Revista
Proceso
# 2018, 4 de julio de 2015
Una
rendija de esperanza para Mireles/JOSÉ GIL OLMOS
El
pasado 27 de junio se cumplió un año del encarcelamiento del líder de las
autodefensas de Tepalcatepec, José Manuel Mireles. Con ese motivo, familiares y
amigos realizaron una jornada de resistencia –que incluyó una huelga de hambre
de su hermana Virginia– para exigir su puesta en libertad. Postrado en una
silla de ruedas y en espera de una operación, Mireles, a quien su hermana
califica de preso de conciencia, supo que las autoridades federales se
desistieron del recurso de revisión y dejaron el caso en manos de un juez de
distrito, con lo cual su posible libertad se atisba en el horizonte.
El
doctor José Manuel Mireles Valverde lleva un año en prisión acusado de posesión
de cocaína y armas de uso exclusivo del Ejército. Sin embargo, su hermana
Virginia asegura que es un preso político y que las autoridades lo castigaron
con dilaciones absurdas a su proceso.
Tras
una huelga de hambre de tres días por parte de Virginia Mireles y de protestas
en varias partes del país, el viernes 3 la Procuraduría General de la República
(PGR) abrió la posibilidad de dejar libre al exlíder de las autodefensas de
Michoacán, recluido en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) de
Hermosillo, Sonora.
Tras
una reunión con Virginia Mireles, la procuradora general, Arely Gómez González,
informó del desistimiento del recurso de revisión del caso y dejó en manos del
juez de distrito la posibilidad de dejarlo libre junto con sus tres escoltas,
detenidos el 27 de junio de 2014, acusados de portación de armas de uso exclusivo
del Ejército y delitos contra la salud.
Mientras
tanto, Mireles está postrado en una silla de ruedas a causa de una lesión en la
columna vertebral y tiene diabetes. Desde hace un mes espera una intervención
quirúrgica… que no llega.
Para
mitigar el dolor le inyectan sedantes que lo tienen adormilado casi todo el
tiempo, dice Virginia a este semanario.
Briana
Mireles, hija del médico de Tepalcatepec, a quien visitó el 26 de junio,
asegura que su padre está bien atendido por tres médicos y explica que su
evidente baja de peso se debe a que le pusieron una dieta especial para
controlar su diabetes y poderlo operar.
“No
está tan mal; está mejorando, pero no lo han podido operar porque, cuando ya
iban a hacerlo, la prensa se enteró y al publicarse la información las cosas se
complicaron. Al revisar los hospitales encontraron gente armada y reporteros y
eso impidió que lo operaran”, precisa Briana, consultada telefónicamente.
“Visité
a mi hermano el 18 de junio; me dieron la oportunidad de estar con él tres horas
–relata Virginia, excandidata a diputada federal por Movimiento Ciudadano–.
Normalmente cada 40 días permiten la visita sólo a tres personas. A mí me toca
verlo cada 90 o 100 días, porque nos repartimos las visitas con la familia.”
Ese
día, agrega, “vi a un hombre muy adelgazado, en silla de ruedas, con suero,
porque le están dando analgésicos muy fuertes para el dolor de la columna. No
se pudo levantar a saludarnos. Trató, pero no pudo. Estuvo sentado toda la
visita, dijo que tiene buena atención médica, pero aun así no puede durar
parado y, como los medicamentes son muy fuertes, está dormido la mayor parte
del tiempo.
“Tiene
un mes internado en el hospital del Cefereso de Hermosillo y come poco; por lo
general verdura cocida, porque es diabético. Entonces, creo que dejó de comer y
está muy delgado”, recuerda Virginia, entrevistada días antes de su encuentro
con la titular de la PGR.
–¿Es
una lesión vieja? –se le pregunta.
–Lo
operaron hace 25 años por lo mismo. En el Cefereso tuvo una caída cuando lo
cambiaron del segundo piso para abajo. Cuando bajaba con sus cosas se cayó y se
lastimó la columna. Al día siguiente no podía mover la pierna izquierda. Le
hicieron un estudio porque pensaron que era la diabetes, que afectaba los
músculos, pero confirmaron que era una compresión de nervios que lo paralizó de
la cintura hacia abajo.
Dilaciones
Antes
de su entrevista con la procuradora, Virginia Mireles –al igual que sus
abogados– consideraba que el tratamiento que recibía el médico era más político
que judicial. Les parecía que el gobierno de Enrique Peña Nieto había decidido
mantenerlo en la cárcel por considerarlo un enemigo, una amenaza social por su
liderazgo en el movimiento de autodefensas en Michoacán.
Según
el expediente de Mireles, el 14 y el 15 de enero debió efectuarse la
presentación de testimoniales de los policías que lo aprehendieron y los
agentes ministeriales que decidieron encerrarlo. No se realizaron. Tampoco los
dictámenes periciales programados del 27 de enero al 4 de febrero, ni la
presentación de las pruebas de inocencia del 17 y el 19 de febrero, ni la
última revisión documental de todas las pruebas de la defensa el 18 de marzo.
Todo
eso se aplazó seis meses porque el juez radicado en Uruapan dijo que los
abogados de Mireles no habían presentado a tiempo las pruebas.
Quizá
lo que molestó más al gobierno federal fueron las críticas y denuncias de
Mireles sobre las alianzas del excomisionado Alfredo Castillo con miembros de
grupos criminales, así como el video con el mensaje que el médico le mandó a
Peña Nieto, en el cual le pedía hablar directamente con él y que se difundió en
redes sociales, comenta Virginia.
–¿En
algún momento su hermano se ha declarado preso político o de conciencia?
–Sí.
