La
trampa de la primera vez
Ella,
que siempre me había observado con expresión desafiante, esta vez bajó la
mirada. Mi voz no logró cruzar el bloqueo que la impotencia colocó en sus
oídos. Tenía en el cuello una serie de trenzados moretones cual nefasto
collar, daban fe de su estado depresivo.
Su
novio, también adolescente, le aseguró que en la primera relación sexual es
imposible quedar embarazada. Hace dos meses que confirmó en carne propia la
mentira de este mito. Tiene cuatro meses de embarazo y un futuro incierto.
Esta
pareja forman parte del universo de adolescentes que por propia cuenta acceden
a información sin orientación efectiva sobre sexualidad y acceso a métodos
de anticoncepción.
A
nivel nacional menos del 40% de las adolescentes usan métodos anticonceptivos
en la primera relación sexual, y dependiendo del lugar de residencia este
porcentaje varia: el 30% de las adolescentes que viven en entidades de muy alta
marginación hicieron uso de algún método, mientras que en el caso de las
adolescentes viviendo en entidades de marginación media, como Sonora, y en
entidades con baja marginación, el porcentaje de uso de anticoncepción fue
del 35% al 45%. (Cifras de CONAPO).
Las
mujeres adolescentes embarazadas se enfrentan a una posibilidad mucho mayor que
las adultas de perder la vida durante la gestación, ya que un alto porcentaje
es de alto riesgo; también es altamente probable que posterior al parto
enfrenten problemas de salud personal, sexual y reproductiva.
El
embarazo en adolescentes es un problema de salud pública, cada año la
incidencia crece. En América Latina se estima que el 20% de los nacimientos
son de madres adolescentes. En México el porcentaje ha crecido principalmente
en los estados de la frontera norte, entre ellos Sonora, donde el incremento es
alarmante.
Según
datos disponibles al 2010, la incidencia de embarazos en adolescentes aumenta a
razón del 38%. Además, debe considerarse un subregistro, porque se tienen
datos de nacimientos, pero muchos embarazos que terminan en abortos, espontáneos
o inducidos, no son registrados.
Algo
importante a tomar en cuenta son los diferentes factores de riesgo
socioculturales que inciden en el embarazo no planificado de las adolescentes,
como las cuestiones de género, esto es, la idea que se tiene de cómo debe ser
un hombre o una mujer.
Un
sector importante de la sociedad sigue viendo a la mujer como sinónimo de
madre. Para muchas adolescentes que se encuentran sin acceso a educación ni
oportunidades para ejercer un modelo de vida diferente, ser madre se vuelve una
manera de tener un valor y reconocimiento social.
Además,
es importante dejar de pensar en el embarazo adolescente como responsabilidad
únicamente de la mujer, dejándola sola, siendo que el embarazo se da con la
participación de un hombre, formando la pareja, y que en muchos de los casos,
es mucho mayor que la joven adolescente.
Otro
factor importante que incide en el embarazo adolescente no planificado es la
falta de educación en materia sexual y reproductiva, y el pobre acceso a información
confiable. Si bien los y las adolescentes tienen amplio acceso a las redes
sociales no todo la información que reciben es correcta. En este sentido las
instituciones tienen mucha responsabilidad mucho por hacer.
Es
notoria la falta de estrategias de educación sexual en los niveles básicos
educativos así como una educación laica, basada en evidencias científicas,
que por supuesto contribuirá a que las y los adolescentes puedan decidir de
manera informada.
¿Qué
decir de los métodos anticonceptivos? Se tiene la idea de que los y las
jóvenes entre los 10 y 19 años de edad carecen de ciertas capacidades y por
eso requieren de la tutoría de alguien mayor para tomar esas decisiones, algo
que se observa también por parte de las instituciones responsables acercarles
métodos anticonceptivos.
Aún
hoy las y los adolescentes que se atreven a solicitar información sobre
métodos de planificación familiar son cuestionados y encuentran barreras
cuando se acercan a los sistemas de salud a pedir información sobre métodos
de anticoncepción y en muchos casos, les son negados.
El
caso de los adolescentes con que inicié este texto, tiene que ver con esta
parte de los mitos y falsas creencias. Es muy común que demos por hecho que
los propios adolescentes no tienen interés y responsabilidad hacia su propia
persona y tampoco deseo de información.
Peor
aún, existe la creencia de que proveerles información sobre anticoncepción y
proporcionarles métodos de planificación familiar es lo mismo que incitarlos
a iniciar su vida sexual.
Si
queremos disminuir la tasa de embarazos en adolescentes tenemos que empezar por
reconocer que es problema de todos. Sector salud, sector educativo, desarrollo
social, sociedad civil, iniciativa privada, medios de comunicación, entre
otros.
Sólo
así empezaremos a crear para las y los adolescentes condiciones justas que les
permitan tomar decisiones informadas y evitar, entre otras, la trampa de la
primera vez.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario