La
“Niña de Azúcar” ultrajada/Jose´Gil Olmos
Revista Proceso # 2023, 8 de agosto de 2015..
La
brutalidad perpetrada en el caso de la colonia Narvarte se dimensiona y
multiplica al observar las vidas, los rostros y los anhelos de los asesinados.
Nadia Dominique, por ejemplo, era una joven poeta que se distinguió en Veracruz
por su valor: una y otra vez denunció la corrupción del gobierno de Javier
Duarte; una y otra vez fue reprimida; una y otra vez fue solidaria. Y aseguró
que si algo malo le ocurría, responsabilizaba al mandatario veracruzano. La
Niña de Azúcar, como le decía su mamá, se había exiliado en el Distrito Federal
para atajar ese riesgo…
El
primero de septiembre de 2012 asistió a una manifestación en contra de las
irregularidades en las elecciones de ese año. La respuesta fue la represión.
“La
idea era manifestarnos pacíficamente, pero había un operativo para
desarticularnos en el desfile”, explicó en una entrevista difundida en redes
sociales. Policías de civil los atacaron y les quitaron sus celulares.
El
Comité Universitario de Lucha de la capital veracruzana recuerda ese pasaje en
una carta difundida tras el asesinato de la activista chiapaneca: “En Xalapa,
tu Xalapa, te vamos a recordar como la estudiante universitaria que participó
activamente en las movilizaciones en contra del alza al transporte. Con tu voz
firme y tus pies pequeños que dejaron huellas que muchos comenzamos a seguir
poco después. Te vamos a recordar como la activista que la tarde del 1 de
septiembre de 2012, tras los fraudulentos comicios, entró junto con nosotros a
tomar el Palacio Municipal de Xalapa, desde el que elevamos nuestras enérgicas
protestas en contra de la farsa electoral.
“Inmediatamente
después, cuando aún sonaba el eco de esas marchas multitudinarias organizadas
por 63 días desde la Acampada Lerdo, recuperamos y activamos junto contigo el
espacio que todos conocimos como Casa Magnolia. Ahí te vimos reír, te vimos
gritar, dormir, bailar, discutir, aprender, enseñar, ayudar y construir eso que
era nuestro proyecto colectivo más ambicioso, nuestro centro cultural
autogestionado.”
Nadia
participaba en talleres de danza, actos culturales, conferencias y fiestas que
realizaban los universitarios para aglutinar a la sociedad civil que sufría la
escalada de violencia consentida desde las oficinas de gobierno.
“Recordamos,
por ejemplo, que el 15 de septiembre de 2012 fuimos golpeados y tres de
nosotros ‘levantados’, torturados y amenazados por policías estatales,
obligados a recitar las últimas palabras con una pistola en la nuca para
–después de sembrado el terror– ser abandonados en las cercanías de la central
de abastos”, se lee en la misma carta del Comité Universitario de Lucha.
A
raíz de su participación en esos actos pacíficos, la casa de Nadia fue allanada
por desconocidos que voltearon su hogar al revés.
“Tenía
yo tanto desmadre en la casa que, para que yo me diera cuenta de que se habían
metido, hasta tuvieron que limpiar y ordenar un poco… sólo por eso lo noté.
Después vi que hasta se habían bañado…”, dijo Nadia entonces, con ironía, a sus
compañeros. Les comentó que no se mudaría.
El
20 de noviembre de ese año Nadia y sus compañeros de #YoSoy132 organizaron una
nueva protesta contra la represión del gobierno duartista. Una vez más fueron
reprimidos y encarcelados por mostrar una enorme pancarta que decía: “Javier
Duarte, te tenemos en la mira. El pueblo no olvida ni perdona”.
Ese
día fue sometida por mujeres policía que la arrastraron por la calle, la
golpearon y la despojaron de su celular. Luego de esta experiencia comenzó a
detectar que la perseguían.
Recuerda
el Comité de Estudiantes: “Después de ese día, Nadia, nos contaste que te
sentías amenazada. Que te estaban siguiendo constantemente, que te vigilaban,
que afuera de tu casa reconociste más de una vez a una de las mujeres que te
detuvieron en aquella ocasión y sólo entonces te convencimos y te convenciste
de mudarte de casa”.
No
obstante, durante 2013 y parte de 2014 Nadia continuó participando en otras
manifestaciones y protestas contra las reformas estructurales y el gobierno
estatal, que cada vez se mostraba más intolerante con la prensa y los
activistas.
Sus
compañeros del Comité de Lucha recuerdan en su misiva ese periodo: “Usando tu
cuerpo de pancarta, protestaste con nosotros contra la reforma energética que
entregó Pemex al mejor postor. Siempre sabia, siempre con palabras fuertes para
los que no tomábamos las medidas de seguridad adecuadas, viste crecer a nuestro
lado el hostigamiento, la persecución, la vigilancia constante de nuestros
pasos. La represión”.
