El Presidente Calderón en la Cena que ofreció en honor a Nicolas Sarkozy, Presidente de la República Francesa
Lunes, 9 de Marzo de 2009 Discurso
Palacio Nacional
Excelentísimo señor Nicolas Sarkozy, Presidente de la República Francesa.
Señora Carla de Sarkozy.
Señores Presidentes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de la Cámara de Diputados, de la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión.
Señoras y señores Gobernadores.
Honorables integrantes de la Comitiva que acompaña al Presidente Sarkozy.
Señoras y señores, invitados especiales:
En nombre de México, quiero reiterar el gusto que nos da el recibir la visita de un amigo, el Excelentísimo señor Nicolas Sarkozy.
Recibirlo a él, como Presidente de la República Francesa, a su distinguida esposa, y a través de ellos darle la bienvenida a Francia, una Nación hermana a la que admiramos por su cultura y por sus permanentes aportaciones a la historia y a la humanidad.
Bajo el nombre de Francia una civilización se despliega, los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad se expandieron por el mundo e inauguraron la nueva etapa de la humanidad en la que la dignidad del hombre es finalmente lo inalienable.
La pléyade de escritores, de pintores, de músicos, de pensadores franceses ha llenado al mundo de belleza, de sabiduría, de excelencia artística.
Sus pensadores hicieron de la razón un método, de la alegría de vivir de Rabelais, a la serena melancolía de Montaigne, el espíritu francés ha enriquecido al mundo.
Bajo el nombre de México se despliegan a su vez grandes culturas: la Olmeca, la Tolteca, la Teotihuacana, la Maya, la Mexica, la Purépecha, y muchas otras civilizaciones que emergieron en estas tierras y que han maravillado a la humanidad con su cosmogonía y su conocimiento.
La Época Colonial creó, a su vez, alguna de las manifestaciones más deslumbrantes del Barroco. Y en el Siglo XIX, en gran parte inspirados los mexicanos de entonces por las ideas de la Ilustración, por las ideas nacidas en Francia, supieron luchar por la Independencia y por la libertad en nuestro territorio. Con ello, dieron también ejemplo de dignidad al mundo entero.
En nuestro México surge, además, una de las revoluciones sociales más importantes del siglo pasado y la primera de ellas. Sin duda, queridos amigos, nuestras dos grandes culturas han quedado mutuamente deslumbradas por su historia, y han convertido ese asombro genuino en un acto de amistad continuo y fértil.
Voltaire, el gran escritor universal del Siglo XVIII, afirmó en una célebre frase: Hay que cultivar nuestro jardín.
Con esas palabras, afirmaba que en la era de la libertad no se trata de culpar a los demás, sino de trabajar para superarnos en lo individual y, de ese modo, resolver los problemas colectivos.
Hoy, ese jardín al que hacía referencia Voltaire, es el mundo entero; y Francia y México comparten la responsabilidad de unir esfuerzos para contribuir a superar los desafíos que nos aquejan más allá de fronteras, como humanidad.
Comparto plenamente sus palabras, señor Presidente Sarkozy, cuando afirma que la característica de nuestra sociedad es la ausencia de esperanza, mientras que el objetivo de la política es, precisamente, proporcionarla y rechazar la fatalidad.
En México, al igual que en su querida Francia, somos conscientes de la magnitud de problemas mundiales, como la crisis financiera internacional, el cambio climático o la expansión del crimen organizado, que amenazan, en su conjunto, a todos los pueblos.
Quiero reiterar nuestra decidida voluntad de seguir uniendo esfuerzos a los de Francia en la construcción de una nueva arquitectura internacional, que nos permita enfrentar con éxito esos retos y llevar a la humanidad por senderos de paz, de justicia y de prosperidad.
Trabajando juntos, sé que avivaremos la esperanza de alcanzar ese futuro más justo, más equitativo y más solidario para todos.
A Francia y México nos unen valores comunes y una amistad entrañable: por eso en nuestros respectivos Gobiernos, hemos coincidido en la necesidad de ampliar y aprovechar nuestros vínculos en todos los rubros.
