20 ene 2008

Venezuela y Colombia

Reportaje de Gonzalo Guillén de El Nuevo Herald. Lástima que las fuentes no tienen nombre ni apellido.
Acusan a Venezuela de proveer municiones a las guerrillas colombianas
Gonzalo Guillén (reportero) / Especial para El Nuevo Herald on line, 20/01/2008;
Venezuela suministra un flujo continuo de municiones para los cerca de 15,000 fusiles AK que poseen las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), revelaron a El Nuevo Herald fuentes colombianas de inteligencia militar.
La denuncia se basa en los decomisos de municiones a los grupos guerrilleros en las regiones del nororiente del país, fronterizas con Venezuela, y en el testimonio de desertores de ese grupo guerrillero.
Las fuentes aseguraron que no sabían si ese suministro "es consecuencia de la creciente corrupción que existe entre las fuerzas militares y de policía de Venezuela o si se trata de una política de Estado del presidente Hugo Chávez''.
Román Ortiz, catedrático español y coordinador de seguridad y postconflicto de la Fundación Ideas para la Paz, advirtió a El Nuevo Herald que "si las FARC consiguen munición para esos fusiles AK, para los que no han encontrado un suministro fácil de munición desde que los compraron en el año 2000, la capacidad operativa de varios frentes importantes crecería de manera significativa''.
"Parece claro'', agregó, "que las FARC han encontrado facilidades para operar en Venezuela, incluso antes de la crisis entre el gobierno de Chávez y Colombia. Está claro que las FARC están usando el territorio venezolano como punto de tránsito de narcóticos y armas y para establecer bases de entrenamiento''.
El suministro de munición venezolana para los AK ha sido revelado, entre otros, por "más 10 miembros de las FARC'' de un grupo general de 95 que se han fugado de esa organización en los primeros 18 días del 2008 en los departamentos amazónicos de Vichada y Putumayo, así como el andino de Huila, aseguraron las mismas fuentes. Los desertores han dado sus versiones a la Fiscalía colombiana y solicitado reserva de sus identidades y protección para sus familias.
La única fábrica en Sudamérica que produce munición calibre 7.62 x 39mm para el AK es la estatal Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (CAVIM), para lo cual en el 2005 puso en funcionamiento una moderna planta de producción.
Además, esta munición venezolana ‘‘deliberadamente no tiene números de serie ni marcas de identificación, como sucede con la munición que producen las industrias militares de Colombia o Brasil'', afirmó una de las fuentes consultadas.
Citando fuentes de inteligencia militar y diplomáticas europeas, el diario español El País publicó el 16 de diciembre un reportaje investigativo según el cual la cooperación de Venezuela con las FARC es "extensa y sistemática [...] en cuanto al transporte de la droga por aire, tierra y mar; el suministro de armas y la protección sobre el terreno que reciben de sectores de las fuerzas armadas''.
El reportaje, titulado El narcosantuario de las FARC, afirma: "Lo que aseguran un diplomático europeo y diversas fuentes oficiales a las que ha tenido acceso El País es que existe complicidad y compenetración de elementos importantes del Estado que preside Hugo Chávez en las actividades mafiosas y militares de la organización guerrillera más antigua del mundo. La conclusión a la que un diplomático europeo y todas las fuentes oficiales consultadas han llegado es que la complicidad es activa y constante a niveles operativos''.
Los AK de las FARC y el ELN, de los que se fabricaron 100 millones durante 60 años en plantas soviéticas y de otros países de la órbita de Moscú, usan la misma munición de los 100,000 AK-103 y AK-104 que compró Venezuela.
En febrero del 2004, cuando anunció la compra de los AK y el montaje de una planta de producción de munición, Chávez declaró: "Si al imperialismo se le ocurre meterse con Venezuela, tendrán que vérselas con el pueblo de [Simón] Bolívar, que está dispuesto a defender su soberanía y dignidad''.
Entonces, un comunicado del Departamento de Defensa de Estados Unidos, advirtió: "La compra ha creado interrogantes sobre el propósito final [de las armas]. Nuestra preocupación con esta compra de armas aumenta dada la tolerancia de Venezuela ante grupos como las FARC, el ELN y otros''.
