24 mar 2017

El dr- José Narro Robles, orador en homenaje luctuoso de su jefe y amigo: Colosio

"Por ello agradezco profundamente al presidente de nuestro partido (PRI) la invitación para recrear su pensamiento en esta ceremonia...." Narro.
"...Se equivocan quienes piensan que la transformación democrática de México exige la desaparición del PRI..
 ¡Cambiemos sí! ¡Cambiemos! ¡Pero hagámoslo con responsabilidad, consolidando los avances reales que se han alcanzado y por supuesto, manteniendo lo propio: nuestros valores y nuestra cultura!... ¡México no quiere aventuras políticas!...
¿El Dr. Narro, el caballo negro?
Palabras del Dr. José Narro Robles, secretario de Salud en el homenaje a Luis Donaldo Colosio Murrieta, con motivo de su XXIII Aniversario Luctuoso
CEN del PRI....Jueves, 23 de marzo de 2017

Buenas tardes tengan todas y todos ustedes.
Señor presidente del Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional, nuestro partido.
Señores ex presidentes del PRI, señora ex presidenta del partido.
Señores ex presidentes de la Fundación.
Señores coordinadores de las fracciones parlamentarias de nuestro partido en la Cámara de Senadores y en la Cámara de Diputados.
Amigos de Luis Donaldo Colosio.
Legisladores.
Compañeros integrantes del CEN del PRI.

Buenas tardes a todas y todos.
Estamos reunidos para rendir homenaje a un mexicano de excepción, a un político de altos vuelos, a un líder consumado, a un priista extraordinario, a Luis Donaldo Colosio Murrieta.
Lo hacemos en el vigésimo tercer aniversario de su muerte, de una muerte que cimbró a la nación, de un absurdo asesinato que cambió el derrotero del país, de una desaparición que se sumó a otros hechos que hicieron de 1994 un año horrible.
Luis Donaldo Colosio fue mi amigo y mi jefe. A él lo conocí cuando era diputado, con él colaboré cuando fue titular de Sedesol. Fue fuente de inspiración en el servicio público y guía en la lucha por la justicia y la democracia. Por ello agradezco profundamente al presidente de nuestro partido la invitación para recrear su pensamiento en esta ceremonia.
Él fue un sonorense del desierto, un hombre resultado del trabajo y la superación. Un hombre sencillo, pero de grandes capacidades y como se definía a sí mismo, producto de "la cultura del esfuerzo". Se formó como economista en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey y como maestro en desarrollo regional en la Universidad de Pennsylvania en los Estados Unidos.
Después de una estancia de investigación en Viena, regresó a nuestro país para laborar en la entonces Secretaría de Programación y Presupuesto. Fue diputado y senador y, en nuestro partido, Oficial Mayor y Presidente del Comité Ejecutivo Nacional, además, por supuesto, de haber sido candidato a la Presidencia de la República. Fue también el primer titular de la Secretaría de Desarrollo Social.
Mucho ha cambiado nuestro país desde que, en diciembre de 1988, con sólo 38 años, Colosio rindió protesta como presidente del partido en el que militó toda su vida política. En efecto, sólo al hablar de la población total, en aquel año éramos 81 millones y medio de habitantes y ahora se han agregado 42 millones más, para ascender la cifra total a más de 123 millones.
Lo que no se ha modificado son los valores y principios del partido que tomó bajo su conducción. En su discurso inaugural, señaló, y cito: "el PRI es el partido de la Revolución Mexicana, la fuerza histórica de la sociedad mexicana, porque tiene principios, programas y una estructura que le ha permitido emprender las mejores causas del pueblo". Fin de la cita.
Eso es absolutamente válido hoy en día, lo que nos llena de orgullo.
En su mensaje, convocó a la militancia a hacer valer nuestra ideología, a sustituir los adjetivos por los argumentos; a hacernos entender por todos, pero también a entender lo que sucede en todas partes; a prepararnos para el debate, a abandonar el interés por exhibir la irracionalidad ajena y a luchar por reducir las limitaciones propias; a trabajar en la renovación del discurso político, para llegar con nuestro mensaje a toda la población. Hoy podemos decir lo mismo con plena actualidad.