Esta Visita suya, señor Presidente, ha sido la más importante en mucho tiempo en las relaciones bilaterales entre México y Francia. Los resultados en términos de comercio, de inversión, de cultura, de intercambio fluido y sincero entre estos dos países, mirando de cara al Siglo XXI, son verdaderamente, alentadores.
México quiere hacer un trabajo amplio y fortalecido de cooperación con Francia. Sé, además, y le agradezco a nombre de los mexicanos, su voluntad para que México sea invitado de honor en la Feria del Libro de París y que en el 2011, la celebración del Año de México en Francia nos dé la oportunidad de profundizar el conocimiento sobre nuestro país en tierras galas.
A su vez, nosotros organizaremos, con muchísimo gusto, un Año de Francia en México, que nos permita recordarnos lo mucho que estimamos a ese pueblo noble y, por supuesto, el profundo compromiso que tenemos en la unidad de propósito con Francia.
México quiere hacer este día un homenaje a Francia y también a su contribución a la ciencia. Quiero compartirles, amigas y amigos, que a partir de hoy, una isla del Mar de Cortés llevará el nombre de Jacques Cousteau, porque los mexicanos reconocemos así el legado de uno de los más destacados defensores de la naturaleza, de la ecología, del mar, y quien dedicó una parte de su vida a explorar nuestra biodiversidad marina.
Señor Presidente Sarkozy, señora de Sarkozy:
Al agradecer su Visita y al agradecer también el gran interés mostrado en los problemas y las aspiraciones de los mexicanos, en el fortalecimiento de las relaciones entre nuestras naciones; me permito invitarle, al igual que a su distinguida esposa, a que nos acompañen a celebrar en el 2010, el Bicentenario del inicio de nuestra Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana. Pero más allá de ello, sepa, señor Presidente, que Francia tendrá siempre en México a un aliado y a un amigo.
Y ahora, quiero pedirles a todos ustedes, amigas y amigos, que me acompañen a brindar por la salud y la prosperidad de México y de Francia.
Qué viva México y qué viva Francia.
Muchas gracias.
Lunes, 9 de Marzo de 2009 Discurso
Palacio Nacional
Excelentísimo señor Nicolas Sarkozy, Presidente de la República Francesa.
Señora Carla de Sarkozy.
Señores Presidentes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de la Cámara de Diputados, de la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión.
Señoras y señores Gobernadores.
Honorables integrantes de la Comitiva que acompaña al Presidente Sarkozy.
Señoras y señores, invitados especiales:
En nombre de México, quiero reiterar el gusto que nos da el recibir la visita de un amigo, el Excelentísimo señor Nicolas Sarkozy.
Recibirlo a él, como Presidente de la República Francesa, a su distinguida esposa, y a través de ellos darle la bienvenida a Francia, una Nación hermana a la que admiramos por su cultura y por sus permanentes aportaciones a la historia y a la humanidad.
Bajo el nombre de Francia una civilización se despliega, los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad se expandieron por el mundo e inauguraron la nueva etapa de la humanidad en la que la dignidad del hombre es finalmente lo inalienable.
La pléyade de escritores, de pintores, de músicos, de pensadores franceses ha llenado al mundo de belleza, de sabiduría, de excelencia artística.
Sus pensadores hicieron de la razón un método, de la alegría de vivir de Rabelais, a la serena melancolía de Montaigne, el espíritu francés ha enriquecido al mundo.
Bajo el nombre de México se despliegan a su vez grandes culturas: la Olmeca, la Tolteca, la Teotihuacana, la Maya, la Mexica, la Purépecha, y muchas otras civilizaciones que emergieron en estas tierras y que han maravillado a la humanidad con su cosmogonía y su conocimiento.
La Época Colonial creó, a su vez, alguna de las manifestaciones más deslumbrantes del Barroco. Y en el Siglo XIX, en gran parte inspirados los mexicanos de entonces por las ideas de la Ilustración, por las ideas nacidas en Francia, supieron luchar por la Independencia y por la libertad en nuestro territorio. Con ello, dieron también ejemplo de dignidad al mundo entero.