En
2013 marchó al lado de miles de maestros que rechazaban la reforma educativa.
El 14 de septiembre de ese año fueron desalojados con violencia de la ahora
llamada plaza Regina –antes plaza Lerdo– por agentes estatales que golpearon a
profesores, estudiantes y periodistas con bastones eléctricos.
“Estuviste
ahí en los largos y aburridos tiempos de espera en la Comisión Estatal de
Derechos Humanos, mientras levantábamos nuestras quejas. Tú lo sabías, nosotros
lo sabíamos, era un ejercicio casi inútil, pero un precedente más para
evidenciar la violencia del estado”, se lee en la misiva difundida el pasado
lunes 3.
El
exilio y la acusación directa
Todavía
en 2014 Nadia participó en las marchas para exigir la aparición con vida de los
43 normalistas de Ayotzinapa. Pero de nuevo sintió el acoso y decidió dejar
Xalapa y exiliarse en el Distrito Federal, donde empezó a trabajar en la
gestión, producción y promoción cultural.
“Desde
allá apoyaste nuestros pasos, las denuncias, la difusión, el monitoreo, la
acción solidaria ante el aumento de la violencia, que creció más y más hasta
llegar a ese 5 de junio, hace apenas dos meses, en el que ocho de nuestros
compañeros de lucha fueron brutalmente atacados por un grupo parapolicial, con
machetes, palos, bates y armas de fuego. La agresión más brutal y más directa
que vivimos… hasta entonces”, expresa el Comité Universitario de Lucha.
En
noviembre de 2014 la activista advirtió en una entrevista en Rompeviento TV que
temía por su seguridad y responsabilizó al gobernador Javier Duarte, de
cualquier cosa que pudiera sucederle:
“Responsabilizamos
totalmente a Javier Duarte Ochoa y a todo su gabinete sobre cualquier cosa que
nos pueda suceder a los que estamos involucrados y organizados en todo este
tipo de movimientos. Sí queremos dejar muy marcado que es totalmente
responsabilidad del estado nuestra seguridad, porque son directamente los que
están mandando a reprimirnos”, dijo.
Por
eso, dijo, era necesario accionar socialmente, “porque nos están aniquilando.
Es necesario que nosotros sí hagamos algo”.
El
fin
Nadia,
La Niña de Azúcar, como le escribió su madre, la integrante del movimiento
estudiantil #YoSoy132, la promotora cultural, ya no dio más entrevistas después
de hablar para Rompeviento. Se dedicó a trabajar y a apoyar a sus compañeros
veracruzanos.
Así
lo hizo el 9 de junio, cuando ayudó a Rubén Espinosa –su amigo y cómplice de
lucha–, quien ese día abandonó Veracruz debido a las amenazas que había
recibido por parte de la administración duartista.
Ambos
fueron asesinados el 31 de julio pasado en un departamento de la colonia
Narvarte, junto a Yesenia Quiroz, Mile Virginia Martín y Alejandra Negrete.
Yesenia
Quiroz era la más joven, con 18 años. Originaria de Michoacán, radicó un tiempo
en Baja California, hasta que hace dos años se fue a vivir a la Ciudad de
México.
De
acuerdo con las primeras indagatorias, Yesenia era sobrina política del
exgobernador interino de Michoacán Jesús Reyna (PRI), quien se encuentra en la
cárcel acusado de haber recibido dinero de Los Caballeros Templarios para la
campaña del entonces candidato Fausto Vallejo.
Mile
Virginia Martín nació el 20 de octubre de 1983 en Bogotá, Colombia. Según las
primeras informaciones provenientes de ese país, su profesión era estilista,
pero deseaba ser modelo y por eso vino a México en 2012.
“Ella
era un persona cariñosa, una persona muy extrovertida, no le hacía daño a
nadie, era una persona buena gente”, indicó una pariente de Virginia en una
entrevista para Noticias Caracol, difundida por el portal mexicano 24 Horas.
“Ella
se dedicaba allá al modelaje. Ella era estilista como profesión, pero no sé si
ella la desempeñaba allá”, abundó la entrevistada, quien aseguró que Virginia
estaba en trámites para regresar a su país.
“Nos
dijo que ella estaba preparando papeles para devolverse para acá, para
Colombia, para estar con nosotros”, dijo.
Alejandra
Negrete, en tanto, vivía en Naucalpan, Estado de México, y se dedicaba a la
limpieza de casas. Al parecer vivía con su hija, que al quedarse sola recibirá
apoyo del municipio, aseguró la presidenta municipal sustituta, Claudia Oyoque
Ortiz.
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