38ª
Sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública
Palabras
del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong:
Con su autorización, señor Presidente de la
República, licenciado Enrique Peña Nieto.
Saludo
al señor Presidente de la Suprema Corte de la Justicia de la Nación, Ministro
Luis María Aguilar.
Al
Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados; al Vicepresidente de
la Comisión Permanente del Senado de la República.
Jefe
de Gobierno; Gobernadores; Gobernadora y Gobernadores electos.
Consejeros
ciudadanos que el día de hoy se integran a este Consejo. Sean ustedes
bienvenidos.
Quisiera
antes de iniciar la sesión pedir una disculpa por la demora. Pero como ustedes
vieron se integraron hace apenas unos momentos los gobernadores, el Jefe de
Gobierno, ya que la reunión previa tuvo una duración un poco más del tiempo de
lo que se había considerado.
Una
disculpa a todas y a todos ustedes.
Bienvenidos
a esta sesión.
Hoy,
el Consejo Nacional de Seguridad Pública está reunido nuevamente en pleno para
seguir avanzando en los objetivos planteados desde un inicio por el Presidente
de la República, Enrique Peña Nieto.
El
primero. Revertir la tendencia, reducir los delitos que por años lastimaron a
la sociedad y afectaron la tranquilidad de diversas regiones del país.
Y,
el segundo, hacer frente a las causas estructurales de la violencia y la
delincuencia.
Para
lograr lo anterior, la prioridad ha sido fortalecer las instituciones de
seguridad a nivel nacional. Pusimos en marcha una estrategia centrada en la
articulación de capacidades y en la coordinación de acciones entre fuerzas
federales y locales.
Acudimos
en apoyo de autoridades estatales y municipales ahí, donde el crimen se había
arraigado y, en algunos casos, infiltrado en las corporaciones policiacas.
Porque
construir una seguridad duradera no es una labor sencilla, implica que el
Estado camine como uno sólo, que ningún esfuerzo sea aislado y ninguna carencia
sea desatendida.
Para
lograr este fin superior, hemos puesto la política al servicio de la seguridad.
Trascendiendo los dilemas de cooperación, para pasar a esquemas de trabajo
permanente y de corresponsabilidad.
Hemos
estado ahí, donde se ha requerido, más allá de competencias para dar respuesta
a las situaciones que demandaban acciones inmediatas.
Y
lo hemos hecho en todo momento, con pleno respeto a los derechos humanos y de
la mano de la sociedad.
Pero,
sobre todo, nos hemos dado a la tarea de concretar una profunda transformación
de las instituciones de seguridad y justicia del país.
Todo
ello ha requerido un intenso trabajo político y este trabajo está dando
resultados.
De
acuerdo con los datos publicados hace unas semanas por el INEGI, la tasa de
homicidios por cada 100 mil habitantes ha venido disminuyendo de manera
significativa, al pasar de 22 en 2012, a 19 en 2013 y a 16 en 2014.
Se
trata de la tasa de homicidios más baja en los últimos seis años y es similar a
la que se presentaba a principios de los años 90, así lo confirma el INEGI, así
lo ha dado a conocer.
Ello
significa que durante los primeros dos años de esta Administración, el
homicidio se ha logrado reducir en prácticamente 27 por ciento.
Estos
datos que, sin duda, son alentadores nos obligan a seguir adelante y a redoblar
esfuerzos, porque el objetivo es, por supuesto, disminuir todos y cada uno de
los delitos.
Y
precisamente para seguir avanzando en esa ruta, el día de hoy el Consejo
Nacional habrá de deliberar y arribar a acuerdos de la mayor trascendencia para
la seguridad de México.
Particularmente
me refiero a tres temas. En primer lugar, como lo ha señalado el Presidente de
la República, estamos en un momento decisivo para concretar el nuevo Sistema de
Justicia Penal.
