Revista
Proceso
# 2010, 18 de julio de 2015
Lorenzo
Meyer, Sergio Aguayo y Denise Dresser, los académicos que todos los lunes
analizaban la política mexicana e internacional en la emisión noticiosa de
Carmen Aristegui, señalan que la resolución de un tribunal colegiado contra el
amparo de la periodista la deja inerme ante la decisión unilateral de MVS de
cancelar el programa y presupone una libertad de elección que en la práctica no
existe. No en balde los principales promotores de esa sentencia fueron la
Presidencia de la República, MVS y la CIRT.
La
misma semana que el sistema penal y de justicia mexicano quedó exhibido
internacionalmente por la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán, los magistrados del
Quinto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa cerraron la posibilidad de
que la periodista Carmen Aristegui y su equipo obtuvieran un amparo contra la
decisión de MVS de sacarlos del aire desde el 15 de marzo pasado.
Esta
decisión “lamentable” demuestra que “el Poder Judicial está sometido al poder
presidencial” y trata de legalizar una “venganza política” contra Aristegui y
su equipo, coinciden los investigadores Lorenzo Meyer y Sergio Aguayo, quienes
participaban como analistas en la mesa política de los lunes en la Primera
Emisión de Noticias MVS con Aristegui.
Prácticamente
son los mismos argumentos de los concesionarios de MVS y la CIRT.
Poder
sometido
Para
Meyer, la resolución del tribunal colegiado contra Aristegui “confirma que el
sistema judicial mexicano, cuando está supeditado a otras consideraciones de
carácter político, se ha doblado ante la Presidencia de la República.
“Esta
decisión también confirma nuestra desconfianza hacia el Poder Judicial. Este
aparato debería estar sustentado en el sentido común de la justicia y la
decencia. ¿Cómo le vamos a pedir eso?”
Por
eso, señala, si bien en el corto plazo “triunfan el peñanietismo y MVS porque
disfrutan de las comodidades que les da el sistema de justicia tan deleznable,
históricamente Carmen Aristegui y su equipo se salvarán. Ellos tienen la razón,
pero ahora quien recibe el golpe es Carmen”.
Meyer
comparó esta decisión de negarle el amparo a Aristegui con el golpe que sufrió
en 1976 el equipo de periodistas encabezado por Julio Scherer, al ser expulsado
éste de la dirección de Excélsior: “Son circunstancias diferentes, pero en esa
época también se argumentó que se trataba de un conflicto entre privados y no
de un caso de censura”.
Al
respecto, Aguayo indica que “el golpazo” del tribunal colegiado “huele a
justicia vasalla del presidente de la República”.
“Es
un indicador de que están doblando la cerviz ante el equipo del presidente o
ante el presidente. Se da en el contexto del escándalo de la impunidad y de la
corrupción, confirmado por la fuga de El Chapo Guzmán”, añade.
Para
él, la resolución confirma “el debilitamiento de un régimen que a lo más que
llega es a golpear a quienes lo incomodan con sus críticas, aprovechándose de
la docilidad de los poderes públicos”.
También
comparó esta situación con el golpe a Excélsior: “Sigue habiendo la misma
capacidad del poder para imponer su voluntad. Huele a podrido, a cloaca,
mientras por las cloacas, literalmente, se les fuga El Chapo”.
A
su vez Dresser cuestiona la decisión de la jueza Cerón, quien desechó los
amparos de los radioescuchas argumentando que sí existe pluralidad en los
noticiarios: “¿En qué país paralelo vive la jueza? Es como si no escuchara la
radio, donde ya no se tocan temas espinosos para el gobierno como Tlatlaya,
Ayotzinapa, Apatzingán, la Casa Blanca, la casa de Malinalco, etcétera. ¿Cómo
nos comprueba esa pluralidad? ¿Qué evidencia tiene? Es pecar de ingenuidad o de
mala fe”.
Desde
su punto de vista, estas determinaciones judiciales envían un “pésimo mensaje”
para la libertad de expresión:
“El
gobierno federal y la jueza Cerón piensan la pluralidad informativa en un
sentido muy distinto al de nosotros. Piensan en el número de noticieros y
estaciones, pero no en profundidad ni en veracidad de las noticias ni en
asuntos críticos que ya no se tocan. Cada vez hay un desfase mayor entre el
país imaginario del peñismo y el país real.”
Por
eso cuestiona: “¿Para qué demonios se aprobó una nueva ley federal de
telecomunicaciones y radiodifusión, si no existen jueces y magistrados que la
interpreten correctamente, con la excepción del juez Silva García?”.
El
juicio mercantil
En
paralelo al juicio mencionado, los abogados del Grupo MVS interpusieron otro de
naturaleza mercantil en contra de Aristegui por generar “lucro indebido” al
utilizar los contenidos informativos de MVS Noticias en el portal Aristegui
Noticias.
Según
el comunicado de MVS, desde el 31 de marzo pasado promovió una demanda
mercantil ante el juez décimo cuarto de lo civil en el Distrito Federal por
“uso indebido de propiedad intelectual e industrial” y supuestas violaciones a
“derechos de autor, uso de recursos sin autorización y comprometer a la
empresa”, ya que en el portal Aristegui Noticias, “sin derecho o autorización
alguna, se incorporó videos que forman parte del contenido del programa
Noticias MVS”.
La
empresa alega que Aristegui Noticias “pobló de tráfico, obtuvo audiencia y
comercializó indebidamente a través de la explotación mediante la monetización
por venta de publicidad, obteniendo un lucro indebido”.
Desde
que se dio a conocer esta demanda mercantil, Aristegui afirmó: “Nosotros no
reprodujimos ningún otro contenido que no fuera el de nuestro programa. Dábamos
crédito a la propia empresa, cuyos contenidos seguían teniendo efecto en
nuestras audiencias. La marca MVS, lejos de verse dañada, se veía beneficiada,
al ser retransmitidos sus contenidos”.
“MVS
saca de la chistera esta demanda mercantil y pretenden que el contrato se rompa
por una razón de esta naturaleza. Ya no saben qué inventar. Al rato van a decir
que me robé los gises del pizarrón”, comentó la periodista en mayo pasado, al
finalizar la segunda audiencia de conciliación en las instalaciones de MVS, con
la presencia de José Woldenberg, el árbitro reconocido por ambas partes.
Esas
reuniones concluyeron sin ningún avance. El juez octavo, Silva García, había
emitido una serie de medidas cautelares a favor de Aristegui, haciendo valer el
contrato firmado por ella y MVS, tomando en cuenta que los “lineamientos
editoriales” emitidos por la empresa el 13 de marzo violentaban las garantías y
la autonomía de la periodista, estipulados en el propio contrato.
La
demanda mercantil de MVS, que sigue vigente, “parte del falso supuesto de que
Aristegui no tenía autorización para utilizar los contenidos. Esto es falso.
Esto empezó en abril de 2012, MVS promovía el portal y hasta en el Canal 52
(propiedad del grupo) aparecieron cintillos que remitían al portal de
Aristegui”, afirma el abogado de la
periodista, Xavier Cortina.
Cuando
se dio a conocer el contenido del litigio mercantil, Aristegui señaló: “Es una
cosa artificiosa, muy agresiva. Pudiera estar pensada con propósitos
intimidatorios para mí”.
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