Revista
Proceso
# 2024, 15 de agosto de 2015..
El
multihomicidio fue por encargo/JESUSA CERVANTES
La
tortura, violación y el tiro de gracia
que recibieron cinco personas –entre ellas el reportero gráfico Rubén Espinosa
y la activista Nadia Vera– el pasado 31 de julio en la colonia Narvarte de la
Ciudad de México revelan una acción de sicarios, perpetrada por personas que
“llevaban consigna”, además de la participación de cuatro o cinco victimarios.
Fernando
Ruiz Canales, presidente del Consejo para la Ley y los Derechos Humanos y quien
desde 1991 se dedica a investigar y estudiar perfiles de secuestradores,
sostiene que quienes perpetraron el crimen fueron “asesinos a sueldo”.
Por
su parte Max Morales, abogado criminalista y quien realizó el perfil
psicológico del secuestrador Daniel Arizmendi, El Mochaorejas, echa abajo la
hipótesis de la procuraduría capitalina, que tiene entre sus principales líneas
de investigación la del robo. “Es una fantasía”, asegura, lo dicho por las
autoridades porque no está debidamente sustentado. Y centra su atención en la
maleta sustraída y en que no se llevaron las computadoras portátiles ni los
teléfonos inteligentes.
En
entrevista, este criminólogo que ha participado en el esclarecimiento de
algunos multihomicidios ocurridos en la Ciudad de México no descarta como móvil
el “crimen político”; sin embargo, aclara que sólo lo ve como una posibilidad,
pues se inclina más hacia robo de información, dinero o droga, pues “la
tortura” se aplica para obtener información.
Ambos
investigadores coinciden en el reclamo a las autoridades por la falta de
secrecía y la filtración de datos de la investigación.
Cadena
rota
Entre
las primeras fallas de la procuraduría capitalina destaca que no se cumplió “la
cadena de custodia”; es decir, no se preservó intacta la escena del crimen; no
se hizo el perfil del delincuente ni la victimología, que significa investigar
“por qué te pasó lo que te pasó y con ello llegas al responsable. Si aplicas la
psicología del delito vas a entender la naturaleza del mismo y por qué operó de
tal forma”, dice Ruiz Canales a Proceso.
Además
demanda que al único detenido y consignado hasta ahora, Daniel Pacheco
Gutiérrez, se le aplique el polígrafo –en presencia de representantes de
derechos humanos– y se le haga un análisis de estrés de voz.
Basado
sólo en las declaraciones que la Procuraduría General de Justicia del Distrito
Federal ha filtrado, Max Morales considera que el amago a las víctimas, la
tortura, violación y los cinco “tiros de resolución”, se pueden perpetrar en 48
minutos, pero con la participación de cuatro o cinco personas y no sólo tres,
como sostiene el detenido.
Descarta
que se haya tratado de un robo a casa-habitación, como sostiene la autoridad.
Argumenta: “Dejaron muchas cosas” de las que un ladrón profesional se lleva.
“Iban por otra cosa”. Quien se dedica al robo de casas “no viola ni tortura. Te
lesionan, te amagan… En un robo te amordazan y te dejan vivo. Entonces, ¿por
qué cargar la violación, matarlas y torturarlas? Pues porque necesitas saber
algo”, afirma.
–¿Se
podría tratar de una venganza? –se le pregunta.
–Pudiera
ser. Vas predestinado a matar, pero no torturas al resto.
Morales
acota que sí hubo robo, porque se llevaron una maleta, “pero se llevaron (algo)
por lo que ellos iban, lo demás lo dejaron y eran cosas importantes. Sería
posible un robo dirigido”.
Entonces,
añade, es importante saber qué llevaba la maleta: droga, dinero, información o documentos.
“Lo planearon muy bien y probablemente conocían a alguien, pues les abrieron la
puerta”. Pudo haber sido la empleada doméstica y eso hay que investigarlo,
agrega. Todo ello se puede saber con las pruebas del polígrafo y de estrés de
voz.
Se
refiere luego a la presunta relación del “viene-viene” con la colombiana Milena
Virginia Martín y la considera absurda, pues no corresponde a su nivel
socioeconómico. En todo caso, dice, una de las líneas de investigación debiera
apuntar a la empleada doméstica, que también fue ejecutada, por ser de una
condición económica parecida.
“Aquí
hubo una saña dirigida; alguien les abrió la puerta”, sostiene, “fueron
meticulosos”, y por la forma en que actuaron y la información que se ha
publicado se puede considerar que fueron más de tres y quien se llevó la maleta
es el jefe.
El
rostro del detenido muestra a un sádico, no se ve arrepentido; está
justificando que no participó en la muerte, él puede ser el jefe. Y adelanta:
“Si hay un autor intelectual, lo contrató a él. Si es que lo hubo”.
–¿Pudo
tratarse de un crimen político? –se le pregunta.
