Dos columnas distintas sobre el mismo tema.
Mmm.
Bajo Reserva de El Universal, 6 de abril de 2015
El
alto comisionado de la ONU en México
El
diferendo entre la cancillería mexicana y el relator contra la tortura de la
ONU, Juan Méndez, no influirá de ninguna en el gobierno mexicano para mantener
los oídos abiertos a los señalamientos realizados por las Naciones Unidas en el
tema de los derechos humanos afirman funcionarios de la diplomacia mexicana.
Aseguran que este episodio, que ayer la dependencia que encabeza José Antonio
Meade dio por cerrado, no cambia en nada la invitación que México realizó al
Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein,
para que visite el país durante el último trimestre de 2015. La diferencia de
criterios es con el hombre, no con las instituciones, dicen.
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BAJO
RESERVA/El Universal, 4 de abril
La
lupa sobre la tortura
Al
margen del pleito entre la Cancillería y el relator especial sobre la tortura
de las Naciones Unidas, Juan Méndez, el gobierno de México tiene un año y medio
para trabajar en torno a la prevención y sanción de la tortura, porque el 23 de
noviembre de 2016 deberá presentar su informe ante el Comité contra la Tortura
de la ONU. Antes, las organizaciones no gubernamentales nacionales deberán
también elaborar un documento que dará mucho espacio a la postura de rechazo y
descalificación que ha asumido la actual administración ante los señalamientos
de organismos internacionales, nos adelantan.
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TEMPLO MAYOR/Reforma, 5 de abril de 2015
EL FUERTE DIFERENDO entre el canciller José Antonio Meade y el relator especial de la ONU, Juan Méndez, va más allá de un asunto personal y, según dicen, entraña una preocupación central del gobierno mexicano.
LOS RECIENTES y renovados trancazos entre la Cancillería y el autor del informe sobre la tortura “generalizada” en México -documentó 14 casos- obedecen al calendario diplomático.
RESULTA QUE tan pronto como el 20 de abril sesionará el Comité contra la Tortura de la ONU, mientras que el 4 de mayo arranca la sesión de la Comisión de Derechos Humanos para el examen periódico de las naciones en esa materia.
Y AUNQUE en ninguna de las dos reuniones le toca a México ser analizado ni comparecer, en la Cancillería lo que menos quieren es llegar a esas citas cargando el sambenito de que el regreso del PRI a la Presidencia significó el reimplantamiento de la tortura como práctica cotidiana.
DE AHÍ, pues, la insistencia para, si bien ya no corregir el informe, al menos sembrar la duda del descrédito sobre su autor.