Revista
Proceso
# 2052, 27 de febrero de 2016-02-28
El
de Malova, el sexenio más sangriento/CAYETANO
OSUNA / RÍODOCE
En
las postrimerías de su sexenio –el más violento en la historia de Sinaloa: 6
mil 741 homicidios dolosos–, Mario López Valdez y el Gabinete de Seguridad
Nacional federal pusieron en marcha el miércoles 24 una nueva estrategia de
seguridad. De inmediato se desataron los enfrentamientos y las ejecuciones en
el sur de la entidad, según documenta Ríodoce en su edición que comienza a circular
este domingo 28 y que comparte con Proceso.
MAZATLÁN,
SIN.- Luego del anuncio del reforzamiento de la estrategia de seguridad pública
prometido por el Gabinete de Seguridad, se recrudeció la violencia en el sur de
Sinaloa.
En
las calles Framboyanes y Orquídea, del fraccionamiento Jacarandas, apareció un
cuerpo descuartizado en una hielera, quien al parecer murió durante la balacera
de la noche del sábado 20 entre gatilleros de grupos rivales en el libramiento
Luis Donaldo Colosio, frente al fraccionamiento Villas del Rey.
El
priista Fernando Pucheta Sánchez, diputado local con licencia y aspirante a la
alcaldía local quedó en medio de la balacera. Cuando volvió la calma declaró:
“Para mí, como ciudadano no acostumbrado a la violencia, fue una impresión… No
quiero pensar cómo la viviría (un visitante). Creo que jamás se volvería a
parar aquí en Mazatlán un turista, es entendible”.
En
la colonia Avelino Sánchez, de la Sindicatura de Cacalotán, situada
aproximadamente a 10 kilómetros del municipio El Rosario, las AK-47
respondieron al anuncio del Gabinete de Seguridad sobre el reforzamiento de la
estrategia de seguridad a partir del miércoles 24.
Alrededor
de las 9:30 horas de ese día fueron tirados en el kilómetro 281 de la carretera
México-Nogales 15, entre los ejidos de Caleritas y El Aguaje de Hidalgo, al sur
de la Sindicatura de Villa Unión, los cuerpos de Gabino “N” y José Manuel “N”.
Al
parecer están relacionados con el asesinato de Alejandra Vanesa, asesinada en
su vivienda de la colonia Avelino Sánchez, en Cacalotán, la noche del martes
23. En ese homicidio resultaron heridos dos hombres, cuyas edades fluctúan
entre 25 y 35 años, así como una adolescente de 17 y una menor de seis.
Las
autoridades policiacas descartaron el ataque directo de un grupo armado y
aseguraron que se trató de crímenes pasionales.
El
miércoles 24, alrededor de las 16:00 horas, las autoridades recibieron una
llamada anónima sobre un enfrentamiento a la altura del arroyo El Quelite, en
el kilómetro 23 de la Autopista del Pacífico Mazatlán-Culiacán, en la
comunidad El Recreo.
Al
llegar al lugar, los agentes descubrieron el cadáver de un desconocido que
portaba un fusil y vestía una pechera. Estaba al lado de una camioneta
Chevrolet Silverado. Entre los campos agrícolas había un herido junto a una
camioneta Nissan Frontier blanca. Cerca del lugar estaba otro herido. Los
uniformados recogieron cuatro fusiles AK-47, un AR-15 y decenas de casquillos
percutidos.
Magdalena,
una indígena de seis años que vive con sus padres en una precaria vivienda en
Cacalotán estaba jugando en el patio de su casa el martes 23 cuando una bala
perdida le penetró por el abdomen y le salió por la pierna izquierda.
Al
día siguiente se le preguntó al director de la Policía Municipal de El Rosario,
Jorge Sajarópolus Corona, si la estrategia de seguridad había fallado.
Categórico, respondió que no había daños colaterales.
“Quien
no la conoce, no puede hablar de la zona serrana. Junto con otros elementos
estamos incursionando en la zona serrana de El Rosario, que es inmensa, agreste
y dificultosa; ahorita el clima nos da chance de trabajarla porque está un poco
seco.”