En nuestro México surge, además, una de las revoluciones sociales más importantes del siglo pasado y la primera de ellas. Sin duda, queridos amigos, nuestras dos grandes culturas han quedado mutuamente deslumbradas por su historia, y han convertido ese asombro genuino en un acto de amistad continuo y fértil.
Voltaire, el gran escritor universal del Siglo XVIII, afirmó en una célebre frase: Hay que cultivar nuestro jardín.
Con esas palabras, afirmaba que en la era de la libertad no se trata de culpar a los demás, sino de trabajar para superarnos en lo individual y, de ese modo, resolver los problemas colectivos.
Hoy, ese jardín al que hacía referencia Voltaire, es el mundo entero; y Francia y México comparten la responsabilidad de unir esfuerzos para contribuir a superar los desafíos que nos aquejan más allá de fronteras, como humanidad.
Comparto plenamente sus palabras, señor Presidente Sarkozy, cuando afirma que la característica de nuestra sociedad es la ausencia de esperanza, mientras que el objetivo de la política es, precisamente, proporcionarla y rechazar la fatalidad.
En México, al igual que en su querida Francia, somos conscientes de la magnitud de problemas mundiales, como la crisis financiera internacional, el cambio climático o la expansión del crimen organizado, que amenazan, en su conjunto, a todos los pueblos.
Quiero reiterar nuestra decidida voluntad de seguir uniendo esfuerzos a los de Francia en la construcción de una nueva arquitectura internacional, que nos permita enfrentar con éxito esos retos y llevar a la humanidad por senderos de paz, de justicia y de prosperidad.
Trabajando juntos, sé que avivaremos la esperanza de alcanzar ese futuro más justo, más equitativo y más solidario para todos.
A Francia y México nos unen valores comunes y una amistad entrañable: por eso en nuestros respectivos Gobiernos, hemos coincidido en la necesidad de ampliar y aprovechar nuestros vínculos en todos los rubros.
Esta Visita suya, señor Presidente, ha sido la más importante en mucho tiempo en las relaciones bilaterales entre México y Francia. Los resultados en términos de comercio, de inversión, de cultura, de intercambio fluido y sincero entre estos dos países, mirando de cara al Siglo XXI, son verdaderamente, alentadores.
México quiere hacer un trabajo amplio y fortalecido de cooperación con Francia. Sé, además, y le agradezco a nombre de los mexicanos, su voluntad para que México sea invitado de honor en la Feria del Libro de París y que en el 2011, la celebración del Año de México en Francia nos dé la oportunidad de profundizar el conocimiento sobre nuestro país en tierras galas.
A su vez, nosotros organizaremos, con muchísimo gusto, un Año de Francia en México, que nos permita recordarnos lo mucho que estimamos a ese pueblo noble y, por supuesto, el profundo compromiso que tenemos en la unidad de propósito con Francia.
México quiere hacer este día un homenaje a Francia y también a su contribución a la ciencia. Quiero compartirles, amigas y amigos, que a partir de hoy, una isla del Mar de Cortés llevará el nombre de Jacques Cousteau, porque los mexicanos reconocemos así el legado de uno de los más destacados defensores de la naturaleza, de la ecología, del mar, y quien dedicó una parte de su vida a explorar nuestra biodiversidad marina.
Señor Presidente Sarkozy, señora de Sarkozy:
Al agradecer su Visita y al agradecer también el gran interés mostrado en los problemas y las aspiraciones de los mexicanos, en el fortalecimiento de las relaciones entre nuestras naciones; me permito invitarle, al igual que a su distinguida esposa, a que nos acompañen a celebrar en el 2010, el Bicentenario del inicio de nuestra Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicana. Pero más allá de ello, sepa, señor Presidente, que Francia tendrá siempre en México a un aliado y a un amigo.
Y ahora, quiero pedirles a todos ustedes, amigas y amigos, que me acompañen a brindar por la salud y la prosperidad de México y de Francia.
Qué viva México y qué viva Francia.
Muchas gracias.
***
Intervención de Nicolas Sarkozy,
(Interpretación del francés al español)
Señor Presidente, estimado Felipe.
Estimada Margarita, ya nos aproximamos al final de la Visita, Visita demasiado corta, pero en instrucciones fuertes y en resultados.
