27 may 2019

Más sobre don Benjamin Wong

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27 de mayo de 2019...
Benjamín Wong y la prueba del editorial
Este fin de semana, el viernes por la tarde, murió Benjamín Wong Castañeda, a los 84 años de edad. Fue uno de los periodistas más importantes de la segunda mitad del siglo XX, junto con Manuel Buendía, Julio Scherer García, Vicente Leñero y Miguel Ángel Granados Chapa.
Fuera de todas las semblanzas que sobre él se han publicado –mencionando desde su paso en los Soles de García Valseca hasta su bonhomía para la fundación de La Jornada- y de todos los adjetivos que se han vertido sobre su persona, creo, en lo personal que fue un hombre bueno y comprometido con el periodismo.

En su última época como diarista, en Novedades, tuve la fortuna de ser la persona –profesionalmente hablando- a quien tenía más confianza. Es decir la más cercana a él. Tuvimos un desacuerdo porque me ofreció un cargo superior -algo así como como la dirección editorial del diario- pero no la acepté porque significaba hacer más trabajo interno sin poder escribir mi columna diaria. Desde entonces no lo volví a ver, pero siempre le manifesté mi respeto. Hace poco tiempo, Fred Álvarez me dijo que comió con él y lamenté no haber estado ahí para saludarlo y expresarle mi reconocimiento.

Pero quizá lo más importante es que me dejó una gran enseñanza que ahora comparto con los lectores: la prueba del editorial.
Todos los días, en la Junta de Evaluación de Novedades discutíamos cuáles serían las notas de primera plana y cuáles definitivamente ni siquiera merecían ser publicadas, salvo como relleno en alguna página interior.
Ahí estábamos Rómulo O Farrill Jr. (no siempre), José Antonio Dávila, Sergio Martínez, Rubén Montedónico y este escribano. Desde luego Benjamín Wong llevaba la voz cantante y a veces tenía que quedarse callado cuando el dueño de Novedades decía “esta va ser la de ocho”.
Pero fuera de esas ocasiones debatíamos sobre cuál nota merecía la primera plana. Y entonces él, Don Benjamín, preguntaba: “¿Esta nota pasa la prueba del editorial?”. Muchas de las informaciones que se proponían definitivamente no la pasaban.
¿Qué era la prueba del editorial? Muy sencillo, era un ejercicio colectivo en el cual discutíamos si alguna noticia realmente merecía la pena para hacer un análisis o para que el periódico emitiera una opinión pública sobre ella.
Con ese ejercicio nos dábamos cuenta de que la mayoría de las noticias que se presentaban en el budget (propuesta informativa basada en la información recabada por los reporteros) eran palabrería que no resistía un análisis, como sucede actualmente en la información que se difunde en las redes sociales. En ese momento, los editoriales de Novedades los escribíamos generalmente Renward García Medrano (fallecido a principios de este año) o su servidor.
Esa prueba del editorial, es un ejercicio que, en estos momentos de polarización social, deberíamos hacernos todos los ciudadanos. Es decir separar lo que realmente es información, de lo que es basura.
Me despido de este segmento de columna con palabras de Benjamín Wong, ante en el entonces presidente Ernesto Zedillo: “El periodista no debe ser un amanuense que recoge opiniones ajenas y las reproduce. Es un profesional que informa y ofrece a sus lectores, oyentes o televidentes, su perspectiva de los sucesos. No escribe para sí, ni para su editor, ni para sus fuentes: escribe para sus lectores o sus equivalentes en otros medios. Rigor, ética e imparcialidad y veracidad son partes inseparables de su responsabilidad, y por hacerlo no debe ser descalificada”.
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