Hay mucho que reconocer en la maduración de la democracia mexicana en los años transcurridos. La composición de los congresos Federal y estatales, la distribución de las gubernaturas entre los partidos nacionales y locales, al igual que la pluralidad en los gobiernos municipales y la presencia de los candidatos independientes, todo ello da cuenta clara de los cambios registrados. Colosio y el Partido Revolucionario Institucional han tenido mucho que ver en estos cambios.
Hace más de 23 años, en un discurso memorable pronunciado en la celebración del sexagésimo quinto aniversario de la fundación del PRI, él nos dio un mensaje magistral lleno de verdades igualmente valederas hoy en día. Esto es así, a pesar de los cambios registrados en este lapso. México y el mundo se han transformado. En el PRI hemos aprendido de las derrotas, hemos sabido persistir y regresar a ser gobierno, hemos hecho autocrítica sincera y entendido los mensajes de la sociedad. Ahora debemos hacerlo de nueva cuenta, con total honestidad y ánimo para cambiar a partir de los señalamientos.
Permítanme hilvanar algunos de sus planteamientos para rendirle a Colosio el mejor de los homenajes, el del tributo a las ideas, el de la valoración de los argumentos y de la verdad. Él señaló el 6 de marzo de 1994, y cito: 
"Hoy somos la opción que ofrece el cambio con responsabilidad. Somos la opción que mejor conoce lo que se ha hecho. Que sabe de los resultados de sus programas, de sus aciertos y de sus errores... Somos la opción capaz de conservar lo que ha tenido éxito y somos la opción para encontrar nuevos caminos de solución para los problemas pendientes... ¡Cambiemos sí! ¡Cambiemos! ¡Pero hagámoslo con responsabilidad, consolidando los avances reales que se han alcanzado y por supuesto, manteniendo lo propio: nuestros valores y nuestra cultura!... ¡México no quiere aventuras políticas! --dijo Colosio--, ¡México no quiere saltos al vacío! ¡México no quiere retroceder a esquemas que ya estuvieron en el poder y probaron ser ineficaces! ¡México quiere democracia pero rechaza su perversión: la demagogia!... 
Se equivocan quienes piensan que la transformación democrática de México exige la desaparición del PRI. No hemos estado exentos de errores, pero difícilmente podríamos explicar el México contemporáneo sin la contribución de nuestro partido. Por eso, pese a nuestros detractores y a la crítica de nuestros opositores, somos orgullosamente priistas". Fin de la cita.
El sacrificio de Luis Donaldo Colosio no fue en vano.
 Muchos de sus planteamientos y propuestas forman parte de nuestra actualidad. Hoy ha iniciado una nueva relación del ciudadano con el Estado, a pesar de que todavía está en desarrollo. Hoy vivimos con más democracia, mayor libertad, menos autoritarismo y mayor equilibrio entre los poderes públicos y entre los niveles de gobierno. Hoy contamos con un federalismo fortalecido, a pesar de que queda un camino largo por recorrer. Hoy el sistema electoral es diferente y mucho mejor, sus órganos deliberativos y decisorios alcanzan niveles superiores de confianza y certidumbre entre los ciudadanos.
También es cierto que el México que Luis Donaldo vio ese día esplendoroso, nos sigue convocando para atender nuestros rezagos. 
Tenemos deudas seculares que urge saldar. Aún persisten problemas que afectan a distintos grupos de la población que están afectados.
En nuestro partido tenemos el derecho legítimo de reclamar como propias las aportaciones al pensamiento político y a la transformación de México, de muchos de los grandes personajes de la historia de las últimas ocho décadas y media.
Ahí están, entre muchos otros, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas, Adolfo López Mateos, Jesús Reyes Heroles, Miguel de la Madrid, José Francisco Ruiz Massieu y por supuesto Luis Donaldo Colosio. En esa misma línea está formado el responsable de la más reciente modernización de México, el Presidente, nuestro Presidente, Enrique Peña Nieto. A la obra de todos ellos, a su ejemplo y pensamiento, acudimos con frecuencia.
