16 ago 2015

Con la “tríada”, ni negociación ni rompimiento/JOSÉ GIL OLMOS

Revista Proceso # 2024, 15 de agosto de 2015..
Con la “tríada”, ni negociación ni rompimiento/JOSÉ GIL OLMOS
Algo ocurrió entre el miércoles 5 de agosto, cuando se daba por seguro el nombramiento de Aurelio Nuño, y el sábado 8, cuando salió humo blanco de Los Pinos en favor de Manlio Fabio Beltrones como nuevo presidente del PRI, en una jugada que lo coloca como un eventual aspirante a la candidatura presidencial. Aparte especulaciones, en entrevista con Proceso, el inminente líder priísta asegura que no hubo dentro del partido ni negociación ni rompimiento y se asume a plenitud como defensor a ultranza del gobierno de Peña Nieto. Dice que espera mentiras, calumnias y difamaciones en el camino hacia las elecciones de 2018. “Que grite la canalla; tengo la piel muy gruesa…”
 Hacía tiempo que en el PRI no se veía tanta efervescencia ante el cambio de un dirigente. Nuevamente las riadas de simpatizantes llenan los auditorios de los sectores obrero, campesino y popular, los cuales se vieron casi vacíos durante mucho tiempo. “Que no quepa duda: somos el partido en el gobierno y no puede dejar de ser el brazo político del presidente”, dice en entrevista el candidato único al liderazgo priista, Manlio Fabio Beltrones.
 Su oficina en la presidencia de la Cámara de Diputados está vacía, ya tiene todo listo para trasladarse a la sede nacional del PRI, donde lo esperan cuatro años de trabajo difícil, si no es que ese periodo se acorta un año para permitirle competir por la Presidencia en 2018, lo cual no descarta. “Nunca hay que montar los becerros antes de tiempo, porque se pandean”, ataja el sonorense, quien dice que por el momento su propósito es ganar las elecciones de los dos años entrantes y ser un buen árbitro.

 A Beltrones le gusta el beisbol y asegura que es un buen segunda base, pero también peligroso lanzador; le gusta ponchar a sus adversarios y dar asistencias que definan los partidos. En el campo de la política hace algo parecido y, ante la crisis de partidos y principalmente la baja de popularidad de Enrique Peña Nieto, sostiene que el PRI tendrá que transformarse necesariamente y al presidente tendrá que entenderlo, más que defenderlo.
 “El presidente Enrique Peña Nieto no necesita quien lo defienda, sino quien lo entienda en lo que es su propósito de transformar el país –para hacer un México moderno a través de estas reformas– y en los riesgos que esto conlleva, que han lastimado intereses muy importantes; estoy seguro de que al final habrán de reconocer que lo que se realizó, se hizo bien y en la ruta correcta”, asegura.
 El sonorense no rehúye las preguntas, aunque algunas lo incomodan. Se le recuerda el trabajo periodístico de The New York Times donde se afirmaba que tenía ligas con el narcotráfico.
 “En mi vida política, y en la carrera que dentro de la política he desempeñado muchos años, he sido objeto de grandes satisfacciones y de algunas canalladas, y esa es una de ellas. Quedó perfectamente demostrado, incluso con un dictamen de la Procuraduría General de la República, que era falso y difamatorio. Para mí, ese es un caso cerrado. Solamente lo vuelven a desempolvar aquellos que tienen intereses en lastimar mi figura, pero son parte de la canalla.”
 –¿Eso va a ensombrecer su presidencia en el partido?
 –Lo único que puede lastimar a alguien son las equivocaciones que tengan verdadera consistencia y verdad, consistencia y seguridad de que han sucedido, pero no la calumnia ni la difamación. ¡Vamos! A mí se me ha engrosado la piel como para resistir la canalla (sic), la mentira y la calumnia. No deja de dolerme pero ya tengo la piel muy gruesa para resistirlos. No creo que sea la única y creo que no será la última.
 –¿Pueden venir más en esta guerra política?
–La canalla existe en muchos lugares y hay a quienes les gusta ejercerla. Vean, a veces hasta amparados en el anonimato de las redes, tan importantes hoy en día para la comunicación, aparece la canalla a la que hay que combatir.
No hay pago de favores
Manlio Fabio Beltrones es reconocido por sus compañeros como un negociador hábil, inteligente y cautivador, pero es temido por sus adversarios, quienes lo ven como el heredero de Fernando Gutiérrez Barrios, uno de los hombres que más información tuvo de las cañerías de la política mexicana.
 Durante las últimas tres legislaturas ha sido diputado, senador y nuevamente dipu­tado. En la última legislatura él y Emilio Gamboa, en el Senado, fueron los operadores para la aprobación de las reformas energética, educativa, de justicia, hacendaria, financiera o fiscal y de telecomunicaciones. Todas fueron aprobadas y esto fue visto como una medalla al mérito de la capacidad de negociación política de ambos legisladores, sobre todo del sonorense.
