11 oct 2008

Naciones actúan para evitar mayores daños

Esto ya es un 'crash'/ Editorial El País, 11/10/2008;
El pánico en las Bolsas mundiales reclama una acción drástica del G-7 para afrontar la depresión
Los mercados vivieron ayer un crash bursátil de considerable magnitud, más dañino si cabe después de una semana de descensos en picado. El Ibex 35 se hundió más del 9%, la mayor caída de su historia; Londres y Francfort perdieron en torno al 8% y Tokio se desplomó el 9,6%. El pánico mundial, muy intenso en las plazas asiáticas, obedece a varias razones de fondo. Una de ellas es que los inversores no se creen los planes de rescate financiero, ni las reducciones concertadas de tipos de interés, ni las desesperadas inyecciones de liquidez en el sistema. Consideran que han llegado tarde y que no evitarán algunas quiebras financieras latentes. Los inversores sólo confían hoy en intervenciones públicas directas en los bancos privados y en el control, lejano o próximo, de los poderes públicos. Por eso las medidas británicas son las que hasta el momento han sido mejor recibidas.
La comparecencia ayer de George Bush para insuflar confianza en los inversores es una buena muestra de la magnitud del desastre que está viviendo el sistema financiero mundial. El presidente estadounidense aseguró que "podemos resolver esta crisis y la resolveremos". Pero es más que dudoso que Wall Street haya creído sus palabras; de hecho, perdía más del 3% después del discurso. Resulta significativo que Bush incluyera en su mensaje una mención a que el Plan Paulson "permite al Gobierno adquirir participaciones en las entidades financieras". El secretario del Tesoro y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, saben bien que la entrada de dinero público en el capital de los bancos es una de las pocas recetas que pueden amortiguar el pánico actual.
Para variar, el Gobierno español ha intentado reaccionar con agilidad y ayer mismo aprobó la puesta en marcha, antes de que acabe el año, del anunciado fondo para cambiar activos por liquidez a través de un crédito extraordinario de 10.000 millones. La rapidez con que intervendrá el fondo -que no es garantía total de eficacia- se completa con otra decisión igualmente razonable: el Parlamento controlará cada cuatro meses el buen desarrollo de su operativa. Sin una gestión transparente de los fondos extraordinarios no se recuperará la confianza en las normas del mercado, dañada para mucho tiempo por las quiebras bancarias, la persistente incertidumbre sobre la extensión de la crisis y el estrangulamiento del crédito hasta límites agónicos.
Además, los inversores están descontando ya que la economía mundial se encamina hacia un periodo recesivo prolongado, similar al de la depresión que afloró en 1929 y que se prolongó durante casi diez años. La histeria de los mercados no se puede aplacar ya con la enunciación de medidas correctas pero insuficientes. Los inversores esperan, y con razón, que la reunión del G-7 que comienza hoy se aproveche para decidir quién va a tomar el mando en las operaciones anticrisis. El Grupo debería establecer al menos un protocolo de actuación conjunta entre los Gobiernos y los bancos centrales. Sólo la concertación de las autoridades monetarias no basta; es necesaria una coordinación política mundial para hacer frente a la amenaza de depresión.
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Portal de El Nuevo Heradl, Fri, Oct. 10, 2008;
Naciones actúan para evitar catástrofe mundial
JEANNINE AVERSA/Associated Press
WASHINGTON
El Gobierno va a pasar a ser uno de los propietarios de gran número de bancos norteamericanos, por primera vez desde la Gran Depresión, dijo el viernes el secretario del Tesoro Henry Paulson, anunciando el histórico paso después de que las bolsas de valores bajaran todavía más en todo el mundo pese a los esfuerzos por frenar la estampida de los inversores y la avalancha de las ventas.
EEUU y otras potencias industriales se comprometieron a tomar "medidas decisivas y usar todos los instrumentos disponibles'' para prevenir una catástrofe económica mundial.
"Ninguno de nosotros ha visto un período como éste anteriormente'', declaró Paulson en una rara conferencia de prensa el viernes por la noche. Dijo el que el programa gubernamental para comprar acciones en firmas financieras privadas de EEUU estará abierto a un amplio espectro de instituciones, incluyendo los bancos, en un esfuerzo por ayudarlos a recaudar fondos desesperadamente necesarios.
La administración recibió la autorización necesaria para tomar una acción tan directa gracias a la ley de rescate económico de $700,000 millones, que el Congreso aprobó y el Presidente firmó la semana pasada.
A principios del viernes, los precios de las acciones bajaron en Estados Unidos, Europa y Asia, aun cuando el presidente Bush trató de reasegurar a los norteamericanos y al mundo de que los gobiernos de EEUU y otros países estaban afrontando con energía lo que casi se ha convertido en un pánico.
Un síntoma de lo mala que está la situación: una caída de 128 puntos en el Promedio Industrial Dow Jones fue visto con alivio porque el índice había bajado mucho más en los días anteriores. La semana terminó con el peor momento en la historia del Dow, con un descenso de un increíble 40.3 por ciento desde su cierre récord del 9 de octubre del 2007.