–Es
difícil pero no imposible, porque hay que ver qué es lo que contenía la maleta.
No
considera que Nadia Vera estuviera verdaderamente asustada en la última
entrevista que dio, pero el reportero gráfico sí. “Puede ser que Nadia tuviera
información o documentos que descubrió, pero ni a Nadia ni a Rubén los matarían
así, sino que simularían un asalto en la calle”.
Coincide
con Ruiz Canales en que no pudo tratarse de una violación como objetivo, pues
lo habrían realizado con los cinco, ensañándose con Rubén.
Perfil
de sicario
Ruiz
Canales, quien estuvo cerca del proceso jurídico por el asesinato del hijo de
Fernando Martí en 2008 y ha participado en la indagación de por lo menos mil
500 homicidios en todo el país, es contundente: no fue robo; el perfil criminal
de los ladrones no registra asesinato. Considera que fueron cuatro o cinco
quienes perpetraron las violaciones, torturas y ejecuciones.
“No
es lo mismo un secuestrador que un violador. El ladrón va por el bien, no lo
deja, como el abandono del Mustang rojo, los teléfonos y las computadoras. El
violador ejerce poder sobre su víctima a través del sometimiento sexual.
“La
violación, tortura y ejecución son actos atípicos en un robo. Esas
peculiaridades obedecen más al perfil de un sicariato. Veo un conjunto de
acciones donde a sicarios les pagaron por hacer sufrir. Están entrenados para
manejar armas y cosifican a sus víctimas. No ven las virtudes de un ser
humano”.
Y
añade: “Lo que veo es que este grupo ejerció pasiones, es decir, sentimientos,
en particular odio y desprecio. Aunque seas contratado, eres la extensión de
quien te contrata; quien te pagó te hizo un pedido y el sicario lo hace
mientras le paguen. El sicario es la extensión de quien lo contrata y expresa
su sentir, pero también manifiesta su propia enfermedad. Un sicario sí usaría
un tubo para violar, porque a él lo contratan para hacer sufrir.
“La
tortura muestra que se buscaba información, para eso es. Si es cierto que se
ejerció con un pelapapas, entonces fue una tortura prolongada, dura, se tomaron
su tiempo. El torturador busca métodos para hacer daño y causar el mayor terror
a sus víctimas. A esa tortura, estoy seguro, la presidió un interrogatorio.”
En
48 minutos, más de cuatro sicarios pueden matar, violar y torturar, sostiene y
considera que todos iban armados.
Para
Ruiz Canales es risible el dicho del único detenido sobre la presunta
participación de un malabarista y un acomodador de autos.
“Los
presuntos asaltantes de casa abandonan el bien más preciado del robo, que es el
Mustang, el cual en dos días pueden vender con papeles legales; dejaron dos
computadoras portátiles y teléfonos que son fácilmente vendibles en horas y
lograr por ellos 5 mil 500 pesos por lo menos; pero no sólo eso… dicen que uno
de ellos era amigo de la modelo.
“Conozco
a las modelos. No se mueven con gente de menor ingreso que ellas. Dicen que el
viene-viene se mueve en Calzada del Hueso y Miramontes. Ahí no hay más que la Comercial
Mexicana, donde obtendría 200 pesos por día. Alguien con un ingreso de 200
pesos diarios no puede tener un arma nueve milímetros, un Renault y tener como
amigas a modelos. No encaja.”
Hace
referencia al malabarista. Sostiene que por conocer la zona y estar haciendo
desde 2010 un documental sobre la gente que labora en la calle, conoce
perfectamente a quienes ahí trabajan “y no hay ninguno con las señas que dio el
detenido.
“Nada
suena lógico y alcanzar ese nivel de delito no se hace de la noche a la mañana.
Hay todo un proceso –sostiene–. Por lo tanto, no por ser una persona que labora
en la calle como malabarista se es un delincuente. Muchos son gente con
preparación que han decidido obtener un ingreso mediante el arte que practican
y saben. Ellos se conocen, se juntan en Ciudad Universitaria a practicar y no
hay en esa avenida de Miramontes malabaristas con esas características.”
Ruiz
Canales abunda sobre el robo y sostiene: “Una persona que tiene que compartir
la renta no tiene grandes recursos y quien se dedica a este delito sabe cuánto
puede obtener y si la víctima tiene dinero. El hecho encaja más en el perfil de
un sicariato y no se puede olvidar que tanto Nadia como Rubén habían sido
hostigados y amenazados. No hay que olvidar que en Veracruz se puede contratar
a un sicario por sólo 10 mil pesos.
“Creo
que iban sobre ellos. La señora Alejandra fue un daño colateral al igual que
Yesenia Quiroz. El procurador tiene la obligación –y la victimología así lo
marca– de establecer como línea de investigación las amenazas que recibieron
las víctimas. Pero para el procurador, éstas nunca existieron. Ni se enteró.”
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