 Con estos logros y su ascendencia partidista, el paso de Beltrones hacia la dirigencia del PRI se veía casi natural. Pero el miércoles 5, en la sede de ese partido, Peña Nieto habló de la necesidad de que lleguen nuevas generaciones al PRI, lo que fue interpretado como la llegada de Aurelio Nuño, jefe de la Oficina de la Presidencia de la República. Días después el sonorense emitió un mensaje en radio diciendo que no se trataba de un asunto generacional, sino de experiencia.
 El sábado 8 Beltrones se destapó como el aspirante único, con la venia de Peña Nieto pero con una cuña familiar: estaría acompañado por la prima del presidente, Carolina Monroy del Mazo, diputada federal y expresidenta municipal de Metepec, como candidata a secretaria general.
 El exgobernador sonorense niega que haya habido una negociación de por medio, pero revela que previamente a ese lanzamiento se entrevistó con Peña Nieto, “como debe ser, con un priista de la importancia del presidente de la República que vio con agrado el que yo participara en esta contienda”.
 Según él, no hubo rompimiento interno en el círculo cercano del presidente, la llamada “tríada”: Miguel Ángel Osorio Chong, Aurelio Nuño y Luis Videgaray. Tampoco en el Grupo Atlacomulco. Incluso señala que el lunes 10 desayunó con Nuño, quien lo apoyó.
 “He escuchado muchas de esas especies (sobre el rompimiento), pero lo único que tengo de parte de ellos son saludos de satisfacción y de apoyo en mi pretensión de ser el presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Confío enormemente en poder seguir dialogando con ellos, en quienes reconozco talento y visión”, asegura.
 Se le recuerda que en una de sus primeras declaraciones dijo que al presidente se la va a consultar sobre decisiones del partido, lo que para algunos se entendió que también será al revés.
 “Me ha extrañado que algunas mentes, incluso inteligentes, se sorprendan por algo que es tan fácil de comprender: nosotros, como partido, no somos el gobierno, pero somos el partido que está en el gobierno. De tal suerte que uno no se entiende sin el otro. Nuestra mejor función va a ser comunicarnos cuantas veces sean necesarias con el gobierno, para poder empatar estrategias que permitan consolidar el trabajo de las reformas, y que éstas se traduzcan en bienestar para la gente”.
 Se le señala que su llegada al PRI se percibe como una tarea titánica por rescatar la figura de Peña Nieto, quien enfrenta una severa crisis de credibilidad por los problemas de estancamiento de la economía, violencia y corrupción. En las últimas encuestas, de mediados de julio, se registró una desaprobación ciudadana de 57%, según el diario Reforma, y hasta de 61%, de acuerdo con Mitofsky.
 Beltrones sostiene que por más dificultades que pareciera tener hoy Peña Nieto, “no será posible ocultar hoy, mañana y siempre, que ha sido un presidente que le ha dado magníficos resultados a México en su conjunto”.
 Asegura que nunca antes se había tenido un presidente “con la audacia, con la imaginación y la visión, como para llevar a cabo tantas reformas de fondo que están poniendo a México en el siglo XXI.
 “Quien cierre los ojos hacia esa realidad se estará engañando a sí mismo. Los problemas momentáneos o circunstanciales que aparecen en el horizonte, habrán de resolverse.”
 Adelanta que como presidente del PRI habrá de trabajar para que a las reformas aprobadas se les dé seguimiento y consistencia, para que aparezcan los resultados que beneficien a la gente.
 “¿Qué he visto yo en el presidente Enrique Peña Nieto? Claridad en los objetivos, una visión de largo plazo y sacrificar en buena parte su bono democrático y político de popularidad, para hacer que avanzaran las reformas que México necesitaba para poder trascender en el siglo XXI”, argumenta.
 Dice que no habrá obediencia ciega a la figura presidencial, sino diálogo razonado. “Lo que yo tenga que conversar con él será razonado, en el entendido de que estoy frente a alguien que razona perfectamente bien cada una de sus palabras. Los dos tenemos algo que nos identifica y bien: el respeto por el valor a la palabra. Si es así, nadie puede llamarse engañado”.
 Y rechaza aquella posición del presidente Ernesto Zedillo de la “sana distancia” con el partido, lo que llevó al PRI a perder la Presidencia en 2000.
 “Creo que hasta en aquellos momentos de la llamada sana distancia se utilizó o se utilizaron eufemismos y también simulaciones. ¿Quién podría haber hablado de una sana distancia cuando en un sexenio se cambia arbitrariamente al presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI hasta en siete ocasiones? ¿Qué partido político podría elaborar una estrategia de carácter electoral con presidentes del Comité Ejecutivo Nacional de nueve meses o de 10 meses? ¿Cómo avanzar verdaderamente apoyando políticas públicas, en las que uno cree, estando lejos del diálogo con el gobernante en turno si es de tu partido?
 “Creo que esto es inimaginable incluso en democracias modernas y europeas, donde el jefe de gobierno o el primer ministro es también el jefe de la bancada de ese partido y el jefe del partido en sí mismo, y que combina estas tres acciones para darle congruencia al trabajo en beneficio de su país.”
