentaba se los había provocado al resistirse a la captura.
Gómez
Gallardo explica que el organismo “está configurando la investigación para
determinar si el tipo de lesión que presenta (Pacheco Gutiérrez) tiene que ver
con la propia detención, en el uso adecuado de la fuerza”.
La
titular de la CDHDF admite que por el momento la institución no puede
pronunciarse sobre presunta tortura sufrida por el detenido, pues apenas se
analizan su declaración y las pruebas del Protocolo de Estambul (método
psicológico y médico para determinar maltrato y tortura).
Sólo
reconoce que por parte de la CDHDF “está abierta una investigación por
procuración de justicia, donde se puede integrar desde la detención, si hubo o
no alguna situación (de tortura), y la forma en que estén garantizando todos
sus derechos, tanto para declarar como para tener abogado durante este
proceso”.
Y
mientras peritos médicos determinan el origen de las lesiones del indiciado de
41 años y quien aseguró ser pulidor de autos, Gómez Gallardo envió una alerta a
la Subsecretaría del Sistema Penitenciario, ante los temores por la integridad
del prisionero.
“Estamos
enviando alerta complementaria a autoridades del sistema penitenciario para que
se tengan todas las condiciones y se proporcione la atención psicológica, un
espacio adecuado y la revisión constante, para efectos de que no esté en una
situación de riesgo; él mismo señala que tiene temor y que está en un contexto
de estrés”, apunta.
Cuestionada
sobre el origen de los temores de Pacheco, la presidenta de la CDHDF señala que
el detenido “no da datos de por qué la conducta” y en la institución, como
defensores, son “respetuosos de la forma en que quieran ir comunicando su
situación”.
Para
ella, revisar que en el caso del indiciado se garantice la debida defensa, más
allá de ser un derecho humano, tiene que ver con el derecho de las víctimas a
tener acceso a la justicia y la verdad, pues por fallas en el procedimiento,
responsables de delitos pueden acceder a amparos y lograr la libertad.
Víctimas
desacreditadas
En
el caso del quíntuple homicidio, Gómez detecta de entrada que la Procuraduría
General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), a cargo de Rodolfo Ríos
Garza, olvidó la recomendación 03/2012 de la CDHDF, la cual instruye a la
dependencia a “que cuando se detenga un probable responsable, no haya una
exhibición a medios porque eso vulnera el principio de presunción de
inocencia”.
Dicha
recomendación, recuerda Gómez Gallardo, se emitió porque personas alguna vez
exhibidas ante los medios por la PGJDF como responsables de delitos, y quienes
luego comprobaron su inocencia, “tuvieron una afectación en su imagen pública”.
Puntualiza:
“Indistintamente de que puedan ser responsables de los hechos, (a los
detenidos) se les tiene que resguardar la presunción de inocencia y el debido
proceso, para garantizar el derecho de las víctimas a la verdad y a la
justicia”.
A
dos semanas de los homicidios de la colonia Narvarte, Gómez Gallardo, abogada
experta en defensa de la libertad de expresión, manifiesta otras preocupaciones
de la CDHDF, que dieron lugar a la apertura de otra queja en la Cuarta
Visitaduría, así como a la emisión de medidas precautorias y comunicaciones a
la PGJDF y al Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF).
Entre
las primeras acciones del organismo en este caso, el sábado 1 se inició una
investigación de oficio en la Cuarta Visitaduría, además de solicitar medidas
precautorias a la Dirección General de Derechos Humanos de la PGJDF, para
evitar la revictimización de las víctimas directas e indirectas e informar de
las indagatorias a los familiares; un día después se pidió que se realizaran
las investigaciones con perspectiva de género, dado que cuatro de las cinco
víctimas eran mujeres.
El
domingo 2 se solicitó al TSJDF “preservar la evidencia asociada con ropa y
efectos personales” y evitar “cualquier acto de revictimización”, luego de las
autopsias.
En
tanto que a la Secretaría de Seguridad Pública se le solicitaron medidas de
protección para los manifestantes del domingo 2 y, un día después, que “se
resguardaran las grabaciones de las cámaras de vigilancia ubicadas en el
perímetro alrededor del lugar de los hechos”.
Además
de acompañar a familiares de víctimas a rendir testimonios y recuperar cuerpos,
la CDHDF “solicitó formalmente colaboración al Consulado General de Colombia en
México a fin de llevar a cabo contacto con familiares de la víctima Mile
Virginia Martín”, entre otras acciones, como consta en una tarjeta informativa
proporcionada por el organismo.
Para
la presidenta de la CDHDF, una de las preocupaciones del organismo es que en
las indagatorias se apliquen los protocolos correspondientes a los feminicidios
y el Ministerio Público cumpla su “obligación de abrir la línea de
investigación de libertad de expresión”.
Puntualiza
que es indispensable que, por los perfiles de Espinosa Becerril y la defensora
Nadia Vera, se considere “el contexto de qué intereses estaban afectando”.