De ellos recibimos el mandato de trabajar para fortalecer a las instituciones, nunca, nunca para vulnerarlas. A diferencia de aquellos que las desprecian, en el partido se les defiende y se busca actualizar para responder mejor a las nuevas realidades. No resulta extraño entonces, que Reyes Heroles hubiera señalado textualmente, hace 45 años que: "...coincidiendo en lo fundamental, la subsistencia de la nación y la convivencia pacífica de los mexicanos... podemos discutir y hasta cuestionar todo lo demás y darle distintas opciones a quienes tienen que decidir: el pueblo. Con las instituciones, todo, incluso su cambio; contra ellas, nada". Fin de la cita.
Es por esto que duele e inquieta el desdén y ligereza de juicio respecto de las instituciones mayores, entre ellas la Presidencia y las Fuerzas Armadas. Por ello preocupa que se pretenda transferir culpas y responsabilidades a quien nada tiene que ver en hechos dolorosos, o a un instituto profundamente popular, con compromiso social probado, con apego institucional, vocación de servicio y compromiso en defensa de la libertad y la soberanía nacional.
A nosotros nos ocupan las propuestas, a otros solo inquietan sus apuestas. 
A nosotros nos preocupa la gente, los demás; a otros, el afán de alcanzar el poder sin importar si sacrifican principios y conciencia, o si por su actuación se debilitan sus efímeras y deleznables convicciones. Estamos dispuestos, por supuesto, a reconocer los pendientes y las insuficiencias, pero también a defender y ponderar nuestros logros y aún más, las hazañas de todo el pueblo mexicano.
En nuestro proyecto caben casi todos. 
Únicamente sobran quienes piensan sólo en ellos, los que promueven la división y el enfrentamiento, los que sueñan y anhelan el regreso al pasado, sin entender que el mundo ya cambió y que ese pasado es historia. 
Octavio Paz nos mostró la importancia de entender lo que pasa en el presente cuando dijo, cito:
 "Pensar el hoy significa, ante todo, recobrar la mirada crítica. Por ejemplo, el triunfo de la economía de mercado -un triunfo por default del adversario- no puede ser únicamente motivo de regocijo. El mercado es un mecanismo eficaz pero, como todos los mecanismos, no tiene conciencia y tampoco misericordia.... Una sociedad poseída por el frenesí de producir más para consumir más tiende a convertir las ideas, los sentimientos, el arte, el amor, la amistad y las personas mismas en objetos de consumo. Todo se vuelve cosa que se compra, se usa y se tira al basurero. Ninguna sociedad había producido tantos desechos como la nuestra. Desechos materiales y morales". Fin  de la cita de Octavio Paz.
En el partido de Colosio, al igual que en el nuestro, en el de Enrique Peña y en el de Ochoa, el proyecto se fundamenta en los principios derivados de la centenaria Constitución, de la original, la comprometida con los derechos sociales también y de la actualizada.
Esos fueron y siguen siendo: el progreso para todos; los derechos fundamentales a la salud, la educación, la vivienda, el trabajo o la alimentación entre otros; la eliminación de fueros y privilegios de todo tipo; la unidad de nuestra sociedad en torno a los valores nacionales dentro de la diversidad; la inclusión de jóvenes y experimentados, de mujeres y hombres, de obreros y clases populares, de campesinos y dirigentes, de intelectuales, artistas y académicos. 
Nuestra lucha debe ser por la inclusión y el desarrollo humano, por la justicia y el apego al estado de derecho, por la democracia verdadera, por la libertad y la cultura.
Nuestros probados enemigos son la pobreza, la muerte evitable y la desigualdad; la ignorancia, la corrupción y la impunidad. Esos son los males que queremos erradicar. Esos son nuestros únicos adversarios de ayer y de hoy. A los criminales se les persigue para juzgarlos y someterlos al imperio de la justicia. Solo se deben exterminar los males sociales antes referidos. Estos se deben arrancar con todo y su raíz. En el proceso requerimos de ideas, de ideales y de acción. Necesitamos de sueños, ilusiones y propuestas, pero también de acciones prácticas que transformen la realidad. Nos urge, nos urge acordar nuestras nuevas utopías, las que, si trabajamos desde ahora para conseguirlas, formarán parte de la realidad en el porvenir.