 El próximo líder priista observa que precisamente ese distanciamiento del partido y su presidente fue un error también del PAN cuando gobernaron Vicente Fox y Felipe Calderón. Por eso es que propone conservar el diálogo con el Ejecutivo y hablar sobre las estrategias con las cuales se puede hacer crecer al país.
 En ese sentido reitera: “Termino diciendo: consultaré cuantas veces sea necesario, esto no quiere decir que todo ni todos los días, al presidente de la República, si con esto podemos tener una estrategia mucho más sólida que permita que las políticas públicas modernas avancen en el país”.
 –Ya hasta lo llaman a usted vicepresidente –se le comenta.
 –Que creo que vendría a ser una canalla adicional.
 –¿Una canalla adicional?
 –Sí, de alguna de las que he sufrido. En este caso no hay más que un presidente y se llama Enrique Peña Nieto. Y en el PRI no hay más que un presidente, que en este caso es César Camacho, y en el futuro a quien se elija el día 20 de agosto.
 Contra el populismo
 Sin mencionar a Andrés Manuel López Obrador, quien se perfila como aspirante a la candidatura presidencial por Morena, el sonorense habla de los “peligros” del populismo, como lo hizo recientemente Peña Nieto.
 “Hoy vemos con preocupación que algunas voces se alzan diciendo que en el caso de que ellos tengan la oportunidad, después de 2018 habrán de echar abajo las reformas que cambiaron el rostro del México antiguo y lo transforman en un México moderno”, sostiene.
 Y advierte: “Nosotros desde el PRI alertamos a los mexicanos, en el caso de que alguien quisiera echar esas reformas hacia atrás, lo que haría sería recorrer el reloj del tiempo al revés y retrasarnos hasta la mitad del siglo XX, en un mundo que se desenvuelve en la primera mitad del siglo XXI”.
 Mientras que de las candidaturas independientes considera que llegaron para quedarse y serán exitosas en la medida de los errores que cometan los partidos políticos de no abrir sus puertas a la sociedad.
 “He sido y seré un impulsor de ellas. Tan es así que llevamos a cabo una reforma constitucional al respecto y que planteé desde 2009 y 2010 en una propuesta de reforma política que hice del conocimiento de los mexicanos. Hoy lo que tenemos que hacer es nuevamente fortalecerlas. Las candidaturas independientes deben ser un acicate para los partidos políticos, para que se modernicen y abran las puertas a la sociedad mexicana”.
 Pese a que en las recientes elecciones logró mayoría relativa en la Cámara de Dipu­tados y recuperó entidades como Sonora, al PRI no le fue muy bien en el número de votos ni en el perfil de los votantes.
 Desde 2006, cuando tuvo sólo 26% de los votos, el PRI no había registrado una votación tan baja como la del pasado 7 de junio: 29% de los 39. 87 millones de electores. Además perdió 66 alcaldías, 25 dipu­taciones locales y las gubernaturas en Querétaro, Michoacán y Nuevo León.
 Según Beltrones, a ninguno de los partidos le fue bien debido a la crisis que sufren todos; y en el caso del PRI, tendrá que hacer cambios importantes, como abrirse a la sociedad, actualizarse no por edades sino por ideas, responder a las necesidades y recuperar la confianza de la sociedad.
 Asegura que habrá transformaciones internas para atraer a los líderes sociales, como quitar los candados sobre los años y los cargos de militancia. Se trata de inclusión, de acercarse a la ciudadanía y de no tener miedo a las candidaturas independientes, precisa.
 “Es la hora de abrir las puertas del PRI a todos los ciudadanos, a aquellos que quieran debatir en nuestra casa sobre lo que México necesita”, sostiene.
 Pero, también, los priistas deberán elegir candidatos sin pasado oscuro o sospechoso, principalmente en entidades como Tamaulipas, donde el crimen organizado ha estado presente en las últimas elecciones.
 –¿Ahí cómo actuará el PRI que usted va a dirigir?
 –Diferenciando perfectamente bien lo que es la política de los temas circunstanciales que vive la región. Procuraremos, siempre, hacer consultas en donde sea necesario para no equivocarnos en la selección de la candidata o el candidato. Tendrá que ser alguien impecable en su presentación y comprometido con el estado de Tamaulipas y su seguridad, y en el combate firme y decidido en contra de la delincuencia organizada.
 Beltrones aclara que no habrá necesidad de pasarlos por el polígrafo, pero sí se harán las consultas necesarias con las instancias gubernamentales y de inteligencia, para que hagan saber que no se están equivocando.
 –En este contexto podemos hablar de la narcopolítica, algo que se ha ido acrecentando. Es un tema que preocupa socialmente –se le comenta.
 –Y que obliga a todos los partidos políticos a poner más esmero en la selección de sus candidatos a puestos de elección popular. Es lo que estoy comentando: hay partidos políticos que pierden ganando y hay quienes salen ganando perdiendo; se da el caso no nada más del PRI, sino en otros que han visto que sus gobernantes o sus decisiones han sido equivocadas y terminan por demostrar que no eran quienes deberían haber contado con nuestra confianza. l

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