Presos
del Altiplano denuncian represalias tras fuga de “El Chapo”
APRO, REDACCIÓN, 24
DE AGOSTO DE 2015
MÉXICO,
D.F., (apro).- Los narcotraficantes Óscar Omar Treviño, “El Z-42”; los hermanos
García Simental, Teodoro, “El Teo”, y Marco Antonio, “El Cris” y Servando Gómez
Martínez “La Tuta” denunciaron violaciones a sus derechos humanos por declarar
en contra de funcionarios de alto nivel después de la fuga de Joaquín ‘El
Chapo’ Guzmán del penal federal del Altiplano, Estado de México, el pasado 11
de julio.
En
un desplegado publicado en el diario Reforma, los reos que se encuentran en
área de tratamientos especiales del penal acusan en particular a Leonor García
García, Directora Jurídica del Centro de Readaptación Social No. 1, así como al
secretario Técnico y representante legal del Consejo, y a la directora Técnica
–a quienes no identifican– de dar la orden de cambiarlos a “estancias
insalubres que carecen de los lineamientos esenciales de una celda”. Aseguran
que comen junto al baño al no existir un área de comedor.
Además,
dijeron que son hostigados por elementos de la Policía Federal que no tienen
nada que hacer en ese lugar porque no están en estado de emergencia.
También
acusan al encargado de despacho de la Dirección General del Cefereso por tener
“oídos sordos” y encerrase en su oficina sin atender las exigencias de los reos
y sus familiares, vulnerando con ello sus derechos humanos.
Según
los quejosos, el hostigamiento empezó después de la fuga de ‘El Chapo’ y la
visita del director en jefe de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR,
Tomás Zerón, quien les pidió su cooperación para declarar todo lo que sabían y
se comprometió a guardar en secreto la averiguación previa y a evitar
represalias contra los que declararan.
Pero
la promesa, denuncian en su desplegado, no se cumplió.
“Declararon
todo lo que sabían y de lo que se dieron cuenta días previos a la fuga, así
como lo que sabían de los funcionarios que ayudaron a que aconteciera la
evasión del reo; funcionaros de alto nivel que sus nombres constan en la
referida averiguación, y solo dieron a conocer lo que manipularon, cuestión que
no fue así, toda vez que en diversos medios se publicaron las declaraciones
ante la PGR de los internos, incumpliendo con su palabra el funcionario y no
guardó el secreto que necesitaba la indagatoria”.
A
partir de entonces, inició el hostigamiento, afirman los quejosos, exlíderes de
los principales cárteles del país.
Lo
más denigrante, dicen, es que los obligan a desvestirse cuando van a los
juzgados, locutorios, baños o servicio médico y, ya desnudos, a hacer
sentadillas mientras los observan para mirarles “la parte posterior”.
Igual
sucede, añaden, con las personas que asisten a la visita familiar e íntima, a
las mujeres les hacen quitarse incluso la toalla íntima y a los niños el pañal.
“Lo
más grave de todo es que las esposas las desvisten en la habitación donde
tienen su visita íntima, dejándolas sin nada, aduciendo cuestiones de
seguridad”, afirman y consideran que la intención es llevarlos al límite para
que “caigan en falta” al reglamento del penal.
Según
los reos quejosos también les racionan la comida y les sirven alimentos en
estado de descomposición, lo que les ha acarreado enfermedades
gastrointestinales y el servicio médico que les brindan “es pésimo” y no va de
acuerdo a la urgencia de su estado de salud.
Les
dan, dicen, medicamentos caducos y si se niegan a ingerirlos les levantan
reportes y los sancionan quitándoles artículos de uso personal, encerándolos
por más de 36 horas obligándolos a deambular en su celda, retirándoles la
televisión, que está permitida en el reglamento y es un derecho a la
información, o de plano impidiendo la entrada de su visita familiar o intima.
Esto
último es lo que consideran más grave pues “transgreden los lineamientos
otorgados por los derechos humanos, así como nuestra carta magna y los tratados
internacionales”.
Y
afirman que además de ser excesivos los días que los dejan sin visitas, les
causan “agravios de difícil reparación, con daños y perjuicios, pues con ello
interrumpen el tratamiento individualizado para la reinserción de los internos,
lo que sí afectaría al interés social y el orden público”, advierten, además de
que generan desintegración familiar.
Todo
ello, afirman contraviene el artículo 18 constitucional que establece que la
finalidad de las penas privativas de la libertad es la readaptación social del
interno sobre la base del trabajo, la educación y la capacitación para el
mismo.
Además,
dicen, al tenerlos incomunicados se vulnera el artículo 22 por lo que afirman
que ya declararon contra Leonor García García, la única que sigue laborando en
el penal y quien era la funcionaria de más alto nivel el día de la fuga.
“Ella
de forma visceral ha hecho este abuso de autoridad y ha tomado partido,
hostigando a los internos, con el fin de que si la Procuraduría General de la
República pretendiera ampliar las declaraciones de los internos los tenga
controlados”, acusan.
Ante
el “embate” de las autoridades los capos afirman que han promovido amparos ante
los juzgados cuarto y quinto en materia de Amparo y Juicios Civiles Federales
en el Estado de México
A
la fecha, concluyen, sólo se ha procedido contra custodios y personal que
vigilaba las cámaras y “no se ha abierto ningún procedimiento a un funcionario
del Órgano Administrativo Desconcentrado, y es importante hacer mención al
comandante Juan Carlos Ortiz Caldero, funcionario que ya ha sido movido por los
fuertes vínculos que tenía con ‘El Chapo’” ya que fue quien lo recibió y de
nueva cuenta lo designan como Director de Seguridad y Custodia para evitar que
declaren en forma libre y espontánea los reos, quienes fueron testigos
presenciales de la evasión”, denuncian.
Finalmente
y ante la situación, solicitan la intervención de la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos (CNDH) y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH).
El
responsable de la publicación es Rogelio Cristian Soto Guzmán, “autorizado de
los quejosos”, además de los mencionados: Sigfredo Nájera Talamantes, Erick
Omar Ochoa Flores, Salvador Alfonso Martínez Escobedo, Fernando Sánchez
Arellano, George Khory Layon, Mario Cárdenas Guillén, Mario Casarubias Salgado,
Mario Armando Ramírez Treviño y Lucio Hernández Lechuga.
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