Llegó el momento de saldar las cuentas que plantearon Sor Juana Inés de la Cruz en el tema de las mujeres; Hidalgo en cuanto a la libertad; Morelos en materia de pobreza y desigualdad; Juárez respecto a la honestidad y a la discreta medianía en la vida de los servidores públicos; Madero, Zapata, Carranza y Cárdenas en torno a la democracia, el sufragio efectivo y la justicia social para los desheredados de siempre; Sierra, Vasconcelos y Torres Bodet por lo que se refiere a la educación; Chávez, Sepúlveda y Zubirán en lo que toca a la salud; Paz, Fuentes, Zea, Rosario Castellanos, Garibay, Carpizo y muchos más en relación a la esencia de la cultura, la identidad, los orígenes y la organización de nuestra sociedad; Barros Sierra por lo que toca a los jóvenes y las universidades; las hermanas Serdán, Elvia Carrillo Puerto, María Lavalle y Griselda Álvarez en numerosos temas.
Si los problemas de la educación se resuelven con más y mejor educación, los de la política se deben atender con la misma fórmula, con más política, con mejor política; con políticos distintos que nada tengan que ocultar, que sean diferentes en el fondo y en la forma, que sean sinceros y congruentes. 
La brújula política la debemos ubicar en nuestras gestas y fuentes primigenias; en la cercanía con la gente, con los militantes y simpatizantes, pero también con todos los sectores nacionales, incluidos los contrarios al Partido; esa brújula debe estar en la discusión de las ideas y las propuestas; y fundamentalmente, en la ética de nuestra actuación.
México transitará por una encrucijada de la que sin duda saldrá adelante. Lo hará, porque tenemos el legado de Luis Donaldo Colosio, porque entraremos en una nueva etapa de la lucha: la del inescapable desarrollo regional, la del fortalecimiento de los valores laicos, la de la justicia social; la lucha por la libertad, la democracia y el cumplimiento del estado de derecho. Así será, porque tenemos rumbo y timonel, porque tenemos un Presidente que ha tomado las decisiones que le han correspondido, un Presidente que ha sacrificado popularidad y rentabilidad política, con tal de cumplir su responsabilidad. Un mandatario comprometido con el porvenir pero que no descuida la actualidad, en fin, un Presidente, Enrique Peña Nieto, a la altura de los desafíos internos agravados por el entorno internacional.
Permítanme ahora hacer una paráfrasis del pensamiento de Charles de Gaulle el emérito político y militar francés y tomar su pensamiento para aplicarlo a nuestro caso: ¡No se puede entender a México sin apreciar su historia y su grandeza! Dicha grandeza deriva de su trayectoria, de su actualidad y también de su potencial. Por eso Torres Bodet recordó al poeta que señaló “lo que tiene el árbol de florido vive de lo que tiene sepultado” y completó “cuanto más hondo el cimiento, más audaz la torre, así los pueblos”, así nuestro país.
Ese México pujante y contradictorio es el de todos nosotros, el que habremos de dejar a las próximas generaciones. Ese México que en palabras de Colosio “no nos ha sido heredado por nuestros padres, sino que nos ha sido prestado por nuestros hijos”. El México que nos anima a la lucha por la superación, el México por el que debemos dar las próximas batallas.
El recordatorio de un gigante, señor presidente de nuestro partido, llega a su término; el viaje a nuestro origen también se agota. Queda por delante la travesía al porvenir. La haremos con la inspiración de Luis Donaldo y la guía de Enrique Peña Nieto. La haremos juntos, en unidad, en compañía de millones de militantes y de simpatizantes, de todos aquellos con los que compartimos la convicción de que es absolutamente posible un México mejor y más justo. De esta forma avanzaremos al encuentro de la victoria, de la victoria de México y de nuestro Partido. Así será.
Que viva Luis Donaldo Colosio.

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