Revista
Proceso
# 2029, 20 de septiembre de 2015.
La
captura del "Cabo Gil" provoca aún más dudas/EZEQUIEL
FLORES CONTRERAS
A
casi un año del ataque a los normalistas de Ayotzinapa, las autoridades
finalmente detuvieron en Taxco al Cabo Gil, presuntamente implicado en los
hechos del 26 de septiembre de 2014 en Iguala. En su captura no hubo gran
despliegue de fuerza, no hubo violencia, no hubo disparos, lo que hace pensar a
algunos analistas que se trató de una entrega pactada; sobre todo porque él
mismo ya había ofrecido entregarse una vez que estuviera capturada la mayor
parte de su banda criminal.
TAXCO,
GRO.- La captura de Gildardo López Astudillo, El Gil o El Cabo Gil, acusado de
ser lugarteniente del grupo criminal Guerreros Unidos y principal implicado en
la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, sacudió al empresario
Federico Figueroa y a la clase política, así como a mandos militares y jefes
policiacos que constantemente han sido vinculados con la delincuencia
organizada que opera impunemente en el norte de Guerrero.
El
jueves 17, el comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, anunció
que un día antes la Policía Federal y agentes del Centro de Investigación y
Seguridad Nacional habían atrapado al Gil, quien se escondía en un inmueble del
exclusivo fraccionamiento Lomas de Taxco.
El
lugar se ubica sobre el cerro donde está el emblemático hotel Monte Taxco. Ahí,
en villas de estilo colonial, habitan políticos locales, como el delegado
federal de Economía y exalcalde taxqueño Álvaro Burgos, además de empresarios.
La
operación se destacó porque no se utilizó violencia, lo cual, según fuentes
oficiales consultadas por Proceso, puede considerarse una “entrega pactada”.
Incluso la acción pasó inadvertida para la mayoría de los pobladores y turistas
de la ciudad.
Consultados
al respecto el jueves 17 y el viernes 18, vecinos de la zona sólo dieron cuenta
de un despliegue inusual de tropas del Ejército y la Marina en la avenida de
Los Plateros y un retén a la altura del punto conocido como La Bonanza, en la
salida oriental de la ciudad, hacia el estado de Morelos.
No
obstante, vecinos de Lomas de Taxco consultados por el corresponsal describen con
reserva un operativo de oficiales encubiertos que cercaron una casa en las
faldas del cerro y se retiraron sin violencia a bordo de vehículos
particulares, escoltados por patrullas de la Policía Federal (PF).
Guerra
de mantas
La
captura del Gil ocurrió luego de que Federico Figueroa fue acusado por enésima
ocasión –en mantas colgadas en Cuernavaca– de dirigir el grupo delictivo
Guerreros Unidos y de ser responsable de la desaparición de los 43 normalistas
de Ayotzinapa.
En
efecto, la mañana del jueves 10, en esa ciudad fueron localizadas dos mantas
con el siguiente mensaje:
“Señores
de Ayotzinapa pregúntenle por sus hijos a Federico Figueroa y a su cómplice La
Yegua, les darán las respuestas. El error de los normalistas fue haber tomado
el autobús equivocado porque estaba cargado de droga que pertenecía al líder de
Guerreros Unidos, que es Federico Figueroa, por eso mandó que se detuviera ese
autobús. Exíjanle el paradero de los normalistas, que ya no los cubra el
gobierno, que la verdad salga a la luz”.
Las
autoridades atribuyen el mensaje a Santiago Mazari Miranda, El Carrete, jefe de
una célula delincuencial que opera en Morelos y mantiene una confrontación
directa con Figueroa, hermano del fallecido cantante Joan Sebastian.
En
abril pasado, padres de los 43 estudiantes desaparecidos llegaron a Iguala para
colocar mensajes dirigidos al Carrete, donde le piden ayuda para localizar a
sus hijos. Esta acción respondía a una manta encontrada en Cuernavaca y firmada
por Mazari, que responsabilizaba a Figueroa del ataque a los normalistas y
acusaba al gobierno federal de pretender matarlo para evitar que la verdad del
caso Ayotzinapa se conociera, sobre todo el paradero de los normalistas.
Los
señalamientos contra Figueroa comenzaron en mayo de 2014, antes de la tragedia
de Iguala, tras la detención del fundador de Guerreros Unidos, Mario
Casarrubias Salgado, acusado por el gobierno federal de traficar heroína a
bordo de compartimentos ocultos de autobuses y tráileres, en viajes de Iguala a
Chicago.
Una
manta hallada en Morelos y firmada por el grupo criminal Morelos Unidos decía
que Figueroa habría asumido el liderazgo de Guerreros Unidos: “Sabemos que
estás en tu rancho Teacalco Guerrero, con la protección de la Policía Municipal
de Taxco, Guerrero, quienes reciben la orden de proteger por el licenciado
Eruviel Salgado Chávez, director de Seguridad Pública Municipal, que al igual
que tú es un puto rata secuestrador de mierda y responsable de todos los
secuestros que ha habido en Taxco, Guerrero”.