–¿Sabe
si hubo algún ataque en Cacalotán? –se le pregunta.
–No,
descarté el ataque de algún grupo.
–¿Las
dos personas ejecutadas, tiradas en la carretera, en el ejido de Caleritas,
tienen conexión con lo ocurrido en Cacalotán?
–Ahí
sí no sé. Eso es lo que se especulaba… No tenemos acceso a esa información.
–Los
ciudadanos de a pie perciben una “estrategia fallida” respecto a la seguridad
pública.
–En
Rosario, los parques los veo llenos (de gente); la Laguna del Iguanero también;
al Caimanero van a divertirse; en Agua Verde circulan libremente, hubo unas
fiestas ahí por el evento del día del patrono; en Chametla hubo eventos muy
concurridos. En la hacienda del Tamarindo también pasaron las fiestas muy bien;
y en el malecón veo a la gente divirtiéndose.
–¿Desde
el atentado contra el comandante Miguel España, a finales de octubre de 2015,
no ha habido otros hechos similares?
–¿En
Rosario? No. Simplemente se han encontrado por ahí algunos sepultados, pero
cosas graves como las de la zona serrana alta, no. No ha habido y no queremos
tenerlas.
–Pero
en algunos lugares hay problemas de seguridad pública…
–Sí,
hay lugares donde tenemos problemas. Es lógico, sí, pero no hablemos de que la
seguridad pública no ha avanzado. Hemos avanzado, claro que hemos avanzado. La
Policía Municipal de El Rosario llegó fortalecida, tenemos apoyo de la
Ministerial, con muchos elementos adscritos a la permanencia aquí.
“La
vigilancia es permanente. Recorremos el municipio, sacando datos, platicando
con las personas, con los síndicos, con el comisario.”
La
violencia se recrudece
La
lucha entre el Cártel de Sinaloa y el de los Beltrán Leyva acentuó la violencia
principalmente en la zona serrana del sur del estado en las últimas semanas.
El
gobernador Mario López Valdez (Malova) convocó a una reunión urgente con el
Gabinete de Seguridad, con el propósito de establecer las estrategias para
enfrentar de manera conjunta la ola de homicidios.
Ante
el recrudecimiento de la violencia, el mandatario estatal envió un mensaje,
asegurando que no está dispuesto a ceder ante las acciones de la delincuencia
organizada, pero su discurso sobre los cambios en las estrategias de seguridad
no es nuevo.
Durante
su mandato se han aplicado varias estrategias para atacar la violencia. Algunos
colaboradores del gobernador aseguran que ésta ha disminuido, pero lo cierto es
que el sexenio de López Valdez es el más violento en la historia de Sinaloa,
con 6 mil 741 homicidios dolosos.
La
semana pasada, durante una reunión del grupo de Coordinación Sinaloa en
Mazatlán, Malova declaró: “Considerando que estamos en una situación de
necesidades de estar juntos, de organizarnos, han sido convocados en una
reunión de evaluación de lo que ha venido ocurriendo en estos últimos días en
el estado de Sinaloa.
“No
estaría dispuesto a ceder lo que hemos logrado con el esfuerzo de todos, con la
inversión de recursos, con la muerte de compañeros de distintas corporaciones;
lo logrado en cinco años, bajando la guardia o cediendo ante las acciones de la
delincuencia, lo ganado no ha sido poco.”
Las
líneas de acción que se anunciaron en esa ocasión para contrarrestar el repunte
violento incluyen un reforzamiento de los límites del estado con Nayarit, así
como fortalecer los operativos de la Marina y el Ejército, sobre todo con mayor
permanencia en la sierra de Rosario y San Ignacio.
Asimismo,
se anunciaron cambios de mandos policiacos en al menos siete municipios a pesar
de que hace apenas cinco meses fueron removidos. Sin embargo, los altos mandos
en la estructura estatal de seguridad no han sido reemplazados.
La
actual ola de violencia evidencia la falta de policías. De ahí que una de las
estrategias sea trabajar más en la capital del estado. Ahora laborarán 12 horas
y descansarán otras tantas, “por lo menos hasta que baje el índice de
homicidios”.
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