Creo que ha llegado ya el momento de hacer compartir esto, después de haberles agradecido por el recibimiento magnífico que nos dieron con su esposa Margarita.
Me iré de México, en primer lugar, con la profunda impresión de un país orgulloso y legítimamente orgulloso.
Orgulloso de su civilización, de su historia, de la fuerza de sus tres culturas, de su patrimonio sin par, del cual he podido apreciar un magnífico ejemplo, varios ejemplos magníficos.
Como Francia, México, cultiva la memoria. México cultiva su identidad y es un país más abierto al mundo, como todos los países que son orgullosos legítimamente.
Me acordaré al mismo tiempo de la imagen de una sociedad en movimiento desde el punto de vista económico, cultural y social.
México es consciente del reto y de la urgencia de actuar para construir otro mundo. Un México que va a ocupar todo el lugar que se merece a principios del Siglo XXI, que es el nuestro.
Quisiera manifestarle todo el respeto que me inspira el compromiso valiente en México y su compromiso personal, señor Presidente, en la lucha contra la criminalidad y en pro del Estado de Derecho.
Como lo dije, a las familias que recibí, familias de las víctimas de los secuestros, quisiera decirles que comparto su dolor y que rindo tributo a estas familias. Francia está a su lado, amigos mexicanos, en la lucha contra el crimen.
Pídanos nuestra ayuda, nuestro apoyo, nuestra cooperación y la tendrán ustedes inmediatamente.
México no está solo en la lucha contra el crimen y el delito. Otros países, antes que México, hicieron frente a eso y han superado el reto.
La democracia mexicana saldrá triunfadora de este problema, y la democracia mexicana puede contar con la democracia francesa, que estará siempre a su lado en esta lucha.
Quisiera decir únicamente, por qué elogio profundamente, que se lucha contra el crimen con las reglas de la República y de la democracia; no se lucha contra el crimen con las reglas de los criminales.
Otras democracias en el mundo creyeron poder luchar contra los terroristas sin respetar las reglas de la democracia, estos países se han debilitado.
Contra el crimen hay que luchar con métodos y reglas desde un Estado de Derecho y de la democracia. A veces, las víctimas, en Francia como en México, no lo entienden así, y es lógico que no se entienda tan fácilmente, porque tienen mucho dolor y no lo pueden entender.
Pero las mujeres y hombres de Gobierno siempre tienen que tener esto presente: las reglas de la República, de la democracia son la mejor arma contra el crimen, y esto es la diferencia entre la fuerza ilegítima del crimen y la fuerza legítima de la democracia.
Finalmente, señor Presidente, sabíamos nosotros, franceses, que teníamos en México a unos amigos.
Pero qué sucedió entre ambos países.
A finales del siglo pasado, el Siglo XX, México buscaba concluir el fortalecimiento del TLC con sus dos grandes vecinos, que son Canadá y Estados Unidos. Nosotros mismos en Francia estábamos, era incluso Francia, estaba ocupada en una nueva era de la construcción de Europa.
Y, finalmente, México y Francia, al sentirnos tan próximos, acabamos casi alejándonos. La costumbre es espantosa en las parejas, la costumbre es espantosa en la amistad entre naciones; entonces, con el Presidente Calderón no quisimos que la tectónica de las placas nos acercara algunos metros cada año.
Hemos querido perturbarlas entonces, y desempolvar los discursos, acelerar el acercamiento para llegar a una alianza estratégica entre nosotros.
Ahora, a nivel internacional, sabremos si tratan todos en México y Francia, siempre van a procurar hablar con una sola voz, defender los mismos valores, afirmar las mismas convicciones.
Estimados amigos de México, el mundo tiene razones. Estuve hoy en el Senado, hace unas pocas horas, y he dicho que conocía y respetaba el debate contra la posibilidad, para México, de enviar a sus soldados en el mundo entero al servicio de la paz; lo reitero, porque estoy convencido de ello. El mundo necesita que grandes democracias estén dispuestas a enviar a sus hijos al otro extremo del planeta para defender la paz y para que impere el orden internacional.
México es un gran país, en nuestro siglo, tiene todos los derechos de esto, y asumirá todos los deberes. Estimado Felipe:
Francia al lado de México quiere asumir la misma responsabilidad.