En
este marco, uno de los temas que exige redoblar esfuerzos es la capacitación de
policías, para que su actuación se apegue al nuevo paradigma del modelo de
justicia acusatorio; para que actúen con absoluto apego a la legalidad y el
respeto a las garantías de los ciudadanos.
Por
ello, el día de hoy se pondrá a su consideración un plan estratégico de
capacitación para elementos estatales y municipales en materia de justicia
penal y competencias básicas.
En
segundo lugar, otro asunto de gran importancia para nuestro país, es la
atención al deterioro que por décadas ha debilitado al sistema penitenciario.
En
respuesta a esta realidad, se pondrá a consideración de este Consejo un acuerdo
para desarrollar una política nacional de fortalecimiento al sistema penitenciario.
Ello con el objetivo de perfeccionar y homologar los protocolos de actuación y
operación, así como adoptar mecanismos de certificación de los centros
penitenciarios bajo los más altos estándares.
Finalmente,
en tercer lugar, en esta sesión se propone una actualización de los programas
con prioridad nacional que guían la política de seguridad.
El
objetivo es ajustarlos para que éstos respondan con mayor precisión a la
realidad y a los retos que hoy enfrenta el país.
Con
esta propuesta se podrán focalizar esfuerzos ahí, donde se deben impulsar las
transformaciones más profundas; se podrán eficientar recursos y garantizar
mayores controles, a efecto de medir avances y rendir mejores cuentas a los
ciudadanos.
De
este modo, los 17 programas previamente establecidos se consolidan en torno a
11 objetivos. Con este ajuste se podrán atender agendas prioritarias, entre las
que destacan: la profesionalización de las corporaciones, la ampliación de
capacidades locales para la prevención de la violencia, la modernización de los
centros penitenciarios, el Sistema Nacional de Atención de llamadas de
emergencia y el fortalecimiento de mecanismos para la búsqueda de personas.
De
ser aprobada la propuesta, a partir del 2016 estos programas serán el parámetro
para el ejercicio de los recursos, que en materia de seguridad se otorgan a
entidades y municipios.
En
este Consejo, las instituciones del estado refrendan su compromiso con la
seguridad de las familias mexicanas.
Se
trata de un compromiso que no habrá de cumplirse con soluciones fáciles. Se
trata de una tarea, que sin duda, pasa por reducir la violencia, pero que
además, tiene sus fundamentos en un propósito de largo plazo, que es fortalecer
nuestras instituciones.
Solamente
así podremos hablar de una seguridad duradera; solamente así podremos resolver
de raíz un reto que no nació ni en este sexenio, ni siquiera en esta década.
Señor
Presidente:
Esa
es la instrucción que usted nos ha dado, la de lograr una transformación a
fondo de la seguridad y la justicia.
Pues
un México seguro no se construye a partir de coyunturas, sino con acciones de
largo aliento y con visión de estado; una visión que usted definió hace tres
años y ha guiado la política de seguridad, bajo esquemas de colaboración y
corresponsabilidad.
Por
eso, nuestra obligación, de cara a la ciudadanía, es seguir sumando
capacidades; es seguir trabajando juntos y ofrecer respuestas compartidas; es
asumir donde hay que reconducir estrategias para atender los retos pendientes,
pero es también reconocer aquello que representa un avance para preservarlo e
incrementarlo.
Ninguna
estrategia de seguridad se mide en momentos de éxito o de desafío, sino a
partir de tendencias sostenidas. Pues ni todo avance es un éxito inamovible, ni
toda falla es irremontable.
No
es momento de bajar la guardia, sino de seguir construyendo juntos.
Los
mexicanos deben tener la certeza de que la unidad y la fortaleza de nuestras
instituciones son más grandes que cualquier desafío, y que ningún objetivo es
inalcanzable para el estado mexicano.
Las
instituciones del Estado fortalecidas y reorganizadas bajo su visión
estratégica, continuarán trabajando de manera permanente en favor de un México
seguro.
Si
lo permite, señor Presidente, continuamos con la sesión.
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