En
el caso específico del fotoperiodista, abunda: es ineludible que la PGJDF
considere que “venía de un entorno de violencia, como es el estado de Veracruz,
donde el nivel de impunidad en materia de investigación de libertad de
expresión es escandaloso”.
Tras
señalar que aquella entidad mantiene el “mayor nivel de asesinatos y
desapariciones de periodistas”, sostiene que en este contexto el gobernador
Duarte tiene “por lo menos una responsabilidad por omisión y una
responsabilidad política en cuanto a su ejercicio, por no llevar a cabo las
acciones necesarias para adecuar las investigaciones y procesar a los
culpables, y por dejar suspicacias o dudas respecto a sus conductas o
responsabilidades”.
Apunta
que la CDHDF solicitó información a su contraparte de Veracruz para saber “si
tenía algún antecedente respecto al fotoperiodista, confirmando que ya había
emitido alguna recomendación contra las autoridades que habían violado sus
derechos” en aquella entidad.
Por
ello insiste en que, para superar el reto de que en el Distrito Federal “hay
una gran diferencia en la forma de investigar”, la PGJDF debe indagar, en el
caso de Espinosa, “qué publicó o qué estaba documentando, qué interés afectaba
o qué pensaba publicar en un futuro”, aunque reconoce que “es inédito que se
cite a un gobernador para que rinda declaración, y que se va estar requiriendo
al secretario de seguridad del propio estado”.
La
línea descuidada
Sobre
las dudas de los familiares de las víctimas y sus defensores acerca del móvil
del robo como el origen de los asesinatos –como afirma la PGJDF–, Gómez
Gallardo considera que “ independientemente de que ellos (la Procuraduría)
tengan una hipótesis, al día de hoy no hay claridad, porque todavía hay líneas
que se tienen que seguir configurando”.
Entrevistada
el jueves 13, un día después de que Joaquín López Dóriga presentara en su
noticiario el resultado del examen toxicológico de las víctimas, del cual se
desprendería que Rubén Espinosa y Nadia Vera habían consumido drogas, Perla
Gómez reprocha la desatención a las medidas precautorias para que las
autoridades no filtraran información.
“La
filtración ya es una situación de preocupación en casos similares; contra ello
ya se había pronunciado antes la Comisión y no vemos con claridad que (las
autoridades) estén cumpliendo”, lamenta.
Ante
el reclamo por la revelación de información confidencial a algunos medios, el
lunes 10 la PGJDF le informó que se había abierto una averiguación previa para
deslindar responsabilidades, sin que se suspendiera la publicación de los datos
del expediente.
Gómez
Gallardo les exige a las autoridades “una definición muy clara. No es menor, en
el tema periodístico, que se estén manejando versiones alternativas,
distorsiones de partes del expediente y que incluso entorpecieran alguna parte
de la investigación o que revictimicen o exhiban o quieran mostrar una imagen
que daña la reputación de la persona”.
Puntualiza
que la exhibición de las víctimas, lo que genera es la percepción pública de
que “se lo merecían (…) Eso es muy delicado porque pareciera entonces que se
justifica la comisión del delito de estas características, por el simple perfil
de ser usuaria de una sustancia, o de haber tenido una reunión o de ser mujer o
colombiana. Esperamos que en este caso, independientemente de cómo se vayan
dando las líneas de investigación, sí se finquen responsabilidades por las
filtraciones”.
Al
considerar que los medios deberían regirse por “un ejercicio ético y de
autorregulación en la forma en que transmiten los mensajes”, Perla Gómez
reflexiona que, en este caso, las autoridades no han transmitido la información
de la mejor manera.
“Tanto
en declaraciones que ha estado haciendo el procurador, como otras autoridades,
y en la información que están sacando, qué relevancia tiene el que una persona
haya consumido o no una sustancia, o qué relevancia tiene el que una mujer sea
colombiana, porque entonces se está actuando con prejuicio y discriminación, lo
que también podría acreditar un pronunciamiento por parte de la CDHDF”, dice.
La
exigencia de preservar la información contenida en el expediente de este caso
es extensiva para el TSJDF, resalta, toda vez que al abrirse el proceso
judicial, “se abrió más el espectro” de la filtración.
“Al
TSJDF le estaremos enviando las medidas de resguardo para evitar que se vayan
creando historias paralelas en los medios, creando un juicio paralelo donde se
desvirtúa la imagen de las víctima, una cuestión descalificatoria; es algo que
hemos anticipado y hemos puesto en el radar”, resalta.
Gómez
Gallardo insiste en que una de las prioridades de la CDHDF es garantizar que la
línea del trabajo periodístico de Rubén Espinosa sea incluida en las
investigaciones.
“Indistintamente
de que la PGJDF tenga una línea más sólida para consignar el caso, no pueden
cerrarlo sin determinar si el contexto de violencia del que venía el
fotoperiodista y qué intereses estaba o no afectando su labor, fue o no factor
para la ejecución de estas personas”, concluye.
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