Vamos a tener la oportunidad próximamente de experimentar nuestra colaboración. El 2 de abril estaremos en Londres los dos, y el 2 de abril tendremos que exigir cambios fundamentales en la organización del mundo.
Estos cambios, serán potencias como México y Francia que abogarán por ellos. Las superpotencias no tienen interés inmenso en el cambio de las situaciones, pero los grandes países como los nuestros quieren que cambie.
Señor Presidente, estimado Felipe, autoridades mexicanas:
Si no cambiamos las reglas del juego nosotros, hombres y mujeres políticos democráticamente elegidos, nuestros pueblos lo exigirán; si no queremos alzamientos, debemos tener la sensatez de exigir resultados.
No es en el momento de una cena de gala de explicar con todo detalle lo que son estos cambios, pero Felipe y yo, en nombre de ambos países, vamos a decir la urgencia de estos cambios fundamentales.
Para concluir, quisiera, si me lo permiten, decir que el hecho de que pronto haya un Año de Francia en México será maravilloso. Es una invitación, estimado Felipe, que le presenté: un Año de México en Francia, no le va a desilusionar.
Va a haber la amistad, el afecto, la estima, el aprecio del pueblo francés por su cultura, por su país y por su pueblo. La Patria de los derechos humanos que rendirá homenaje a la democracia mexicana, frecuente en este Continente que se haga esto.
Estamos en un gran país que ha conocido tantas pruebas, tantas violencias. Va hacia adelante, porque se afirma como una de las grandes democracias del mundo.
Estimados amigos mexicanos:
Mi esposa Carla y yo mismo, mi Comitiva, van a salir para Francia con el sentimiento de que aquí dejamos a unos amigos, pero más que la amistad, diré que tenemos hermanos, con los cuales compartimos la misma ambición, los mismos valores, los mismos ideales.
Viva México.
Viva Francia.
Viva la amistad entre ambos países.
Señor Presidente, estimado Felipe.
Estimada Margarita, ya nos aproximamos al final de la Visita, Visita demasiado corta, pero en instrucciones fuertes y en resultados.
Creo que ha llegado ya el momento de hacer compartir esto, después de haberles agradecido por el recibimiento magnífico que nos dieron con su esposa Margarita.
Me iré de México, en primer lugar, con la profunda impresión de un país orgulloso y legítimamente orgulloso.
Orgulloso de su civilización, de su historia, de la fuerza de sus tres culturas, de su patrimonio sin par, del cual he podido apreciar un magnífico ejemplo, varios ejemplos magníficos.
Como Francia, México, cultiva la memoria. México cultiva su identidad y es un país más abierto al mundo, como todos los países que son orgullosos legítimamente.
Me acordaré al mismo tiempo de la imagen de una sociedad en movimiento desde el punto de vista económico, cultural y social.
México es consciente del reto y de la urgencia de actuar para construir otro mundo. Un México que va a ocupar todo el lugar que se merece a principios del Siglo XXI, que es el nuestro.
Quisiera manifestarle todo el respeto que me inspira el compromiso valiente en México y su compromiso personal, señor Presidente, en la lucha contra la criminalidad y en pro del Estado de Derecho.
Como lo dije, a las familias que recibí, familias de las víctimas de los secuestros, quisiera decirles que comparto su dolor y que rindo tributo a estas familias. Francia está a su lado, amigos mexicanos, en la lucha contra el crimen.
Pídanos nuestra ayuda, nuestro apoyo, nuestra cooperación y la tendrán ustedes inmediatamente.
México no está solo en la lucha contra el crimen y el delito. Otros países, antes que México, hicieron frente a eso y han superado el reto.
La democracia mexicana saldrá triunfadora de este problema, y la democracia mexicana puede contar con la democracia francesa, que estará siempre a su lado en esta lucha.
Quisiera decir únicamente, por qué elogio profundamente, que se lucha contra el crimen con las reglas de la República y de la democracia; no se lucha contra el crimen con las reglas de los criminales.
Otras democracias en el mundo creyeron poder luchar contra los terroristas sin respetar las reglas de la democracia, estos países se han debilitado.
