Buen
cliente para las armas francesas/EMILIE
BARRAZA
Revista Proceso No. 2019, 11 de julio de 2015
PARÍS.-
De acuerdo con los informes anuales al Parlamento, entre 2009 y 2014 Francia le
vendió a México armas por más de 500 millones de dólares; 2012 fue un año
récord, con ventas por alrededor de 415 millones. En comparación, entre 2003 y
2007 sólo fueron 98 millones por este concepto.
Desde
2014 México está entre los 20 mayores compradores de armas francesas y es el
segundo mejor cliente latinoamericano de París en este rubro, después de
Brasil. Desde 2005 la industria militar francesa ha vendido más de 30 mil
millones de euros en armas a todo el mundo.
Así,
la “diplomacia económica” de Francia –prioridad del ministro socialista de
Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, para recomponer las finanzas– aprovechó la
coyuntura política mexicana y el proceso de militarización de las fuerzas de
seguridad.
El
presupuesto total para seguridad en México aumentó sustantivamente entre 2001 y
2012: de poco más de 50 mil millones de pesos (mmp) pasó a más de 120 mmp.
Es
prácticamente imposible saber cuántas armas, y de qué tipo, le vende Francia a
México, pues no hay transparencia en esta área, pese a que los informes anuales
al Parlamento sobre exportaciones de armamento francés, únicos documentos
oficiales que registran dicha actividad, tienen carácter obligatorio desde
1998.
Para
Benoit Muracciole, presidente de la ONG Acción por la Seguridad y la Ética
Republicanas, esa falta de transparencia es un problema fundamental: “Esos
datos no permiten, o lo hacen muy difícil, identificar el material militar
exportado y tampoco podemos saber cuál será su uso”.
Helicópteros,
sobre todo
Cifras
del Instituto Internacional de Estocolmo de Investigaciones para la Paz (SIPRI)
asientan que entre 2010 y 2014 Francia fue el tercer socio comercial de México
(con 17% de sus adquisiciones) para las armas convencionales mayores (buques de
guerra, submarinos, tanques, aviones de combate, helicópteros, misiles), detrás
de Estados-Unidos (34%) y España (27%).
En
México las importaciones de armas pesadas se cuadruplicaron en ese mismo lapso,
en un proceso de militarización con el cual Francia colabora activamente
vendiendo principalmente helicópteros.
Uno
de los objetivos principales de la Secretaría de la Defensa de México es modernizar
la flota aérea. En su Programa Sectorial de Defensa Nacional (2013-2018) se
menciona: “55% de las aeronaves cuentan con más de 21 años de servicio”, y la
Fuerza Aérea Mexicana (FAM) tiene 346, de las cuales 142 están fuera de
servicio. “Para revertir esta situación, se tiene considerado la adquisición de
diverso material de vuelo, entre otros, 91 helicópteros, 81 aviones y tres
sistemas aéreos no tripulados”.
El
Presupuesto de Egresos de 2015 prevé la adquisición este año de seis
helicópteros Caracal (EC-725 o Super Cougar), con un costo total de 8 mil 100
millones de pesos. Según datos del SIPRI, 15 helicópteros Caracal ya fueron
vendidos a México: 12 para la FAM y tres para la Secretaría de Marina, para
“misiones de seguridad civil”.
El
registro de exportaciones de armas de las Naciones Unidas asienta que en 1994
México le compró a Francia 268 tanques ligeros de tipo AMX-13, de la marca
Atelier de Construction Roanne.
En
2011, indica la misma fuente, Francia mandó a México un tanque Panhard VBL MK-2,
y un año después, seis ametralladoras calibre 12.7 mm. México también se equipó
con el mortero francés Thomson-Brandt de 120 mm.
En
2013, de acuerdo con el Ministerio de la Defensa galo, Francia autorizó la
exportación a México del equivalente a 118 mil euros en materiales de detección
de telemetría y radares, 223 mil euros en vehículos de guerra blindados, 2.3
millones de euros en cámaras, sistemas infrarrojos y térmicos y radares, y 3.6
millones de euros en capacitación y asistencia técnica.
Además
del material militar, según varias fuentes, es muy probable que Francia exporte
a México, gracias al acuerdo de cooperación policial firmado en 1998,
materiales y equipo como gas lacrimógeno, pistolas flash-ball (arma letal
atenuada) o granadas aturdidoras, para “mantenimiento del orden”.
No
hay textos jurídicos que obliguen a los países exportadores a dar información
puntual sobre ese comercio. “Todavía hay mucha opacidad cuando se trata de
exportaciones de material militar”, concluye Aymeric Elluin, especialista en
transferencia de armas de Amnistía Internacional-Francia, “pero cuando se habla
de material policiaco, el secreto es absoluto”.
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