Hasta que Venezuela comenzó a surtir de munición a las FARC y el ELN, estas dos guerrillas y los paramilitares, que tienen aproximadamente otros 5,000 AK, debían conseguirlos los cartuchos en el mercado negro, a un precio que podía llegar a $5.
La escasez y la carestía obligaron a estas organizaciones a restringir al máximo posible el uso de su parque, algo que compensaron con una estrategia de guerra que denominan "80-20'': 80 por ciento de uso de explosivos (minas antipersonales y morteros artesanales, entre otros) y solamente 20 por ciento de enfrentamiento con armas de fuego.
Según las fuentes de inteligencia consultadas, las FARC compran la munición venezolana a precios que no superan 50 centavos por unidad y "hay indicios'' que también "reciben suministros gratis''.
La mayor parte de la munición 7.62 x 39mm de las FARC y el ELN provenientes de Venezuela e incautadas en Colombia han caído principalmente en los fronterizos departamentos colombianos de Norte de Santander y Arauca, aseguraron las fuentes de inteligencia militares consultadas, que pidieron no ser identificadas porque no estaban autorizadas a comentar sobre el tema.
Uno de los primeros decomisos, de 8,500 cartuchos de munición 7.62 x 39. supuestamente venezolano cayó en poder de la Policía en mayo del 2006.
El mayor decomiso de municiones supuestamente venezolanas para fusiles AK practicado últimamente por el Ejército colombiano fue de medio millón de proyectiles, cerca al pueblo de El Billar, departamento de Caquetá.
Este golpe, en que también se incautó munición de otros calibres, aniquiló en el 2005 la capacidad de fuego del poderoso Bloque Sur, comandado por "Joaquín Gómez'', que ha vuelto a usar sus fusiles AK con munición que "se cree que está llegado de Venezuela''.
En el 2005, por orden del presidente Hugo Chávez, el Ministerio de Defensa de Venezuela compró 100,000 fusiles automáticos AK-103 y AK-104 y municiones --en cantidades no reveladas--, a la firma rusa Rosoboronexport, que ya ha recibido en su totalidad.
Próximamente, además de la fábrica de municiones, entrará en funcionamiento en Venezuela una planta de ensamblaje de fusiles AK-103 con capacidad para producir cerca de 25,000 unidades al año.
Chávez optó por comprar el parque AK-103 y 104 frente a otros productos bélicos que utilizan los principales ejércitos regulares en el mundo.
El Plan de Consolidación Estratégica de las Fuerzas Armadas 1998-2007, un informe oficial secreto que determinaba el tipo de armamentos que debería tener Venezuela, consideraba que el parque existente de los viejos fusiles belgas FAL, calibre 7.62 x 51mm, debían sustituirse por un arma moderna calibre 5.56 x 45mm, por tener mejor alcance, precisión y maniobrabilidad en el combate.
Tan pronto se adoptó la decisión de adquirir fusiles modernos calibre 5.56 x 45mm, la Dirección de Armamento de las Fuerzas Armadas Nacionales (DARFA) invitó a 17 compañías de todo el mundo a presentar sus fusiles automáticos. Nueve firmas lo hicieron: el FN FNC, belga, que ya se usa en Suecia e Indonesia; los modernos AK-101 y AK-102, versiones mejoradas del AK; el versátil AUG australiano, que ya usaba la policía secreta venezolana; los Galil AR y SAR NATO, israelíes, entre otros.
Sin embargo, el propio Chávez rechazó la amplia gama de modernos y versátiles fusiles calibre 5.56mm y tomó la decisión de comprar los modelos AK-103, versión estándar, y AK-104, versión compacta, ambos calibre 7.62 x 39mm.
Este tipo de munición sólo la siguen usando los ejércitos más atrasados del Tercer Mundo y grupos irregulares, como las FARC, el ELN o Sendero Luminoso.
Chávez renovó cerca de 60,000 fusiles FAL calibre 7.62 x 51mm que Venezuela había comprado a Bélgica en los años 50 y 60. Otros fueron fabricados por CAVIM en los años 70.
Hoy la mitad de esos FAL se han destinado a las reservas de las fuerzas armadas y el resto se supone que se almacenó para fines de recambio.
Se cree que algunos FAL que recientemente han sido encontrados en poder de las FARC con los números de serie borrados también provienen de Venezuela

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