Está muy consciente de eso. Siempre repite que es un preso político. Toda la
gente que lo ha querido ayudar no ha podido; no tiene las visitas de gente de
confianza como todos los presos lo tienen.
“El
padre Solalinde, por ejemplo, no pudo entrar; tampoco el general (José
Francisco) Gallardo, a pesar de que hacen todos los trámites y el papeleo.
Siempre les cierran las puertas. Mireles está consciente de que es un preso
político.”
Virginia
Mireles advertía en la conversación con Proceso que si se cumplieran los
tiempos que marca la ley, su hermano ya debería estar libre. Lamentaba que las
autoridades le cerraban las puertas, en referencia a que antes de julio la
procuradora Gómez González no había respondido a sus peticiones.
“Él
amenazó con tomar el estado (de Michoacán) y al presidente no le gustaron las
palabras que le mandó en video por el problema que tuvo con Alfredo Castillo.
Yo creo que esa fue la razón principal por la que lo detuvieron. Castillo ya no
está, la situación del estado ya cambio, pero él sigue preso.
–¿Lo
ven como un peligro para la estabilidad de Michoacán? –se le preguntó en esa
ocasión.
–Creo
que esa es la idea. Cuando hablamos con la procuradora Arely Gómez le dejamos
muy claro que no era un enemigo para el estado ni para el presidente de la
República. Le dijimos incluso que si lo liberaban junto con las autodefensas,
todos ellos podían trabajar en favor de la paz de Michoacán.
“Le
comentamos a la procuradora que si lo dejaban libre, mucha gente iba a creer en
nuestras instancias políticas que hoy no tienen credibilidad; que iba a
favorecer al gobierno que hoy se ve mal dentro y fuera de México.”
Recuerda
que, cuando le dictaron la orden de formal prisión, Mireles interpuso un amparo
y lo rechazaron. Luego sus abogados volvieron a meterlo y aún no tienen
respuesta. El propósito es que pueda salir y seguir el juicio en libertad
condicional o en arraigo domiciliario.
Esta
posibilidad podría abrirse luego del desistimiento de la PGR, que en un
comunicado fechado el viernes 3 informó que a partir del análisis y valoración
de las diligencias ministeriales y de las actuaciones y resoluciones judiciales
dictadas en el caso de José Manuel Mireles Valverde y coacusados, tomó la
decisión de desistirse del recurso de revisión interpuesto por el agente del
Ministerio Público de la Federación, adscrito al Primer Tribunal Unitario del
Décimo Primer Circuito, en el juicio de amparo indirecto 52/2014.
A
partir de esta decisión, el juez de distrito que instruye la causa estará en
condiciones de dictar una nueva resolución de término constitucional, conforme
se determinó en el amparo para efectos concedido a los quejosos, precisó la
PGR.
De
acuerdo con el comunicado, la procuradora Gómez le dijo a Virginia Mireles “que
el Ministerio Público es una institución de buena fe, en su función de órgano
investigador de los delitos del órgano de investigación y persecución de los
delitos del orden federal”, dejando abierta la posibilidad de que el exlíder de
las autodefensas de Michoacán salga libre.
Enemigo
político
Cada
vez que puede, Mireles manda cartas a su familia y a sus amigos; en ellas les
comenta sobre su indefensión y alega que su único tropiezo fue luchar por la
seguridad de Michoacán.
“Antes
de mi detención luche incansablemente durante más de 17 meses tratando de
llamar la atención de nuestros gobernantes, buscando que nos cumplieran el
mandato constitucional de brindarnos seguridad pública eficiente y una justa
impartición de justicia; y lo único que hemos tenido hasta este momento ha sido
nuestro encarcelamiento”, dijo en una carta escrita el 15 de diciembre de 2014
titulada “Mensaje a la nación”.
En
otras, el médico de Tepalcatepec reitera que nunca ha negociado su libertad
con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, como publicó un
diario de circulación nacional: “Por aquí un amigo me dijo que le leyeron que
en La Jornada salió un reportaje en el que se dice que mis abogados
renunciaron, que porque yo había pactado con Osorio Chong”, escribió Mireles en
diciembre; pero eso es falso.
En
otra más, de marzo pasado, reitera que en ningún momento ha tenido contacto con
enviados del gobierno; incluso asegura haberle “cortado las alas” a quienes han
pretendido negociar, incluyendo a familiares y abogados.
Virginia
Mireles se queja porque, dice, en todas las instancias, en los careos, en todo
el proceso no se ve que se aplique justamente la ley. “El 4 y el 5 de junio,
por ejemplo, se tenía programado un desahogo de pruebas; pero como el abogado
llegó dos minutos tarde, en el juzgado dijeron que la demora fue de más de 10
minutos y suspendieron la sesión. La nueva cita es dentro de dos meses.
“Están
alargando el juicio –sostiene–. En marzo se tenían que hacer los careos, pero
como el defensor de oficio no se presentó, se cambió al 24 de junio. Esperemos
que ahora sí se lleven a cabo porque se iniciarán el desahogo de pruebas y el
careo”.
–¿Podría
ser uno de los casos más emblemáticos de injusticia en este gobierno?
–Creo
que Mireles encabeza una lista muy larga, porque no es el único. Están también
Nestora Salgado, las 363 autodefensas y otros más. Si el gobierno moviera un
poco su visión y aprovechara ese liderazgo que tiene, el país estaría mejor.
“Ellos
no son enemigos. No quieren matar, quieren la paz. Entonces, si modificaran esa
visión, podrían aprovechar ese liderazgo y las cosas estarían mejor. Sin
embargo (el gobierno), los ve como enemigos y eso enoja a la gente, por eso
surge el descontento y aumenta el desprestigio de nuestras instituciones
políticas.”
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