10 mar 2009

Bruno Rodríguez Padilla


El nuevo canciller cubano.
Es de entrada un diplomático de carrera y llega a a ese puesto en un momento de grandes expectativas de cambio entre Washington y La Habana.
Abogado de 51 años nacido en México de padre español que fue refugiado de la Guerra Civil, se le describe como deliberado, inteligente y un negociador efectivo. "Lo que más lo caracteriza es la impasibilidad: puede decir las cosas más duras sin perder los estribos ni subir la voz."
Entró en la política como líder de la Unión de Jóvenes Comunistas y fue jefe de su Departamento de Relaciones Internacionales. Estuvo destacado en Angola y en 1990 fue nombrado al Comité Central del Partido Comunista, donde era un cercano aliado del excanciller Roberto Robaina.
Durante un tiempo fue director del diario Juventud Rebelde y se distinguió por su línea dura frente a los cambios derivados de la perestroika y el glasnost en la Unión Soviética, renuente a su posible aplicación en la isla. Escribió en 1991 una fuerte crítica de la película Alicia en el pueblo de Maravillas, un episodio controversial que llevó a Fidel Castro a despedir al presidente del Instituto de Cine (ICAIC), Julio García Espinosa, quien asumió responsabilidad por la realización y distribución del filme.
En 1993 fue nombrado delegado de Cuba en la ONU donde
pronunció encendidos discursos en defensa de la isla después del derribo de dos avionetas de Hermanos al Rescate en 1996, y presentó una protesta oficial cuando una esquina frente a la misión de Cuba en la ONU recibió el nombre de los pilotos del grupo.

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