Los inversores sufrieron una pérdida de papel de $2.4 billones en la semana, según cuantificada por el Dow Jones Wishhire 5000 Index. Desde el pasado año, las pérdidas han totalizado los $8.4 billones.
Ayer, todavía fue peor en Ultramar. El índice FTSE de Gran Bretaña terminó por debajo de los 4,000 por primera vez en cinco años; el DAX de Alemania cayó 7 por ciento y la CAC-40 de Francia terminó con una disminución de 7.7 por ciento. El índice Nikkei de Japón bajó 9.6 por ciento, llegando también a su punto más bajo en cinco años. Para la semana, el Nikkei perdió casi el 25 por ciento de su valor. El mercado de Rusia ni siquiera abrió.
Al final de las discusiones entre funcionarios de finanzas y el Grupo de los Siete grandes países industrializados, Paulson anunció el nuevo esfuerzo de la administración para apuntalar los bancos. El grupo apoyó el esquema de un amplio programa para combatir la peor crisis global de crédito en décadas. Esta semana, Gran Bretaña había decidido inyectar efectivo en sus bancos a cambio de una participación en los mismos, una parcial nacionalización.
Paulson dijo que el programa de EEUU estaría diseñado para complementar los esfuerzos de los propios bancos para recaudar capital fresco de fuentes privadas. Las compras de acciones del Gobierno serán de acciones sin voto, así que no tendrán poder para administrar las compañías.
La compra de participación en las compañías se produucirá además del principal énfasis del esfuerzo de rescate de $700,000 millones: comprar activos con problemas de instituciones financieras como una forma de descongelar el crédito congelado, haciendo que los bancos reasuman operaciones de préstamo más normales y evitando graves problemas para los empresarios y todos los ciudadanos por igual.
Sería la primera vez que el gobierno tome propiedad de acciones en los bancos de esta manera desde que un programa similar se utilizara durante la Depresión.
Paulson y el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, se reunieron más tarde en el día con sus contrapartidas de los otros seis países en lo que proseguía el pánico en los mercados financieros.
En una declaración al final de la reunión, los funcionarios del G7 se comprometieron a proteger los grandes bancos y evitar su quiebra. También se comprometieron a trabajar para conseguir que el crédito vuelva a fluir libremente, apoyar los esfuerzos de los bancos por recaudar fondos de fuentes públicas y privadas, fortalecer el seguro de los depóitos y revivir el afectado mercado financiero de las hipotecas.
No ofrecieron detalles específicos más allá del marco de los cinco puntos.
Un poco antes, en la Casa Blanca, Bush había dicho: "La ansiedad puede alimentar la ansiedad, y eso puede hacer que sea difícil ver todo lo que se está haciendo para resolver el problema''.
Bush dejó claro que Estados Unidos tendría que trabajar con los demás países para combatir la peor crisis financiera que haya estremecido la economía mundial en más de cincuenta años.
El temor se ha apoderado de los inversores en todo el mundo aun cuando Estados Unidos y otros países están tomando una serie de radicales medidas, incluyendo coordinadas rebajas en las tasas de interés por la Reserva Federal y otros grandes bancos centrales, una medida sin precedentes.
Además de EEUU, los otros miembros de la reunión del G7 en Washington, inclyeron a Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia y Canadá. Funcionarios financieros también programaron reunirse hoy con Bush en la Casa Blanca.
"La espiral descendente está cogiendo velocidad'', dijo Peer Steinbrueck, ministro de Finanzas de Alemania, que quiería ver una respuesta coordinada del G7.
Un grupo mayor de naciones --los llamados G20-- se reunirán con Paulson hoy por la mañana. En las reuniones de fin de semana del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en Washington las discusiones estarán centradas por encontrar la forma en que los funcionarios financieros y los presidentes de los bancos centrales pueden contener la extensión de la crisis financiera.
Los británicos, que recientemente anunciaron un plan para garantizar miles de millones de dólares de deudas de los grandes bancos, han estado impulsado la idea en el resto de los miembros del G7.
La esencia de todas estas ideas --así como de las audaces medidas anunciadas previamente-- es conseguir que el crédito vuelva a fluir libremente.
En Estados Unidos, bancos y firmas inversoras en dificultades están tomando préstamos de emergencia de la Reserva Federal porque no pueden conseguir dinero en ninguna otra parte. Nerviosos inversores está moviendo su dinero hacia valores más seguros del Tesoro. Las instituciones financieras están almacenando todo el efectivo que tienen más bien que prestarlo entre si o a los clientes.
El cierre de los préstamos le está haciendo más difícil y más costoso a los negocios y a los ciudadanos corrientes tomar dinero prestado, lo que amenaza con empujar a los Estados Unidos y al mundo a una profunda recesión.
El Fed ha estado recurriendo a su autoridad de la época de Depresión para ser un prestamista de última instancia, no sólo de las instituciones financieras sino también de otros tipos de compañías.
Los redactores de la Prensa Asociada Harry Dunphy, Desmond Butler, Martin Crutsinger y Deb Reichmann contribuyeron a este reportaje.

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