Contra el crimen hay que luchar con métodos y reglas desde un Estado de Derecho y de la democracia. A veces, las víctimas, en Francia como en México, no lo entienden así, y es lógico que no se entienda tan fácilmente, porque tienen mucho dolor y no lo pueden entender.
Pero las mujeres y hombres de Gobierno siempre tienen que tener esto presente: las reglas de la República, de la democracia son la mejor arma contra el crimen, y esto es la diferencia entre la fuerza ilegítima del crimen y la fuerza legítima de la democracia.
Finalmente, señor Presidente, sabíamos nosotros, franceses, que teníamos en México a unos amigos.
Pero qué sucedió entre ambos países.
A finales del siglo pasado, el Siglo XX, México buscaba concluir el fortalecimiento del TLC con sus dos grandes vecinos, que son Canadá y Estados Unidos. Nosotros mismos en Francia estábamos, era incluso Francia, estaba ocupada en una nueva era de la construcción de Europa.
Y, finalmente, México y Francia, al sentirnos tan próximos, acabamos casi alejándonos. La costumbre es espantosa en las parejas, la costumbre es espantosa en la amistad entre naciones; entonces, con el Presidente Calderón no quisimos que la tectónica de las placas nos acercara algunos metros cada año.
Hemos querido perturbarlas entonces, y desempolvar los discursos, acelerar el acercamiento para llegar a una alianza estratégica entre nosotros.
Ahora, a nivel internacional, sabremos si tratan todos en México y Francia, siempre van a procurar hablar con una sola voz, defender los mismos valores, afirmar las mismas convicciones.
Estimados amigos de México, el mundo tiene razones. Estuve hoy en el Senado, hace unas pocas horas, y he dicho que conocía y respetaba el debate contra la posibilidad, para México, de enviar a sus soldados en el mundo entero al servicio de la paz; lo reitero, porque estoy convencido de ello. El mundo necesita que grandes democracias estén dispuestas a enviar a sus hijos al otro extremo del planeta para defender la paz y para que impere el orden internacional.
México es un gran país, en nuestro siglo, tiene todos los derechos de esto, y asumirá todos los deberes. Estimado Felipe:
Francia al lado de México quiere asumir la misma responsabilidad.
Vamos a tener la oportunidad próximamente de experimentar nuestra colaboración. El 2 de abril estaremos en Londres los dos, y el 2 de abril tendremos que exigir cambios fundamentales en la organización del mundo.
Estos cambios, serán potencias como México y Francia que abogarán por ellos. Las superpotencias no tienen interés inmenso en el cambio de las situaciones, pero los grandes países como los nuestros quieren que cambie.
Señor Presidente, estimado Felipe, autoridades mexicanas:
Si no cambiamos las reglas del juego nosotros, hombres y mujeres políticos democráticamente elegidos, nuestros pueblos lo exigirán; si no queremos alzamientos, debemos tener la sensatez de exigir resultados.
No es en el momento de una cena de gala de explicar con todo detalle lo que son estos cambios, pero Felipe y yo, en nombre de ambos países, vamos a decir la urgencia de estos cambios fundamentales.
Para concluir, quisiera, si me lo permiten, decir que el hecho de que pronto haya un Año de Francia en México será maravilloso. Es una invitación, estimado Felipe, que le presenté: un Año de México en Francia, no le va a desilusionar.
Va a haber la amistad, el afecto, la estima, el aprecio del pueblo francés por su cultura, por su país y por su pueblo. La Patria de los derechos humanos que rendirá homenaje a la democracia mexicana, frecuente en este Continente que se haga esto.
Estamos en un gran país que ha conocido tantas pruebas, tantas violencias. Va hacia adelante, porque se afirma como una de las grandes democracias del mundo.
Estimados amigos mexicanos:
Mi esposa Carla y yo mismo, mi Comitiva, van a salir para Francia con el sentimiento de que aquí dejamos a unos amigos, pero más que la amistad, diré que tenemos hermanos, con los cuales compartimos la misma ambición, los mismos valores, los mismos ideales.
Viva México.
Viva Francia.
Viva la amistad entre ambos países.
Fuente: CS de Los Pinos
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