Tras
la desaparición de los 43 normalistas se intensificaron los señalamientos –de
presuntos nexos con Guerreros Unidos– contra Figueroa, alcaldes de la zona
norte de Guerrero y sur de Morelos, autoridades castrenses y jefes policiacos.
En
lo que parecería un perverso juego de acusaciones contra sí mismo, el 16 de
octubre del año pasado, en la colonia San José, de Iguala, apareció una manta
firmada por El Choky –identificado por las autoridades como miembro de
Guerreros Unidos–, donde se señala a ocho alcaldes, entre ellos Salomón Majul
González, y al diputado local electo, Héctor Vicario Castrejón, de estar
vinculados precisamente con ese grupo delictivo.
También
se señala a los hermanos de Mario Casarrubias Salgado y a la pandilla de Los
Peques como responsables de la matanza y desaparición de normalistas: “Sabemos
que los responsables son los hermanos Casarrubias Salgado, Adán (El Jitomate),
Ángel (El Mochomo), Sidronio (El Chino), junto con los hermanos Benítez
Palacios, Oziel (El Oso), Víctor Hugo (El Tilo), Mateo (El Gordo), Salvador
(Chava), Reynaldo (Rey), El Cholo Palacios, también Gil, May, Chente, Popoca y
La Veva”.
“¿Señor
presidente, quiere nombres? Taxco: Salomón Majul González y Eruviel Salado
Sánchez; Ixtapan de la Sal: Ignacio Ávila Navarrete y Efraín Pedroza Flores;
Iguala: José Luis Abarca Velázquez y Francisco Valladares; Huitzuco: Héctor
Vicario Castrejón, Norberto Figueroa Almozo, Javier Duarte Núñez y Marcelo
Villalba Adame; Tepecoacuilco: Antonio Galarza Zavaleta; Cocula: César Miguel
Peñaloza; Teloloapan: Ignacio Valladares; Apaxtla: Efraín Peña Damasio. Estos
son el grupo que conforma Guerreros Unidos”, remataba el texto firmado por El
Choky.
Las
acusaciones contra Figueroa, organizador de bailes populares y vendedor de
caballos afincado en Taxco y Morelos, continuaron y la lista se prolongó con
los nombres de jefes militares y policiacos.
El
30 de octubre del año pasado fue encontrada otra manta en Iguala, firmada por
El Gil, quien habría advertido que los estudiantes estaban vivos.
El
texto también señalaba que Gildardo López estaba dispuesto a entregarse a las
autoridades cuando el gobierno federal detuviera a 80% de la estructura
principal de Guerreros Unidos, a la cual presuntamente él pertenece. La manta
fue colocada en un lugar ubicado entre la comandancia de la PF y el 27 Batallón
de Infantería, en Iguala.
El
mensaje estaba dirigido al presidente Enrique Peña Nieto, a quien le indican
que de nada servía la detención de Sidronio Casarrubias, argumentando que la
mayoría de los operadores de Guerreros Unidos siguen libres.
Por
ello, se pedía al gobierno federal actuar contra los alcaldes y directores de
Seguridad Pública de los municipios de Taxco, Huitzuco, Tepecoacuilco, Apaxtla,
Teloloapan y Cocula. La manta hacía referencia al capitán Miguel Crespo y al
teniente Vicente Barbosa, ambos pertenecientes al 27 Batallón de Infantería,
quienes presuntamente tuvieron una participación activa la noche del 26 al 27
de septiembre en Iguala.
“Señor
presidente Peña Nieto, dice que va a dar con los culpables, su policía no hace
nada. Dónde están los directores de seguridad que le dimos; los presidentes de
los municipios coludidos con Guerreros Unidos siguen operando normalmente en
algunos de ellos. Agárrelos y no los suelten hasta ser bien investigados, no
son pendejos para hecharse (sic) la soga al cuello ellos solos”, refiere una
parte de la manta.
Luego
advierte: “Todos ellos recibían su nómina para desaparecer gente y secuestrar;
cheque cómo también en todos los municipios hay fosas; le exigimos que capture
a los culpables”.
Luego
El Cabo Gil condicionaba su entrega: “Ahí están sus nombres, señor presidente
de la República, ya que tenga un 80% detenidos de ellos, yo me entregaré; menos
no, y les diré tal y como fueron y son las cosas y a lo que nos dedicamos,
porque no nada más yo soy el culpable.
“Los
mandos y jefes son los Casarrubias y Los Tilos (Marranas Negras o Peques). No
confundan a la comunidad, digan las cosas como son y los estudiantes están
vivos. Atte. Gil”, concluye el mensaje.
El
gobierno federal señala al Gil como enlace directo entre las policías de Iguala
y Cocula con el grupo Guerreros Unidos. De acuerdo con la declaración
ministerial de uno de los líderes de esta banda, Sidronio Casarrubias fue quien
ordenó la captura de los normalistas de Ayotzinapa.
Mientras,
la violencia en Iguala persiste, así como también el tráfico de estupefacientes
en esta plaza del norte guerrerense, que sigue controlada por Guerreros Unidos,
indican a este reportero fuentes que pidieron el anonimato.
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